Lost

By Eriada-Casbeks

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AU. Por un motivo o por otro, de una forma metaforica o literal, Kate Beckett y Rick Castle se encuentran per... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11 (M+18)
Capítulo 12 (M+18)
Capítulo 13 (M+18)
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19

Capítulo 4

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By Eriada-Casbeks

N/A: Espero que os guste... Y que más o menos por donde va avanzando no os parezca muy aburrido. Gracias por leer y comentar.
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Removió la nariz sintiendo un cosquilleo al mismo tiempo que arrugaba sus parpados cerrados, tratando de luchar contra los rayos de sol que invadían su hogar.

Así se despertaban los Neoyorkinos.

Ok si, la mayoría de veces necesitaban ayuda del despertador pero también era normal despertar al amanecer gracias a la falta de persianas que impidieran que los molestos rayos de luz se filtraran.

Y Kate era de aquellas personas que no tenían persiana, sólo una minimalista cortina que cubría como podía la ventana, una cama doble, un armario y una estantería repleta de libros.

Suspiró y abrió los ojos, completamente estirada en la cama y destapada. Vestida con unos shorts y una camiseta de tirantes.

Miró observando que ese martes hacia bastante sol y que, era bastante tarde a juzgar por la luz y el sonido de la vida en la calle.

La sonrisa que se había instalado en su rostro se esfumó al recordar que no estaba sola. No sólo con Christopher que dormía a los pies de su cama...

Recordó que en el sofá dormía un desconocido, testigo principal de su caso y que además no hablaba.

Abrió la puerta, descalza y caminando despacio para encontrarse el sofá vacio.

Por un segundo pensó que había huido, detalle que no le sorprendía después de todo lo sufrido.

Por otro lado el hecho que hubiera huido le ponía de mal humor, sería ella la encargada en encontrarlo en una ciudad de ocho millones de habitantes jugándose su puesto de trabajo.

No fue necesario, lo localizó una milésima de segundo después. Al fin y al cabo su salón no era el salón de una mansión y no había sido difícil encontrarlo.

Estaba hecho un ovillo en un rincón.

Abrió la boca y los ojos cuando se percató en qué estado estaba: DESNUDO.

Se tuvo que tapar la boca para amortiguar el quejido que escapó de su garganta al ver sus largas piernas, muy delgadas y su trasero pálido debido a la falta de luz solar durante esos años.

Pero que trasero... A pesar de su delgadez casi extrema, daban ganas de pellizcarlo.

Kate mordió su labio. Aquello no era normal... ¿Cómo estaba pensando en eso, con esa persona, en aquella situación?

Kate se movió tropezando con la mesita del salón, soltando una palabrota mientras se inclinaba para tratar de masajear su dedo meñique del pie izquierdo.

Volvió a mirar al chico, quien en ese instante la miraba entre asustado y confundido, alertado por el ruido que ella había hecho, haciendo que se levantara alejándose de ella.

-Soy yo-dijo Kate y se sonrojó al verlo, apartando la mirada lo más rápido posible.

Él no se inmutaba. Estaba de cara a ella, enfrentándola completamente desnudo, con su miembro en reposo -y a juzgar por las vistas, muy bien dotado- pero completamente visible para ella.

Kate carraspeó y escuchó el bufido de su gato al pasar por delante del hombre desnudo.

Christopher se alejó de ambos.

-No... No quería asustarte-Kate tartamudeaba. Hacía tiempo que no veía un hombre desnudo.

Se mordió el labio y le pasó sus vaqueros.

-No puedes estar desnudo... Aquí... Esto no es el sótano donde te encontramos-no pudo evitar echar un vistazo rápido a su entrepierna, sonrojándose. -Tapate.

Él no se movió.

-Se que tienes calor...-Kate se sentía estúpida, hablando prácticamente sola- Iremos a comprar ropa, algo cómodo. Venga... Vístete.

Beckett aun estaba demasiado ruborizada sin embargo salió pitando para encerrarse en su habitación.

Tuvo que darse una ducha helada, por el calor que hacía aquel día y por el calor que le había producido verlo así... No pudo evitarlo así como tampoco podía evitar sentirse fatal por ello.

Se vistió rápido con unos vaqueros y una camiseta sencilla y salió al salón.

Por suerte, esta vez el chico estaba vestido.

El sonido del estomago de él la sorprendió.

-Ostras, anoche... No cenaste, estás hambriento...-Kate arrugó la frente yendo a la cocina- ¿Por qué no me lo di...? Ok. Se me olvidaba, eres silencioso-suspiró.

Abrió varios armarios y la nevera.

-No tengo mucho. Iremos a hacer la compra luego de hablar con la capitana-casi hablaba más para ella misma que para él.

Con lo poco que tenía le preparó un tazón de cereales que enseguida engulló con ansia.

Mientras devoraba las bolitas de chocolate bañadas en leche, una cucharada tras otra, Kate lo observaba detenidamente.

Ambos fueron sorprendidos por el BEEP de un mensaje entrante en su móvil.

El hombre movió la mano y derramó parte del plato.

-Es mi iPhone.-dijo agarrando el aparato que reposaba en la mesa y se lo acercó-No es nada.-Lo cogió cuando Kate se lo dejó y lo miró moviéndolo frente a él. El aparato volvió a vibrar y él enarcó sus cejas- Me pregunto...-Kate habló bajito-Cuanto tiempo llevabas ahí abajo que ni siquiera estas acostumbrado a un simple iPhone-se mordió el labio.

Kate tuvo que agarrarlo del brazo varias veces durante su caminata, de no ser por ello, hubiera sido atropellado en repetidas ocasiones. Estaba con el corazón en un puño, vigilándole en todo momento mientras él parecía un turista que no había visto una ciudad en su vida, despistado mirando todos los edificios, los coches, las luces, la gente, todo le asombraba.

Caminaron por Canal Street en busca de ropa para él, ropa que obviamente elegiría ella y pagaría el departamento de policía de Nueva York.

-No sé cómo llamarte...-susurró Kate, caminando a su lado entre la gente mientras miraba los escaparates en busca de una tienda de ropa, donde hubieran vaqueros, camisetas, sudaderas, deportivas, ropa interior, calcetines, todo lo necesario para él.- ¿Tienes alguna preferencia? -Kate sonrió- Claro, no me vas a contestar.

Él siguió callado, enarcó sus cejas y sin avisarle entró en una tienda donde había camisetas y vaqueros.

Kate lo siguió, dejándole libre para descubrir que iba a hacer.

Agarró varias camisetas y un par de pantalones y se quedó mirándolas.

-¿Te gustan esas, Tarzan?-dijo haciendo referencia a las greñas con las que ella lo había conocido.

Para no variar no dijo nada.

En un arranque, se giró y salió a paso rápido hacia la salida. Kate entró en pánico y caminó detrás de él sacando los billetes de su bolso lo más rápido posible ante la atenta mirada del dependiente que pensaba que iban a robar.

Dejó un billete de 100 en el mostrador, indicándole que se quedara con el cambio y siguió al hombre que salía con la ropa en sus manos.

-Eh...Eh frena-le agarró del brazo con brusquedad y él se asustó soltándose, mirándola atemorizado. Se encogió en sí mismo, cerrando los ojos.

Kate tragó saliva sintiéndose mal. Él, quien había sido maltratado durante años no esperaba aquello. Ella no iba a pegarle, pero él no podía evitar pensar que si lo haría. Y ahí estaba, con los ojos cerrados esperando el golpe.

-Escucha-dijo acariciando su brazo lentamente, haciendo que él abriera los ojos-Calma...No...No voy a hacerte nada, no voy a pegarte... Escúchame, no puedes hacer eso-señaló con su cabeza la tienda, con paciencia- Tienes que pagar antes de irte de las tiendas... ¿Vale?

El doctor le había avisado que la mente de él había recibido tantos golpes físicos y psicológicos que podía reaccionar de cualquier manera y todo lo que era normal para todo el mundo no era concebido así para él, quien no entendía nada y quien por el trauma era incapaz de hilar una sola palabra.

Kate seguía acariciando su mano sin darse cuenta y él finalmente asintió.

-Venga, vamos a seguir comprándote ropa...

Kate salió de una de las últimas tiendas a la que habían entrado y le había comprado ropa interior, cargando unas bolsas. Finalmente se lo había pasado bien. A pesar de que no hablaba, era divertido probarle ropa...

No es que ella directamente entrara al cambiador con él y lo desvistiera y vistiera, No, ella le elegía un par de camisetas, camisas y pantalones y esperaba a fuera a que él saliera.

Al salir ella le inspeccionaba con detenimiento y elegía lo que mejor le sentaba. Camisas de cuadros, vaqueros desgastados, camisetas con cuello de pico de color negro o morado...Alguna granate y otras grises, deportivas, zapatos o botas...

Todo en talla pequeña. Estaba demasiado delgado.

-Creo que deberíamos ir a comer algo y a la doce... ¡Estoy agotada!-Ella también se había comprado un par de cosas, también aconsejada por él, quien no era Lanie, pero... No tenía mal gusto.

Beckett se frenó mirando a su lado.

Giró y miró alrededor suyo. Ni rastro de él. Había andado unos metros, completamente perdida en sus pensamientos y al parecer, hablando sola.

Apretó las bolsas y volvió hasta la tienda de la cual habían salido. Ni rastro. Bufó. Miró alrededor

Miró a un lado y a otro.

-Me cago en la puta-masculló. Su corazón se aceleró irremediablemente. Aquello no podía estar pasándole a ella...

Se había despistado un solo segundo y ya lo había vuelto a perder. Miró la hora en su reloj de muñeca y suspiró.

Había quedado en reunirse con Gates en una hora... Y ella había perdido a George de la jungla en medio del caos de Nueva York.

Escuchó un grito a lo lejos mientras sopesaba las miles de ideas que se le ocurrían como excusas ante su jefa o las miles formas de encontrar al sujeto.

Se guió por otro grito que sonó más cerca y fue ahí cuando lo encontró.

-Hey, hey-se acercó corriendo cargando con las bolsas-Para, para no hagas eso.-dijo abochornada.

'Tarzan' se había bajado la cremallera del vaquero y orinaba como si nada contra un árbol, los gritos de unas mujeres habían alertado al policía de turno llegando al mismo tiempo que Kate.

-No puedes hacer eso-dijo Kate ignorando al agente uniformado.

-¿Señorita, está él con usted?

-Escuche-Kate miró al policía de uniforme. Uno de la cincuenta y cuatro- Está conmigo, soy detective-Kate rebuscó en su bolsillo y le enseñó la placa, mientras que su nuevo 'amigo' terminaba de orinar.

El agente miró la placa, la miró a ella y luego al hombre que esperaba a su lado sin comprender nada y bufó.

-¿Sabe que debo multarle igual no?

Kate se mordió el labio y le explicó todo lo que había sucedido. Después de una larga y cansada charla finalmente no recibieron ninguna multa.

-Y así ha sido mi mañana-dijo Kate dejándose caer en la silla de su escritorio, mientras sus compañeros y amigos la miraban aguantándose la risa- Os podéis reír.

Ni Ryan ni Espo se hicieron esperar y soltaron una carcajada.

-Lo siento Becks.

Kate se encogió de hombros y miró por detrás de ellos en dirección al despacho de su jefa.

Allí estaba su 'amigo' encerrado con su jefa y un par de agentes del FBI.

-¿No hay nada nuevo?-preguntó, regresando su atención a sus amigos.

-Nada-negó Ryan-Sigo buscando en el archivo de desaparecidos, pero hay demasiados... Me llevará por lo menos dos días más, si tuviéramos alguna pista.

Kate frunció el ceño, pensando. Sin embargo la puerta del despacho de su jefa abriéndose la distrajo.

Se levantó y se acercó hasta donde estaba Gates y su amigo que estaba cabizbajo y algo nervioso moviendo su pie.

-Capitán... ¿Algo?

Gates negó.

-No habla.

Beckett se mordió el labio.

-¿Cree que usted podría...?

-Puedo intentarlo.

Gates asintió y le agradeció. Estuvieron un rato hablando en privado junto con los demás agentes que participaban en el caso y acordaron volver a reunirse en dos días, por lo que Beckett tenía exactamente dos días para conseguir que el hombre hablara algo.

-Aquí tiene la tarjeta de Burke-dijo Gates dándole la tarjeta con el número del psicólogo- Veremos si con él y con usted... Logramos avanzar.

Kate asintió.

Salió de allí tras despedirse de sus amigos y cargada de bolsas y seguida por él llegó a su hogar un rato después.

Ambos se sentaron en el minúsculo sofá en silencio. Por suerte ese día hacía algo menos de calor a esas horas.

Beckett agarró su iPhone mientras Christopher bufaba una vez más al invitado.

-Voy a llamar para que traigan comida china-sonrió- Me muero de hambre.

El hombre no dijo nada.

Kate hizo el pedido y tras colgar se quedó mirándole.

-Sabes-suspiró- Yo también he estado perdida-colocó su mano sobre la de él, pero él se tensó y la apartó nervioso.- Saldrás de ese agujero... No puedo comparar mi situación con la tuya, pero... No ahora ya no estás solo.

Kate se quedó mirando sus ojos azules y finalmente se levantó alejándose de él para mirar por la ventana, intentando no pensar más de lo necesario y sentir un poco de calma.

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