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Sinceramente Louis nunca fue el tipo de adolescentes que odiaba levantarse para ir al colegio, desafortunadamente, él no iba muy seguido.
Él comúnmente iba al hospital.
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A diferencia, Harry tenía programada la alarma para ir a la preparatoria todos los días, sin excepción.
Cada vez que está sonaba, de mala gana se levantaba.
Iba al calendario y palomeaba un día más que había empezado del año. Luego iba hacia al baño, se cepillaba los dientes y bajaba a la cocina a desayunar lo que mamá hubiese hecho. Era un desayuno familiar, así que debía cambiar la cara mal humorada por una máscara de felicidad y actuar natural.
Como si todo fuera en orden.
Mamá y papá.
Algo había mal en ellos.
Cada vez que Harry llegaba de clase, su madre estaba mal humorada. A veces regañaba al pobre chico si llegaba un poco más tarde de lo normal.
Y todas las noches los escuchaba discutiendo. Algunas veces Harry quería ir a detenerlos porque temía que su papá golpeara a su mamá, pero su él era un hombre de respetar, y jamás tocaría en esa forma a su madre.
El rizado se acostumbró a los gritos, incluso podía decirse, que lo adormecían todas las noches.
Es decir, a él le dolía, por supuesto. ¿A quién no le dolería ver a su familia desvanecerse? Porque bueno, a Harry sí.
Y debido a esto se quedaba dormido llorando contra su almohada. Suplicando por que un día, un ángel pudiese llegar a su vida y hacer que todas estás cosas acabaran.
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Y bien, Louis está vez como todas las mañanas se levantó dispuesto a ir al hospital a revisar que todo en su médula ósea estuviese en orden.
Él creía que era emocionante ir al doctor, porque un día sin mas, podrían decirle que su vida acabaría, y él no sabría cuándo. Quizá sonaba estúpido, pero eso era realmente emocionante para Louis.
Cuando bajó a comer se encontró a su madre parada en el umbral de la puerta de la cocina.
-Lou, cariño, acaba de llamar el doctor, pasó la cita a más tarde, podrás ir a la preparatoria unas horas. Dos horas antes de acabar quiero que estés de vuelta, te acompañaré.
Cosa que a Louis disgustó escuchar, ya que él odiaba con mucha desesperación química, y ésa era la materia que correspondía a primera hora. A diferencia que a las dos últimas tenía literatura y educación física, y a pesar de que la segunda no le estaba permitida, debido a condiciones de salud, (que por cierto, esas condiciones era demasiadas) él aprovechaba el tiempo leyendo un nuevo libro.
-De acuerdo. -dijo sin más remedio.
Entones Louis tomó el desayuno y salió directo a la escuela.
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-Harry, ¿está todo en orden?
Harry había estado muy serio durante el desayuno, debido a la última discusión que había oído la noche anterior.
Su madre había amenazado a su padre con el divorcio.
-Estoy bien. -soltó una sonrisa de la mejor manera que pudo.
Tomó sus útiles y salió en auto a la preparatoria.
Harry odiaba llegar a la preparatoria.
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A Louis le emocionaba llegar a la preparatoria.
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Si pudiera quemar aquél estúpido lugar, lo haría.
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Si pudiera pasar más tiempo ahí, lo haría.
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Y eso definitivamente era porque a Harry aún le quedaban dos estúpidos años de estudio.
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Y eso era porque ¡esté era el último año de Louis! ¡Todo acababa en unos meses!
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El rizado bajó del auto.
Se dirigió hacia las escaleras para adentrarse al asqueroso lugar que arruinaba constantemente su vida.
Ni siquiera prestaba atención al resto de las personas.
Harry era de ese tipo de chicos con el que no puedes llevarte porque a parte de pertenecer al grupo de los ignorados, no se preocupaba por hacer nuevas amistades. Y no lo haría nunca.
Subiendo las escaleras uno de los chicos más populares de toda la preparatoria chocó contra él provocando que todos sus libros cayeran al suelo...demonios...¿cómo creía que era su nombre?
-Harry, lo siento. -El chico de los ojos verdes ignoró aquella disculpa.
-Está bien, tú...
-Louis. -le sonrió demostrando que no había problema con que un chico cualquiera no supiese su nombre.
Y aunque Harry sabía su nombre, se dejó distraer un poco con aquellos hermosos ojos azules que llevaba.
-Louis. Está bien, puedo sólo. -dejó en claro luego de fantasear un poco con aquél chico.
-De acuerdo, Harry. -dicho esto Louis se alejó de él.
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La mayoría del tiempo Louis trataba de ser amable con las personas.
Incluso cuando no querían, puesto que sabiendo que su vida se agotaba poco a poco, quería hacerlo todo bien antes de...morir.
En fin, con un choque de puños saludaba a todos sus compañeros de clase y claro, se sentaba siempre en el grupito de los más populares.
A pesar del cáncer Louis destacaba entre todos, y era gracias a que antes de ser diagnosticado, jugaba para el equipo de basquet ball de la escuela. Fue una gran pena cuando tuvo que abandonar el equipo, ya que él era el capitán, y sería muy difícil encontrar a alguien que pudiese ocupar el puesto.
Por otra parte le resultaba fácil tomar clases cuando no había molestias presentes. Y hasta el momento se sentía libre de cáncer. Por supuesto, si es que la ligera presión en la médula ósea* no contaba; se había acostumbrado.
Louis agradecía muchísmo no haber tenido otro tipo de cáncer, como Hazel, de Bajo La Misma Estrella, un libro que recién había acabado. Ya que ella tenía que llevarse un carrito con un tanque de oxígeno a todas partes con el tubo conectado introducido en sus fosas nasales para poder respirar adecuadamente. La verdad es que siempre se preguntó cómo Hazel podía hacerle para sobrevivir cuando iba a bañarse pero bueno. El caso es que Louis detestaría muchísmo la idea de tener que llevarse un carrito a todas partes con él.
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No podía concentrarse en toda la clase de álgebra ya que por su mente sólo pasaba la amenaza de su madre de la noche anterior.
"-Tendrás que darme el divorcio si continuas evitando a tu familia, Josh".
"-¡No te daré un estúpido divorcio por la razón más estúpida que he escuchando en toda la jodida vida!"
Entonces se dio cuenta que era completamente inútil pensar eso, y más si el maestro pedía su opinión sobre la clase.
-Styles, ¿podrías explicarnos el tema?
Pero como Harry no tenía idea de qué hablaban mejor evadió la pregunta.
-Lo siento, no he estado prestando atención. -confesó.
-¿Acaso hay algo que sea más importante que mi clase? -Le interrogó el maestro.
"Mi familia" se autorespondió.
-No. -dijo en seco.
-Me parece perfecto, pero aún mejor si pasa a la dirección el resto de la clase; tal vez ahí puedan elegir qué ponerle de castigo.
¿Por no haberle prestado atención? vaya, eso era completamente injusto, pero el chico de la mata de rizos no discutió más el tema y salió directo a la oficina del director.
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El director llamó a la madre de Harry, cosa que no fue buena idea, ya que la mamá de Harry-Anne- pasó a buscar a Harry antes de la salida.
~
-Harry, ¿qué pasa contigo?
Aunque no quería responder sinceramente, tenía que al menos inventarse una historia creíble.
-No puedo concentrarme en clases. -mintió.
-¿Y puedo saber el motivo?
-Yo...-bien, esa no se la esperaba. -Creo que no lo sé.
-¿Necesitas ayuda profesional nuevamente?
-¡¿Qué?!
Harry no estaba loco, en todo caso esa sería ella, es decir, se quejaba de Josh y ella ni siquiera podía notar que él realmente estaba deprimido por su propia causa.
-Te llevaré al doctor. -le dijo Anne sin mas.
-Como sea. -Realmente se sentía indignado.
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Louis se dirigía a su auto.
Se sentía un poco cansado, típico.
Arrastraba los pies y mantenía la cabeza baja. No tenía ganas de moverse. La cabeza le dolía y la vista se le ponía nublada de vez en cuando.
Pero a pesar de todo eso sonreía.
Vio a una chica aproximarse, así que cambio su perezosa actitud a una más digna.
-Hola Louis, ¿te retiras temprano hoy?
Era Eleanor, una compañera que pertenecía al grupo de los populares.
-Eleanor, ¿cómo estás? Sí, eh...bueno, hoy visito tarde al doctor.
-¿Todo bien? -le agradaba la manera en que esa chica siempre se preocupaba por su enfermedad. No quería decir que le gustase o algo, simplemente le agradaba la gente que se interesaba.
Además, ella no era la única.
-Todo está mejor que nunca. -se despidió de ella con un beso en la mejilla como de costumbre y salió del colegio.
De nuevo sintió su cuerpo pesar. ¿Qué pasaba últimamente?
Todo era más fácil cuando mantenía su mente alejada del cáncer. Si estaba ocupado, haciendo tarea, leyendo, estudiando, o divirtiéndose con sus amigos; era como si el cáncer no estuviese en su cuerpo. Aunque sí había excepciones, en los días que le correspondía quimioterapia. Eran de aquellos días en los que su cuerpo se agotaba como nunca y prefería quedarse dormido toda la semana, hasta sentirse como nuevo.
Pero esos eran procesos muy cansados y simplemente los odiaba. Así que últimamente los evitaba si no eran necesarios.
~
Bajó del auto junto con su madre.
-Boo, ¿te encuentras bien? Luces pálido.
Louis no se sentía tan bien, pero no era como para preocuparse, pues él siempre se sentía mal y nunca se quejaba.
-Estoy bien. -Y era como si lo estuviese. Porque en lo más recóndito de su interior se sentía bien.
-Bien, cariño debo ir a terminar las compras, pero no creo que tengas algún problema con entrar a consultar. ¿Verdad? -depositó un beso en su frente y comenzó a caminar hacia el auto.
-¿Tengo que entrar? -sonrió burlonamente recordándole aquellas veces que Louis se había puesto muy necio con que no quería consultar, y finalmente salía victorioso.
-Sí. -le respondió muy seria y salió en camino al super en el auto.
Continuó arrastrando sus pies en el estacionamiento del hospital.
Ése lugar era como su segundo hogar, siempre había una habitación separada para él para cuando tuviera la emergencia.
Sujetó con fuerza su chamarra, comenzaba a hacer fresco y él era muy friolento.
Hasta que finalmente entró al hospital se sintió mejor.
Aquel olor a medicina tan peculiar de fármacos entró por sus fosas nasales.
-¡Louis, llegaste! -Lo saludó Carmela, la enfermera que siempre le atendía.
-Aquí estoy, ¿me extrañaste? -le brindó un cálido abrazo.
-Vaya que sí. -Aceptó la enfermera. -Ándale, vas tú, luego luego pasamos al otro chico.
-De acuerdo. -se encojió de hombros y entró al consultorio.
-Hey doctor, aquí me tiene ¿empezamos? -preguntó.
El doctor lo miró muy serio, como si supiera que estaba haciendo mal.
-Mamá salió, no podrá venir a firmar.
En su caso-por ser un rebelde- alguien conocido debía firmar siempre la consulta, o en ese caso, tendría que regresar otro día. Cosa que a su madre le enojaba bastante porque ya le habían hecho volver.
Louis rodó los ojos.
-De acuerdo. -salió de la habitación y miró a su alrededor encontrando su presa.
Se apróximo a aquél chico de rizos y lo llamó.
-Harry ¿cierto?
Él levantó la cabeza dejando expuesta esa hermosa mirada verde tan profunda.
-¿Sí?
-¿Podrías hacerme un favor? -sonrió pícaramente.
Harry meditó unos cuantos segundos y asintió con la cabeza diciendo "claro" mientras se le escapaba una sonrisa, que dejaba totalmente marcados el par de hoyuelos que poseía.
~ACLARACIONES~
*La médula ósea es un tipo de tejido que se encuentra en el interior de los huesos largos. En la mayoría de los casos, el cáncer en está se presenta en los huesos de la columna vertebral, en la parte baja, cerca la cadera.*