It had to be you | jb

By Maagzzle

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Eramos tan distintos, tan opuestos, tan ajenos, y ahí estaba la conexión y esa era la coincidencia, lo qué no... More

Prólogo.
TRAILER
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Adelanto.
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38/2.
Epílogo.
Agradecimientos.
Segunda Temporada.

38.

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By Maagzzle

1/2.

Justin Bieber..

— ¿Estás seguro de esto, bro? — Suspiré profundamente, claramente no lo estaba.

Estábamos Ryan y yo en mí departamento, arreglando las cosas qué faltaban, y esperando al equipo para darles la noticia.

Había pasado exactamente una semana y tres días desde qué salí de aquel hospital del infierno, y el mismo tiempo desde qué tuve aquella conversación con Tony, la cual rondaba por mi cabeza cada minuto qué pasaba.

Flashback.

— ¿Entonces crees qué lo mejor qué puedo hacer es irme contigo? — La sola idea de estar de nuevo con mi tío, no me hacía sentir del todo feliz, incluso me ponía incómodo al imaginarla.

Así es. — Se levanto de su silla y se acercó a mi. — Sería un placer tener a mis dos mejores chicos de vuelta en mi equipo. No tienes más opción Justin. Deben prepararse, tanto Ryan y tú, cómo tú equipo ante este peligro. Es por el bien de todos, volverás por ellos, y acabarás con esto, mientras tanto, tú sólo debes concentrarte en la guerra qué se avecina. — Eran las suficientes palabras para tomar una decisión.

...

Temía por las reacciones de los chicos, nada de esto era fácil, eso lo sabía yo. El huir era una de mis principales opciones al principio, pero no podía vivir huyendo para siempre, así qué debía enfrentar el problema desde el comienzo.

— Yo tampoco estoy seguro de esto, man. Es simplemente, demasiado. — La botella delante de nosotros, ya no contenía ningún líquido. Habíamos bebido toda de ella, y el alcohol no calmó nuestra angustia y frustración. — ¿Le dirás? — Creó qué era la pregunta qué más me hacía durante estos últimos días.

— No lo sé. ¿Debería hacerlo? — Ryan asintió, todo se estaba escapando de nuestras manos. Creíamos haber salido de un problema, y la verdad era qué nos metimos en uno peor. — Todo es por su protección man, tú y yo lo sabemos.

Y aunque así fuese, no puedo soportar el sólo pensar dejarla atrás y lo mucho qué me odiaría por hacerlo. El timbre de mi departamento sonó, y seguido de ellos, unas risas, los chicos ya estaban aquí.

Mire a Ryan, y ambos asentimos preparados para lo qué iba a pasar a continuación. Respiré varias veces antes de abrir la puerta, nada de esto sería fácil, para ninguno de nosotros.

Todos entraron y nos saludamos cómo siempre, pero al percatarse de mi seriedad, fruncieron el ceño, y se sentaron esperando alguna explicación.

— ¿Qué pasa hermano? ¿Y esa cara? — Derek palmeó mi espalda varias veces y podía sentir la mirada confusa de Ethan tratando de descifrar lo qué sucedía. — ¿Emma no te dio placer hoy?

Todos rieron, excepto Ryan y yo, y Ethan golpeó su cabeza gruñendo. Luego de unos segundos, todos permanecimos callados.

— Por un demonio, ¿qué les sucede? — Escuché a los demás estar de acuerdo con la pregunta de Ethan, y fue ahí dónde la tensión y la tristeza me invadieron.

— Chicos.. — Fue la única palabra qué pude gestionar, sentía la garganta seca, y de nuevo, quería seguir en esa cama dormido por miles de meses más. Realmente no encontraba palabras fáciles con qué dar la noticia.

— Ya habla Bieber, ¿embarazaste a alguien? — De nuevo sus risas, y por una maldita vez, desee qué fuera eso lo qué realmente pasaba.

Volvió el silencio incómodo, así qué me decidí a hacerlo, me levanté del sofá y tome varias respiraciones profundas, y finalmente les conté.

...

Aparque el coche frente a la casa de los Reed. Era sábado por la noche, así qué Emma estaba de visita por su papá, supuse qué estaba dormida ó viendo algún tipo de serie romántica en su computador. Baje del coche, y me dirigí al árbol por dónde trepaba hasta llegar a su balcón, lo cual, nunca me ha quitado menos de 3, 4 minutos.

Para mí suerte, la ventana estaba abierta, y Emma estaba enrollada en sus propias cobijas, con su móvil entre las manos. Levantó su mirada hacía a mi y sonrió.

— Justamente te estaba enviando un mensaje. — Corrió hacía a mí para darme un fuerte abrazo, aún podía sentir los dolores en mis costillas, pero decidí ignorarlos para abrazarla de la misma forma. — ¿Dónde has estado? No te había visto en todo el día.

Trague fuerte. Volvió a acostarse en su cama, pero está vez dejando un espacio para mí.

— Ten una cita conmigo. — Las palabras salieron de la nada, y a pesar de la oscuridad, supe qué sus mejillas se sonrojaron.

— ¿Ahora? —Susurré un 'si' y luego se levanto para encender la luz y perderse en el baño. Justamente aproveche el momento, y puse aquella carta qué había escrito días antes del ataque, en uno de los libros qué ella siempre leía. — Lista. — No tardo menos de 15 minutos en estarlo, y sonreí internamente, sabía qué no me gustaba esperar.

Llevaba un vestido negro corto, y sus sandalias doradas, su cabello estaba recogido en un moño.

— Te ves absolutamente hermosa. — Se sonrojo, y una vez más, ame el poder qué tenía sobre ella. Tome su mano y la entrelacé con la mía, ayude a qué bajará del árbol, y luego saltará.

— Definitivamente esto no es lo mío. — Reí ante su acción de acomodarse el vestido en su lugar, sus piernas se veían tentadoras, sacudí aquellos pensamientos alejándolos de mí, por el momento, sólo quería apreciarla.

Cómo en nuestras anteriores citas, abrí la puerta haciendo seña de qué pudiera entrar, y ella río negando divertida. — Creó qué aún me divierte todos estos modales cómo la primera vez. — Reí junto a ella, y plantee un beso en su mano.

— Leí uno qué otros tips en internet para saber manejar este tipo de citas. — Rompió en risas, la cuál me contagió al instante.

— No puedo imaginarte a ti buscando tips para citas. Demonios, nisiquiera creí qué tendríamos una, qué gran sorpresa. — Realmente ni yo me lo imaginó. Durante el camino, Emma no dejaba de hablar de diversos temas sin importancias, qué me hacían reír de vez en cuando, pero cuándo todo estaba en silencio, por el rabillo del ojo la contemplaba ver por la ventana, y cómo el brillo de las estrellas iluminaban sus ojos. Otra vez el sentimiento de culpa volvía a mí..

...

Emma Reed..

Sentía a Justin tenso, cómo si algo le molestará, estaba ahogado en sus propios pensamientos, y yo contaba miles de cosas para qué distraerlo pero sólo se reía falsamente, y luego de tantas palabras dichas, me rendí, y decidí ver las calles qué pasábamos por la ventana.

Ya habíamos hablado sobre los temas pendientes qué teníamos, y aunque hubiera deseado qué las palabras qué dijo Rose fueran mentiras, un balde de agua fría cayó sobre mí, cuándo Justin las confirmó.

No sabía cómo sentirme al principio, y aún en este tiempo, me sentía incómoda con la situación, pero era obvio qué no le diría a Justin.

Tenía sus razones para hacer lo qué hizo, y supongo qué lo entiendo por alguna parte.

No sé cuanto tiempo duro Justin conduciendo a aquella cita sorpresa, pero sabía qué ya estábamos lejos de la ciudad, no duramos mucho en llegar, y mis ojos se abrieron cómo platos, y se iluminaron al ver el precioso mar azul y la arena, y a lo lejos locales ya cerrados.

Estábamos en la playa de Seattle. Justin bajo del coche y espere hasta qué diera la vuelta para abrir mi puerta. Entrelazamos nuestras manos, y empezamos a caminar.

La arena ya estaba envolviendo mis pies, así qué decidí quitarme las sandalias.

Justin colocó una manta encima de la arena, y con ella una cesta qué había sacado de la parte trasera de los asientos del coche.

— Veo qué no era una cita sorpresa entonces.

— Ya lo tenía planeado de hace algunas horas. — Sonreí. Creó qué después de todo, no estaba tan mal cómo yo creí qué lo estaba.

Ambos nos acostamos en aquella manta, admirando las estrellas y la luz de la luna qué se reflejaban en el mar, hacía un frío infernal, y Justin se dio cuenta puesto qué se saco su chaqueta y me la colocó encima de mis hombros.

— Se parece a nuestra segunda cita. — Justin asintió de acuerdo conmigo, y beso mi hombro izquierdo con ternura.

Agarre una pequeña bola de arena con mi mano, y me levanté rápidamente en el momento en el qué se la tire a Justin. Salí corriendo gritando cómo una loca, porqué sabía qué él venía atrás de mí, y yo no tenía ventaja alguna puesto de qué era muy floja para correr.

— Te tengo. — Fue lo primero qué dijo al rodear sus brazos en mi cintura, y alzarme para dar vueltas y vueltas.

Estaba riendo fuertemente y gritando qué me soltará, comenzaba a marearme, y cuándo Justin paró, los dos caímos en la arena con nuestras cabezas dando vueltas. — Ves esa estrella qué está allá. — Señaló con su dedo índice hacía el cielo, y supe de cual estrella hablaba. La qué más brillaba. Asentí en respuesta. — Es tan brillante cómo tú. — Sentí mis mejillas arder en el instante, y escondí mi cara con la chaqueta.

Quedamos en silencio algunos segundos, cuándo un crujido sonó, y la vergüenza llegó a mí, era mi estomago, pidiendo auxilio. — Creó qué alguien se muere del hambre. — Golpee su hombro fuertemente, realmente era cierto, no he comido absolutamente nada desde la mañana, nos levantamos poco a poco, aún seguía aturdida de la cabeza, y entonces caminamos hasta nuestro lugar.

Tomamos posición sentada, y Justin abrió la cesta sacando de ella, brownies, muffins, torta de chocolate, y una mini pizza con dos coca-colas. Lleve rápidamente una rebana de la pizza a mi boca, y sentí cómo mi estomago me agradecía.

— ¿Y qué tal está Pattie? — Con mi boca llena a duras penas pude hablar, pero Justin me entendió.

— Está bien, hace dos días volvió de nuevo a Londres, prometí visitarla el mes entrante. — Su sonrisa no llegaba a sus ojos quiénes invadían la tristeza, pero supuse qué era por el hecho de qué su madre se había ido, y entonces recordé a la mía, y no sentí absolutamente más qué rabia inundando mi ser.

Duramos largos minutos comiendo, y hablando sobre la universidad, y lo poco qué faltaba para graduarnos, pero cada vez qué hacía mención de algún futuro, Justin se quedaba en silencio, y eso hacía mi confusión mucho más grande de la normal.

— ¿Pasa algo? — No aguante mucho tiempo para preguntar, estaba realmente incómoda con las actitudes raras de Justin.

— No nena, ¿porqué? — Estaba segura qué estaba mintiendo, pero no podía obligarlo a qué me dijera lo qué estaba molestando.

— Sí no quieres contarme está bien, sólo ten en cuenta qué te conozco lo suficiente para saber qué sí te pasa algo. — Me encogí de hombros, y tome de el ultimo trago de mi coca-cola.

Justin duro unos segundos en silencio, y luego, saco una botella de Whisky con dos copas de la cesta. — ¿Un brindis? — Propuse está vez yo, alcé mi copa en el momento qué Justin la lleno completa, esté asintió, y luego de vaciar el líquido en su copa, dejo la botella reposar a un lado de la cesta.

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