Pick Me (Justin Bieber y Tú)

Autorstwa jbinmybackpack

191K 7.2K 650

Tres hermanos. Misma cara. Aspecto totalmente diferente. Un nerd, un deportista y un problemático. Cada uno a... Więcej

Pick Me (Justin Bieber y Tú)
Capítulo 1: ¿Quieres apostar?
Capítulo 2: Me caes bien aunque seas idiota
Capítulo 3: Déjame un buen recuerdo
Capítulo 4: Estoy harto de contenerme contigo
Capítulo 5: El pequeño incordio te encanta
Capítulo 6: Te dije que habría consecuencias
Capítulo 8: Estoy tratando de arreglar las cosas
Capítulo 9: No juegues con fuego
Capítulo 10: Ya me estoy quemando y no me importa
Capítulo 11: No te metas en lo que es mío
Capítulo 12: Seré mejor que él
Aviso de Maratón
Capítulo 13: Jamás Debí Elegirte
Capítulo 14: No tener miedo a morir es peligroso
Capítulo 15: No quiero que duela
Capítulo 16: De entre todas las opciones que tenías, me elegiste a mí
Capítulo 17: Seré tu más fiel aliado
Capítulo 18: Tenemos que acabar con esto
Capítulo 19: Es y siempre ha sido él
Capítulo 20: Tiene sus días contados
Capítulo 21: Eres mi estrella
ALERTA FANTASMAS!
Capítulo 22: ¡Una relación es de dos!
Capítulo 23: Esto no va a acabar aquí
Capítulo 24: Adónde vayas tú, voy yo contigo
Capítulo 25: No te voy a soltar
Capítulo 26: Viviendo un sueño
Capítulo 27: Son muy sospechosos
Capítulo 28: Ponme el anillo
Capítulo 29: Todos bajo mi mano
Capítulo 30: Pelearemos juntos hasta el final

Capítulo 7: Necesito respuestas

8.2K 266 27
Autorstwa jbinmybackpack

Una tormenta se había levantado haciendo que me despertara con el sonido de los truenos. Me sobresalté al sentir como si varios cohetes estuvieran bombardeando algún lugar cercano. Abrí los ojos y me incorporé rápidamente en el sofá mirando a todas partes. Lo primero con lo que chocó mi mirada fue con la de Justin.

-Hola – saludó con voz ronca aún tumbado en el sofá. – ¿Estás bien?

Miré por la ventana de salón ignorándolo. Vi que aún estaba abierta y estaba apunto de entrar un montón de agua por la lluvia. Me levanté de un salto y fui a cerrar la puerta corredera del balcón. Acto seguido cayó un relámpago y a los segundos sonó su trueno correspondiente. Me encogí y me abracé a mí misma.

Volví con Justin y lo ayudé a incorporarse en el sofá, le era difícil moverse por sí solo sin que algo le doliera, así que ahí estaba yo. La tormenta siguió su curso asustándome cada dos por tres.

-Tranquila – posó su mano en mi hombro y me acarició el brazo. – No pasa nada.

-Odio las tormentas – me estremecí cuando entró la luz de otro rayo. – Cuando era niña mis padres me dejaron sola una noche mientras dormía. No se suponía que me despertase cuando ellos estaban teniendo una pequeña escapada pero a medianoche me desperté por una tormenta y me asusté mucho. Y estaba sola. Cuando mis padres llegaron corriendo llevaba diez minutos llorando debajo de la mesa de la cocina.

-Que trauma – hizo una mueca. Otro trueno me sobresaltó y él me acercó a su cuerpo protectoramente. – Aquí estás a salvo.

Sonreí inclinándome para reposar la cabeza en su hombro sano. Hundí mi cara en su cuello y aspiré su aroma. Tabaco, AXE y olor personal de Justin. Era glorioso poder tener aquellas sensaciones.

Rocé mis labios con su cuello expirando el aire que había respirado sobre su piel. Noté su estremecimiento y sonreí.

-Tengo hambre – comentó. – ¿Tú?

-Sí, vamos a la cocina – sugerí levantándome.

Justin se levantó por sí solo tomando impulso con un solo brazo y con cuidado de no mover el otro. Aún le seguía molestando pero suponía que pronto se le pasaría. De las magulladuras en su cara, trataba de hacer como si no existieran y no mirarlas demasiado.

Pasé del salón al pasillo y enfrente me encontré con la cocina. Los truenos se escuchaban de fondo, aunque parecían alejarse. Saqué la comida que había comprado y puse una pizza en el horno. Mientras se hacía, abrí una bolsa de patatas fritas y le ofrecí a Justin.

-Qué gran cocinera eres – dijo con sarcasmo.

-Te quejarás encima de que te traigo comida – bufé sacando vasos.

-Cierto … Realmente no sé que haces aún ayudándome.

-Yo tampoco pero aquí estoy – me encogí de hombros sin darle importancia. – ¿Coca-cola, agua o cerveza?

-Cerveza – ni se lo pensó. Le tendí una lata y enarcó una ceja. – ¿Sin alcohol?

-El médico te dio pastillas. No puedes tomar alcohol – dije muy firme.

-¿Qué eres? ¿Mi madre? – se burló.

-No, pero ella también está preocupada, ¿sabes?

Apretó la mandíbula cuando se quedó callado. Bebió de su cerveza grandes tragos mientras yo me servía Coca-Cola en un vaso. Fui comprobando la pizza en el horno mientras iba pensando en formas de sacar la conversación pendiente que teníamos que sacar a relucir.

El silencio se hizo cargo de la estancia mientras esperábamos. El único ruido que había era el de las patatas al crujir en nuestra boca cuando comíamos. No fue hasta que saqué la pizza del horno y nos dirigimos a comer al salón, que los dos nos miramos a los ojos sabiendo lo que se avecinaba. Obviamente él no iba a empezar, era yo la que quería saber las cosas que ocultaba.

-¿Por qué te fuiste anoche? – pregunté tomando el primer pedazo de pizza.

-Tenía cosas que hacer – repuso con tranquilidad.

-Sí, recibir una paliza, por ejemplo – ironicé. – Dime la jodida verdad, Justin.

-No me vas a sacar dónde estuve y qué hacía – aseguró comiendo.

-Necesito respuestas, Justin – me frustré. Él sonrió con mofa. – No tiene gracia. ¿Qué coño hubieras hecho si no me hubieras llamado a mí? Porque con lo orgulloso que eres no hubieras llamado a ninguno de tus hermanos. ¿Sabes lo asustada que estoy por ti? ¿Quién te dejó allí tirado? ¿Por qué te pegaron? ¿Qué … ?

-¡Basta! – interrumpió mi interrogatorio.

-¿Confías en mí? – volví a atacar.

-¿Lo haces tú? – contraatacó.

-No me das motivos para hacerlo, por supuesto que desconfío de ti – fui sincera. – Sin embargo aquí sigo. Creo que yo si te he dado suficientes motivos para confiar en mí, pero si no lo haces, ¿qué mi*erda hacemos aquí?

Una vez más se volvió a callar. Prácticamente podía escuchar los engranajes funcionar en su cabeza pensando en que decirme. En ese momento me sentí estúpida por continuar persiguiéndolo e insistiendo en él. Era un caso perdido.

En vista de su silencio cogí una última porción de pizza y me fui a terminar mi comida en la cocina. No quería verlo. Necesitaba relajarme porque la cabeza me iba a explotar con tanta incertidumbre.

Cuando terminé de comer en tranquilidad apoyé los codos sobre la mesa y me sostuve la cabeza con cansancio. De repente un plato con otra porción apareció frente a mis ojos.

-Confío en ti. Posiblemente eres la única persona en la que confío totalmente – Justin se sentó en la silla contigua a la mía.

-¿Entonces por qué no me cuentas qué sucede?

-Trato de protegernos – tomó mi mano libre con la suya, un gesto que jamás hizo conmigo. Lo miré a los ojos confundida. – Por favor, confía en mí. Dame tiempo.

-No sé lo que está pasando, Justin. Estar contigo cada vez se parece más a hacer caída libre sin estar seguro de que el paracaídas se abrirá y me golpearé contra el suelo.

-¿Por qué?

-Porque me importas, ¿no te das cuenta? – me frustré.

-La verdad es que me cuesta creerlo – torció sus labios.

-Eso es porque eres propenso a la idiotez – rodé los ojos. Él rió. – No tiene gracia.

Me levanté tras dar mi último bocado de comida y me puse a fregar los platos. Justin siguió detrás de mí, sentado en la silla, con sus ojos clavados en mi cuerpo. Escuché la silla moverse y poco después su brazo bueno rodearme la cintura. Había que resaltar que Justin no era propenso a buscarme, mucho menos para abrazarme. Fue una sorpresa agradable.

-¿Quieres que te confiese algo? – susurró en mi oído. Asentí algo intimidada. – Perdí nuestra apuesta apropósito.

-¿Qué? – me pareció entenderlo mal.

-El primer examen, el de filosofía, puse lo justo para aprobar el trimestre, no para superar tu apuesta.

-Eso no tiene sentido – respondí siguiendo con mi tarea. – Te estás quedando conmigo.

-No – repentinamente sentí sus labios en mi cuello y di un respingo. Sonrió contra mi piel. – Me has gustado toda la vida. Me dije que esa era mi única oportunidad de tenerte cerca y la aprovecharía. Después seguiría pasando de ti – suspiró soltando su cálido aliento en mi nuca. – No me imaginé que harías lo que hiciste. No pensé que llegarías a tu límite hasta el punto de despedirte de mí y besarme.

Me giré en ciento-ochenta grados y lo miré a los ojos comprobando que realmente no se burlaba de mí. Al contrario, el deseo que desprendían sus irises provocaron que sintiera una chispa, encendiendo el magnetismo que llevaba hasta sus labios. Si mi beso de despedida le hizo darse cuenta de que no debía dejarme escapar, estaba dispuesta a recordáselo a cada segundo.

Sentí sus dos manos en mi cintura mientras yo enroscaba mis brazos en su cuello para que se inclinara hacia mí. Su lengua pidió paso entre mis labios y le di entrada con gusto dando comienzo a una batalla por el territorio. Me aparté y volví a besarlo sobre sus deliciosos labios hasta que le di un pequeño mordisco haciendo que sonriera con picardía. Acariciaba su nuca y el suave cabello que lo acompañaba con una mano mientras con la otra bajaba por su pecho para sostenerme. Empezaba a sentirme en una nube que subía y subía y subía. Sus manos bajaron para sostenerme de las caderas haciendo círculos con sus pulgares sobre mi piel cuando alzó un poco la camiseta.

Siguió besándome con pequeños picos hasta que regresó a entrelazar nuestras bocas. Mi pecho subía y bajaba en cada espacio que tomábamos para respirar. Finalmente lo aparté y me apoyé en la encimera.

-Te has contenido demasiado si te gusto de toda la vida – comenté lamiendo mis labios.

-Lo sé. Tenlo en cuenta a partir de ahora. Pienso besarte todo el día para desatar las contenciones – susurró sonriendo con orgullo.

Sus labios estaban rojos, supuse que igual que los míos. Seguía sintiéndome sensible y loca por él. Acababa de hacerme adicta a sus labios con aquella dosis y a partir de ese momento no me importaba lo que tuviera que hacer para sentir su boca sobre la mía el resto de mis días.

Justin empezó a tenerlo fácil para hacerme olvidar nuestros problemas. El deseo se encargaba de arreglar nuestra relación.

* * *

Terminamos pasando el día juntos en el sofá y viendo la televisión. Al principio ambos estábamos separados, cada uno en nuestros sitios hasta que Justin pasó su brazo por mis hombros para juntarnos a los pocos minutos. En mitad de una película me tumbé reposando la cabeza en sus piernas y finalmente terminamos los dos tumbados de lado en el sofá.

Justin estaba detrás de mí con su brazo malo rodeando mi cintura y con el otro hincado en el sofá para mantenerse en alto. Su mentón reposaba sobre mi coronilla. Nuestros cuerpos estaban pegados y nuestras piernas extrañamente entrelazadas.

Mis dedos jugueteaban con los suyos sobre mi vientre mientras veíamos G.I Joe. Hubiera jurado que era su tipo de película por completo. Estábamos en silencio, disfrutando de nuestro tacto y mirando lo que ocurría en la pantalla pero yo no podía dejar de pensar en las cosas que Justin me ocultaba.

-____ – me llamó.

-¿Sí?

-Se va a hacer de noche – me avisó. – Es tarde.

-¿Me estás echando de mi casa? – me burlé.

-Tu madre se va a preocupar y no quiero que te metas en un lío – llevó su mano de mi vientre hasta mi brazo para acariciarlo.

-No me quiero ir – admití mordiendo el interior de mi mejilla.

-Hmmm – besó mi hombro. – Y yo quiero que te quedes.

-Puedo decirle a mi madre que me quedo en casa de una amiga – pensé en voz alta.

-¿Confías lo suficiente en mí como para pasar la noche conmigo? – preguntó incrédulo al ver que iba en serio.

-No me gusta la idea de dejarte solo – me giré en el sofá para ponernos cara a cara. Los golpes en su cara aún me causaban impresión – Y no me iría tranquila a dormir.

-Eres demasiado inocente – sonrió de lado siguiendo rozando las yemas de sus dedos a lo largo de mi brazo.

-No te emociones – le di con mi palma en su pecho al ver su picardía.

-Sólo dormir. Lo capto – rió.

Tal y como había planeado, llamé a mi madre para decirle la supuesta noche de chicas que iba a pasar con las animadoras. No le gustó mucho el plan pero como solía ser responsable, se fió de mí y cedió tras unos cuantos ruegos.

Tras cenar algo de comida china que encargamos y nos trajeron, llevé a Justin hasta mi antigua habitación. Estaba al final de pasillo y no era demasiado grande pero había espacio suficiente para una cama de un metro de ancha junto con un escritorio. Había una ventana que daba a la calle y por la que en ese momento entraba la claridad de la luna. La decoración era colorida y con muchas flores o motivos de espirales. Predominaban el verde pistacho y el rosa junto con muebles blancos.

En una esquina había un armario y sobre la cama había un par de estantes llenos de libros, discos, fotografías, algún peluche o algún perfume.

-¿Sabes? Suelo dormir en boxers – comentó Justin sentándose en mi antigua cama como si nada. Tragué saliva sin saber que decir. – No muerdo, Queen.

-Lo sé – asentí y me dirigí al armario en busca de algo que dejase.

-Sólo bromeaba. Si lo prefieres me quedaré con la ropa.

-Tampoco sería la primera vez que te viera en boxers – traté de tranquilizarme. No había nada de ropa en el armario y no pensaba dormir con los vaqueros que llevaba puestos. – ¿Sería demasiado para ti verme en bragas?

Bien. Él llevaba todo el rato siendo jocoso. Yo también podía jugar su juego, incluso lo mejoraría.

Giré en redondo para acercarme a su figura y desde mi altura lo ayudé a quitarse su sudadera. Su rostro era expectante. La tiré sobre el escritorio y regresé a ayudarlo con su camiseta interior.

Quedó desnudo de cintura para arriba. Sus tatuajes fueron expuestos a mis ojos junto con sus músculos. Sin darme cuenta, me estaba mordiendo el labio.

-Voy a cambiarme al baño. Ponte cómodo – dije despreocupada a pesar de llevar los nervios por dentro.

Sostuve su camiseta blanca en mis manos y cuando estuve en el baño me quité mi ropa de diario para sustituirla simplemente con la camisa de Justin. Me quité los calcetines, los dejé tirados por el suelo y regresé a la habitación.

Él ya estaba metido en la cama así que me uní a él con cuidado de no mover demasiado mis piernas desnudas. Encendí la lamparilla y dejé medio iluminada la habitación mientras miraba a Justin a la cara, los dos tumbados de lado. Entre el silencio escuchábamos el repiqueteo de la lluvia en la calle.

-Dijiste que te importo – comentó Justin de repente. Asentí confundida. – ¿Por qué? – casi exigió con su tono de voz.

-Ni idea – me encogí de hombros. – ¿Por qué te fuiste una semana entera antes del baile?

-¿A qué viene eso ahora? – frunció el ceño.

-Pensé que era la hora de las preguntas que no vienen a cuento – me mofé.

-Muy graciosa – bufó.

Me estiré y apagué la lamparilla dejándonos casi a oscuras. Entraba el resplandor de la calle por la ventana. Sonreí cerrando los ojos y acomodándome en la almohada. Estaba conciliando el sueño cuando la mano de Justin tomó la mía bajo la manta que nos cubría. Me estremecí como por costumbre ante su tacto y abrí los ojos. Vi su mirada miel con los ojos entornados, me derretía.

-Me fui porque … – se interrumpió y sacudió la cabeza.

-Puedes confiar en mí – lo animé junto con un apretón a su mano.

-Estaba muy confundido respecto a ti. Esa noche que medio te desmayaste … Quise alejarme porque cada vez te deseaba más – pude escucharlo tragar saliva mientras asimilaba su confesión.

-Eres idiota – repuse.

-Pensaba en tu bien – respondió.

-Eso es bonito – suspiré cerrando los ojos. No tenía otro remedio a resignarme por su comportamiento.

-____ … – gimió con disgusto. – No puedes usar la palabra “bonito” en algo que respecta a mí. Tengo mi reputación de tío malo y me gusta.

-Eres bonito, Drew – dije para molestarlo más.

-Eres imposible – gruñó.

-Troglodita – siseé tras su gruñido.

No dijo nada, tan solo exhaló el aire como si no tuviera remedio. Riéndome entre dientes me arrastré en el colchón hasta pegarme a su cuerpo para abrazarlo por la cintura. Apoyé mi mejilla en su hombro sin querer echarme encima de él por completo. Me dio un beso en la frente y me relajé porque todo estaba yendo bien. No sabía ni adónde fue, ni que hizo en aquella semana perdido del mapa; pero se estaba abriendo y significaba mucho para mí. Paso a paso. Con Justin, cada pequeño cambio era digno de celebración. La paciencia era clave y aunque no fuera una persona especialmente paciente, el esfuerzo merecería la pena.

-Buenas noches, pequeño incordio – susurró.

-Buenas noches … Bonito.

Me dormí enseguida en contacto con su calor. Era ridículamente agradable. Me negaba a aceptar que aquello fuera normal pero bien yo sabía que Justin estaba repercutiendo en mí de una manera jamás prevista. Tenía miedo de lo que podía llegarme a hacer sentir con tan poca cosa. Las dudas me atestaban por lo mucho que se me vendría encima si descubría ese algo que no me gustaría. Irracionalmente, seguía adelante. Seguía a su lado. Obviamente, mis sentimientos no tenían nada de racional y quería darme de cabezazos contra la pared. Era confuso pero me estaba dejando llevar por mis instintos … Algo que nunca pareció haberme fallado.

Esa noche soñé varias cosas. Angustiada me removía en la cama y me volvía a dormir. Más de una vez sentía a Justin acomodarse también a mi lado para no perder el contacto conmigo. No podía desmentir que las pesadillas desaparecían de mi mente en el instante que él me susurraba medio dormido, al mismo tiempo que me abrazaba por la cintura. Desde luego, cada vez acumulaba más motivos para no alejarlo. No quería hacerlo. La idea de no volver a verlo me frustraba.

Al amanecer me volví a quedar mirando el pacífico rostro de Justin mientras dormía. Miré sus lunares, la lentitud con la que su pecho subía y bajaba. No había rastro de su habitual ceño fruncido. Sonreí al verlo con la boca entreabierta. Casi se le caía la baba. Era gracioso y tierno en aquella postura. Lo único que lo estropeaba era las manchas moradas y amarillentas en su rostro, claro que aquello era el símbolo que le asignaba la categoría de “chico malo”. Se parecía más a sus hermanos al estar relajado … Aunque claro, los moretones en su cara no era algo que jamás hubiera podido compartir con Derek, mucho menos con Jesse.

Tímidamente pasé mi mano por su pecho acariciando los tatuajes que lo marcaban. Me mordí el labio mientras bajaba mis caricias a sus abdominales. Repentinamente sentí su mano posarse en mi pierna desnuda y tirar de ella hacia él.

-¿Estás despierto? – susurré algo asustada.

Por un momento su expresión se mantuvo tranquila como si aún durmiera. Quizá había hecho aquel movimiento inconscientemente. Dudosa, bajé mis manos hasta su ombligo jugueteando con el poco vello que había en aquella zona. No dejé de mirar su rostro en busca de una reacción. Despacio, sus labios se ladearon en una sonrisa que no pudo contener.

-¡Justin! – reaccioné y le di un golpe en su pecho con mi puño avergonzada porque me hubiera pillado.

Él empezó a carcajear y volvió tirar de mi pierna hasta que estuvo por encima de su cintura. En un segundo giró en la cama llevándome encima de él sin soltar mi muslo. No paraba de reír y quisiera o no, su risa era contagiosa. A pesar del bochorno admitía que era gracioso, por no decir, que ver de buen humor a Justin nada más empezar el día era algo que nunca había visto.

Mi pecho cubierto por su camisa pegaba con el suyo desnudo y mis manos reposaban en sus hombros mientras las suyas se habían colocado en la base de mi espalda. Oculté mi rostro en su cuello esperando a que parara de reír por la cazada que me había hecho.

-¿Disfrutabas explorando, nena? – seguí sintiendo su pecho vibrar.

-Mera curiosidad – traté de sonar despreocupada.

-Oh, bueno. Puedes curiosear todo lo que quieras – se relajó pero podía adivinar que una sonrisa permanecía en su cara. – Es bueno despertar así.

-Pues sí – sonreí y di un beso a su cuello. Luego me alcé sobre su cuerpo para mirarlo a la cara. – ¿Me vas a invitar a desayunar? – pregunté inocentemente mordiéndome el labio.

-Hmmm … – fingió pensárselo. – ¿Qué te hace pensar que lo haré?

-No hay comida para desayunar y no tengo dinero – fui sincera.

-Está bien, Queen. Levanta tu sexy trasero y vístete. Yo también tengo ganas de desayunar – con una de sus manos, llevó un mechón de mi pelo tras la oreja sonriendo.

-¿Sexy trasero? – soné incrédula mientras me apartaba de su cuerpo para sentarme al borde del colchón.

Justin puso una sonrisa creída en su rostro cuando me levanté y volteé hacia él. Su camisa me cubría todo lo que debía tapar pero de todos modos su mirada me recorrió de piernas hacia arriba, tumbado en la cama con un brazo bajo la cabeza. Disfrutando de las vistas, claramente.

-Tienes más de una cosa sexy – me guiñó.

-Oh, cállate – rodé los ojos riéndome.

Me fui de allí en dirección al baño. Me aseguré de echar el pestillo sin fiarme ni un poco de las intenciones de Justin. Volví a ponerme la ropa del día anterior, ya que no tenía otra muda.

Al regresar al cuarto me encontré con Justin ya vestido, supuse que no le importó vestirse sin la camiseta interior que yo le había pillado prestada. La dejé sobre la cama algo sonrojada y luego volteé para salir de la habitación.

Sentí sus pasos seguirme. Cuando salimos del piso y nos metimos en el ascensor, pasó su brazo por mis hombros para acercarme a él. A medida que bajábamos saqué mi móvil, casi muerto por la batería, y le mandé un mensaje a mi madre para avisarle de que llegaría después de desayunar con la supuesta amiga que había dormido.

Al llegar a la puerta del hall, Justin abrió la puerta dejándome salir primero con una sonrisa. Cualquiera hubiera dicho que era algo caballeroso, pero el guiño que me lanzó al darme paso con travesura me decía que aquello era un gesto para demostrarme que no era tan troglodita. Odiaba que lo llamase de aquella manera. Por supuesto, los tres trillizos habían recibido la misma educación y él no era la excepción acerca del conocimiento sobre tratar con amabilidad a la gente. Si no era amable era porque no le daba la gana.

No teníamos prisa así que anduvimos por las calles de Stratford a paso lento hasta que encontramos una cafetería que nos convenció a los dos. Tras pedir un cortado y un capuccino junto con un trozo de pastel cada uno, empezamos a conversar. El camino había sido ameno, en silencio pero nada incómodo. Tan solo habíamos disfrutado de nuestra cercanía, cada uno en su mundo. Parecía correcto iniciar una charla tras sentarnos en una mesa.

-¿Vas a volver a casa? – le pregunté a Justin. Él me miró algo incómodo. – Sé que no quieres que Pattie te vea con la cara así, aunque tampoco sería nada nuevo – hice una mueca. – Se va a preocupar más si no regresas – di mi punto.

-No vas a dejar que me quede en el piso, ¿verdad?

-No debería – lamí mis labios por los nervios. – Es decir, es la casa de mi madre, imagínate que le da por ir a revisarla y te encuentra – tomé un trozo de tarta evitando mirar sus ojos.

-Es poco probable … – murmuró por lo bajo.

-No me odies – alcé la vista viéndolo tomar su taza de café.

-No lo hago – contestó con una tranquilidad inquietante.

-¿Dónde estuviste refugiándote aquella semana? – pregunté nuevamente curiosa.

-Me busqué la vida – fue cortante. Fruncí el ceño. – Por Dios, ____. Deja de intentar sacarme información – se molestó. – Estuve en un sitio que no pienso volver a tomar como opción – sus ojos se clavaron en los míos. – Por ti – añadió por lo bajo. Arqueé una ceja sin entender nada. – Olvídalo.

-No – me volví obstinada.

-Maldita sea … – masculló irritándose.– Vuelve a casa antes que yo. Yo iré por la tarde para que no pienses que estuviste conmigo – zanjó el tema.

-¿Qué vas a hacer hasta entonces?

-¡No es tu jodido problema!

Asqueada por su cambio de humor me levanté de la mesa. Estúpido. Había terminado mi capuccino y el trozo de pastel estaba a medias, pero ya no tenía ni pizca de apetito. Miré sus frívolos ojos y apreté la mandíbula repasando mentalmente sus palabras. No había manera de que entendiera lo que hacía, sus secretos, o incluso sus confesiones a medias.

-Vete a la mi*erda, Justin. Tienes razón. No es mi problema. Al fin y al cabo ya te dije que estaba harta de ir tras de ti sin que tú me dejes alcanzarte.

Sacudí la cabeza sin querer mirar su expresión. Me marché de vuelta al piso, en el sótano había dejado el coche. Realmente mis ganas de estar con aquel idiota se cortaron para una buena temporada. Si tenía ganas de que estuviera con él, ya me buscaría. Las cosas no iban a funcionar si yo me tenía que arrastrar. Yo nunca me arrastraba por un chico. Podía elegir a cualquiera, Justin Drew Bieber no iba a ser una excepción. Si había alguien ahí que tenía que volverse loco por el otro, era él y lo tenía muy claro. Iba a suceder. Tarde o temprano. Enloquecería. Por mí. Lo sabía … Y no dudaba que Justin temiera que aquello ocurriese. 

--------

OH YEAH!! QUEEN VIENE PISANDO FUERTE :D

Ha sido un capítulo bastante tierno, no? Lo que pasa que Justin la ha cagado al final ... Bueeno, ya veréis a lo que se refiere cuando dice que no volverá a tomar esa opción por ella ;)

KEEP VOTING BITCHES. Ningún capi ha llegado aún a los 20 votos, si lo conseguís me haréis inmensamente feliz y subiré pronto ^^

Love you <3

@itsBieberFanfic

Czytaj Dalej

To Też Polubisz

109K 2.8K 28
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
117K 6.5K 13
El maldito NTR pocas veces hace justifica por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suc...
69K 5.8K 39
Ella llega al Área sin saber nada de si misma. Sin recuerdos. Vacía. Su primer instinto fue buscar el cielo al verse en una caja encerrada. Luego -po...
446K 45.3K 114
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...