—¿Quieres qué te regrese?.
—No, sólo que... Es extraño por... ciertas cosas. —No le diría que por razones de que él invistió el auto de mis padres y mi madre perdió la vida.
Nadie dijo nada. Por una extraña razón no le culpo por lo que hizo, no sé si está bien o no. Pero no puedo culparlo de todo, algo no me deja creer esa versión.
—¿Por qué tú y yo no nos llevamos bien?.
—Porque siempre te ando jodiendo.
—Bueno, tenemos eso en común, molestamos a todos —vi que reprime una sonrisa.
No dijo nada de nuevo...
—¿Vi mal o tú hiciste que salieron volando? —lo vi fruncir el ceño.
—Piensa y cree lo que quieras.
—Entonces pienso que me agradas y que eres raro por lo que hiciste, aunque puedo estar alucinado... Entre todo esto, por muy guapo que seas y lo que todas dicen, quiero que sepas que mis ojos son más lindo que los tuyos aunque sean del mismo color. —Los ojos de Ashley son verdes también... Pero los míos son más lindos.
Esta vez si lo hice sonreír e hice lo mismo, me acurruque contra él. Ashley me agrada y dudo que sea normal con todo lo que Michael me contó y dijo que nos llevábamos como perros y gatos... Hasta me parece lindo.
En cuanto llegamos a casa tocó el timbre... ¿Cómo lo tocó si no me ha soltado?.
—¡Oh por Dios! —mi padre grito en cuanto abrió la puerta, sin decir más, Ashley paso conmigo en brazos hasta mi habitación y me dejo sobre la cama, mi padre corrió por un botiquín, Ashley se alejó de mí y dijo algo a mi padre en un susurro para marcharse sin si quiera decir un adiós.
—Tú, y tu costumbre de salir a escondidas.
—Ashley me ayudo... —dije aún pensando en ello y lo que creo haber visto.
—¿Por qué te sorprende?.
—No es tanto eso —me sorprendía más lo que había hecho pero no le diría a mi padre para que luego crea que estoy aún más loca—. Él fue el que invistió el coche donde íbamos nosotros ¿no?.
—Eso no implica que lo haya hecho a propósito —dijo mientras pasa una pomada sobre los golpes y de vez en cuando pasa un algodón con alcohol, al ponerlo en la herida arde un poco.
—Nunca dije que creyera que él lo había provocado... No lo creo, creo que ni siquiera tuvo algo que ver en esto.
—¿Eso crees tú?.
—Sí... ¿Es malo eso? —me dio una sonrisa llena de dulzura.
—Para nada, cree en lo que quieras creer.
—Entonces creeré en las hadas —dije divertida.
—Tal vez un día te encuentres con una y sea una experiencia grandiosa. —Creí que no me seguiría el juego.
Sin previo aviso el sueño me fue invadiendo.
•••
Tengo pocos moretones por todo el cuerpo creí que estaría peor, y no me duelen, es curioso, ayer apenas me podía mantener de pie y ahora estoy como si nada, por suerte en el rostro sólo tengo uno pequeño en la sien y otro en el pómulo. Los peores están en el abdomen.
Tome mi mochila y baje corriendo las escaleras, mi padre había preparado el desayuno así que lo comí de prisa porque el transporte no tardaba en pasar.
Besé la mejilla de mi padre y salí corriendo, mire la ventana de Michael; están cerradas, lo cual significa que se ha quedado dormido pero como estoy enojada con él, ni lo despertaré, el transporte llegó. Camine de prisa y subí cuanto antes, fui directo a un asiento que siempre ocupamos Michael y yo... Esta vez solo yo.
Al llegar a la escuela fui directo a mi asiento, me siento con un quejido.
—¿Qué te paso? —Dante parecía preocupado.
—Unos idiotas me usaron de piñata... ¿Sabes cómo se llama el chico castaño de ojos azules qué está ahí adelante? —señale al asiento donde el hermano de Jade se sienta.
—Es Joules... ¿te gusta?.
—Que directo... Ay creo que lo dije en voz alta... Pero contestandote, no, no me gusta, y si un día me gusta hazme el favor de darme con una mesa.
En ese momento entro Michael desfajado con el cuello de la camisa por dentro del suéter y todo despeinado, si de por si no se peina...
Sus ojos chocaron con los míos, lanzó su mochila a su asiento y se acercó a mí casi corriendo. Agarró la silla de adelante y se sentó con el pecho en el respaldo de esta.
—¡¿Qué te paso?!.
—¿Qué no ves?.
—Lo siento ¿si?, no era mi intención haber dicho todo eso, en serio perdoname —no dije nada y sólo lo mire cuando él esperaba que dijera algo sobre que ya estaba perdonado...
Sentí como si una espada fuera clavada en mi pecho al ver unas marcas en el cuello de Michael de lo que yo le provoque.
—Caroline llevamos pocas horas así y siento que han absorbido mi energía, que la luz de mi oscuridad ha desaparecido, que mi sándwich ya no es lo mismo sin su jitomate, mi refresco ya esta tibio y no es lindo, aparte te traje algo.
Se agachó para tomar su mochila... Me reí porque olvido que la había lanzado a su asiento, le grito a su compañero para que le pasará su mochila y así lo hizo, la abrió y sacó:
Dos cajas de tintes de color azul, una playera suya que me había gustado, una caja de chocolates, un acondicionador y por último sacó un collar con la letra M.
Me enseñó su collar con la letra C.
—¿Éstas intentando comprar mi perdón? —me dio la sonrisa más inocente que tiene.
—Dime que está funcionando.
—Sólo si me compras el almuerzo de este día. —Su sonrisa se transformo en una mueca.
—¿Y si mejor me lo comprar tú a mí y toda la semana y lo que resta de esta te lo compró yo, es promesa, olvide mi dinero y todo, ¿comes con nosotros? —le preguntó a Dante.
—¿No hago mal terció ahí?.
—No, para nada —conteste muy de inmediato.
—Por favor hazlo, mira lo ansiosa que está Caroline porque vengas. —No golpeó a Michael sólo porque ya lo hice ayer, bueno, casi lo mató
Lo cual es peor.
—Siendo así, cuenten conmigo.
El profesor entro y Michael se volvió a su lugar, desde su asiento me lanzó una bola con una hoja de su libreta, la desarrugue para leer lo que había escrito.
DAROLINE
Caroline + Dante
=
DAROLINE ♥
Esta escrito en toda la hoja. La arrugue de nuevo y la metí en mi mochila.
Daroline, fue como si un dejá vú apareciera.... Como si lo hubiera visto o escuchado antes.
Por suerte las clases se me pasaron rápido para comer algo. No sé si se debe a que Dante estará ahí o a que tengo hambre. Trato de convencerme de que es esta última opción.
Dante queda enfrente de nosotros en la mesa donde nos sentamos
—Entonces Dante ¿de dónde eres? —Michael no tardó con sus preguntas.
—De muy lejos de aquí. —No esperaba esa respuesta, esperaba más.
—¿Hace mucho trabas ahí?.
—Desde que llegue... Hace poco tiempo.
—¿Y por qué estás acá?... No digo que me moleste que estés aquí pero me refiero a que ¿por qué te alejaste de tu casa?.
Puse demasiada atención a su contestación simulándose no hacerlo.
—Vine a buscar a alguien me gusto e lugar así que decidí quedarme.
—¿Y encontraste a ése alguien? —pregunte al fin yo, curiosa por saber a quien busca.
Sus ojos ámbar se concentran en mí.
—Sí, no como esperaba pero sí —me dio una media sonrisa.
—¿Tienes novia o alguien qué te atraiga? —no pude contenerme al preguntar eso, Michael se echo un bocado a la boca para evitar reír y decir algo para empeorar las cosas. Dante me sonrió divertido.
—No y sí... —Mire mi comida... Ya no sé que decir...
—¿Vives solo? —Michael siguió preguntando.
Miré a Dante de nuevo y me di cuenta de que no apartaba todavía los ojos de mí.
—No, vivo con mi primo —ahora miró a Michael...
Son ojos son tan hipnotizantes, no me cansaría de verlos todo el día.
—¿Y tus padres? —si algún día quieres conocer a alguien, consigue un Michael como el que tengo, es directo y pregunta todo lo que quieras como se lo digas, es capaz de preguntar las cosas exactamente igual.
—Están en la otra casa. —Se ve triste, como si algo no anduviera bien, como si recordarlos le doliera.
Y como si invocara al dolor, la sien comenzó a dolerme, respire profundo y se paso.
Me sorprende que desapareciera tan rápido.
—¿Puedo retratarte alguna vez en mi clase extra?.
—Cuando quieras —me miro sonriente —. Si quieres puedo quitarme la camisa... O desnudarme por completo si hací lo deseas.
Esta claro que no contestaré que sí aunque eso sea lo que yo quiero... De tan sólo imaginarlo sin playera me vienen pensamientos impuros.
Mordi mi labio y conteste:
—No gracias, no hace falta y ahí no.
—Ahí no... —repitió Michael pícaro— ¿en dónde si puede?.
Maldito Michael que tanto amo y sus contrataciones para desarme en aprietos...
—No sé... En su habitación... —le di un sorbo a mi bebida para refugiarme en ella y hacerle saber que dejara el juego.
Pero Michael no siguió el juego... Esta vez fue Dante.
—¿Quieres verme desnudo en mi habitación? —elevó una ceja mirándome con intensidad.
Sí... Definitivamente sí.
—¿Qué clase de pregunta es esa? —Michael me ganó a contestar. Apenas iba a agradecerle por pensar que me defendía hasta que sonrió y contestó—: cuando la respuesta está más claro que el agua que es un sí. —Le lancé una rodaja de jitomate, ambos soltaron una carcajada.
—Me gustan tus lindas mejillas rosadas. —Las ganas de meterme debajo de la mesa o salir corriendo no me faltan para que no vea mi sonrojo.
—A mí me gusta como se pone de nerviosa con tu presencia.
—Vuelve a decir algo así y te parto la cara Michael.
—Deberías posar en su posición y vestuario favorito —sin importarle mis amenazas él siguió.
—¿Y cómo es?.
—Sobre su cama, completamente desnudo para que pueda detallarte por completo.
Sin darle tiempo a reaccionar le arrojé mi gelatina en la cara, le di en la nariz, como esta aún en el traste, esta claro que le dolió, su nariz enrojeció y llevó sus manos hasta ella.
—Te lo advertí. —Michael ni así dejo de reír, contagio a Dante e intente mantenerme seria pero no lo logre.
La risa de Dante se me hace tierna... ¿Puede una persona ser tan perfecta con tan sólo sonreír? Pues Dante si lo es... Habló como si lo conociera desde hace mucho tiempo y apenas llevo pocos días. Su cabello es hermoso, para dejar en claro; todo en él es hermoso y odio en la manera en que me atrae, es como si yo supiera sus cosas y el las mías ¿como es eso posible?... ¿Cómo es qué cuando me mira me da tranquilidad? No sé. Pero me agrada que sea así.
—Cuando quieras estoy dispuesto a Darte ese privilegio —me guiñó el ojo.
—Claro... Gracias... Supongo. ¿Hoy no han visto a Joules en otras clases o por los pasillos o algún lugar de aquí?.
—Se la ha pasado en el baño la mayor parte del tiempo para saltarse las clases ¿por qué? ¿Es tu nueva persona acosada?.
—Yo no acoso personas —me defendí — y no, sólo que no lo he visto... ¿Sabías qué es hermano de Jade?.
—No te creo —efectivamente, Michael no se lo creía— ¿para qué lo quieres?.
—Sí así es. Oh por nada, curiosidad, sólo quería saber si había venido o no. —Intente restarle importancia pero Michael no me dejaros tan fácil eso está claro.
Sabe que si preguntó algo, es por ese algo y no sólo por preguntar.
—No me gusta el tono has usado para preguntar por él y mucho menos al nombrarlo, ¿te ha hecho algo? Si es así voy ahora mismo para darle su merecido.
—¡No! —agarre fuertemente la muñeca de Michael antes de que se levantara por completo para ir a buscarlo.
Aunque Michael no sabe pelear, es capaz de meterse en una pelea por mí y yo haría lo mismo por él si llega a ser necesario, de eso no tendremos duda.
—Concuerdo con Michael, te ves sospechosa preguntando por él.
—No se preocupen, no es nada malo sólo que es eso y ya, así de simple.
En verdad no es sólo eso, quiero hacerlo pagar por lo que me hizo, quiero lastimarlo como él a mí y si puedo más, pues no dudaré en hacerlo.
Al volver al salón puse más atención a ver si pasaba Joules al baño que a la clase.
En cuanto lo vi pasar no dude en pedir permiso para salir al baño y en realidad ir tras él, casi siempre sale en esta clase. Entró al baño y me espere un rato afuera, dos chicos salieron y yo entre a los baños.
Dos de los cubículos están ocupados, un baño es bajado y yo me meto a otro para subirme a uno de los baños para que no me vean y me agachó un poco.
Cuando sale de los baños, decido salir y sólo espero que el único que queda sea Joules.
Cerré la puerta de la entrada con seguro y regresé para recargarme en los lavabos, el baño fue bajado y la puerta de abrió.
Joules me sonrió ampliamente.
—¿Regresaste por un acostón? —maldito imbécil, me lo dijo burlándose.
—Que asco, no caigo tan bajo. —Camino hasta donde estaba para lavarse las manos—. Vine a advertirte que si vuelves a meterte conmigo me las pagarás muy caro y no solo tú, tu montón de amigos también así que ahora ofreceme una disculpa.
—Pareces una perra en celo.
Me despegue del lavabo y le di un puñetazo en el pómulo, terminaría en el piso de no ser porque se sostuvo de los cubículo es de uno de los baños.
—Yo no estoy con juegos, o me pides una disculpa o hago que me la pidas.
—Tú no eres nadie niñita estúpida.
Tiró un puñetazo hacia mi rostro pero me agache y golpe sus costillas. Se dobló un poco y le di un puñetazo en la barbilla.
Yo no pienso parar hasta hacerlo sangrado y que suplique por su miserable vida.
Me acerque de nuevo a él para golpearlo y hacer lo que deseo.
Hacerlo sufrir.