Capítulo 30 -•- La curación

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        Hoy estoy sumamente cansada y no me he ni levantado. Ayer en la cena he arreglado las cosas con mi padre.

        Como han suspendido clases mi padre ni me despertó, se lo agradezco ya que no puedo ni mantener la vista fija en algo, todo se mueve y está borroso, el estómago me duele, no por una gripe o algo parecido, sino por la mordida, no le dije nada a nadie pensando que hoy iba a sanar, no la he revisado pero como me siento creo que ha empeorado.

          Me desperté con una nota con un dibujo en un lado y pegada en un ojo que decía:

         Estabas dormida cuando fui a verte así que salí con Helena para dejarte dormir, deseame suerte y te cuento todo cuando regrese a casa.
Pd: que sexy te ves con eso pegado en el ojo, rawr.

         Maldito Michael, ahora tendrá una foto de esto.

        Hago mi mayor esfuerzo para sentarme en la cama y levantarme, en cuanto me deshago de las cobijas mi cuerpo piden de nuevo ese calor, lo curioso es que estoy sudando, parece que he corrido un maratón. Las cosas que resaltan con la luz o esta misma, me lastima los ojos apenas si los puedo abrir.

        Me sostengo de lo que tengo más cerca ya que mis piernas parecen gelatinas y no quiero caer. Me dan arcadas y aceleró el paso pero no sirve de nada.

        La sangre a salido de mi boca como cascada y como siempre, se hace polvo después de caer al piso (la mayoría), mi sangre es roja al principio y se cambia a negra... negra con bolas amarillas que parecen ser de gel. Paro un momento de sacar todo eso, mis ojos están llorosos por todo lo que he sacado.

       Me recargo en la pared y levanto mi blusa...

        —Oh por Dios —susurro por lo que acabo de encontrar...

         Le herida está mucho peor de lo que podía imaginar, la piel esta carcomida  en una gran zona, alrededor está sumamente rojizo y amoratado, la zona carcomida tiene pequeñas de esas bolas amarillas incrustadas en la piel, paso mi dedo por alrededor y duele con tan sólo rozar.

          De nuevo nada se mantiene en su sitio, llevo mis manos a la cabeza, las ganas de vomitar regresan y se van, no puedo mantenerme más de pie y me resbalo hasta llegar al piso, el estómago me duele en forma de punzadas. La punta de la cortina se incendió de la nada, agite mi mano y se apago. Gatee hasta la litera para buscar el celular y llamar a alguien, no creo poder sola con esto... La sangre vuelve a salir sin poder contenerla, mancho las cobijas que colgaba de la cama de abajo, cuando paro me limpio la boca con el dorso de la mano me apresuro a buscar mi celular antes de que vuelva.

        Marco a mi padre pero su celular suena en alguna parte de la casa, demonio. Le marco a Michael y no contesta, maldigo porque no los puedo contestar, el foco explota y chispas salen de  ahí. Intento contactar a Dante pero está apagado... Le marco a Ivan, contesta a la primera.

         —¡Princesa! —alguien le estampa un beso en la mejilla—. Hola, espero que sea muy importante porque necesito que alguien acabe con algo que me estorba abajo de la cintura —alguien suelta una risita traviesa.

          Ante de poder responder toso, todo tan fuerte y con sangre negra.

         —Ivan, te necesito, necesito tu ayuda —digo completamente ronca—, no tengo idea de qué me pasa des... —La tos me hace parar de hablar, pero se vuelve tan frenética que me impide volver a hacerlo.

El bosque ll •Transformación•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora