Capítulo 8 -•- Las preguntas

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        —¿Quieres qué te regrese?.

        —No, sólo que... Es extraño por... ciertas cosas. —No le diría que por razones de que él invistió el auto de mis padres y mi madre perdió la vida.

         Nadie dijo nada. Por una extraña razón no le culpo por lo que hizo, no sé si está bien o no. Pero no puedo culparlo de todo, algo no me deja creer esa versión.
    
         —¿Por qué tú y yo no nos llevamos bien?.
  
         —Porque siempre te ando jodiendo.

         —Bueno, tenemos eso en común, molestamos a todos —vi que reprime una sonrisa.

          No dijo nada de nuevo...

          —¿Vi mal o tú hiciste que salieron volando? —lo vi fruncir el ceño.

          —Piensa y cree lo que quieras.

          —Entonces pienso que me agradas y que eres raro por lo que hiciste, aunque puedo estar alucinado... Entre todo esto, por muy guapo que seas y lo que todas dicen, quiero que sepas que mis ojos son más lindo que los tuyos aunque sean del mismo color. —Los ojos de Ashley son verdes también... Pero los míos son más lindos.

         Esta vez si lo hice sonreír e hice lo mismo, me acurruque contra él. Ashley me agrada y dudo que sea normal con todo lo que Michael me contó y dijo que nos llevábamos como perros y gatos... Hasta me parece lindo.

        En cuanto llegamos a casa tocó el timbre... ¿Cómo lo tocó si no me ha soltado?.

       —¡Oh por Dios! —mi padre grito en cuanto abrió la puerta, sin decir más, Ashley paso conmigo en brazos hasta mi habitación y me dejo sobre la cama, mi padre corrió por un botiquín, Ashley se alejó de mí y dijo algo a mi padre en un susurro para marcharse sin si quiera decir un adiós.

        —Tú, y tu costumbre de salir a escondidas.

        —Ashley me ayudo... —dije aún pensando en ello y lo que creo haber visto.

       —¿Por qué te sorprende?.

       —No es tanto eso —me sorprendía más lo que había hecho pero no le diría a mi padre para que luego crea que estoy aún más loca—. Él fue el que invistió el coche donde íbamos nosotros ¿no?.

         —Eso no implica que lo haya hecho a propósito —dijo mientras pasa una pomada sobre los golpes y de vez en cuando pasa un algodón con alcohol, al ponerlo en la herida arde un poco.

         —Nunca dije que creyera que él lo había provocado... No lo creo, creo que ni siquiera tuvo algo que ver en esto.

         —¿Eso crees tú?.

         —Sí... ¿Es malo eso? —me dio una sonrisa llena de dulzura.

         —Para nada, cree en lo que quieras creer.

          —Entonces creeré en las hadas —dije divertida.

         —Tal vez un día te encuentres con una y sea una experiencia grandiosa. —Creí que no me seguiría el juego.

        Sin previo aviso el sueño me fue invadiendo.

    

•••

        Tengo pocos moretones por todo el cuerpo creí que estaría peor, y no me duelen, es curioso, ayer apenas me podía mantener de pie y ahora estoy como si nada, por suerte en el rostro sólo tengo uno pequeño en la sien y otro en el pómulo. Los peores están en el abdomen.

El bosque ll •Transformación•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora