Quédate | COMPLETA

By AlfonsinAMilan

31.3K 1.8K 62

||BORRADOR (SIN EDITAR)|| Afrontar el vacío que te surge por la ausencia de alguien tan importante como tu pa... More

Prólogo
Personajes/Reparto
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 16

586 43 8
By AlfonsinAMilan

-sábado 6 de mayo de 2017-

Desayunar los completos menús que hacía mi hermano por la mañana era lo único que me despertaba la autoestima para seguir con el gran sábado de la semana. El delicioso olor a café con leche y malvaviscos, las tostadas recién sacadas de la tostadora, la mermelada de durazno y los cereales frutales eran la combinación perfecta. Antes de darle un mordisco a mi tostada untada en mermelada, la posicioné junto a mi taza y lo demás y le saqué una foto al gran menú para enviársela a Caro.

"Contempla mi paraíso", escribí con una sonrisa. Y pronto se me ocurrió mandársela a él.

Caro: ¡HDP, que delicia! Ya paso por tu casa, nos vamos a la playa a ver el partido de vóley.

¿Vóley? Esos partidos de la playa me aburrían terriblemente, lo único entretenido era que podías ver los descubiertos cuerpos de los hermosos jugadores y así evaluarlos del uno al diez.

Él: Nunca en mi vida vi un desayuno tan completo. ¿Hoy vas al partido de vóley?

Pero claro que cuando se trata de poder estar respirando el mismo aire con aquel chico que te tiene intrigada respecto a su identidad hace meses no puedes evitar acceder a ir con tu mejor amiga al asombroso y divertido partido de vóley ¿cierto? ¿¡Que si iba a ver el partido de vóley!? ¡por supuesto! Después de todo, tendríamos algo que hablar en común durante la noche.

Antes que nada, abrí el chat con Caro y le respondí con un encantador si, y luego fui hacía el chat con él para contestarle otro asombroso si.

Yo: ¡Si! una amiga me invitó.

Él: ¿Planeas llevar un bikini?

Yo: No te desubiques, después de todo, no te voy a ver ahí.

Él: Es cierto.

Yo: Pero vos si.

Él: No te desanimes, tal vez me veas, pero no lo sepas.

Yo: ¡Wow! ¡eso si que da ánimos!

Él: Al menos lo intenté.

Yo: Necesito terminar mi desayuno, después hablamos.

Él: ¡No te enojes! Por la noche te enumeraré cada rasgo asombroso de vos y te encantará leerlos.

¿Él estaría en la playa para verme? ¿Evaluarme? ¿Observarme? Nervios, alegría y preocupación recorría mi cuerpo con velocidad, debería producirme como los dioses. Terminé mi desayuno y agradecí a Evan por él, siempre era muy detallista con todo.

No acabé de revisar mis cajones que concluí que no había nada en ellos que me viniera bien para una tarde en la playa. La puerta llamó y fui a las corridas a atenderla.

—¿Quién es? —pregunté acercándome a la puerta.

—¡Abre ya! —gritó Caro.

—Okay—abrí con una sonrisa.

—¿Cómo va? —me dio un beso en la mejilla—, ya sé, no tenés un bikini, ni dinero para comprarte uno y querés morir ¡Adivina! ¡soy tu solución!

—¿Trajiste tus conjuntos de bikinis?

—¡No lo digas desanimada! Los chicos que irán allá merecen un buen show de parte de nosotras—me guiñó un ojo, sonriente—, tenemos que producirnos, si es que queremos robar más miradas que Stacy ¿cierto?

—Imposible—resoplé caminando hacia mi habitación.

—¡No te malhumores! —me siguió desde atrás—, tal vez tu príncipe azul esté entre los deportistas.

—No sé cuál es mi príncipe azul—me arrojé en mi cama, y tomé a Wilson en mis brazos para darle sus merecidos mimos.

—Al menos producite para sus ojos ¿o me vas a decir que no querés lucir esas gambas para que te mire bien? —me mostró su bolso lleno de ropa.

—¿Cuáles gambas? —me crucé de brazos con el ceño fruncido.

—¡Dale! ¡algo tenés para mostrar! Tenés un cuerpazo—sonrió—, andá a probártelos.

Agarré el bolso con mala cara y comencé a vestir los diversos bikinis que iban desde escotados y presumidos a cerrados y aburridos. Nada me quedaba como esperaba y nada me hacía mostrar lo que quería.

—¡Ese me gusta! —señaló con una inmensa sonrisa.

—Me siento Vicky Xipolitakis en la playa—hablé seriamente, el descubierto que me proporcionaba aquella bikini era de no creer.

—Al menos te queda al cuerpo—dijo dando pequeños asentimientos con la cabeza.

—Lamento no ser tan voluminosa—me señalé con mala cara, y terminé por desplomarme sobre el pequeño puf de la habitación.

—No pongas esa cara—se incorporó de la cama—, mirá este, es floreado y me lo compré hace unos cuantos años... digamos que a los diecisiete es en donde comencé a sacar un poco de todo. Este me lo habré comprado a los quince.

—¿Me estás diciendo que tengo cuerpo de quince años? —lq miré seriamente.

—Sin ofender.

—Tarde—le arrebaté el bikini, mirándola con los ojos entrecerrados.

—Chicas de quince años tienen mejor cuerpo que yo—susurró.

—¿Eso debería alentarme? Sé que no estoy dentro de ese porcentaje.

—Tenés un metabolismo envidiable—me recorrió con la mirada—, comés sin engordar ¿sabés cuántos amarían ser así?

—¡Yo amaría sacar culo en proporción a lo que como! —termine de atar la última tira del corpiño.

—¡Te ves estupenda! —cambió de tema radicalmente, incorporándose de un salto de la cama—, me encanta, no sé vos.

Me volteé para mirarme al espejo y sonreí a mi reflejo, sinceramente, era perfecto, y a pesar de que me desanimaba que a mi amiga le había quedado cuando apenas tenía quince años, me alegré de tener aquellas curvas que delataba aquel bikini.

—Si, es perfecto—hablé indiferente, mientras me analizaba desde todos los ángulos.

—¡Ya! —aplaudió sonriente—, yo probaré los míos y me dices qué tal.

—¡Dejá de joder! —le tiré el bolso encima—, todos te quedan bien, es una pérdida de tiempo evaluarte.

—Okay—se rio—, elegiré el rosado.

—¿El de Vicky Xipolitakis? —la miré con grandes ojos.

—No, el otro—me miró seria.

—Toc, toc —apareció Evan en la puerta—, ¿Qué van a querer chicas? ¿fideos o pizzas del martes?

—Es sábado—me miró Caro fijamente.

—Vamos a comer afuera—concluí.

—¿Tenes plata? —me preguntó Evan tras reírse.

—No, pero vos si—le sonreí.

—Ni en tus sueños—salió de la habitación.

—¡Evan! —lo socorré.

×××

—¿Por qué vinimos acá? —le pregunté a Caro por lo bajo, mientras me sentía observada por todos los chicos y chicas que ocupaban las variadas mesas de la confitería.

—Porque todos vienen acá—me respondió entre dientes, mientras le sonreía a cada chico que le recorría el cuerpo con la mirada.

—Siento que estoy perdiendo mi dignidad y mi ropa.

—Tranquila—avanzó entre varias mesas hasta llegar a una desocupada—, en realidad, estás elevando tu reputación.

—¿Qué reputación? Están todos aquí y yo me vine así—apunté mi coleta despeinada y mi conjunto deportivo.

—Amiga, tenés un cabello admirable y que te lo hayas atado en una coleta fue la mejor decisión del mundo.

—No necesito halagos, pero que lo único "admirable" en mí es mi cabello... si, tenés razón.

—¡Dejá de hablar pavadas! —se estiró sobre la mesa para empujarme.

—Vos lo dijiste, tengo el cuerpo de una chica de quince años y hoy el chico de la página de Facebook me va a ver y yo estoy echa una asco, es más, podría estar acá mismo.

—Ah—suspiró—, con que es eso... el chico.

—Cualquiera querría lucir bien cuando sabés que un chico al que aprecias está mirándote, y vos me trajiste acá.

—¿Apenas lo conocés y ya lo aprecias?

—No entendés—me hundí en mi asiento luego de largar una bochada de aire.

—Vos no querés entender lo que te advierto.

—Hola, buen día—nos interrumpió la camarera—, ¿Qué van a querer para el almuerzo?

—Una hamburguesa—levanté la mano antes que Caro comenzara a hablar—, que sea sin lechuga, pero con tomate, con mayonesa, pero sin mostaza, el huevo frito adentro, nada de jamón, pero si queso, de preferencia chédar, todo derretido arriba de la hamburguesa... ¡ah! Y de kétchup nada, ¿y pueden ser dos hamburguesas dentro del mismo pan?

—Si, claro—me respondió la chica mientras anotaba rápidamente en su agenda.

—Perfecto, con sésamo el pan—apunté—, y acompáñalas con esas papas que tienen huevo revuelto encima, pero aparte, ¡no me la vayan a poner dentro de la hamburguesa! —me reí.

—¿Gaseosa, agua, jugos...? —imitó una falsa risa.

—Gaseosa, coca cola ¿puede ser?

—Concedido—anotó concentrada.

—Yo quiero una ensalada completa con huevo y agua sin gas—dijo Caro con una sonrisa.

—Okay—sonrió la camarera—, ya será servido.

—¿En serio? —la enfrenté sorprendida, luego de que la camarera se haya retirado—, ¿ensalada? Dios, no entiendo cómo somos amigas.

—Yo si engordo ¿sabés? Y no quiero mostrarme como una chancha enfrente de todos.

—Estoy acá ¡hola! —la miré con mala cara.

—A vos te van a mirar como una gran afortunada, Odi, no te sientas tocada.

Sin más que agregar, la conclusión estaba en que mi afición por la comida y las hamburguesas era muy grande. Por un minuto había olvidado que la mitad del colegio estaba poblando aquella confitería, y me solté de tal manera que mordisqueé mi hamburguesa recién servida en plato como si no hubiera un mañana. Estaba deliciosa, debo decirles, y la degusté tal como lo había pedido, aunque lo único que no fue perfecto allí era mi manera tan descuidada de comerla.

—¿Podés ser un poco más delicada? —dijo Caro por lo bajo, mirándome raro.

—Estoy comiendo una hamburguesa—apunté el gran plato con obviedad.

—Todos los chicos están mirándote—susurró por lo bajo.

Pegué un reojo hacia mi alrededor y encontré la mitad de los estudiantes riéndose, chicas apuntándome y todos susurrando por lo bajo. Los chicos basquetbolistas eran en los que más me había centrad y verlos reír con el grupo de Stacy Luna entre ellos me bajó los ánimos. Agarré la servilleta avergonzada y sequé mi boca sucia.

—Ya, ¿vámonos?

—No terminamos aun—tomó un sorbo de su agua.

—Me están apuntando—me rebulle en el asiento—, se siente tan feo.

Pues, jamás me había sentido de tal manera por algo tan ridículo. No podía creer que esto mismo me estuviera pasando a mí, e imaginarme que entre ellos podría estar el chico de la página de Facebook me sacaba el hambre. Caro me miró con los ojos llenos de pena y se incorporó de la silla con brutalidad.

—¡¿Qué es lo que tanto miran?! —le gritó a los demás—, ¿¡Acaso no se puede comer en paz!?

—Carolina Hill ¿Qué mierda estás haciendo? —la miré con los ojos enormes.

—Callate —me apuntó amenazante—. Si nunca vieron una mina comiendo una hamburguesa, y que después no engorde, entonces al menos disimulen los comentarios entre ustedes ¡par de idiotas! y consulten al médico por qué se ven tan gordos, hinchados y feos ¡y por qué necesitan ir al gimnasio! ¡Es más! ¡Camarera! —se giró hacia la mujer que la observaba espantada—, tráigame una hamburguesa igual a la que pidió mi mejor amiga ¡haber quién se anima a pedir una! ¡vegetarianos!

—¡Yo también quiero una! —levantó la mano Nicolás Leiva.

—¡Yo también! —se sumó otro de los basquetbolistas.

—¡Yo igual! —gritó Martín Frías.

Y así muchos estudiantes se fueron sumando a la ronda de mi hamburguesa. A todo esto, nada más me importaba que el gesto de mi mejor amiga.

—Gracias—ke sonreí.

—Vos me vas a pagar el gimnasio—me apuntó sonriente.

—¡Vamos juntas! Necesito una retaguardia.

—Siempre en todas—estiró su mano para que la tomase.

—En todas—la tomé sonriente.

×××

El partido de vóley había sido un gran aburrimiento, pero como les dije, con Caro nos entretuvimos clasificando los ejercitados cuerpos de los jugadores, entre los que estaba Leiva, Frías y otros basquetbolistas que pasaban su tiempo jugando este deporte en la playa ¿Por qué de no tener sus cuerpos?

Llegué a casa llena de cansancio, pero al menos me había mantenido distraída durante todo el día, y llegar a las diez de la noche a casa era una gran locura.

—Linda parranda te pegaste ¿eh? —me miró Evan desde el sillón del cuarto de estar.

—Estoy cansada, ni me hables—pasé de largo a mi habitación.

—¿¡Comiste algo!? —gritó desde la sala.

—¡Si! ¡Compramos unos panchos en el camino! —respondí mientras me descalzaba.

—¡Hija de...! —se lo escuchó mascullar—, ¡Bueno! ¡se ve que te alcanzo mi platita!

—¡Te amo! —me reí.

Me arrojé a la cama tras dar un largo respigo, ¿Cuándo fue la última vez que estuve tanto tiempo fuera de casa? Hacía mucho que no hacía este tipo de salidas y me alegraba saber que aún tenía un espíritu aventurero en mi (el cual venía dando por perdido). Acaricié el suave pelaje de Wilson y agarré mi celular, el cual había vivido guardado en mi bolso ¿yo sin celular durante todo el día? Eso si que era algo de no creer.

Tres mensajes:

Él: No puedo parar de mirar tu cabello, hablemos en serio, ¿es tuyo completamente? ¿lo llevabas natural hoy? Es algo que me vuelve loco.

—Ese bikini floreado te queda de maravillas, no quiero desubicarme, pero no puedo evitar contártelo, te veías hermosa.

—Ah, por cierto, la mayonesa en tu pequeñita nariz te hacía ver demasiado tierna ¿quieres matarme de ternura?

Yo: No sé si responderte naturalmente o volverme loca.

Él: Has como si nos conociéramos de toda la vida.

Yo: Nunca tuve un pelo tan natural, lo heredé de mi mamá y, si, creo que es algo que aprecio definitivamente en mí.

—¿Ese bikini? Es de una amiga... lo tiene desde los quince años ¿sabés la vergüenza que me daba llevarlo puesto?

—¿Estuviste en la confitería y ni siquiera lo noté? ¿Qué tan cerca estabas como para llegar a verme la mayonesa en mi nariz? Abré estado tan concentrada en mi hamburguesa que no llegué a ver quiénes tenía a mi alcance.

Él: Todo lo que forma la auténtica Alodi es tuyo, deberías apreciarlo todo. Tengas cuerpo de chica de quince años o no, da igual, sigues siendo hermosa para mis ojos.

Yo: ¿Te me estás declarando?

Él: Algo así.

Continue Reading

You'll Also Like

4.3K 238 21
Lilian tan sólo tenía 17 años cuando su padre falleció en un trágico accidente, por lo que se ve obligada a mudarse a una mansión que ni siquiera sab...
30.9K 2.8K 45
Tras ver su vida en peligro, Var Aneeta Odalyn Landvik, heredera del reino del Norte, es exiliada de su natal Hessdalen. No le queda otra opción que...
189K 1.2K 2
En una sociedad donde las damas son vendidas en matrimonio al mejor postor, nuestra protagonista acaba casada con un hombre egocéntrico que la humill...
44.6K 5.7K 5
Ella es un ángel, es perfecta para ti, mientras que yo desearía ser ella.