Cruel Amor (Dramione +18)

By Rosalie_a17

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🗡️❤️La guerra terminó y cada quien regresó a Hogwarts. Hermione tenía a Ron, y las cosas al fin parecían ir... More

Sinopsis
Prefacio...
Capítulo 1: Tres meses antes...
Capítulo 2: Negación...
Capítulo 3: Miradas...
Capítulo 4: Prohibido...
Capítulo 5: Inevitable...
Capítulo 6: Nada Inocente...
Capítulo 8: Infiel...
Capítulo 9: Predicciones Inexactas...
Capítulo 10: Siempre...
Capítulo 11: Perfecta...
Capítulo 12: Nunca fuiste tú...
Capítulo 13: Corazón de dragón...
Capítulo 14: Bajo la nieve...
Capítulo 15: Invierno entre tus brazos...
Capítulo 16: Deseos de Año Nuevo...
Capítulo 17: El precio del engaño...
Capítulo 18: Cruel Amor...
Capítulo 19: Heridas que nunca sanarán...
Capítulo 20: El día más oscuro...
Capítulo 21: Vuelve a mí...
Capítulo 22: La última noche...
Capítulo 23: La vida que elegimos...
Capítulo 24: Planes Ocultos...
Capítulo 25: Por siempre mía...
Capítulo 26: Vendetta (Parte 1)...

Capítulo 7: Tan cerca...

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By Rosalie_a17


Capítulo 7: Tan cerca...

La biblioteca no estaba completamente vacía. Aún habían estudiantes en las otras mesas y madame Pince estaba en el corredor de en frente recogiendo los libros que unos niños de primer año habían dejado desordenados, pero eso no parecía importarle a Draco en lo absoluto, por el contrario, eso sólo aumentaba sus ganas por querer pasarse de listo en el momento más inadecuado. Hermione dejó salir un suspiro de resignación, cuando sintió que una mano se deslizaba tentativamente por su pierna. Dejó de escribir brevemente sobre el pergamino, y se separó de él.

No iba a negarlo, la situación le gustaba, pero ¿en serio él iba a hacer algo así en frente de todo el jodido mundo?

-Tengo que irme...-le refutó ella cerrando el libro y empezando a enrollar todos los pergaminos utilizados.

Draco esbozó una sonrisa con malicia y atrapó su muñeca en cuanto la tuvo cerca.

Había algo que el rubio aún no lograba entender en Hermione, y esa era la forma en la que ella actuaba cuando estaba a su alrededor. Como si ella en verdad, creyera que era una víctima en toda esta situación, cuando lo cierto era que ella también estaba disfrutándolo.

-¿Adónde planeas ir?-inquirió un tanto autoritario.

Hermione mordió su labio inferior y tardó en responder.

-¿Es en serio, Malfoy?-inquirió alzando una ceja.-Les dije que estaría a tiempo para la cena... Creo habértelo dicho. ¿En qué demonios estabas pensando?-dijo recordando brevemente la razón por la que quizás Malfoy no le había prestado atención.-Además, creo que ya avanzamos suficiente con lo del proyecto.-concluyó con cierta dubitación.

Pero Draco no soltó su muñeca y jaló más de ella.

-Nunca es suficiente, Granger.-le dijo poniéndose de pie al igual que ella.

El rubio miró fijamente a esos ojos avellana, y vio un brillo especial en ellos. No podía negarlo, empezaba a gustarle estar con ella, a su alrededor. Más que besarla o cualquier otro avance que hubiera hecho en esa semana, Malfoy empezaba a sentir cosas que nunca antes había experimentado y eso era extraño.

-¿Hoy tienes que vigilar los pasillos de las mazmorras, verdad?-le preguntó recordando que tendrían tiempo extra por la noche.

-¿Por qué?-inquirió Hermione pensativa, y sabiendo exactamente a lo que se refería. Resignada, intentó sonar seria.-No puedes estar haciendo eso, ¿sabes? Mcgonagall notará que hay cambios en la lista de prefectos y...

Malfoy rodó los ojos. No le sorprendió su respuesta.

-Granger, por si no lo has notado, Mcgonagall quiere vernos juntos desde que nos emparejó en ese estúpido proyecto de pociones.-respondió sin más remedio y luego esbozó una sonrisa.-Sólo estoy siendo un buen alumno. ¿No es lo qué tú también quieres ser?

Hermione se soltó de él, y se cruzó de brazos. Tenía razón. Y parecía que al fin estaban de acuerdo en algo.

-Siempre consigues salirte con la tuya, ¿no es así?-inquirió sin agregar nada más.

Draco se acercó a ella y Hermione retrocedió un par de pasos hasta que su espalda chocó suavemente contra el estante de libros que había detrás de ella.

Siempre tenía que terminar así, nuevamente acorralada por él y satisfaciendo los oscuros deseos del rubio.

-Pues, sí, Granger. Siempre lo hago.-le contestó quedando muy cerca de ella.

-Espera...-sentenció poniendo una mano en su pecho y mirando a ambos lados.-Aún hay personas aquí.

-¿Y eso tiene que importarme?-inquirió Draco con seguridad.

-Idiota.-fue lo último que Hermione logró decir, antes de fundirse en un apresurado beso con él.

Cada vez era mejor, y eso no había pasado desapercibido por ambos.

Las manos de Draco bajaban por su abdomen, pero Hermione lo detenía en una especie de pequeño forcejeo.

No sabían por cuanto tiempo más podrían conformarse con sólo eso, él quería más y ella también. Esta extraña relación acabaría desequilibrando sus mundos.

Draco podía sentir esos dulces labios pegándose cada vez más a los suyos. Con cada encuentro, la pasión incrementaba y con ello, la urgencia de tocarla era cada vez más irresistible.

Hermione jaló suavemente del labio inferior del rubio, y luego se desplazó por la comisura de su boca hasta que sus labios abandonaron los de Draco.

-Sí, veo que estás mejorando.-sentenció la castaña respirando un tanto agitada y con una mirada cómplice en su rostro.

Sus palabras hicieron que Draco dejara de pensar, y por unos segundos, deseó estar absolutamente a solas con ella. Que los demás alumnos y cualquier otra amenaza, desaparecieran.

¿Qué demonios me ocurre?, pensó un tanto desesperado al notar que la castaña empezaba a afectarle de maneras impensables.

-Supongo que tengo una excelente profesora.-admitió él volviendo a atraerla en otro beso.

-En serio, hay personas aquí...-dijo Hermione esbozando una sonrisa e intentó separarse de él.-Sólo nos limitaremos a avanzar el proyecto cuando vengamos a la biblioteca. Nada más.

-No sé porque siento que me estás mintiendo, Granger.-murmuró sin querer dejarla ir.

Pero Hermione se alejó de él y se acomodó la blusa como si nada hubiera pasado.

-Tengo que irme.-le dijo recogiendo sus cosas despreocupadamente.-Te veré en la noche.

Draco no dijo nada, simplemente, regresó a su sitio y la observó. No entendía por qué demonios actuaba como un idiota cuando estaba con ella.

¿Podía ser que esas extrañas cosas que sentía eran más que una simple atracción?

El rubio negó de inmediato, eso era lo más estúpido que había pensado hasta ahora. Demasiado estúpido, creer que esto podía ser algo más.

-¿Me escuchaste?-inquirió Hermione notando que Draco a veces se perdía en sus pensamientos y no parecía escucharla.-Espero no ser la culpable de que estés tan distraído últimamente.-bromeó con cierta petulancia.

-¿Qué demonios, Granger?-le respondió sintiéndose un tanto vulnerable. Ella había leído su rostro tan fácilmente.

-Sí, supongo que estoy en lo cierto.-concluyó la castaña sonriendo.

Eso fue demasiado.

Soy un idiota, pensó el rubio.

-Si no estuvieran esos estúpidos alumnos aquí, te...

Hermione lo interrumpió.

-Ahórratelo para esta noche.-le dijo sin darle más vueltas al asunto.

Draco no sabía desde qué momento, Hermione había tomado cierto control en lo que sea que ambos tenían. Diciendo cosas como esas, hacían que sacarla de su mente fuera más difícil de lo que alguna vez hubiera imaginado.

No pudo evitar sonreír de lado. Le gustaba conocer esta nueva y desconocida faceta de Granger, ella a quien por mucho tiempo había creído la perfecta alumna de Hogwarts, incapaz de cometer un error o de estar envuelta en algo tan escandaloso como esto, y sin embargo, estaba aquí con él, acercándose cada vez más a la imperfección.

-¡Hermione!-exclamó la voz que Draco más odiaba desde que habían iniciado el año. En cierto modo, siempre había despreciado a Weasley, pero recientemente, su odio hacía él se había incrementado.

Draco agachó la mirada y fingió escribir algo en su cuaderno.

Era estúpido e inclusive vergonsozo, pero el slytherin nunca pensó que podría envidiar a un Weasley.

Hermione giró su rostro en dirección al pelirrojo y sonrió de inmediato.

-¿Pensé que nos veríamos en el gran comedor?-inquirió la castaña caminando hacía él y actuando como si en verdad, fuera esa chica ejemplar que Draco siempre había creído que era.

Ron parecía haber estado mirando a Malfoy por detrás de ella, pero de inmediato, esbozó una sonrisa cuando la vio llegar a su lado.

-Decidí venir por ti, y asegurarme de que todo estuviera en orden.-le dijo volviendo a dirigir una mirada al rubio.

Hermione tomó los pergaminos.

-Todo está bien, Ron.-sentenció a prisa.- Vámonos de aquí.-finalizó mientras creía que nunca podrían salir de esa biblioteca, y para ello, tuvo que entrelazar una mano con él.

-Espera...-le dijo el pelirrojo acercándose a ella, e inesperadamente plasmó un suave besó en sus labios.

Por un lado, Hermione sentía que había manejado la situación bastante bien, pero en verdad, una parte de ella estaba en pánico. Hacía sólo minutos atrás, había estado besándose con Malfoy, y ahora, estaba haciéndolo con Ron.

Draco apretó los puños sobre la mesa cuando vio ese breve beso. Seguía sin entender qué era lo que ella había visto en alguien tan patético como Weasley.

El rubio estaba casi seguro, de que la actitud que ella demostraba con esa comadreja, era completamente distinta a la que demostraba con él. Si tan sólo ese idiota supiera la verdad detrás de Granger.

Lo que ella te oculta, Weasley, pensó mirando el vacío por unos segundos.

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¿Qué estoy haciendo?, se preguntó Hermione cuando Ron la besó nuevamente en los labios antes de ingresar al comedor, la besó con tanta ternura que le hizo recordar a la primera vez que lo habían hecho, hacía ya más de un año durante esa guerra. ¿En verdad, estoy haciéndole esto?

Se odiaba por lo que hacía, pero al mismo tiempo no quería dejar de hacerlo. Había conocido a Ron durante casi toda su vida, él era dulce y hacía todo lo posible por cumplir sus expectativas, no quería hacerle algo así, pero luego estaba Malfoy, con él todo le resultaba tan nuevo y cómo si en verdad, empezara a conocer de lo que ella misma era capaz de hacer.

¿Por qué demonios tenía que ocurrirle todo esto en su último año?

En esos momentos, se sentía desesperada, quería correr a su habitación, estar a solas y llorar, y sin embargo, tenía que estar ahí, riendo por las bromas que decía Ginny o sonreír mientras Harry les contaba lo que tenía planeado para las prácticas de quidditch, o cuando Ron le susurraba cosas románticas en el oído mientras sus amigos no veían.

-¿Estás bien?-preguntó una voz a su lado.

Era Luna, y parecía haber percibido la mortificación de la castaña.

Hermione se quitó unos mechones que caían por su frente.

-Sí...-fingió sonriendo.

Luna esbozó una sonrisa.

-Theodore y yo estamos pensando en ir a Londres muggle cuando el mes termine... ¿Quieren venir con nosotros?-le sugirió gentilmente.

Hermione tragó espeso.

¿Acaso se trataba de una clase de cita doble?

Esa no era una buena idea. Ron odiaba a Nott. La rubia lo sabía. ¿Por qué demonios se lo preguntaba?

-Sólo se nos tiene permitido ir a Hogsmeade, Luna.-le respondió esperando no sonar descortés y pensando en alguna otra idea.

-Todos ya somos mayores de edad, podemos ir sin ningún problema.-le recordó la rubia.-Además, Theo cree que es una buena idea.

Por supuesto, Hermione había olvidado ese pequeño detalle. La mayoría de edad.

-Eh, sí, claro.-respondió sonriendo y miró de reojo a su novio, quien parecía estar enfrascado en una seria discusión con Seamus Finnigan y Dean Thomas sobre un partido de quidittch.-Umh, se lo diré...

Luna asintió.

-Está bien, esperaré tu respuesta. Sé que él dirá que sí.-le contestó poniéndose de pie.

Hermione no quería crear falsas expectativas, y decidió ir directo al grano.

-Luna, no creo que Ron...

-¿Ron?-inquirió la rubia en voz baja mientras que en su rostro aparecía una expresión de confusión, y fue en ese momento que Hermione creyó entender a lo que se refería.-No estaba hablando de él.-sentenció separándose de ella.-Hasta mañana, Hermione.

¿Qué demonios? ¿Acaso Luna se estaba refiriendo a... Draco? ¡A Malfoy!

Intentó mantenerse calmada, tomó un poco de agua, y fue cuando sintió que un brazo se colaba por su hombro.

-¿Crees que ganemos el próximo juego?-le preguntó Ron atrayéndola más hacía él.-Dean dice que el juego anterior sólo fue suerte. Aunque, tal vez deberíamos cambiar de cazador. No creo que Williams este haciendo un buen trabajo, Ginny insiste en que debemos darle una oportunidad.

Hermione dejó salir un suspiro, ni siquiera sabía de qué le estaba hablando.

-Los Chudley Cannons también tuvieron que cambiar de cazador cuando perdieron las finales contra los irlandeses. ¿Crees que sea una buena idea o estoy exagerando?-continuó el pelirrojo.

¿Quidittch? ¿Por qué le hablaba de eso, si sabía que ella odiaba ese deporte?

-No lo sé...-respondió un tanto fastidiada y por primera vez, desde que habían empezado a salir juntos, Hermione deseó estar lejos de él.

Ron giró su rostro hacía ella.

-¿Qué sucede?-le preguntó dándose cuenta de su actitud.

-Nada.-mintió mientras trataba de disimular.

¿A quién engañaba? Ninguna relación era perfecta. Él no se merecía esto. No merecía su enfado. Y sin embargo, quería decirle que quitara el brazo de sus hombros y la dejara en paz si quiera por unos minutos.

-Tengo que...-dijo intentando sonar convincente.-Tengo que ir con Mcgonagall, me pidió que fuera antes a su oficina. Estoy a cargo de la lista de prefectos de este mes.

Ron alzó una ceja por el repentino cambio de tema, y la súbita reacción de su novia.

-Había olvidado que hoy tenías rondas.-murmuró un tanto decepcionado. Hermione conocía esa mirada, y podía adivinar que muy probablemente, él había tenido en mente planes para ambos.

-Sí, lo sé.-respondió fingiendo desilusión y se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja.-Me pidió ayuda con las listas y todo eso... Cosas de prefectos.

Su novio negó con la cabeza.

-Siempre te elige a ti. Debería dejar que otros alumnos se encarguen de hacer el trabajo duro.-protestó un tanto molesto.- Malfoy, por ejemplo. Él merece hacer eso y mucho más... Ni siquiera sé que hace aquí, debería estar en Azkaban donde pertenece.

Hermione se puso de pie. No quería escuchar nada más.

-¿Te tienes que ir ya?-inquirió Ron sorprendido.

-Debo ir antes.-le dijo sonando convincente.-No me esperes... Probablemente, me tarde en llegar a la sala común.

Dicho esto, y a modo de compensarlo, Hermione se inclinó para besar sus labios suavemente. No satisfecho con eso, Ron jaló un poco más de ella e hizo que el beso tuviera más duración. Aquella podía parecer la escena más romántica de Hogwarts, pero en verdad, era lamentable, porque ni siquiera eso le quitó a Hermione la idea de tenerlo lejos.

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-Draco, estoy hablando contigo. Espera.-sentenció la voz de esa azabache que él detestaba.

Draco ni siquiera se detuvo. Ya había tenido suficiente con oírla durante la cena. No necesitaba oír más.

-¡Draco!-exclamó Astoria sabiendo que probablemente, él la ignoraría otra vez.-¿Desde cuando haces lo que Mcgonagall te ordena?-inquirió molesta e intentando meterse en su camino.

El rubio rodó los ojos, y fingió prestarle atención.

-¿Qué es lo que quieres, Astoria?-refutó llevándose una mano a la sien, pero ella no respondía.-Lo diré una vez más... ¿Qué demonios quieres?

La chica frunció el ceño, era como si todo se estuviera cayendo a pedazos y no tuviera control de su relación. Sabía que salir con un Malfoy sería tarea difícil, pero al principio todo había parecido funcionar, ella en verdad estaba enamorada de él, e inclusive lo había estado desde mucho antes que él la notara, y cuando se había enterado que se casarían, para Astoria fue cómo recibir la mejor noticia de su vida, pese a la reputación que ahora tenía esa familia. Él había sido su capricho desde siempre.

-Ya te lo he dicho.-murmuró acercándose a él.- Quiero que pasemos más tiempo juntos, como esa tarde en Hogsmeade. No vayas a las rondas de hoy. Haré lo que desees, sólo... sólo quédate aquí.

Draco pestañeó dos veces.

¿Acaso había escuchado bien? ¿Astoria quería pasar tiempo con él como si fueran dos estúpidos pre-adolescentes?

-Debes estar bromeando.-le dijo Draco con intenciones de reírse.

Eso pareció enfurecerla. Astoria sabía que nunca había tenido control sobre él, pero cuando eran cosas que implicaban sexo, a veces, podía convencerlo, sin embargo, ahora nada funcionaba.

-Lo digo en serio, Draco. No sé que te sucede.-respondió un tanto dramática.-Siento cómo si cada vez te estuvieras alejando de mí, de todos... No eres el mismo de antes. Empiezas a actuar como Nott.-le acusó con intenciones de llorar.

Astoria debía estarse refiriendo al idiota que él solía ser antes. Ese slytherin, que pensaba que por ser un sangre limpia o que por el simple hecho de ser un Malfoy tenía la vida solucionada. Grave error. Aquello se acabó, se acabó cuando entendió que su nombre ahora era sinónimo de mortífago y asesino.

-No me conoces, Astoria.-le dijo fastidiado y luego se acercó a ella amenazadoramente.-No vuelvas a insinuar que lo haces.

Ella palideció.

-Draco, no quise decir eso.-murmuró arrepentida.-Por favor, es sólo que no quiero que te vayas.

Esto era patético. Tanto para él como para ella. Le ahorraría la molestia y la vergüenza.

-Iré a esas maldita rondas, porque es mi deber. Ahora, muévete.-le dijo haciéndola a un lado y caminando a toda prisa.

Últimamente, aquella azabache estaba más insoportable que de costumbre. ¿Por qué no se aburría de él?

No importaba, aunque Draco ansiara decirle en su cara que su relación no era más que un contrato, que lo suyo con ella no era real, ni nunca lo sería, se tenía que quedar callado.

La vida era así, y lamentablemente, no podía hacer nada respecto a ello.

Se despejó en el camino, y cuando bajó a las mazmorras, notó que Granger estaba sentada al borde de los escalones. Se veía pensativa y ni siquiera había notado su presencia. Durante la cena, el rubio había sido testigo del preciso momento en que la castaña había abandonado su mesa sorpresivamente.

Draco frunció el ceño.

Probablemente, la culpa la atormentaba o simplemente, quería darse un descanso de esa comadreja. ¿Quién no lo haría en su lugar? De todas formas, Draco no lo sabía, pero esperaba que fuera la segunda opción.

-¿Problemas en el paraíso?-le preguntó en un tono un tanto burlón.

Hemione alzó una ceja.

-Nada de tu incumbencia.-murmuró poniéndose de pie y arreglándose la falda.

-Abandonaste el comedor, Granger. Eso sólo significa una cosa.-le dijo buscando un tema de conversación.-¿Qué hizo Weasley está vez? ¿O acaso yo soy el culpable?

-¿Me viste?-inquirió Hermione sorprendida. No podía creer que él había estado viendo toda la escena.- Dios, pareces un asesino en serie.

Definitivamente, no estaba con ganas de soportar a Malfoy.

-Sí, tal vez lo sea. Y créeme que habría ido tras de ti, pero Weasley y Astoria lo habrían notado.

Hermione tragó espeso.

-¿Podríamos no hablar de ellos cuando estamos juntos?-le pidió.

Draco sonrió de lado.

-Demonios, Granger. Hoy luces más odiosa que de costumbre... ¿Qué te parece si continuamos con lo que dejamos sin terminar en la biblioteca?-le sugirió esperando una respuesta afirmativa de su parte.

Hermione dejó salir un suspiro.

-Esto es tu culpa, Malfoy.-sentenció sin más y se alejó de él.-Todo es tu culpa.

¿Iba a darle un discurso sobre la moral y esas cosas?

-¿Mi culpa?-inquirió sorprendido.-Debe ser una maldita broma. ¿Por qué insistes con eso? Sabes que no soy el único culpable aquí, Granger.-le dijo con enfado.

La castaña negó, y se alejó más de él.

Te odio tanto Draco Malfoy, pensó mentalmente.

El rubio tenía razón, ella también era culpable. Pero Hermione no lo admitiría en frente de él jamás.

-¿Adoras esto, no es así, Malfoy?-le preguntó notando que él se acercaba.

Draco no lo dudó.

-Más de lo que crees.-sentenció acorralándola y mirándola a los ojos.-Acéptalo, te haces la víctima, pero lo adoras tanto como yo, vamos, acéptalo, Granger... ¿Debo recordártelo como la vez pasada? ¿Debo obligarte a qué finalmente lo digas?

Hermione tardó en procesar sus palabras. Eso significaba que Malfoy estaba dispuesto a seguir con esta locura, y cuando se refería a la vez pasada, hablaba de esa tarde del partido. Quería decir que no, pero...

-Sí, creo que deberías hacerlo.-respondió finalmente en un tono muy inocente para sorpresa de Draco, pero en verdad, no había nada de inocente en ello.

Draco pasó una mano por su cuello y clavó una mirada en la suya.

¿En qué momento todo se había salido de su control?

-Sabes que estás en peligro. ¿Verdad?-preguntó pegándose más a ella.-No podrás escapar está vez.

Hermione suspiró. Hacía mucho que había dejado de ser una buena chica.

-No planeaba escapar, Malfoy.-le dijo acercando sus labios a él.

Parecía que con esas simples palabras, él había quedado desarmado.

-Señorita Granger, señor Malfoy...-

Ambos se separaron de inmediato, cuando escucharon que Mcgonagall les llamaba desde el otro lado del pasillo.

-Oh, aquí están.-murmuró la mujer con sorpresa.- Necesito que se encarguen de la sección de arriba. El alumno Longbottom no podrá asistir a las rondas de hoy.

Ambos asintieron en silencio, y sin agregar nada más, hicieron caso a sus órdenes.

-No pudo escoger un mejor momento.-murmuró Draco tras ella.

La castaña no respondió nada, y durante las siguientes tres horas Hermione se encargó de cumplir con su tarea, vigilar los pasillos e intentar evitar los besos que Malfoy le daba cuando él creía que ella estaba distraída.

Había intentado mantenerse en sus cabales, se decía a sí misma que Malfoy no podía ser una distracción, y sin embargo, lo era.

-En serio, basta, Malfoy...-le dijo al sentir la impetuosa lengua del slytherin en su cuello, pero aquella caricia le provocó cosquillas, e inevitablemente, rió.

-Pero si lo estás disfrutando.-sentenció Draco volviendo a subir hacia sus labios. Él observó su sonrisa, y comprobó aquel grave efecto que Granger comenzaba a ejercer sobre él.-Hace unas horas me dijiste que no escaparías.

Hermione se mordió el labio inferior. Sí, Draco tenía razón, ella amaba esto tanto como él y no quería escapar.

Sabía que esto era como una sentencia. Si lo dejaba seguir, entonces no habría vuelta atrás, no podría simplemente olvidarlo, sería más difícil, lo sabía, y aún así, con sus dudas y contras, Hermione dejó que lo hiciera.

-Siento que me voy a arrepentir de esto.-murmuró ella suavemente en su oído.

Draco alzó su mirada y con sutileza la tomó por la barbilla, observó ese rostro que lo atormentaba por las noches y luego vio esos ojos miel llenos de confusión y temor. Entendía lo que ella sentía, porque eso era lo mismo que pasaba con él. Sabía que de continuar, todo empeoraría, y sería más complicado.

Tal vez era un grave error, una terrible equivocación, pero eran jóvenes, y de lo único que Draco se arrepentiría, habría sido de dejarla ir esa noche.

-Lo sé.-le contestó sellando sus labios con un profundo beso.

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Gracias a todas las personas que comentaron el capítulo anterior, les mando un súper beso :)

Ps: Dejen un voto, si ya imaginan lo que pasará 🙋🏼‍♀️🤭

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