A petición de: MaryTiky
Por toda la casa podía escucharse aquellos sonidos que despredía el piano al tocar sus teclas correctamente. En aquella mansión decorada de manera clásica y antigua, mientras la música sonaba, a lo lejos, pero dentro de la casa, caminaban unos pies descalzas con suma tranquilidad. El largo vestido blanco que llevaba puesto la chica a quien pertenecían aquellos pies, estaba perfectamente planchado a tal punto que aun dando una que otra voltereta por el pasillo, este no se arrugaba ni perdía su elegancia. Después de caminar por un largo rato, se detuvo frente a una gran puerta y con una sonrisa la abrió lentamente, escuchando aquel rechinido que siempre sonaba al abrirse. Una enorme cama, un gran closet, estantes llenos de los jarrones que siempre compraba en sus viajes, y una mesa acompañada de una silla bastante simple. Sobre ella había papel, tinta y pluma los cuales no parecían haber sido usados en todo el día. Como si estuviera bailando, se sentó allí y tomando la pluma, le puso un poco de tinta comenzando a llenar de palabras la hoja.
En el piso de abajo, el hombre pelirrojo, de estatura alta y la mitad de la cara tapada por un mascara, continuaba tocando el piano. El sonido se volvió mas triste y siniestro, tanto que el mismísimo piano parecía estar llorando. Con los ojos cerrados, por un momento tarareo unas palabras que fueron apocadas por los sonidos del piano. No entendía porque en estos momentos se imaginaba el jardín lleno de hortensias de la casa en la que habita, pero un sentimiento que nunca antes había sentido, provoco que su pecho doliera y sus manos temblaran un poco haciendo que el sonido se volviera mas desorganizado.
En la otra habitación, aparentemente satisfecha por lo que sea que había hecho en la hoja, la mujer se puso de pie y se asomo por la ventana para observar con mas claridad el panorama lluvioso. Mirando hacia atrás por unos segundos mientras su rostro se mostraba afligido, quito el cerrojo de la ventana y la abrió dejando que los fuertes vientos abatieran su cuerpo. Con mucho esfuerzo logro salir al balcón. Dio la vuelta y observo la puerta cerrada que esperaba fuese abierta, pero por mas que espero esto nunca sucedió. Suspirando hondo, retrocedió sin voltear, cerro los ojos y luego pudo ver por unos pocos segundos el cielo nublado desde el jardín de la casa con la vista un poco nublada.
Cuando la música se detuvo, el hombre de largos cabellos rojos, tomo un ramo de flores que había a su lado, y caminando por los pasillos, pudo ver una hoja que sobresalía de una de las puertas. Restándole importancia la tomo y la coloco en uno de sus bolsillos. Al abrir la puerta y asomarse por la ventana, vio el cuerpo de una santa rodeada de las hortensias que habían en su jardín que se habían teñido de un rojo carmesí.
Sosteniendo la hoja que había agarrado, se dejo caer en el suelo.
Flashback
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─ Se que en estos momentos estas ocupado, pero me gustaría hablar contigo sobre algo.
─ Tal y como dijiste, estoy ocupado. Hablaremos mas tarde. No puede ser tan urgente lo que tienes que decir.
Abriendo un poco se boca se disponía a decir algo, pero luego, volvió a cerrarla y con una sonrisa fingida respondió:
─ Si, tienes razón.
Días antes... Asustada al ver sus manos manchadas de sangre, corrió hacia el baño y lavo sus manos hasta quedar satisfecha. Observándose en el espejo, pudo ver sus ojos rojos, sus grandes y filosos dientes y las grandes garras que no sabia como ocultar. Sin entender el porque, hacia cosas horribles luego de escuchar una voz pronunciando su nombre en su cabeza. Sabia que era imposible, pero sabia que no estaba loca. No era posible que no pudiese recordar nada. Y guardando completo silencio, salio del baño y miro el cadáver que estaba en el suelo, sus ojos una vez mas cambiaron de color y con fuerza sobrehumana, tomo un brazo de la persona muerta y la lanzo por la ventana sin mucho esfuerzo.
Día tras día era el mismo infierno. Nunca se acordaba de nada. Con el tiempo descubrió lo que ocurría, pero ya era demasiado tarde y justo antes de que pudiera decirle a Cross, su voz fue callada.
Cuando su cuerpo cayo por la ventana, supo que ya no había nada que pudiese hacer y tan solo se dedico a contemplar el cielo en los pocos minutos que le sobraban de vida. Las lagrimas empezaron a brotar de sus ojos al recordar la sonrisa burlona que Cross le dedicaba cada mañana al despertar.
Todo fue cubierto por la lluvia y aclarado por el sol de la mañana. Lo que yacía en el jardín, ya no era el cuerpo de su amada, sino el de un vil y asqueroso demonio.
Lo único que le quedaba era el dibujo de ella misma que había hecho hace unos minutos.
Fin
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Disculpen por la demora, pero el colegio me ha tenido ocupada.
Ha sido algo corto, pero ojala y les haya gustado.