—¿Entonces todo esto de lo de las parejas predestinadas si existe? —Jackson pregunta por quinta vez en toda la tarde. Okey, hasta aquí llegué. Y al parecer, no soy yo solo.
—¡Que sí! —Le gritamos todo al unísono. Bruto, le dice Allison.
—Pero, aun no entiendo como es posible que por una simple unión astral tu fuerza corporal aumente —Dice Lydia, nadie lo ha dicho, pero me imagino que todos estaban pensando en lo mismo.
—Ni yo, la verdad, solo sé que soy más fuerte y más resistente
—Sí, créeme que lo vimos —Ella sonríe, y choca las cinco conmigo. Es emocionante estar aquí parado, ya casi sin nada de dolor. En otras circunstancias, estaría en un hospital con una intravenosa obteniendo droga para el dolor agudo que seguramente tendría.
He estado explicándole a todos lo que está pasando desde hace algún tiempo, aunque trato de no ser muy específico, ya que lo de los sueños, prefiero dejarlo más en secreto. Todos se mostraron demasiado sorprendidos cuando me vieron levantarme del suelo después de semejante golpe que Scott me dio, y no pude ocultarlo más, así que decidí hablarlo con ellos, y la verdad es que se lo han tomado muy bien, y aunque eso no importa mucho, se siente bien tener el apoyo de sus amigos más cercanos.
—Y no solo eso, hay mucho más —Deaton entra a la sala acompañado de Scott —Hay mucho más que quieres saber —De pronto detrás de él aparece Derek, y el corazón se me dispara. Como siempre, mi cuerpo reacciona a su presencia, y siento como la respiración se me estanca y como mi cuerpo vibra de anticipación.
—Bueno, creo que podemos hablarlo todos, ellos ya saben —Le digo a Deaton, pero Derek hace una mueca que solo yo veo y niega con la cabeza —O mejor no —Susurro —Nos vemos luego, chicos. Cuídense, y denme aviso para el próximo entrenamiento —Me despido sacudiendo la mano, y al pasar al lado de Scott recibo el abrazo que me extiende.
—Por favor cuídate mucho, si necesitas algo, sabes que aquí estoy —Parece tenso y no sé la razón. Mira a Derek y asiente con la cabeza, éste le devuelve el gesto y veo que tiene la boca en una sola línea, y de pronto soy consciente de lo que está pasando. Son dos alfas, y tal y como me lo temí, ambos quieren marcar su territorio, así que mantienen las distancias, para evitar los malos ratos.
—Lo sé, gracias, Scotty —Le palmeo el hombro, y me dirigo hacia Derek, de alguna manera, me siento completo estando a su lado, él me sonríe de una manera que me deja sonso, y yo trato de responder a su gesto. Deaton está afuera del auto del moreno, y cuando éste llega, pide permiso para montarse al auto en la parte de atrás. Derek y yo vamos adelante, y siento como el corazón se me quiere salir del coche, cuando una vez acomodados, Derek me toma de la mano, la acaricia con su pulgar y luego la deja suavemente en donde estaba. Su mirada es demasiado intensa y siento como si quisiera ver dentro de mi alma, una sonrisa estúpida se me escapa, y él parece complacido por ver el poder que tiene sobre mí. Si esto es así, no necesitaré de sus palabras.
Arranca el auto, y conduce sin ir muy rápido ni demasiado lento. El camino es silencioso, pero ésta vez, de alguna manera, no es incómodo, todo lo contrario, es demasiado ameno, teniendo en cuenta de que Deaton está en la parte de atrás, pero al parecer eso a Derek no le importa, así que a mí tampoco. En algunas ocasiones, cuando deja la palanca de cambios, me rosa la mano con los dedos, y no sé si es que es intencional o realmente no quiere hacerlo, pero solo sé que allí abajo comienzo a emocionarme y que mis mejillas ya están a un punto de ebullición extremo.
•••
Casi unos quince minutos después de haber arrancado de casa de Scott, llegamos a la veterinaria, Deaton sale apenas Derek estaciona el auto y pienso que nuestra discreta manera de hacernos arrumacos lo ha fastidiado. No sé si sentirme mal por él, o lleno de emoción porque Derek ha estado coqueteando conmigo discretamente.
—Trata de mantener tu mente abierta allí dentro, ¿sí? —Derek me detiene cuando me bajo del auto y estoy a punto de encaminarme hacia la entrada de la veterinaria. Sus palabras me confunden en sobre manera, pero veo la preocupación en sus ojos y en su expresión, y asiento.
Luego me deja pasar, y me sigue desde atrás a una cercana distancia. Cuando entramos, Deaton cierra la puerta y pone el cartel que dice cerrado.
—Bien, pueden tomar asiento —Nos dice señalando un par de sillas frente a él, me acomodo lo mejor que puedo, y luego Alan se sienta encima de una camilla frente a nosotros —Tal y como me lo pediste, he investigado más sobre el tema —¿Investigar? Yo no le he pedido nada, pero me doy cuenta de que su mirada va dirigida a Derek. ¿Él también quiere saber más? —Por lo que me contaste, ya tienes algo de conocimiento acerca de esto, pero Stiles no, así que voy a hablarles como si fueran los dos quienes no saben nada de nada —Derek asiente con un solo movimiento de cabeza.
—»Como ya ambos saben, o tienen consciencia, son la pareja predestinada del otro. Pero el tema va más allá. Una pareja predestinada no es otra persona más del montón, es alguien con quien vivirán por la eternidad, si así ambos lo quieren. ¿Has aceptado a Derek como tu pareja ya? —Me pregunta Deaton, yo respondo que sí, pero Derek responde que no.
—Solo fue de palabra —Dice el moreno en voz baja. Deaton parece comprender lo que pasa, (cosa que yo aun no hago) y hace una mueca asintiendo.
—¿Puedo explicarle? —Le pregunta a Derek, éste me mira y parece suplicarme algo con la mirada, pero no sé que, y me pone nervioso. Luego mira a Deaton y asiente con un suspiro derrotado. —Si Derek no te contó, esto, tendrá sus razones —Me dice y parece querer defenderlo, pero, ¿de qué?
—»Cuando se dice que aceptas a quien la luna ha puesto para ti como tu pareja, es hacerlo en un acto simbólico, del que la luna sea testigo, y solo estén los dos —Carraspea y parece avergonzarse por algo, los nervios me suben por todo el cuerpo y se me quedan atorados en el cuello —Ambos deberán unir sus cuerpos en un solo, en un acto de amor. La luna ahí es cuando a ambos les dará el doble de la fuerza que creo ya están recibiendo —El corazón se me pone a mil, y la respiración se me entrecorta. >>Unir sus cuerpos en uno solo<<, eso solo me suena a sexo.
—¿Te refieres a sexo? —Las palabras me salen más rápido de lo que puedo contenerlas, y las mejillas se me ponen calientes. Deaton aparta la mirada apenado, y por primera vez en mi vida, veo a Derek jugando con sus dedos discretamente en un estado de nerviosismo.
—Esto va más allá del sexo, Stiles. La luna quiere que sea algo puro, algo sagrado, en donde los dos demuestren el amor que se tienen —Y la desesperanza me llega, y aunque sí, yo aun sigo queriéndolo y mucho más que antes, él a mí no. El corazón se me estruja y mi pecho se oprime de manera dolorosa y que me hace erizar la piel —Cuando se haya completado el acto, ambos deberán jurarse lealtad, amor y protección para siempre —Las lágrimas se me acumulan y me ponen borrosa la vista, trato de ocultarlas, pero al parpadear para hacerlo, me ruedan una de cada ojo. No sé si Derek está viéndome o no, pero sin importarme, me limpio las mejillas y respiro hondo tratando de controlar el mar que quiere brotar de mis ojos.
—Has dicho que podríamos vivir eternamente, ¿cómo es eso? —Derek pregunta y su voz suena gangosa y algo entrecortada, lo miro, y veo que su cara tiene una expresión de tristeza. Me devuelve la mirada, y veo la angustia en sus ojos. ¿Por qué está así?
—Bueno, el hacer un compromiso después del acto de amor, es algo que se relaciona con eso, pero cambia algo, y es que para vivir eternamente, los dos tiene que hacer un pacto de sangre con la luna, si ella se los permite, de alguna manera lo sabrán, si no, también lo harán —¿Vivir eternamente con él? Nada me haría más feliz
—Osea que, ¿significa que no moriremos? —Ésta vez pregunto yo.
—Si deciden vivir eternamente, y la luna se los permite, pueden hacerlo, pero solo si es juntos, si uno quiere y el otro no, no podrán —El matrimonio le queda pequeño a todo este asunto. Volteo de nuevo a mirar a Derek, y veo que él ya me estaba mirando —Les daré un tiempo a solas —Dice Deaton, y cuando sale, cierra la puerta de la sala en donde estamos. Se lo agradezco.
—¿Por qué no me dijiste todo esto aquel día que fuimos a tu casa fuera de la ciudad? —No estoy molesto, solo, confundido. ¿Esto es incómodo para él? Seguro que sí. En el pasado debe de haberse acostado con muchas personas, pero de seguro es porque sentía deseos, conmigo, no lo creo, así que sí, esto debe de ser demasiado incómodo para él.
—No sabía como decírtelo, y ni siquiera tenía pensado que pasara hoy. Siento que es muy pronto para que te acostumbres a la idea de que esto está pasando, aun ni siquiera yo, que sé de esto me acostumbro, y no porque eres tú, si es lo que piensas, es porque nunca creí que esto fuera a pasarme —Cierra los puños y hace un sonido de disgusto con la garganta —Mi mamá me contaba mucho acerca de esto, pero a medida que crecía, comencé a creer que nunca encontraría a mi pareja. Y organicé mi vida para que eso no me afectara, casi tengo treinta años, y todo este tiempo estaba convenciéndome de que no había pareja para mí, y que no la habría, y vienes tu, y cambias todo —Se levanta de su silla, y se pasa las manos por la cara con frustración —Sé que esto debe de ser difícil para ti, no estás enamorado de mí, y de seguro que no quieres que esto esté pasando, pero no puedo hacer nada, y lo siento mucho, porque sé que no es justo para ti.
—Si solo supieras —Susurro en voz baja, casi imperceptible, pero he olvidado por un momento de que él es un lobo completo, por lo cual sus sentidos son tan agudos que hasta el sonido de la circulación de mi sangre la podría oír.
—¿Qué dijiste? —Me mira atentamente, y sé que he cometido un error gigante. ¡Mierda!
—Nada, solo, tengo que irme. Podemos hablar de esto luego —Ni siquiera pienso en lo que digo, solo actúo, me levanto de mi silla y me aproximo a la puerta para abrirla, pero él me toma del brazo y hace que me gire hacia él.
—¿Te irás otra vez? ¿Así va a ser siempre? —Su pregunta es retórica, y el enojo se me sube como una cerveza agitada.
—¡Siempre dirás algo que me moleste! ¡No sabes nada! —Él me acerca a su cuerpo, y el corazón me comienza a palpitar más fuerte.
—¿Qué dices que no sé, eh? Sabes perfectamente que digo la verdad, no quieres esto, ¿o me equivoco? Dilo —Las lágrimas se me asoman, y me odio por parecer tan débil ante él.
—Sí, te equivocas. Vaya que lo haces —Y mi boca vuelve a actuar de nuevo, cierro los ojos con rabia y frustración y dos lágrimas me bajan por las mejillas.
—¿En qué? Dímelo —Me quedo callado, no puedo abrir la boca, no puedo hacerlo —¡Dímelo! —Me sacude de ambos brazos, y solo eso me hace estallar por completo.
—En todo te equivocas en todo —Hablo, y ya no soy capaz de parar todo lo que me aparece en la boca para decirle —¡Te equivocas en todo! ¡No sabes lo que fue para mí tu partida, me prometiste cuando era un adolescente que nunca me dejarías, y lo hiciste! —Sollozo al final, él me suelta en shock y me mira mientras boquea tratando de encontrar palabras, lo último que digo, es lo que lo deja fuera de combate —He estado enamorado de ti, desde que tengo uso de razón, pero nunca lo notaste, y de haberlo notado, nada hubiera cambiado, porque de igual manera te hubieras ido —Y salgo de la sala con el corazón en la garganta. Las lágrimas me bajan por las mejillas, y no me molesto en pararlas, la voz de Scott suena en mi oído cuando lo llamo, y él solo me dice que en unos momentos estará aquí.
Derek me llama, pero me alejo de él, y salgo de la veterinaria, Scott aparece frente a mí, y le gruñe en la cara, me ayuda a caminar, me subo al auto y luego comienza a conducir. El dolor que me aprisiona el pecho, no me deja respirar, y las lágrimas bajan con más intensidad. Él no sabe nada, tenerlo a él, es lo que siempre he querido en la vida.