La Nueva Vengadora: Amelia

By BadwiC

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.La mayoría de los personajes son pertenecientes a Marvel Cómics, la historia es completamente mía y queda pr... More

LA NUEVA VENGADORA.
1. Reclutamiento
2. El acta
3. Stark
4. Ceguera por los flashes
5. Objetivo
6. Propuesta
7. Del día a la noche
8. X
9. Inmaculados
10. Propuesta fallida
11. Pasado
12. Shield
13. Divididos caeremos
14. Unidos venceremos (I). Oscuro pasado
15. Unidos venceremos (II). DeKnight
16. Unidos veceremos (III)
Final de la primera parte.
Escena Post-Creditos
17. Tratados
18. Los que perdieron todo
19. Genes y arañas
20. Héroes y fugitivos
21. Persecución
22. Crónicas de un villano
23. Debilidades y desacuerdos
24. Conocemos a alguien
25. El sujeto
26. Encuentro en el aeropuerto
27. Héroe caído
28. Somos del mismo bando
29. El asesino
30. Es el fin
Creditos Finales
Hey guys

31. Kryptonita

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By BadwiC


|Kryptonita|

Era el fin. Un suspiro, dos suspiros. Era mi rutina cada vez que una batalla evidentemente peligrosa estaba apunto de suceder.

Escuché un quejido de dolor detrás de mi, era Steve que había derribado a quienes acechaban mi espalda.

-Es bueno verte abuelo -se puso a mi lado con la vista fija en todos nuestros oponentes.

-La próxima vez que tenga que salvarte, deberás invitar la shawarma.

-En tus sueños paletas -dije mientras sentía cómo la energía se acumulaba en mi cuerpo, los ojos brillantes habían vuelto y las palmas de mis manos brillaban de un color azul turquesa.

-El que derribe más, gana -me miró con una sonrisa de lado y le devolví el gesto.

Fue ese el momento en el que todos se lanzaron contra nosotros y a pesar de estar con el mismísimo Capitán América, sentía que estábamos casi perdidos. Pero no iba a rendirme sin dar batalla.

Lanzaba ráfagas de energía mientras peleaba cuerpo a cuerpo con los soldados, el capitán lanzaba su escudo hacia mi de vez en cuando para derribar a quienes venían en mi punto ciego y yo hacía lo mismo con él, a eso le llamaba trabajo en equipo.

Íbamos bien por un tiempo, pero eran demasiados para nosotros. Estábamos completamente rodeados y el capitán había perdido su escudo unos minutos atrás, era el mío el que nos protegía a ambos y compartirlo por tanto tiempo estaba robando la mayor parte de mi energía.

De pronto, el escudo del capitán venía volando hacia nosotros, aunque técnicamente tenía una telaraña en él, haciendo retroceder a los más cercanos y acabó de nuevo en las manos de Steve.

-¡Cortesía de tu buen vecino, Spider-Man! -su frase no tenía sentido, ni siquiera éramos vecinos, pero escuchar esa voz de tono juguetón fue lo mejor que pudo haberme pasado en ese momento.

Dos hombres había sido rodeados de una luz escarlata para ser lanzados varios metros atrás, Wanda se puso a mi lado. El sonido de rayos repulsores que tanto conocía hicieron retroceder a otro par, y Iron Man voló sobre mi cabeza. También estaba Clint que lanzaba flechas a diestra y siniestra a mis espaldas y Bucky junto con Pantera Negra llegando justo en el momento.

-Vengadores -comenzó a decir mientras todos, incluido el hombre que se encogía el cual aún no sabía su nombre, se acomodaban en un círculo para cubrir cada parte de nuestro alrededor y todos eligieron un lugar en donde atacar, mis ojos se iluminaron observando a cada posible objetivo y me lancé junto a los demás. Esto iba a ser divertido.

Casi podía escuchar la música de fondo que acompañaba esta genial batalla, la verdad es que la fuerza de los soldados del invierno era parecida a la de Bucky y eso era algo duro de sobrellevar, pero a comparación de hace un rato y con más ayuda no parecía tan difícil.

Todos parecían serios con cada uno de sus contrincantes, era increíble cómo no veían la emoción y diversión con cada golpe y patada, aunque Peter hablaba todo el tiempo y era algo tedioso, pero no podía negar que alguno de sus comentarios causaban risa.

-Sonríe Paletas -dije mientras daba un mortal quedando a espaldas de alguien que atacaba a Steve de frente y poniendo la cadena de mis nunchaku le doble el cuello.

Steve pareció sorprenderse, pero antes de que dijera algo salté hacia el medio de la batalla. Luchaba con cada soldado del invierno y por alguna razón lo estaba disfrutando.
Había tomado una de las armas afiladas de uno de ellos y lo clavé directamente en la garganta de este. Sentí varias miradas sobre mi después de eso.

Mi cabello comenzó a ondearse por el aire proveniente de una especie de nave que pasaba justo por nuestras cabezas. De ahí salieron más soldados, pero estos con un tipo de equipo que les permitía volar por los aires y disparar al mismo tiempo. ¿De dónde había sacado Zemo tanta gente? Mi vista se dirigió al capitán quien también veía hacia arriba, su vista se fijó en mi y asintió como si nos entendiéramos con ese gesto.

-¡Voladores! -gritó el capitán- Ya saben que hacer, a sus puestos.

Visión, Tony, Sam y Wanda se alzaron al aire para empezar a atacar, mientras los demás luchábamos en el suelo. Incluso Peter había utilizado sus telarañas para atacar a unos cuantos arriba. Necesitaba una mejor perspectiva del campo por lo que decidí correr hacia un edificio y subir a lo más alto. Estaba a medio camino cuando me topé con la mano de Steve sobre mi hombro.

-NO matamos -dijo dándome una mirada severa, debo aceptar que fue algo escalofriante. Le devolví la mirada, aunque di un suspiro pues sabía que era algo indebatible.

-Bien -quite su mano con fuerza- pero quiero que sepas paletas, ellos no van a devolverte el favor.

Y me fui corriendo hacia el edificio. Subí a lo más alto y puede ver la escena por completo. A simple vista eran demasiado para nosotros, pero cada uno tiene algo especial que lo hace más fuerte de lo que aparenta.

Los soldados voladores se dirigían hacia mi y luchaban contra los que estaban en el aire de nuestro lado. Iron man disparaba sus rayos y yo estaba preparada para el que viniera.

-¿Qué son esos? ¿Chitauri? -preguntó Clint por el comunicador al ver a los soldados sobre su cabeza.

Justo en ese momento un soldado aterrizó en el techo en donde me encontraba y solo con ayuda de mi escudo pude noquearlo de verdad.

-Peor -hablé observando el particular uniforme que llevaban- inmaculados.

-¿Cómo son los inmaculados peores que los chitauri?

-No se, siempre quise decir esa frase. Vuelve a la lucha Barton

Ahora la cosa se había tornado interesante, y me preguntaba el porqué de aquel uniforme. Creí que habíamos vencido al ejército de los inmaculados al encerrar a la abeja reina, la doctora que había experimentando conmigo combinando el suero de súper soldado con mi gen mutante que hicieron de mi poder aún más fuerte, los cuales creían que eran causados por una exposición a rayos gamma.

-Tony -hablé por el comunicador confundida- creí que los inmaculados estaban acabados, ¿dónde está la doctora?

-No lo sé, estaba a disposición de Talbot la última vez que revisé. Dejé de darle seguimiento hace varias semanas.

-Creo que no han sido del todo sinceros, ella escapó.

-No pudo haberlo hecho sola -interrumpió Steve- recibió ayuda.

Con eso estaba todo bastante claro. La doctora era la única persona que poseía información completa sobre mi escudo, ni siquiera el profesor Charles Xavier sabía del tema con profundidad. A estas alturas aún seguíamos descubriendo cosas de este, cosas que la doctora ya sabía. Si esa información era valiosa, era buen precio a pagar a cambio de su libertad y si Zemo se hacía poseedor de esta, no podría traer nada bueno.

-Necesitamos encontrar a Zemo.

La terraza del edificio en donde estaba, se encontraba conectada con otras por lo que se hacía fácil saltar de un edificio a otro de para estar más cerca de la nave del enemigo. Corrí como por tres o cuatro terrazas y eran más grandes de lo que se veían, estaba acercándome a la punta y debía saltar para llegar.

-Necesito un transporte

-¿Dónde estás? -respondió Tony- No saltes hasta que te diga.

-Acabo de hacerlo -y salté del techo sin saber lo que me esperaba abajo, la vida es un riesgo.

La armadura de Iron man me atrapó en el momento justo y me elevó hacia la nave en donde suponía se encontraba Zemo. Utilicé su brazo de metal para apoyarme y saltar a la nave. Estaba dentro.


Omnisciente

Natasha se encontraba en camino apenas enterándose de lo que sucedía a unos kilómetros de distancia. Primero tuvo que escapar de Ross quién la veía como traidora por haber dejado ir a Steve, Tony fue quien se comunicó con ella para darle la ubicación de todos los héroes que horas atrás se enfrentaban entre ellos. Ahora estaban unidos contra un enemigo en común, que ironía pensó Black Widow.

-Tengo su nave a la mira, ¿disparo? -dijo mientras conducía un quinjet de los vengadores. Tenía las manos en los controles, estaba lista para atacar.

-Negativo -contestó Amelia por el comunicador- estoy dentro

-¿Qué diablos haces ahí dentro? -preguntó la pelirroja.

-Disfruto de la vista -Natasha rodó los ojos aún sabiendo que ella no podía verla- busco a la cabeza de todo esto.

-¿Tuviste suerte?

-No -se escuchó un pequeño ruido como si estuviera luchando contra alguien.

Amelia revisó por toda la nave, no era muy grande, pero si que tenía lugares en donde podría esconderse, pero estaba vacío, ahí solo estaba aquel soldado que había derribado al entrar. Entonces dentro de la cubierta escuchó un pequeño sonido de pitido. Rompió aquello que lo guardaba con ayuda de su mano brillante y entonces vio el artefacto.

-Hijo de puta -susurró más para sí misma- este lugar va a explotar.

Todos escuchando la afirmación de parte de Amelia voltearon a ver aquella nave robada y por dos segundos nadie movía un solo músculo.

-Diez segundos -habló Amelia advirtiendo del tiempo que quedaba mientras saltaba con uno de los artefactos que algunos soldados utilizaron para estar en el aire.

-Wanda -habló Steve por el comunicador.

-N... no puedo hacerlo -se escuchó dudosa- Amelia lo ha hecho antes, en la ONU.

-Estoy algo ocupada en este momento -dijo con suspiros de fuerza mientras luchaba con alguien en el aire- tienes cinco segundos Wanda, olvida el incidente -se escuchó una explosión en el aire, del transporte volador que utilizó Amelia para escapar. Cayó en el techo y siguió corriendo para continuar luchando con los soldados que ahí se encontraban- puedes hacerlo.

-Tres segundos, Wanda -le recordó el capitán.

Wanda se había culpado a si misma por la muerte de decenas de personas aquel día en Lagos, y es que no solo no había podido detener una simple bomba si no que había mandando esta directo a un edificio con gente en él. Esa fue la primera vez que Wanda tuvo miedo de si misma y de su poder.

No podía pensar, y no tenía tiempo de hacerlo. Recordó a Amelia, esa niña actuaba sin analizar las situaciones, siempre se lanzaba a lo arriesgado y era tan suertuda, o talentosa, que siempre lograba salirse con la suya; el método Stark era arriesgado, pero era eso o todos morirían hecho pedazos. Los ojos de Wanda se tiñeron de un rojo escarlata y un segundo antes de que la bomba explotara, esta se contuvo en un campo de energía del mismo color.

Pesaba, mucho y entonces recordó el sentimiento de pérdida de nuevo, ¿que haría Pietro en su lugar? Los salvaría a todos sin duda, salió mal herido por salvar a un niño y ella tenía que seguir su ejemplo. Salvar a su familia, porque era lo que todos ellos eran. Su familia. El peso de la bomba crecía cada vez que intentaba expandirse de nuevo, se preguntaba cómo Amelia había soportado todo un edificio. La mantuvo unos segundos hasta que vio el punto exacto de dónde podría hacerla estallar. Los soldados se encontraban amontonados y fue su oportunidad. La tomó.

Los héroes corrieron en busca de un refugio de dónde esconderse de la bomba, aunque no había sido directamente hacia ellos, aún estaban cerca de esta. El suelo tembló debido a la magnitud de la explosión, tanto que incluso Amelia, quién ya había saltado varios techos tropezó cayendo en el extremo de una azotea.

Amelia alzó la vista, para ver justo lo que quería. Era Zemo, se encontraba en la siguiente azotea de espaldas a ella completamente apartado de dónde toda la acción se encontraba, vaya cobarde pensó.

Se levantó ocultándose detrás de una salida de aire para evitar que Zemo la viera. Se subió en el tope de esta para agarrar impulso y saltar con ayuda de su escudo. Aún se encontraba a espaldas de ella y el sonido al aterrizar de sus pies contra el techo lleno de grava no pareció sorprenderlo, incluso parecía que esperaba su llegada.

Ahí lo encontró, observando con una extraña admiración una especie de tubo de metal que no era nada más que eso. Era extraño, pensó Amelia. No era un tipo normal.

-Hola Amelia -habló de manera tediosa volteando su mirada a ella- he estado esperándote

-¿Por qué? -Amelia se acercó cada vez más a él- ¿te conozco?

-Lo cierto es que no -sonrió con sorna- digamos que tenemos algo pendiente, nada personal -aclaró- al menos no contigo.

De pronto sacó dos especies de navajas afiladas, una en cada mano. Tenían un color brillante que el reflejo de la luz de las calles podía cegarte varios segundos.

Amelia sonrió, quería dejarle algo de Zemo a T'Challa, pero lo cierto era que quería divertirse un poco más. No quiso utilizar sus clásicas armas está vez, además de su escudo, utilizaría dos dagas parecidas a las de su contrincante. Aunque no tan brillantes, nada brilla más que Amelia, según ella.

Dio un par de vueltas a las dagas con sus manos retando a Zemo a acercarse primero y eso fue lo que hizo. Como si se tratara de una danza de espadas pequeñas, manejaban ambos las filosas armas de manera artística. Amelia sonreía mientras luchaba, disfrutaba cada segundo y cada movimiento como si su vida fuese hecha para portarlas; daba saltos y vueltas esquivando a su oponente de una manera magistral y la sonrisa no se borraba de su rostro, incluso parecía que podías ver el cabello negro bailar junto con ella en cámara lenta siguiendo el son de cada uno de sus movimientos y sus ojos brillantes estaban más vivos que nunca.

No fue hasta que Zemo logró tocarla con el arma de la mano izquierda, Amelia no le había dado importancia hasta que sintió ardor en la zona en la que la había tocado. Era imposible. Se sintió tan consternada observando una pequeña cantidad de sangre saliendo por la herida abierta que apenas reaccionó cuando un segundo ataque venía justo frente suyo, apenas pudo esquivarlo doblando completamente la espalda.

Regresó a su lugar de golpe con las manos empuñando sus armas más fuerte que antes y su pelea se volvió incluso de admirar por todos, comprendió que con esas pequeñas cosas afiladas podía ser herida y no iba a dejar que eso suceda. Incluso Zemo pareció sorprenderse por el cambio de la adolescente.

Amelia avanzaba hacia adelante dando saltos, patadas y navajazos mientras que su contrincante ya no hacía nada más que esquivar. Ella era rápida, era peligrosa y se había dado cuenta de ello.


Peter se balanceaba con ayuda de sus telarañas de un lado a otro, disfrutaba sentir el aire chocar contra su cara, aún llevando la máscara podía sentirlo perfectamente. Después de la explosión la mayoría de los soldados habían caído, aunque aún quedaba por hacer todos ya daban la pelea por terminada con los héroes como triunfadores.

Nadie había visto a Amelia después de la explosión, no era preocupante, ella siempre se salía con la suya, sin embargo tampoco se había comunicado y tanto Tony como Peter y los demás se preguntaban dónde estaría aquella chica de ojos azules.

-Am... -le llamó Peter por el comunicador- ¿estás viva?

Todos estaban atentos a la repuesta mientras peleaban con sus contrincantes. Una respiración agitada se escuchó en el oído de todos.

-Estoy algo ocupada Pete... -se escuchaba el viento pegar contra ella y el sonido de algo filoso- lo encontré.

-¿Necesitas ayuda? -preguntó Tony esperando la respuesta algo preocupado.

-Estás hablando con la invencible Amelia Stark.

Todos rodaron los ojos de alguna forma, la respuesta de la chica escudo no les sorprendía para nada pues siempre había tenido buena estima en ella misma, aunque no se equivocaba pues a todos les constaba lo peligrosa que era.

-No te muevas de ahí, estoy en camino -habló Tony. No le gustaba para nada dejar sola a su hija con un hombre como Zemo.

-Te dejaré algo de acción, papá.

Tony terminó con unos cuantos soldados antes de alzarse en vuelo y dirigirse al edificio donde Amelia se encontraba con el villano que había causado todo lo ocurrido. Al estar en el aire, pudo ver la manera de pelear de su ahora hija, era majestuosa. Recordaba cómo hubo un tiempo en el que Amelia quería enseñarle a pelear de forma física para que cuando la armadura le faltara, él podría patear traseros sin problemas. Esas habían sido sus palabras textuales.

Al verla sonreír de aquella manera mientras peleaba le hacía sentir seguro, estaba orgulloso de ella y de cómo había evolucionado después de algunos meses. Pasó de ser aquella chica intimidante y cerrada que no confiaba en nadie a una hermosa joven segura de si misma que entendió y conoció por primera vez el amor de una familia, Tony le había enseñado a ser una mejor persona y a paso de ironía, ella le hizo una mejor persona también.

Estaba a punto de hacer su gran entrada para el golpe final, vio cómo pantera negra se acercaba saltando y corriendo con gran agilidad. Amelia estaba ganando y la sonrisa triunfante en su rostro era digno de admirar, pero justo cuando Tony pisaba el suelo de aquella azotea del edificio más alto de todos y Pantera Negra daba un último salto para caer de pie en el mismo lugar, con Zemo en el suelo casi rendido Amelia decidió darles una mirada amistosa, sonriéndoles de lado como lo había hecho desde el primer día. Pero aquellos ojos azules se apagaron en un instante y el corazón de Tony se detuvo.

Los vengadores habían acabado con todos los soldados, Peter había ido a dar una vuelta para asegurar el perímetro y los demás miraban los cuerpos inconscientes de sus enemigos.

-¿Amigos de nuevo? -sonrió Natasha de lado mirando a Steve a los ojos y este le devolvió el gesto.

-Le dije a Amelia que debía invitar el shawarma está vez, derribé más soldados que ella.

-Supongo que seremos todos fugitivos después de esto, dudo que podamos.

Antes de que alguien más pudiera contestar escucharon un sonido extraño, como si fuera el último suspiro de una persona, también escucharon un grito de guerra y la falta de aliento de otra. El orden de aquellos sonidos y los portadores de estos fue lo más preocupante para ellos.

-¿Tony? -preguntó Natasha por el comunicador.

Al no recibir respuesta todos corrieron hacia el lugar de los hechos y al llegar y ver aquella escena, los sentimientos de sorpresa, tristeza y odio podía leerse en la cara de cada uno de los héroes. Nadie podía moverse, nadie creía lo que veía.

-Duele, ¿cierto? -dijo mientras veía la sangre acumularse en el piso cada vez más- ver a tu hija desangrarse frente a tus ojos.

La mirada de Tony no se apartaba de aquella escena, nadie movía un solo músculo y las respiraciones entre cortadas y aceleradas era el único sonido que se escuchaba. Sabían que si alguno de ellos actuaba en contra de Zemo, no iban a detenerse nunca y eso Tony lo tenía claro.

-Verás -comenzó a hablar de nuevo rodeando el cuerpo de la chica y viéndolo con satisfacción- cuando encontré a mi pequeña aún respiraba, apenas. Fui a abrazarla y llenarme las manos de sangre, en su pecho estaba clavado algún metal de un edificio caído.

Tony levantó la mirada para ver directamente a los ojos del asesino de Amelia.

-Creí que sería poético -suspiró admirando su trabajo- después de descubrir la debilidad de Amelia con el adamantium pensé, a nadie se le podría ocurrir una mejor venganza que matar a la única familia del responsable de la muerte de mi hija, de la misma manera en la que ella murió. Injustamente -su voz comenzaba a sonar rencorosa- por un pedazo de metal que no debía caer aquel día rutinario.

La mirada de Zemo se tornó oscura por un momento, pero al ver el resultado de su arduo trabajo de investigación y profundo plan de venganza, el brillo de maldad y felicidad de triunfo volvió a su rostro.

-Una lástima que la señorita Potts no estuviera aquí para verlo -volvió a sonreír y entonces Tony tenso aún más su cuerpo- ¿cómo estará pasándola en Italia?

Escuchó como si garras de metal salieran de algún lugar y todo estuvo en blanco. Tony estaba a punto de atacar, sobrecargando cada misil, cada arma de fuego que había insertado en su armadura y todo apuntaba hacia aquel bastardo que iba a morir en segundos. Tal vez no podía hacer mucho por Amelia, pero iba a vengarla.

Estaba punto de volar hacia él cuando T'Challa en su traje de pantera saltó hacia el asesino de su padre y con sus garras de vibranium logró cortarle el cuello y se lo llevó, lejos de todos los presentes.

Todos se acercaron a la joven chica de cabello oscuro y Tony se arrodilló a su altura, tomando sus manos. No estaba sola, no quería que sintiera eso. No podía hacer nada, no salían siquiera las lágrimas que Amelia merecía, simplemente no creía que aquello estaba pasando. Ella lo era todo, era su familia y se la habían arrebatado.

Maldijo el momento en el que creó a Ultron aún con las advertencias de no hacerlo, porque si hubiese dejado aquellas ideas, tal vez ella estaría viva soltando sus comentarios sarcásticos, lanzando sonrisas ladeadas y burlonas y tal vez podría ver esos ojos azules brillar por última vez. Pero el hubiera no existe. Lo hizo y ahora, aún después de tanto tiempo, todos pagaban por su error.

Sintió la palma de una mano en su hombro, no tenía ni la fuerza para voltear el cuello y verlo a los ojos. Era el capitán.

Steve tomó el brazo de Amelia y tenía el pulso demasiado bajo. Aún vivía.

Tony la miró por primera vez a los ojos, no estaba asustada, pero veía debilidad e inocencia. Cosas que Amelia luchaba por esconder. Hizo el intento de sonreír, pero la sangre comenzaba a acumularse en su garganta, sabía que eso no era buena señal.

-No es tu culpa -dijo débilmente a lo que Tony negaba la cabeza en movimientos rápidos aún viendo a la nada- fui yo, solo yo...

Tony seguía negando, aún sin poder decir palabra.

-Vamos papá -tosió- no te culpes por eso, lo hicimos por el bien común ¿recuerdas?

Tony estaba a punto de hablar sin saber qué decir, entonces recordó de nuevo a Ultron y las víctimas que este había cargado, las horas que había pasado en el laboratorio con la doctora Cho perfeccionando su máquina habían ayudado para liberarlo de la culpa, aunque no completamente, pues habían funcionado.


Todos estaba ahí, menos uno. El más joven del equipo quien aún no tenía idea de lo que ocurría a un par edificios más lejos. Peter pensaba en cómo su tía May imaginaba que estaba haciendo algún proyecto con el señor Stark, jamás se imaginaría de lo que su sobrino era capaz y Peter no podía estar más orgulloso del trabajo que había hecho, derrotar a los malos y salvar inocentes, era su meta y lo había logrado. Se preguntaba dónde estaba el resto del equipo, había perdido su comunicador en una batalla con un soldado, esperaba que el señor Stark no se enfadara por eso, tendría que dar todos sus ahorros para pagarlo. Entonces vio una cabellera pelirroja, Black Widow, y no dudó un segundo más en dirigirse ahí. Seguramente estaban festejando y lo había dejado de lado, eso le pasaba por ser el último en unirse al equipo pensó.

Se balanceó hacia ellos con el rostro sonriente, a pesar de no poder apreciarla ya que tenía la máscara puesta.

-¡Eso estuvo increíble! -entonces notó que todos tenían el rostro perdido- ¿Por qué esas caras?¡Ganamos!

-Peter... -susurró Natasha frente a él.

-¿Qué? -preguntó con una risa nerviosa, empezaba a preocuparse. Natasha se hizo a un lado para dejar la vista libre y poder ver cómo Amelia se desangraba en el piso.

Corrió hacia ella arrodillándose, había tenido un dejavú sobre eso, esto no podía estar pasando otra vez, recordó a su tío en la misma posición y como todos a los que amaba terminaban así. El señor Stark se había apartado hacia una esquina dejándole el paso libre.

-Yo les dije -susurró de nuevo Amelia- mi kryptonita -tosió sangre.

Peter intentó callarla, pero sabía que era imposible, ella sonreía intentando demostrar fuerza y sabía que iba a odiarlo si la trataba como si fuera frágil, aunque en ese momento Peter estaba seguro de eso.

-¿Qué pasó con la invencible Amelia Stark? -intento sonreír.

-Tal vez no es tan invencible después de todo -tosió- demonios...

-¿Qué pasa?

-Creo que necesito lentes Peter -sonrió mientras cerraba los ojos- comienzo a ver borroso.

Intentó callarla una vez más, todos lo veían con rostros afligidos e incluso llorosos, el señor Stark hablaba por teléfono y lo único que Peter pensó era lo increíble que era cómo no se preocupaba por su hija moribunda. No sabía qué hacer, Peter simplemente no podía hacer nada más que tomarle la mano.

-Peter... -tosió de nuevo sacando aún más sangre por la boca.

-No hables Amelia, la ayuda ya viene...

-Nunca te lo aclaré -tosió y siguió hablado sin hacerle caso- me gustó ese beso.

Peter intentó sonreírle, pero simplemente no podía hacerlo. Sostuvo con cuidado su cabeza hasta que no tuviera más fuerzas para hacerlo por sí misma y sus ojos se cerraban cada vez más, ella no podía evitarlo.

-No no no -susurró desesperado- Amelia quédate conmigo, no me hagas esto.

Se inclinó juntando sus rostros mientras sus lágrimas salían con ímpetu y ella se dejaba caer.

El capitán se acercó una vez más para tomarle el pulso concluyendo que era aún más bajo que la última vez.

-¡Aún podemos salvarla! Señor Stark, Vamos ¡haga algo!

-Tony... -habló Steve.

Stark ignorando aquella escena siguió con su llamada.

Aún escuchando los gritos desesperados de Peter, lo que antes era dolor ahora era paz, Amelia se preguntaba si eso era lo que sentías al morir. No quería hacerlo, pero entonces pensó que no era una terrible forma de terminar, el dolor ya no estaba y tenía frío, de ese que sientes en los días de invierno perfectos para un chocolate caliente y eso la reconfortaba de una manera siniestra. No había nada más que decir, su vista se volvía cada vez más borrosa y estaba segura que la sonrisa que traía en el rostro era más atemorizante que feliz. Pensó en todos los presentes, quiénes ahora consideraba su familia, su padre no estaba, pensó que sería demasiado para él, pero la persona que estaba a su lado llorando era a la que deseaba con ella, grabó cada detalle de su rostro hasta el último segundo, cuando su respiración se volvió más lenta y la vista se volvía oscura, morir no era tan malo, pensó.

Habían salvado al mundo una vez más, millones de inocentes, pero como Steve Rogers dijo una vez, no siempre los puedes salvar a todos.

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