28. Somos del mismo bando

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|Somos del mismo Bando|

Me quedé en el mismo lugar, no sabía si habían pasado minutos o segundos, Tony le quitaba el casco de metal y ahí estaba Rhodey con los ojos cerrados y sangre saliendo por la nariz. Al mismo tiempo en el que Tony había aterrizado lo había hecho Falcón. Pude ver que estaba a punto de hablar así que solo extendí la palma de mi mano y lo lancé varios metros atrás.

—¿Amelia? —habló Peter que se encontraba detrás de mi con una mano en mi hombro— ¿estás bien?

—¿Está... vivo? —tragué con dificultad, no sabía la respuesta que quería escuchar.

—Aún tiene pulso —respondió Tony— llévense a Wilson y los demás, tengo que llevar a Rhodes para que lo vean.

—¿Qué hay del capitán? —preguntó Peter— se han escapado.

—Eso no importa ahora.

—Tony, tenemos un límite de tiempo —dije aún observando el cuerpo inerte de James— ¡mierda, esto es mi culpa!

Comenzaba a perder la razón y comenzaba a arrepentirme de dejar ir a Steve.

—¿Cómo es posible que sea culpa tuya? Fue un accidente, Am — reconfortó Peter viéndome a los ojos y yo aparté la mirada intentando ocultar todo sentimiento de culpabilidad.

—Si no los hubiese dejado ir —dije en un susurro para mi misma, pero los presentes habían escuchado.

Noté como Tony desvió la mirada por primera vez de James, dirigiéndome una mirada sorprendida y en estado perplejo. No sabía qué era lo que me dolía más, si la culpa que cargaba por haber dejado ir a Bucky y a Steve o el hecho de Tony me veía con ojos decepcionados.

—Lo siento —sollocé— lo siento.

Pero Tony no dijo nada, aquella mirada no cambió y simplemente dio la vuelta con James en los brazos y se fue, dejándome con las palabras en la boca.

—Am... —me tocó el hombro y me aparté enseguida, limpiando mis lágrimas con las manos.

—Lleven a los prisioneros —dije sin mostrar emociones— Vis, ya sabes dónde.

Visión asintió y cargó con los tres él solo. Me quedé con Peter en medio de aquel campo verde mientras veía a la nada.

—Debemos irnos —intervino Peter después de unos minutos de silencio— debemos idear algo.

—Estás herido —dije viendo su rostro— la tía May me matará.

Él soltó una pequeña risa.

—Es el resultado de derribar a una hormiga de dos metros —sonrió altanero— no es nada.

Él tomó mi mejilla limpiando las últimas lágrimas que caían por la culpa que sentía en ese momento.

—No es culpa tuya —susurró— hiciste lo que creías correcto.

Omnisciente

Ambos quedaron viéndose a los ojos por un instante y olvidando por un segundo todo lo que había ocurrido, se acercaron lentamente dejando sus rostros a solo centímetros pudiendo sentir la respiración del otro de manera acelerada, casi tan rápido como sus corazones latían a la par y los ojos brillosos a causa de las lágrimas de Amelia no se conectaban más con los cafés de Peter, pero en un último momento, ambos se apartaron.

La Nueva Vengadora: AmeliaWhere stories live. Discover now