13. Divididos caeremos

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|Divididos caeremos|

Tantas noticias de esa magnitud en un solo día era demasiado para mi ser, no supe cómo pude permanecer de pie ni cómo no tuve algún colapso nervioso o un ataque severo de emociones recientemente encontradas después de aquello.

Quiero decir, ¿un escudo? Que cosa más irónica después de todo, tanto que tenía unas ganas severas de reír como si se tratara de la más pesada de las bromas. Suponía que esto era absolutamente sabido por Fury y era esto lo que buscaban aquellos hombres pero ¿por qué? Habiendo muchas más personas con tantos poderes o dones, como quieran llamarles, aún mejores que ser un maldito escudo tenían que ir detrás de mi. Lo peor de todo esto es que estuve sola durante meses y en ningún momento sentí que corría peligro alguno, quiero decir, apenas fui reclutada por la recientemente levantada Shield los problemas y peligros vinieron encima de mí, se suponía que con esa institución debía sentirme más segura pero en cambio de eso, todo en mi vida se complicó.

Estábamos por ir a la Torre pues habíamos pasado la mayor parte del día en la Mansión X y estaba oscureciendo, además de que estaba demasiado cansada como para aguantar un viaje de regreso a Malibú. El profesor había creído conveniente y se había propuesto a ayudarme con el tema de la "mutación" llegando a ofrecerme un lugar en su loca institución estudiantil de jóvenes talentos que resultaban ser héroes o asesinos en potencia. No le dije que sí pero tampoco le dije lo contrario, necesitaba saber más sobre esto y tal vez fuera de gran ayuda en un futuro cuando sepa cómo sacarlo de mi a voluntad una vez sabiendo lo que es exactamente.

Me metí en la habitación y Tony hizo lo mismo en la suya. Visión había dicho que tenía asuntos pendientes en la base de los Vengadores y se retiró.

Había dado cientos de vueltas en la cama por horas y hasta ahora no podía conciliar el sueño. Recordé que estaba en Nueva York, no tenía sueño y seguro Tony estaba dormido ya por lo que no se enteraría de que salí, en cuanto a la chismosa de Friday no sería difícil hackearla.

Primero lo primero. Entré a la base del sistema de Friday y la apagué desde la computadora que se encontraba en la habitación, antes de hacerlo me amenazó con acusarme a Tony, la apagué antes de eso. Cambié mi ropa por algo decente para salir a la calle y bajé en silencio hasta el piso de vehículos. Esto era un enigma. Habían por lo menos diez diferentes autos de diferentes marcas, de velocidades la mayoría y uno que otro automático, Tony coleccionaba autos como algún adulto normal de su edad coleccionaba tapas de cerveza. Si bien no quería sufrir un accidente por no tener mi licencia exactamente por la parte practica en un auto fui a la sección de dos ruedas en la que también tenía gran variedad aunque no tanta, al final había una completamente cubierta y asegurada, eso quería decir que bajo ninguna circunstancia debía tomarla que estaba prohibida. La tomé y salí de la Torre.

Nueva York era una bella ciudad, llena de habitantes caminando por las calles a cualquier hora del día cada uno con una historia diferente tras su apurados pasos para llegar a su destino. Las calles no estaban llenas y el tráfico se reducía notablemente a estas horas de la madrugada.

Aceleré.

Estaba claro que no todo era felicidad aquí, había muchísimo peligro, el doble de crimen organizado que en cualquier otra pequeña ciudad pero ellos se sentían seguros, porque sabían que habían personas dispuestas a salvarles el culo cada vez que estaban en peligro.

Veía el edificio blanco desde esta esquina.

Si bien era un trabajo honorable, salvando a cientos y miles de personas siempre había alguien que no habría tenido tanta suerte, porque nuestra amiga la muerte siempre estaría presente.

La Nueva Vengadora: AmeliaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt