El arte de amar.

By Luz_Ka

3.9M 383K 110K

|Borrador, contiene errores ortográficos | Isabella Gibson, es la típica adolescente presumida, odiosa, orgul... More

Sinopsis.
I
Introducción.
Capítulo Uno.
II
Capítulo Dos.
III
Capítulo Tres.
IV
Capítulo Cuatro.
V
Capítulo Cinco.
VI
Capítulo Seis.
VII
Capítulo Siete.
VIII
Capítulo Ocho.
IX
Capítulo Nueve.
X
Capítulo Diez.
XI
Capítulo Once.
XII
Capítulo Doce.
XIII
Capítulo Trece.
XIV
Capítulo Catorce.
XV
Capítulo Quince.
XVI
Capítulo Dieciséis
VXII
XVIII
Capítulo Dieciocho
XIX
Capítulo Diecinueve
XX
Capítulo Veinte.
XXI
Capítulo Veintiuno.
XXII
Capítulo Veintidós.
XXIII
Capítulo Veintitrés.
Vacío.
LA CARTA.
XXIV
Capítulo Veinticuatro.
XXV
Capítulo Veinticinco.
XXVI
Capítulo Veintiséis.
XXVII
Capítulo Veintisiete.
XVIII
Capítulo veintiocho.
XXIX
Capítulo Veintinueve.
XXX
Capítulo Treinta.
Epílogo
Extra | 1 (Borrador)
Extra | 2 (Borrador)
Extra | 3 (Borrador)
Extra | 4 (Borrador)
ESPECIAL NAVIDEÑO. (Borrador)

Capítulo Diecisiete

57.7K 5.7K 1.7K
By Luz_Ka

IAN

. Casi nunca era un hombre temperamental, nunca mejor dicho, por ello, no pude evitar querer volarme la cabeza al recordar la manera tan frívola y cruel como le hablé a Isabella.

Necesitaba tranquilizarme y dejar fluir todo, realmente era necesario que volviera a mi yo calmado para así, poder hablar con ella y dejarle saber que nada de lo que había dicho era realmente verdad.

¿Cómo podía haberle hablado así a ella? ¿Como pude?

Esas eran las preguntas que rondaba en mi cabeza mientras conducía hacia Cornely... ¿Como puede? ¿De verdad ella se merecía mi mierda? ¿Lo hacía?

No, la respuesta definitivamente sería no. Isabella era la chica más fuerte, pero al mismo tiempo más consentida que conocía, sabía que con ella debía ir despacio porque cualquier cosa la rompía y la dejaba totalmente devastada, ella se encontraba tan herida que con tan solo una mala palabra la podía herir fuertemente sin marchas atrás...

Y justo eso había hecho.

La había herido.

Cerrando los ojos y tragando fuertemente, marqué su número con impaciencia, yo necesitaba escuchar su voz, necesitaba hablar con ella y hacerle entender que todo lo que había dicho había sido producto de la rabia, una rabia que en ningún momento mereció ser dirigida hacia ella.

Fue en serio cuando dije que no podía abandonar a Ágatha, necesitaba ayudarla porque en algún momento yo también deseé que alguien velara por mí, pero entre ella y Isabella, siempre iba a estar Is, porque ella era mi salvación, era mi vida y yo la amaba... Así de simple y sencillo.

Lo que sentía por la castaña era algo fraternal o eso quería decirme a mí mismo, Ágatha había sufrido demasiado con la perdida de mi hermano y su bebé, que al final solo quedó sola y deshecha, ella necesitaba apoyarse en mí para poder seguir con su vida, constantemente necesitaba un bastón que no la dejara caer y bueno, yo haría eso y más por ella, lo haría porque no la quería ver mal, porque no merecía dolor y, sobre todo, porque necesitaba superar la muerte de Alex.

Estaba tan absorto en mis mierdas, que ni siquiera me sorprendí cuando me acepté a mí mismo que realmente si amaba a Isabella, lo hacía de una manera que constantemente me dejaba sin aliento. El amor no debería matar, pero el de Isabella no podía darme algo tan básico como la vida, más bien, al final, su amor solo me ofrecería algo tan sobrenatural y perfecto como la muerte.

La muerte de mis miedos e inseguridades.

Isabella no respondió ninguna de mis llamadas y supe que debía darle tiempo para que se calmara, cuando Is estaba molesta, era tan imprudente, grosera y sarcástica que lo mejor era dejarla respirar y al final, simplemente alejarse un poco, pero la mirada que me había dado seguía grabada en mi mente con puño firme, ella me observó dolida como si yo la hubiera abofeteado o incluso algo peor: Como si yo la hubiera traicionado.

Yo juré jamás hacerle daño, lo juré... ¿Por qué era tan falso?

—Mierda —volví a gruñir desesperado sin saber qué hacer con su silencio y ausencia.

Sabía que debía encontrar algún método para arreglar las cosas con ella, pero conociendo a Isabella, estaba muy claro que eso no sería del todo posible, no con el carácter tan fuerte que tenía ella.

La había jodido a lo grande.

Dejando mal estacionado el jeep en la entrada de Cornely, bajé automáticamente casi de manera robótica, ignoré a todo mundo dentro del bar, incluso a Kenji y me dirigí a mi oficina queriendo desaparecer por un rato de todo caos y estrés.

Ágatha continuó llamando, pero yo decidí ignorar su necesidad, en ese momento ya no podía enforcarme en ella, no cuando yo le había hecho tanto daño a Isabella.

No sé cuánto tiempo transcurrido realmente, yo lo sé que me quedé ahí encerrado bebiendo un poco de licor fuerte, continué intentando llamar a la pelirroja, aun así, todo aquello fue en vano porque claramente no quería saber nada de mí en ese momento.

Después de un tiempo determinado comencé a escuchar golpes en la puerta de la oficina, los ignoré apropósito y me dije a mi mismo que si no lograba hablar con Isabella dentro de al menos una hora, yo realmente iba a perder toda mi mierda.

La amaba, no había metido, realmente lo hacía y era por ello por lo que estaba tan desesperadamente mal.

Tenía miedo de que ella se volviera a ir como la última vez, después de la muerte de Alex me sentí tan solo, que incluso comencé a temerle a la soledad, era por ello por lo que siempre buscaba alguna excusa para estar rodeado de personas sin importar si eran o no buena influencia... Por esa razón siempre estaba con Diego o Kenji, la presencia de ellos lograba calmar la soledad dentro de mí, aun así, con Isabella era totalmente diferente, y si ella se iba, se iba a llevar todo, incluido mi inseguro e inestable corazón.

—Ian, abre la puerta —escuché la voz de Agatha desde el otro lado.

No estaba seguro cuánto tiempo había pasado, pero sabía que ahora estaba lloviendo más fuerte y el cielo estaba más oscuro, entendía que ya era tiempo de ir a casa, hablar con Isabella y de alguna manera hacerle entender que todo había sido una estupidez y que jamás quise hablarle de esa manera.

No cuando la amaba como lo hacía...

Cuando ella me había dicho "Te amo" esa misma tarde, estuve a punto de asegurarle que también la amaba y que lo nuestro era realmente reciproco sin lugar a duda, sin embargo, no logré decir mucho porque la llamada de la castaña llegó a mí y como siempre, tuve la urgente necesidad de querer ayudarla.

—¡Abre la maldita puerta, Ian! —Gritó Agatha molesta desde afuera —¡Necesito hablar contigo!

Llamé por última vez al móvil de Is, pero el mismo resultado llegó a mí, el maldito buzón de voz.

No podía esperar más, ya le había dado tiempo para que se calmara, era momento de que habláramos, debíamos hacerlo. Así que tomando mi chaqueta y bebiéndome la última copa de Wisky, decidí abandonar la oficina e ir directo al apartamento, cuando abrí la puerta me topé de frente con una Ágatha llorosamente molesta.

—Ahora no —Murmuré rápidamente, esquivándola.

Salí a la pista de baile, la cual ya estaba llena de cuerpos moviéndose de un lado a otro sin detenerse jamás, Kenji me hizo señas para que me acercara a él, pero rápidamente negué y seguí mi camino hacia la salida mas cercana, mientras salía me encontré con Tanía, la cual estaba hablando agitadamente por el teléfono, no pude evitar sonreír un poco cuando noté que las puntas de su cabello ya no era rosas si no azules, esa chica estaba loca.

—¡Ian! —me llamó Ágatha por encima de todo el ruido—. No puedes dejarme hablando sola, necesitamos hablar, yo necesito que me escuches. —Ella prácticamente estaba corriendo detrás de mí.

—Ya no es un buen momento, ahora no —dije en voz alta. —Realmente necesito que me des un poco de espacio.

—¡Pero te necesito! ¿Puedes escucharme?

Llevaba mucho tiempo escuchándola y hasta ahora venía a darme cuenta de que me sentía totalmente agotado.

Las gotas de lluvia comenzaron a caer encima de mí, mientras caminaba hacia el Jeep con rapidez, miré mi teléfono a ver si tenía algún mensaje de Isabella, y volví a perder mi mierda cuando no hallé nada suyo.

Realmente lo había jodido a lo grande.

—Ian...

—Escuchame Ágatha, este es un mal momento para mí, de verdad lo es —Me detuve y me giré para verla —Necesito en este momento ir a casa para hablar con Isabella, ¿puedes darme un respiro por hoy? ¿Podemos hablar mañana?

Ágatha también se detuvo frente a mí, bajo el cielo nublado y sin más, rió fríamente cuando escuchó mis palabras.

—Oh, ya veo —respondió después de un momento—. Ahora todo es sobre ella, así será desde aquí en adelante.

La miré fijamente, mientras más lluvia comenzaba a caer.

—¿Te vas con ella y qué hay de mí? —inquirió— ¿Esa mantenida es más que yo? ¿Donde quedó la promesa de siempre estar conmigo?

Traté de tranquilizarme nuevamente, sabía que tampoco podía enojarme con Ágatha, después de todo ella también estaba esperando algo de mí.

Todo mundo siempre esperaba algo de mí...

—Por favor no la llames mantenida —me acerqué más a ella y la miré con tranquilidad. —Ella no se merece tu odio, Ágatha. Ella no merece nada malo, simplemente está intentando seguir con su vida y...

—Te está utilizando —aseguró— eres un marrano lleno de dinero para ella.

—No es así.

—No puedes dejarme por ella.

—No estoy dejando a nadie —aseguré—. Estoy aquí contigo y también necesito estar con ella, soy tu amigo y quiero ayudarte, sin embargo... Hoy no es un buen día.

Ágatha se quedó totalmente estática al escuchar mis palabras.

—¿Mi amigo? —enarcó una ceja—¿Isabella también es tu amiga?

Maldije mentalmente y alejé la mirada porque entendía perfectamente hacia donde se estaba dirigiendo el asunto.

—Dime Ian... ¿Hay algo entre ustedes dos?

No quería hacerle daño a Ágatha, no a ella, pero entonces, tampoco era como si pudiera mentirle.

—Ella y yo lo estamos intentando —confirmé y la vi retroceder.

—Lo están intentando —repitió mis palabras y sus ojos se llenaron de dolor.

—Ágatha...

—No es justo conmigo, yo siempre he estado ahí para ti, yo pensé que tú y yo...

Negué con la cabeza y cerré los ojos cuando la lluvia cayó con más fuerza sobre nosotros.

—Tú y yo somos amigos, quiero ayudarte, te tengo cariño porque sé que representabas mucho para Alex y...

—¡Yo te conocí primero! — Gritó de repente ella, y ante mi sorpresa, comenzó a llorar.— Hemos estado juntos en los momentos más difíciles y yo te he amado desde entonces. ¡Lo hago! —siguió gritando— ¿Como puedes dejarme por ella? —Mi corazón se paró ante sus palabras, incluso dolió porque yo sabía que nada de aquello era cierto. Ella no me amaba a mí, ella amaba el simple hecho de que yo fuera el constante recordatorio de mi hermano Alex... Un recordatorio personal que la ayudaba a vivir con el dolor y la ausencia.

—No, tú no me amas a mí —Sonreí tristemente y puse una mano sobre sus delgados hombros. —No te mientas, Ágatha.

—Yo te amo. —Repitió enojada.

—Isabella me ama —confesé sin dejar de verla—. Ella me ama por lo que soy y no por lo que pretendo ser. Ella realmente si me quiere —llovió con más fuerza —Tú estás apegada a mí por el hecho de que te recuerdo a Alex y está bien, sin embargo, no es correcto conmigo, no lo es.

—Yo amaba a Alex, pero también te amo a ti —aseguró y yo suspiré cansinamente.

Ágatha lloró ahí debajo de la lluvia a mares y me dolió por ella, aún así, debía dejarle las cosas claras desde ese momento, yo ya no podía seguirle haciendo más daño a Isabella, ella tampoco merecía mis mierdas.

—No soy Alex, Ágatha —le aclaré— mírame por más de un minuto, saca de tu cabeza el idealismo y entiende que soy yo; Ian... Realmente no me amas a mí.

—Tú no sabes nada de mis sentimientos —Ella se acercó más a mi y aferró una mano a mi camisa —. Yo amaba a tu hermano de verdad, lo hice con mi vida y juventud, sin embargo, contigo es diferente, yo me siento bien, ya no hay dolor y realmente me gusta estar a tu lado, no miento.

—Bienestar y amor no son la misma cosa.

—Yo te amo —gruñó— ¿Por qué no puedes entenderlo?

—Porque te conozco y sé que no es real.

Como si fuese posible, se acercó más a mí.

—Quiero estar contigo, vivir contigo e incluso tener una familia contigo, Ian —susurró— ¿Eso no es amor? ¿No lo es?

Me quedé en silencio, porque yo también quería todas esas cosas, pero precisamente no con ella. Yo quería la libertad de amar y vivir con la pelirroja sarcástica y mal humorada que me estaba esperando en casa, la chica que jamás se guardaba nada y siempre me estaba sorprendido con sus cambios de humor y demás mierdas divertidas.

Isabella; con ella si quería todo, lo hacía...

Debía seguirle hablando con la pura verdad a Ágatha, no podía ilusionarla y hacerle más daño, eso no sería justo...

—No puedo hacer esto contigo —murmuré sinceramente —No puedo porque yo estoy enamorado de Isabella, yo realmente la amo a ella. —La mirada azul de Ágatha se llenó de más lágrimas y me sentí peor. —Hace un tiempo estamos intentando que lo de nosotros funcione y para llegar a aquello, necesito que me des un poco de espacio.

—Oh... Vas a dejarme —Apartó la mirada.

—No, sólo necesito un respiro, sin embargo, siempre estaré para ti, pero...

—Pero la amas a ella.

—Sí.

Ella guardó silencio y por un momento esperé realmente a que me golpeara o incluso gritara más, sin embargo, sólo alejó la mirada y lloró en total silencio.

—Por favor no llores...

—Si la amas a ella... ¿Que haré yo con mi amor hacia ti? ¿Que haré?

Sus preguntas me descolocaron totalmente y me hicieron perder todos los estribos, y sin más, sin medir o pensar en las consecuencias, yo simplemente la acerqué a mí y uní mis labios a los suyos con fuerza y precisión. La besé fuertemente queriendo que ella se diera cuenta de que yo no era Alex, y que mientras la besaba ahí bajo de la lluvia, lograra entender que realmente no estábamos destinados, porque ella no deseaba tenerme a mi, y yo moría por tener a Isabella. La besé porque necesitaba que entendiera que jamás lograría amarla, no cuando mi corazón ya tenía dueña desde hacía algunos meses atrás.

Y por más raro que sonara, estaba seguro de que por medio de un beso ella fue capaz de entender y asimilar que no la quería de aquella manera, nunca sería posible.

Un beso no debería significa nada, él era todo cuando se lo dabas a la persona correcta, después de ahí, simplemente era un llano y helado roce.

El beso llegó a su fin y yo estaba por disculparme con Ágatha, estaba por decirle que yo podría intentar amarla y aún así,

fallaría en el intento porque amaba a otra persona, sin embargo, nunca llegué muy lejos porque de repente en medio de la lluvia escuché un sollozo que me paralizó totalmente, un sollozo que condenotaba dolor y angustia, un sollozo que me dejó en dos.

En ese instante me alejé rápidamente de Ágatha para poderme ubicar un poco, y fue ahí cuando la vi a ella parada en medio de la oscura lluvia, fue ahí cuando mi corazón se rompió y el de Isabella también, fue ahí cuando supe que la acababa de perder.

—Is... —la llamé angustiado, pero ella negó con suavidad antes de irse sin más.

Y después de eso, no supe que rompió mi corazón aún más: si su mirada llena de dolor, si sus disculpas agónicas o si su despedida doliente.

Su despedida sin duda alguna me dejó dolientememte roto.

________________ 🦋 __________________

Me iba a volver loco en cualquier momento, estaba seguro de ello...

Isabella no estaba.

Isabella no aparecía y yo cada vez me quedaba más sin paciencia y sin fuerzas.

Había llamado a medio mundo para saber si alguien la había visto, y todo mundo me decía que no, incluso me atreví a llamar al idiota de su hermano y al igual que el resto, él tampoco sabía algo de la pelirroja.

Me miré a través del espejo y mis ojos estaban rojos de lágrimas acumuladas, necesitaba solucionar todo, pero a quien le mentía, sabía que ella jamás me iba a perdonar, sabía que se iría tan rápido como pudiera e iba tratar de olvidarme apenas tuviera alguna oportunidad, así era ella, no perdonaba y simplemente se iba sin más.

Iba a dejarme, lo haría...

—Responde amor, responde —susurré apretando fuertemente el teléfono contra mi oreja, por más fuerza que hice, ella jamás respondió.

Ya era la una de la mañana y no sabía dónde podría estar ella, estaba lloviendo y las calles eran peligrosas a aquellas horas, además no era como si tuviera muchos amigos, probablemente estaría sola y triste...

Estaba por romper mi maldita colección de discos antiguos, cuando de repente en medio del caos de aquella fría noche, mi teléfono sonó instantáneamente haciéndome correr hacia él.

—¿Is, nena? —Pregunté nervioso, mientras respondía la llamada.

¿Dónde estaba? ¿Se encontraba bien? ¿Lo estaba?

—Buenas noches —me saludó alguien cortésmente —¿Con quién tengo el gusto de hablar? —. La voz masculina que me respondió desde el otro lado me dejó totalmente helado.

—Ian. —Respondí sin pensarlo.

El ruido que se escuchaba de fondo me indispuso totalmente.

—Buenas, habla con el doctor Israel Mesa, del hospital Versalles L.D —Mi corazón se detuvo ahí mismo. —Llamamos desde este móvil, porque una señorita fue ingresada desde hace media hora a urgencias por un accidente automovilístico, en el móvil sólo había grabado este número, por ello estamos llamando. ¿Puede identificar a la persona?

No por favor, Isabella no.

Mi mundo se detuvo en ese momento y una vez más, me sentí absorbido por el terror y la ausencia de algo que aún no había perdido —o quizá si—.

Mi cielo no, ella no, no...

—¿Señor?

—¿Es pelirroja? —Aquella fue la única pregunta que logré formular.

—Así es, señor Ian, ¿La conoce?

No terminé de responder a esa pregunta, porque mi corazón ya se había detenido en ese momento, y mi cuerpo... mi cuerpo iba desesperado a buscarle.

Realmente esperaba encontrarla o no sabría que hacer con su ausencia...

El tiempo era un ingrato acompañante que sabía como torturar hasta el corazón más mal herido.

El tiempo estaba lastimándome.

Tres horas....

Tres malditas horas habían pasado desde mi llegada al hospital, horas que transcurrían lentamente y jamás me dejaban sacar de la cabeza el hecho de que estaba perdido al ser más importante de mi vida, tres horas llenas de terror, culpabilidad y angustia.

No me dejes, no me dejes, no me dejes...

Con el paso del tiempo me habían dicho que no podía entrar a verla, le estaban haciendo exámenes para descartar posibles traumas cerebrales, lo único que me dijeron fue que el golpe en su cabeza había sido tan fuerte, que incluso había caído inconsciente en acto seguido. Lo único bueno era que no había sangre exterior, lo más malo era que podría tener hemorragias internas.

Me estaba volviendo loco y no lograba entender que había pasado y porque ella tuvo un accidente tan fuerte. De hecho, era todo un milagro que no le hubiera ido peor, pudo haber sido un accidente catastrófico, lo sabía y aquello casi me puso al borde de la locura.

Blake había aparecido cuando le llamé para contarle lo que había sucedido, junto a él había llegado Tanía quien se veía miserablemente culpable y ansiosa, al parecer el auto en el que se había estrellado Isabella había sido en el suyo. La rubia trató de estar a mi lado, pero yo solo quería entrar y ver a mi chica, incluso si ella me odiaba en ese mismo instante, yo soportaría su ira y sería feliz solo con ver sus hermosos ojos marrones, lo único que deseaba en ese momento era asegurarme de que iba a estar bien, el resto era historia...

Después de otra hora viendo a los doctores entrar y salir, comencé a perder la paciencia y los nervios me carcomieron totalmente.

—Le deben de estar haciendo exámenes —dijo amablemente Tanía.

—Necesito verla ahora mismo— respondió Blake.

Siendo un total Gibson, lo vi ponerse de pie y acercarse a un doctor que iba saliendo de urgencias, realmente no sé qué le dijo o mejor dicho que le ordenó, pero tras otra ronda de exámenes y alguna densidad más, el rubio logró que nos dejaran entrar a ver a Isabella casi después de las seis de la mañana.

—Esto es una gran excepción, pero esta bien, pueden pasar a verla —nos indicó uno de los especialistas—, sin embargo, sólo pueden entrar de uno en uno, ella no está realmente mal, por suerte, aún así, si se encuentra muy sensible.

Iba a entrar primero yo, pero no llegué muy lejos porque Blake se adelantó y entró al lugar de urgencias.

—Estará bien, ya nos dijeron que salió ilesa del accidente —como siempre, Tanía intentó ser amable y positiva.

—No saldrá ilesa de todo —susurré cerrando los ojos, y no solo estaba hablando del accidente.

No sé cuánto tiempo tardó Blake allá adentro con ella, sin embargo, debo decir que para mí se sintió con una gran y helada eternidad.

—¿Por qué tarda tanto? ¿Estará muy mal ella...?

No terminé de fórmulas mis preguntas, no cuando vi salir a Blake de la zona roja, me puse de pie y me acerqué a él para hablarle, aun así, me detuve cuando vi su rostro. Algo tenía que estar muy mal, lo supe, el semblante de él estaba pálido y sin emociones, su cuerpo se encontraba tenso y casi nervioso, sus ojos eran esquivos y helados... Y sí, algo estaba pasando.

—¿Quién va a pasar? —Preguntó una enfermera amablemente.

Sin perder tiempo y dejando mi cobardía atrás, prácticamente entré al lugar de emergencias corriendo. Yo odiaba los hospitales y todo lo que significaban aquellos, no me gustaban y siendo sincero, hasta cierto punto me aterraban.

Llegué al lugar en donde estaba ella y traté de controlar mis temblores, su habitación era totalmente blanca y apestaba a desinfectante y alcohol, el pitido de algunas máquinas me puso más nervioso y tuve que armarme de valor para seguir adelante. Mis ojos azules se movieron por todo el lugar y de repente.... Simplemente se detuvieron al verla.

Mi corazón saltó en mi pecho cuando la vi acostado sobre una camilla, sus ojos estaban firmemente cerrados y su hermoso rostro salpicado con pecas estaba más pálido de lo normal y con algunos morados aquí y allá. La contusión más grande estaba en su frente y mierda... Aquella se veía jodidamente dolorosa y traumática.

Tuve que terminarme de armar de valor para lograr llegar a su lado y hablarle en voz baja.

No podía creer que se había accidentado, me costaba creer que casi la había perdido para siempre...

—Oh, cielo —susurré agónicamente al llegar completamente a su lado—. Lo siento mucho, nena—. Susurré, tomando su mano con nervios. —Perdóname, Isabella —mi voz se rompió—por favor perdóname.

Su piel estaba tan helada que por un momento llegué a pensar que realmente estaba muerta.

—Lo vamos a solucionar todo, amor. Lo haremos —aseguré— solo necesito que te recuperes, salgas de aquí y me perdones. —toqué su hermoso cabello con nervios —necesito decirte cuánto te amo y cuánto me arrepiento de haberlo jodido todo.

Puede haber seguido hablando por horas ahí de pie, sin embargo, me detuve abruptamente cuando los ojos de Isabella se abrieron rápidamente a tiempo que retiraba su mano de la mía como si mi tacto quemara.

No sabía que esperar de ella después del accidente, quizá un poco de odio en su mirada e incluso desilusión, esperé gritos y enojos, sin embargo, sólo hallé confusión en su lastimado rostro y joder... Aquello encendió las alarmas en mi cabeza porque ella me estaba mirando como si yo no fuese nada.

—Is, cielo —susurré agónicamente, rogando que no fuese lo que yo creía, aun así, no llegué muy lejos porque las palabras de ella me confirmaron algo...

Nuestro terror más grande se había vuelto realidad.

—¿Qué haces? —preguntó ahogadamente — Yo, uhm... ¿Te conozco?

Su pregunta terminó de astillarme el alma en mil....

Continue Reading

You'll Also Like

61.6K 1.8K 49
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
1.1K 189 45
Luz, stá en su mejor momento y continúa al lado Alex y sus amigos, mientras que Ámbar sigue intentando ocupar el lugar de ella en Youmix. Todos están...
474K 56.5K 73
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...
2.4K 321 7
Otro mundo. Magia. Poder. Amor. Realeza. Después de tanto años de guerra, la reina Victoria ha tenido que pasar sus años al lado del rey. Una noche...