Año 850
Los titanes se adentran en el muro Rose
Armin maldijo con rabia cada titan que se encontraba en su camino. Solo esquivándolo, no tenia la suficiente fuerza para matar a uno.
«Eren»
Era la única palabra que se atravesaba en este momento por su mente. Después de haberlo visto morir justo enfrente de sus ojos. La tristeza lo carcomía por dentro y la rabia inundaba cada parte de su ser.
Limpio brusco las lágrimas que se aproximaban haciéndose la promesa de no volver a llorar. No serviría de nada. Ellas no sanarían el dolor que parecía irlo destruyendo, ni mucho menos traería a la vida a Eren.
El no pudo ayudar ni a el, ni a cada miembro de su equipo.
«Rompiste nuestra promesa, Eren»
«¿Que paso con vengar a nuestros seres queridos? ¿Que paso con algún día ver el mar?»
-¡Armin!
Armin giro sonriendo inconscientemente esperando ver los ojos turquesa de Eren mirándolo con alegría.
Pero no fue así.
-¡Armin! ¡Armin!- gritaba con desesperación repetidas veces Connie mientras movía su mano de un lado a otro frente a Armin.
-Connie... ¿Que pasa?- pregunto el rubio con un tanto de molestia.
-¡Mikasa!
Armin suspiro, buscando una respuesta racional ante la de el- ¿Que pasa con Mikasa?
-Su equipo de maniobras tridimensionales no tenia el gas suficiente para que ella fuera a por los titanes, si no nos apuramos ella... Ella... ¡Sera comida de titanes!
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