PRIMERA PARTE
ALDEA PONGSUPANÍ-ALREDEDORES
El sol se abría paso en la brumosa selva del Amazonas trás una larga y tormentosa noche, que no había sido tan larga para dos jóvenes que compartían su dolor y su lecho, Amalia apenas abría los ojos, llevaba meses sin dormir así y para su sorpresa Abel estaba apunto de salir de la cueva.
―¿No deberías dejar una carta si vas devuelta a la guerra? ―bromeó Amalia, Abel sonrió.
―Mi padre era un soldado, o lo es, no estoy seguro ―Dijo Abel pensativo sin voltear a mirar a Amalia―. Tengo muchas dudas y necesito respuestas.
―Y crees que yendo solo las obtendrás ―respondió Amalia, pensaba que era un tonto por considerarlo pero ella entendía las dudas por las que Abel pasaba, no sabía si su familia estaba bien, o Michelle, con quien hablaba unas noches atrás por su móvil.
―No nos conocemos, no sabes nada sobre mí ¿Eso en qué nos convierte? ―preguntó Abel mirando por fin a Amalia.
―Está bien, si quieres huír entonces vete ―Abel no se esperó esa respuesta de Amalia, pero ella no se anda con rodeos, eso no hace parte de su personalidad y aunque en realidad no quería que se fuera, sabía que esta conversación no los llevaría a ningún lado.
―Tu no lo entiendes, a donde voy es un lugar peligroso, no quiero perder a otro ser querido ―le dijo Abel tomándole de la mano y bajando así toda su guardia, convirtiéndola en algo parecido a la ternura, algo que Amalia no estaba acostumbrada a sentir pero que aún así no justificaba que Abel fuera solo. Antes de que ella pudiera contestar algo siquiera, Abel desapareció, su velocidad había aumentado y su energía estaba repuesta, Amalia miró a su alrededor, habían guarniciones por todos lados y un par de armas, además de yerbas para el dolor; Abel la había dejado abastecida seguramente esperando a que ella se quedara allí esperándolo, pero no conocía a Amalia si esperaba eso en realidad.
ALDEA PONGSUPANÍ- MAZMORRAS
Samantha no había pronunciado palabra desde que su plan falló en la cárcel y eso hacía que la mente de Sam no parase de pensar en las posibles razones de porqué no le dirigía palabra ¿Estaría cansada? ¿Se habría enojado por fracasar al golpear al guardia? o quizás pensaba que era un plan muy estúpido. Sam no era reconocido por su auto-confianza, pero necesitaba resolver su duda de una vez por todas antes de ver al Rey Chaka.
―Samantha, ehm ¿te pasa algo? ―preguntó con gran ingenio.
―Silencio, no hablen a menos que sea necesario ―Respondió Emba golpeando en las costillas a Sam con la parte de madera de su lanza. Ella los escoltaba sola por los laberintos de las mazmorras hacia el Claustro Real.
Samantha no dejaba de mirar el techo y sus alrededores, sin prestarle atención a Sam, lo que no lo motivaba demasiado.
Unos escalones más y llegarían, Samantha parecía ansiosa por llegar, su paso se había aligerado desde que vio la luz del día al final de las escaleras.
Al llegar Samantha finalmente se alegró y descansó, era un lugar hermoso digno de un Rey, pensó, el sitio tenía los arcos de granito fino más altos jamás vistos en la arquitectura pongsupaní, esculpidos siglos atrás por los ancestros de Crocko, los jardínes centrales contrario a lo que uno pensaría de la selva, no rebosaban de coloridas flores tropicales, sino de rosas negras teñidas por el luto.
―Ustedes son portadores del jai, el Rey Chaka vendrá en unos minutos, si alguno se sobrepasa o intenta hacer algo estúpido, yo misma le mataré.
Samantha acarició una de las rosas y luego miró a Sam, con una mirada de aquellas que lo dicen todo, Sam como era de esperarse no lo comprendió enseguida, solo abrió la boca esperando decir algo.
―No hagas nada estúpido ―dijo con calma Samantha, luego se inclinó y con un movimiento giratorio de piernas derribó a Emba, reventó con sus propias fuerzas las cadenas de sus manos y dejó salir sus alas para luego salir volando con la rosa en su boca.
Sam había quedado atónito, que rayos acababa de ver, ¿esa era Samantha? Sus alas espectrales por fin tomaban color y forma, eran negras y brillantes como laca pulida, fuertes y emplumadas, tan grandes como las de un ángel, o como las de un demonio.
Emba activó su Shign conectándolo con su lanza de dos cabezas, luego de recuperar el equilibrio la lanzó al cielo destellando rayos eléctricos de sus puntas, al ver esto Samantha agitó fuerte sus alas enviando de regreso la lanza y derribando uno de los arcos de piedra sobre ellos con la poderosa onda de aire que les golpeó, luego de eso desapareció en el horizonte.
Sam seguía de pie con la boca abierta mientras las rocas caían a su alrededor sin golpearle, ahora se había quedado solo y cubierto de polvo.
ALDEA PONGSUPANÍ- CUEVA DE LOS AMANTES
― Vaya vaya, así que aquí estás ―dijo Billy quien llego sin ser detectado por Amalia, ella había puesto trampas al rededor y ninguna fue activada.
―No me sorprende de ti ― dijo Amalia sin sorpresa alguna.
―Sigues siendo muy predecible querida, la cueva de los Amantes, ¿dónde está el chico? ―preguntó Billy, entrando suavemente a la cueva.
―¿Alguien más sabe que estás aquí? y ¿por qué la llamas así?―replicó Amalia.
―¿Crees que si alguien lo supiera estaríamos teniendo esta conversación? ―contestó Billy tocando las húmedas paredes de la cueva―. Le llamo así porque tu madre y yo... Bueno.
―Hay papá, es asqueroso ―detuvo Amalia a Billy.
―Aún siento su olor, ¿crees que puedes protegerlo? ― Cuestionó Billy.
― No lo hago ―respondió Amalia, seca y directa.
― ¿Qué es lo que ves en él?
― Es cálido ― afirmó Amalia.
―¿Cálido como una noche frente a la hoguera? o ¿ cálido como una tarde de verano? ―preguntó Billy acariciando el cabello de Amalia.
― Solo cálido ―respondió.
― No te apegues mucho a el chico, tienes una nueva misión que debes cumplir ―Billy le entregó una carta, Amalia la abrió de inmediato y su mirada titubeó por un segundo.
―¿Podemos contar contigo?
― Por supuesto, señor.
ALDEA PONGSUPANÍ- CLAUSTRO REAL
Los guardias reales habían llegado luego del escandalo en el claustro, El rey pidió que ayudaran a Emba y que le dejaran a solas con Sam.
―Pareces conmocionado muchacho ―Observó el rey.
― Ella voló, solo, se fue...
― Eso es lo que pasa cuando usan mucho su poder en el punto en que están ―afirmó el rey.
― ¿Qué? ―dijo Sam reaccionando por fin.
―El jai en su interior, la primera etapa se conecta con sus emociones, es por ello que el uso excesivo hace que el usuario cambie de apariencia incluso, de personalidad, si no tienen cuidado podrían ―dijo el rey, al ver que tenía la atención de Sam le tomó por el hombro y le guió a través de los pasillos ―. Ustedes se conocen hace años ¿no es así?
―¡No! ―respondió Sam, sentía curiosidad por el rey, parecía saber mucho al respecto ―. Bueno no en realidad, solo nos habíamos visto casualmente hace algunos años...
―Jeje, con que eso es lo que recuerdas, déjame contarte una historia, la historia del 7 de julio del 2017, hace 6 años, el día de tu cumpleaños.
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Holaaaaa chicoos! Bueno hoy es una fecha especial, que transcurre en la historia y me alegra incluirla justo en este capítulo, espero que les haya gustado y si así fue déjenmelo saber en los comentarios y si no pues también, que siempre se puede mejorar, gracias a todos y no olviden dejarme su voto si les gustó saludos!!!!!!!!!
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