La cagué, la cagué, la cagué. ¿Por qué dije todo eso? ¿Estoy demente o qué? La enana de seguro me va a odiar para siempre. No hay manera en la que me perdone por lo que le acabo de decir. Sus ojos al salir... ¡Por Dios! Se veía tan herida. No me había dado cuenta hasta ahora del daño que podía hacerle con mis palabras. ¿Cómo pude ser tan estúpido? Me dejé llevar por lo celos. Verla con ese tipo me dolió, no puedo negarlo, pero eso no me daba el derecho de actuar de esa manera. Esta última semana fue horrible para mí, había tenido que soportar ver como ese niño lindo se llevaba tan bien con la chica a la que amo sin poder hacer nada para impedirlo; es decir, ¿Cómo podía yo evitar que ella se relacionara con él? Él tiene el mismo nivel intelectual que ella, mientras que yo soy un bruto sin remedio. Ella estaría mejor con alguien como él, alguien que se interesara en todo lo que a ella le gustara, alguien que compartiera sus intereses, que supiera de qué hablaba ella todo el tiempo; pero el saberlo no hacía que los celos desaparecieran.
No tenía el valor de ir tras ella, sentía que había perdido el derecho de mostrarme en su presencia después de lo vivido. La había tratado muy mal, catalogándola de cualquiera y dándole a entender que era sólo un juguete para mí. ¿Por qué no escuché las advertencias de Lily? Era obvio que las cosas saldrían mal si seguía usando este método estúpido para lograr que ella se fijara en mí. Había resultado, por lo visto, pero yo mismo lo había estropeado y todo por los malditos celos.
Tenía que haber actuado diferente, haberle hecho frente a la situación de manera distinta. No podía negar que mi táctica había hecho efecto en el corazón de la enana, pero, si hubiese aplicado una estrategia distinta, si hubiese sido franco desde el inicio, esto se podía haber evitado. La situación de "amigos con derechos" se prestaba a este tipo de confusiones, eso era obvio, sin embargo fui lo suficientemente idiota como para no darme cuenta de ello sino hasta ahora, ahora que ya era tarde.
No era tan difícil hacer las cosas de la manera correcta, sólo tenía que haberle dicho a Levy lo que sentía, tenía que haberle abierto mi corazón sin ningún tipo de secretos, haberle dicho que la amaba, sin importar que me hubiese rechazado, eso era mil veces preferible a la situación que estaba viviendo actualmente.
Los regaños de Lily no se hicieron esperar, apenas puse un pie en el umbral de nuestra casa me acosó con reclamos y sermones, claro, no sin antes darme un golpe con todas sus fuerzas en la cara, dejándome el labio partido e hinchado. No me dio chance de explicarme; aunque tampoco yo tenía ganas de hacerlo, no tenía derecho de excusarme y él hubiese sido un muy mal amigo si llegaba a aceptar mis excusas.
―Te lo dije, Gajeel, pero tú nunca me haces caso― me decía, apretando los dientes por la rabia―. Sabía que la ibas a terminar lastimando y aun así fui lo suficientemente estúpido como para confiar en ti.
Me dolió, muchísimo. Lily era mi compañero, mi mejor amigo, escucharle decir que fue una mala decisión confiar en mí era algo que me lastimaba en lo más profundo. Sin embargo no podía quejarme, todo este desastre lo había provocado yo solo, eso era los que merecía.
―¿Qué piensas hacer para remediarlo?― me preguntó, después de más de una hora insultándome y gritándome, como un padre a un hijo idiota.
―No puedo hacer nada― dije, jugando con la bandana de mi cabello que me había quitado en un momento del regaño.
―¿Dejarás todo así?― podía sentir la decepción en su voz―. Justo cuando creo que no puedes ser más estúpido, sales con algo como esto. Te felicito...
―¿Qué puedo hacer, Lily?― interrogué, viéndole con una expresión desesperada―. La lastimé física y psicológicamente cuando la conocí y, es cierto, me perdonó por ello, pero lo hizo porque, según ella, yo sólo cumplía órdenes, cuando ambos estamos conscientes de que mi lado sanguinario se sintió realmente complacido de hacerlo. Sin embargo, esta nueva herida transciende a un nivel más alto, esta vez lastimé sus sentimientos. Ella está allá fuera pensando que sólo estaba jugando con su corazón, que la estaba usando como una más del montón. Ahora dime, ¿cómo puedo yo reparar este daño? No tengo justificación.
―Pues tendrás que buscar la manera de hacerlo― sentenció―. No pretenderás que ella despierte un día curada de su dolor, y en caso de que así sea será porque ya te ha olvidado y sé que no quieres eso, ¿o sí?
―Por supuesto que no― susurré.
―Bien― asintió―¿Qué harás entonces?
―Buscaré la manera de enmendar mi error, aun si ya no tengo oportunidad con ella― no era lo que quería, pero en ese momento sólo pensaba en obtener su perdón.
―No eres tan idiota como creí― concluyó, con una leve risa.
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Claro que pensarlo y hacerlo eran cosas muy distintas. Fui al gremio a buscarla, pero no pude encontrarla por ningún lado, luego fui a su casa y lo único que conseguí fue una paliza por parte de Titania por estar "invadiendo su territorio". Pasé más de medio día buscándola, sin obtener ninguna pista de dónde se encontraba.
Evidentemente no le había dicho nada a nadie sobre lo ocurrido, ya que todos me trataron como si nada. El tarado de Jet sí me dirigió miradas de odio, pero era algo que ocurría todo el tiempo, así que sólo lo ignoré; era obvio que estaba celoso por la preferencia que la enana me demostraba y no necesitaba tener más de dos neuronas para darme cuenta de que estaba enamorado de ella.
Sin saber que más hacer y resignado a la idea de no ver ese día a la enana, me acerqué al tableo de misiones para ver si alguna me llamaba la atención. Fue caso perdido. Mi vista sólo se fijaba en letreros que tuvieran que ver con el uso de información extraída de algún libro, cosas que le gustarían hacer a la enana.
Exasperado, me dirigí a la barra y le pedí a Mirajane algo de beber, para luego ir a sentarme en mi rincón habitual. Estaba concentrado en la contemplación de los nudos en la madera de mi jarra de cerveza cuando un leve olor a vainilla me sacó de mi estupor. Delante de mí estaba la coneja, quien sin aviso de ningún tipo me tomó del brazo y me sacó a rastras del lugar.
―¡Eres un idiota!― espetó al salir.
―Sí, sí, eso lo sé― susurré.
La coneja se sorprendió por mi respuesta.
―¿Lo sabes?― interrogó.
Yo sólo asentí.
―¿Sabes por qué te estoy diciendo esto?
―Claro que lo sé― le confirmé―. La enana te debe haber contado lo que sucedió ayer y estás aquí para matarme por haberla lastimado.
―Matarte como tal... No.
Levanté mi cabeza, la cual, por vergüenza, había mantenido baja, con un brusco movimiento. La coneja me miraba con una expresión de comprensión. No entendía nada de lo que estaba pasando.
―Sé lo que piensas: "¿Por qué no me hará nada después de lo que hice si se supone que es su mejor amiga?"― leyó en mí como en un libro―. Sé que no quisiste lastimarla― sentenció―. Estás muy enamorado de ella como para querer hacerlo.
―¿Cómo...? ¿En qué...?― no conseguía formular ninguna pregunta.
Ella sólo se rio de mi torpeza.
―¡Eres demasiado obvio! Destilas amor cada vez que estás cerca de ella. Hasta Natsu se ha dado cuenta de esto.
Mi mandíbula chocó contra el suelo.
―Ayer llegó a mi casa desconsolada― reveló, cambiando a una expresión de seriedad, poco habitual en ella―. Me contó todo lo sucedido, llorando a moco suelto por lo mucho que la lastimaste. Piensa que no es más que uno de tus muchos juguetes y se siente como una idiota. Ya sé, ya sé― dijo una vez que hice ademán de hablar―, sé que ella es la única para ti. Es imposible que salgas con otra chica, apenas y toleras a las demás chicas del gremio, es ilógico pensar que te relaciones con alguna fuera de ahí.
―Entonces, ¿piensas que soy inocente?
―¿Inocente? No― dictaminó―. Lo que hiciste estuvo muy mal, aunque no fuera verdad nada de lo que le dijiste.
―Ya me perdí...
―Quiero saber por qué le dijiste todo eso.
Guardé silencio, la coneja no me caía mal, pero tampoco me hacía sentir cómodo la idea de descubrir mis sentimientos con ella. Apenas y podía decirle parte de la verdad a Lily, ¿cómo podía abrirme con ella de esa manera?
―Si quieres que abogue por ti con ella― dijo, captando mi atención― tienes que serme totalmente sincero, darme razones para sentir que valdrá la pena meter las manos al fuego por ti.
Suspiré.
―Bien― me decidí―, pero lo mejor será que nos vayamos de aquí. No es usual que tú estés hablando a solas conmigo y no quiero que nadie malinterprete nada.
―¿Quién haría eso?
―Yo sé por qué lo digo― recalqué―. Vamos a otro lugar y ya.
Ella me dirigió una mirada de confusión, era increíble que aún no se hubiera percatado de la manera en la que Salamander nos había visto cuando ella se acercó a mí, pero bueno, eso los hacía tal para cual, ambos eran lentísimos para algunos temas.
Caminamos hasta el bosque que bordea la cuidad, quería alejarme lo más posible de los oídos entrometidos de los miembros del gremio.
―¿Qué hacemos aquí?
―¡Natsu!― exclamó soprprendida la coneja.
El idiota cabeza de flama nos había seguido hasta acá, sabía que eso pasaría, pero no por eso dejaba de ser molesto. Así se lo expliqué a ella.
―Los traje hasta acá para poder sincerarme sin que los metiches del gremio se enteraran― revelé, cruzándome de brazos y apoyando la espalda en un árbol.
―Bien, empieza a hablar― exigió Salamander con seriedad―. Levy está muy mal y eso no me gusta para nada.
―¿Y tú en qué momento te enteraste?― se volvió a sorprender la coneja.
―Olí las lágrimas de Levy ayer cuando salió de la biblioteca, la seguí para ver si necesitaba ayuda, pero antes de que pudiera alcanzarla entró en tu casa― comenzó a explicar―. Quise subir pero cuando me acerqué a tu ventana ya estaba soltándolo todo contigo, así que no me quedó de otra que escuchar tras la pared.
Una vena se brotó en la frente de la coneja.
―¿Estabas espiándonos?
―Sí, ¿qué tiene de malo?
Este Salamander no podía ser más idiota.
―¿Qué tiene de malo?― bufó―¡Estás irrespetando mi privacidad! ¡Eso es lo que tiene de malo!
―También quería escuchar lo que había pasado con Levy, crecí con ella y todo lo que la lastime me cabrea lo suficiente como para olvidarme de la privacidad.
La coneja se quedó callada por la declaración de la hornilla con patas.
―Igual espías a Lucy sin ningún motivo cada vez que quieres, ¿qué excusas tienes para eso?
―¿Ahora aparece Happy?― gritó la coneja al percatarse de la llegada del exceed azul, para luego reaccionar:―¿Y cómo es eso de que me espías?
―Bueno, basta ya de hablar de tonterías― declaró Salamander, mientras recibía patadas por parte de la coneja―. Gajeel, comienza a hablar, mira que tengo ganas de golpearte hasta la muerte, así que dame una razón para no hacerlo.
Los otros dos concentraron sus miradas en mí.
―Amo a la enana― empecé a decir―, pero no sé cómo expresar esto que siento por ella.
―Por eso se te ocurrió la idea de jugar a los "amigos con derecho"― susurró la coneja.
Yo sólo asentí.
―¿Por qué no sólo se lo dijiste y ya?― preguntó el gato azul.
―No es tan fácil...
La coneja volteó a verlo en cuanto Salamander dijo eso, dirigiéndole una mirada interrogativa, la cual él esquivó con el rostro visiblemente colorado.
―Así es― confirmé―. Quería decírselo, lo juro, pero no me había dado cuenta de mis sentimientos en su totalidad antes de empezar con esta idea. Me dejé llevar por mis instintos.
―¿Y por qué no te sinceraste cuando te diste cuenta?― cuestionó la coneja.
―Porque soy un cobarde― confesé, alzando la vista al cielo―. Mantuve este estúpido juego porque pensé que yo no valía nada para ella y sentía que esta era la única manera de conseguir su cariño.
Hice una pausa para bajar el nudo que se había comenzado a formar en mi garganta. Una cosa era confesarme de esta manera y otra muy diferente el permitirme llorar delante de otras personas.
―Justo cuando pensé en dejar todo esto a un lado y hablar con la verdad se presentó el gusano ese de Blue Pegasus...
―¿Hibiki?― preguntó la coneja.
Yo asentí.
―¿Pasó algo con él?― interrogó Natsu.
―Nada, sólo que la enana me dejó a un lado para irse con ese idiota― dije, entre dientes, tratando de contener la rabia que me daba el recordar.
―En otras palabras― habló el gato―, te sentiste celoso.
Aunque me costara tenía que admitirlo.
―Ella me buscó para hablar por mi alejamiento repentino― continué, deslizando mi espalda por el tronco del árbol y sentándome con la mirada concentrada ahora en el suelo― y de verdad quería aclarar las cosas, pero la idea de perderla, la idea de que ella se diera cuenta de las muchas cosas que tiene en común con ese... gusano... y las pocas, o ninguna, que tiene conmigo, me hicieron decirle toda clase de estupideces, ocasionando todo lo que está sucediendo ahora.
―¿Eso es todo?― preguntó Salamander.
Asentí por respuesta.
―¿Escuchaste eso?― dijo.
Por un instante no entendí a qué se refería, pero al alzar la mirada supe que no era a mí a quien le estaba preguntando eso. No sé en qué momento, pero Levy estaba a unos metros de nosotros, con Lily a sus espaldas, escuchando, obviamente, todo lo que yo había dicho.
Los colores se apoderaron de mi rostro con rapidez.
―Y ahora― dijo Salamander―, vamos a dejarlos solos para que arreglen sus diferencias.
Dicho eso se retiró junto con su gato, la coneja y Lily, dejándome completamente solo con Levy.
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Hola a tod@s owo/ tenía tiempo sin actualizar tan rápido uwu jajajaja Les escribo esta nota para disculparme por todas las veces en las que los dejé sin capitulo por tanto tiempo u.u y tambièn para informarles que "¿Sólo amigo? ¿O amigos con derecho?" ya está llegando a su final T-T no sé si será dentro de uno o dos capítulos, depende de mi creatividad, pero lo cierto es que a esta historia no le queda mucho jejeje u.u espero que durante todo este tiempo la hayan disfrutado tanto como yo nwn
Bueno, por ahora eso es todo :3 se les quiere un montón y hasta el siguiente cap owo/