En su cabeza se repetía sin cesar el anhelo de querer parar las caricias de Murdoc.
—E-espera...
Se detuvo. Su corazón estaba agitado debido a la excitación que cargaba su cuerpo. Miró a 2D, pidiéndole una explicación del porqué de su resistencia.
—Es que —, sabía que debía ser precavido con sus palabras, cualquier cosa molestaría a azabache—, estoy sucio —no se bañó en esos días—. No quiero que me toques así, soy repugnante.
—Creí que ya no te importaba —Murdoc sonrió—. Me da gusto saber que piensas en mí, eso es lindo —se quitó del cuerpo del vocalista—. No quería parar, pero suponga que tienes el permiso para un ducha —extendió su mano la cual tomó 2D.
(. . .)
Llevaba una hora en la tina. Quería comer, sus tripas se lo exigían. Sin embargo, lo que realmente le preocupaba era el cómo evitaría que Murdoc le hiciera algo.
—Me da asco —soltó justamente cuando llevó sus manos al rostro y comenzó a llorar; odiaba no poder hacer algo más que eso. Se veía así mismo tan patético, débil e indefenso.
Cuando entró a su habitación logró ver ropa limpia sobre la cama. Sin ánimos se la puso: unos jeans, convers y una camisa negra.
De repente entró CNoodle.
—El amo dice que vayas a la sala.
—Entiendo... G-gracias —, no podía quitarse esa manía suya de ver a la robot como a su amiga.
(. . .)
Al fin todo volvía a la normalidad. El bajista bebía de una cerveza fría. Amaba el sabor amargo que le dejaba en la boca.
—Oh, mi sunshine —se deleitó en cuando vio a Stuart entrar a la sala—. Me hiciste esperar mucho.
—Lo siento, Mudz —No era capaz de verlo a los ojos. Sus manos estaban en los bolsillos.
2D pensó que en esas circunstancias solo había una opción; debía matarlo... Era eso. O esperar a que Murdoc hiciera lo que le plazca. Recordó su herida en la mano, la prohibición de alimento, ¿qué otra cosa podría hacerle si seguía ahí? No quería averiguarlo.
—Ven —, se acercó y lo tomó de la mano para llevarlo hasta el sofá. Se sentó para enseguida subir a vocalista encima suyo—. Quiero que lo hagamos como nunca en la vida —Empezó a besar el cuello de este, mientras su mano descendía por el miembro de 2D.
—N-no, espera —Sus quejidos eran ignorados. Enseguida sus boca fue callada. Sentía la larga lengua de Murdoc que buscaba la suya. Jamás imaginó que no querría estar de esa forma con él.
El azabache soltaba algunas cuantas palabras que lo excitaban más a él mismo.
—Vamos a hacerlo, aunque no quieras, ¿Stut, te quedó claro?
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Perdón si es corto, pero era inecesario alargar este capítulo porque va ligada con el próximo~