Con el cansancio encima, salió del edificio sintiendo el frío de la noche. No recordaba cómo era que la dejaban esos ensayos, hace mucho no utilizaba tacones por tanto tiempo y menos con un pie lastimado. Habría esperado a Maxi de no ser porque el cansancio la llevaba, de todas maneras le había dejado las llaves de su auto a Maxi, tenía una reunión y seguramente saldría muy tarde; Sky no quería que le pasara nada entonces como ella no había salido tan tarde le dejo las llaves para cuando el saliera.
Acomodo mejor el bolso que colgaba en su brazo, estaba pesado, llevaba zapatos, ropa, maquillaje y demás. Se arropó con los brazos por el frío. El saco de tela delgada no la cubría mucho y arriba todo era calor gracias a las máquinas de cabello. Estaba por emprender hacía la parada del autobús cuando lo vio apoyado en su moto.
Esta vez tenía una gorra hacía atrás adornando su cabeza, llevaba un saco muy parecido al que le presto la primera vez. Parecía que llegaba de entrenar y recordó que él le había dicho esa mañana que salía temprano de entrenar, le había mentido, solo para ayudarla con su pie. Eso la hizo sonreír, después recordó el mensaje que nunca pudo contestarle.
Él le dedico una media sonrisa, ella se acercó a él sin dejar de pensar lo guapo que se veía así.
—¿Entonces? — El abrió levemente sus brazos con emoción en su mirada.
—No pasamos. — Ella bajo la cabeza mientras ocultaba una sonrisa. — No es cierto, ¡sí lo hicimos! — Ella brinco levemente a él, sintiendo como este le agarraba de la cintura.
—Sabía que lo harías, estarían locos si no. — Él le dijo al oído en medio del abrazo. — ¿Cómo ha estado el pie? — Preguntó separándola para mirárselo.
Se topó con las botas de esta mañana.
—Más o menos, no me lo he doblado pero si tuve que hacer mucha presión en él. — Ella hizo una mueca mientras lo veía.
—Bueno, se te inflamara, pero nada que no bajemos con un masaje y hielo. — Él le sonrió para despreocuparla.
Se sintió mal acordándose de lo que había hecho esta mañana, a pesar de eso, él estaba ahí, esperándola desde quien sabe qué horas, con la mejor sonrisa y subiéndole el ánimo.
—Ax...— Ella hizo que el la mirara ya que estaba tratando de mirarle el pie. — Siento mucho lo de esta mañana, yo...fui muy grosera contigo y...
—No te preocupes. — Él le agarro la mano. — Sí me dejaste confundido, pensé que te habías molestado conmigo. — Ella se sintió aún más mal por hacerlo pensar eso. — Por eso vine, bueno también quería saber cómo te había ido. — Le sonrió haciéndola derretirse. — Y...— Él levanto la mano y le mostro la bolsa. — He traído muchas papitas, con gaseosa. — Movió las cejas de arriba abajo haciéndola sonreír.
—Eres el mejor. — Ella lo medio abrazo. — Si quieres vamos a mi casa y ahí com...
—No, no. —El la interrumpió. — Tengo un plan mejor. — Él le señalo la moto como diciéndole súbete. — Pero antes...— Sacó de su mochila deportiva el saco que le había prestado días antes. — Siempre tienes frío. — Él le explico antes de que ella formulara la pregunta.
Después de que ella se colocará el saco, Axel arrancó la moto. Su cabello volaba, recordó todo el tiempo que Maxi se había tardado en arreglárselo; no le importo, prefería tenerlo así y estar donde estaba a estar en un bus congelándose del frío y sin Axel.
Se demoraron pero ella no estaba pendiente de eso, estaba recostada en la espalda de Axel, con los ojos cerrados, estaba tranquila. Se sentía bien por fin poder recostar su cabeza y cerrar los ojos librándose del estrés de ese día, además ya no sentía frío, lo tenía a él y a su saco, el viento le golpeaba la cara. Cada vez parecía que se dormía, y estaba tan concentrada que no sintió cuando Axel aparcó la moto.
—¿Nube? — La llamó. — Nube. — La removió.
Ella abrió los ojos lentamente encontrándose con los verdes de él.
—Veo que estas muy cansada. — Él le pasó un mechón de cabello por detrás de su oreja. Ahí era donde la otra Sky, la que lo anhelaba, aparecía, cada vez que el la miraba con la adoración que él la observaba en ese momento. — Yo quería que bajáramos a caminar alrededor pero mejor nos quedamos aquí y comemos nuestras papitas.
Ella no entendió a lo que se refería hasta que miró más allá y vio un hermoso lago, iluminado por la luna que se reflejaba en él.
—Axel...— Dijo encantada mirando el lago. — Es muy bonito.
—Lo sé. — Lo escuchó murmurar mirándolo también. — Vengo más que todo de noche, el reflejo en el agua me hace pensar y pensar me tranquiliza.
—Si quieres podemos bajar.
—No, lo haremos otro día. — Él se encogió de hombros restándole importancia. — Hoy vamos a verlo desde aquí. — Dijo. — Haber siéntate como indio. — Le ordeno.
—¿Aquí en la moto? — Ella dijo insegura. — ¿Y si me caigo? — Dijo después de que el asintiera.
—No te vas a caer, hazme caso.
Con la ayuda de él se acomodó mirando hacía el lago, después lo sintió acomodarse detrás de ella, el sí tenía la pernas a los lados, la jaló hasta que su espalda estuvo recostada en el duro pecho de él. Sacaron las gaseosas y comenzaron a comer mientras hablaban.
Hablaron de los sueños que tuvieron y que tenían, hablaron de las ciudades que les gustaría conocer, de cuál sería el mejor trabajo para ellos, de todo y de nada. Hablaron de cosas simples, pero se sentía tan real que dejaban de ser simples. Ella sentía tanta tranquilidad que pensó que lo soñaba.
—Ya te he encontrado un apodo. — Ella murmuro.
Así estaban hablando, a murmullos, suave, sin prisa.
—¿Ah sí? — Lo sintió posar sus ojos sobre ella, por encima de su cabeza.
Ella asintió despacio soltando una adorable sonrisa.
—¿Me lo dirás? — Él preguntó con intriga.
—Coqui. — Ella lo miró desde abajo.
—¿Coqui? — La miró incrédulo.
—Sí, ¿No te gusta?
—No, no es eso. — Él sonrió. — Es que es demasiado adorable para alguien como yo. — Ella soltó una risa fascinada mirándolo hablar. — Imagínate que mi entrenador te oyera. — Soltó una carcajada. — Sería épico.
—¿Entonces no quieres que te diga así? — Él le dio un beso en la cabeza.
—Tú puedes decirme como quieras.
Ella quedó satisfecha y metió otra papa su boca, no dijo nada más pero le agarro la mano y comenzó a jugar con los dedos de él pasándole leves corrientes cada vez que ella lo acariciaba.
—Creo que no te dije lo hermosa que te ves hoy. — Ella sintió que dejaba de respirar ante la declaración. — Bueno, más que de costumbre. — El río suavemente.
Sonrió para ella misma.
—Gracias, Maxi hizo mucho conmigo hoy. — Le contó.
—No hablaba de eso. — Él le aclaró. — Hoy irradias más, estas más bonita, más...no sé. — Suspiro.
Ella lo miró desde abajo llena de felicidad por lo que acababa de decirle
—¿Por qué eres así conmigo? — Preguntó intrigada.
—Porque sería estúpido ser de otra forma que no fuera a esta.
—¿Cuándo me lo presentarás? — Preguntó Maxi mientras caminaba a su lado por los pasillos.
Lo miró confundida.
—¿A quién? — Preguntó ella desubicada.
—A Axel. — Él dijo con obviedad.
—Ahh, Axel. — Ella sonrió de lado volviendo la vista.
—Sí, Axel. — El repitió. — No creas que no me he dado cuenta porque se más de lo que tú crees.
A Sky el miedo la invadió cuando él dijo eso, ¿Sabía lo de su pie? Los miró alarmada mientras apretaba su cuaderno más al pecho.
—¿Sí? — Ella se hizo la desentendida. — ¿y qué sabes? — Preguntó para estar segura de que era lo que exactamente el rubio sabía.
—Que sales con él, por las noches. — Dijo apuntándola.
—Ahh. — Dejo salir el aire que tenía retenido. — Sí, hemos salido un par de veces, como amigos. — Ella le contó.
—¿Cómo amigos? — El repitió. — Entonces... ¿No sientes nada por él? — Volvió a preguntar él.
—¿Qué?, no, no. — Ella soltó una falsa risa. — Axel tiene novia.
Esa información lo hizo fruncir el ceño.
—¿Ah sí? — El rubio se mostró sorprendido. — No lo he visto con ninguna chica... — Él dijo más para él. — Pero sí tú lo dices. — Se encogió de hombros.
—Sí, yo lo digo. — Susurro para ella.
Maxi no dijo nada más y continúo caminando al lado de ella. Sky vio como algunas chicas lo volteaban a mirar con interés. Maxi era guapo, a pesar de no ser de contextura gruesa, tenía buen cuerpo, a él le gustaba ejercitarse pero no se obsesionaba con su cuerpo, habían chicos que tenían más grandes sus músculos que su cabeza y para Sky, eso ya era exagerado, sin embargo, hay chicas y chicos que les gusta, así que, por ella estaba bien, cada quien tenía sus gustos y ella no tenía por qué juzgar eso.
Maxi había tenido una novia, muy bonita, hace un par de años, se amaban, nadie podía decir que no era así, eran tan lindos que a ella le daban ganas de apapacharlos a cada segundo, les tomaba fotos y los shippeaba siempre, era como la fan número uno. Se llamaba Aria y a Sky le caía muy bien, se volvieron muy amigas con el tiempo y ella era el mal tercio, salía a cine con ellos, iba de compras con ellos, hacía pijamadas con ellos, no era todo el tiempo, pero si se la pasaba mucho con ellos. Duraron dos años hasta que Aria murió en un fatal accidente, un tipo alcoholizado la había atropellado al pasarse un semáforo en rojo, murió al instante.
Decir que Maxi se derrumbó, no le llegaba a los tobillos a lo que en realidad había pasado. Maxi se había vuelto otro, había muerto en vida. No solo por ella, también por el hijo que esperaban. Nunca llegaron a saber que sería, nunca pudo ir a una ecografía con ella, simplemente no lo conoció, no pudo poner su mano en el estómago de Aria, nunca pudo hacerle su propia ropa. Simplemente no paso.
Sky había estado ahí con él, todo el tiempo. Bueno, siempre lo apoyo, porque realmente él se encerró en sí mismo, no hablaba con nadie, no comía. Los papás de él estuvieron muy preocupados, su mamá, Agnes, lloraba por el todo el tiempo y se lamentaba pidiendo que su hijo volviera, que viviera.
Sky estaba muy mal entonces, lo iba a visitar todos los días a pesar de que él no le decía nada, ella se dedicaba a contarle lo que le pasaba mientras estaba encerrado, sobre su papá, sobre sus amigos, la graduación, pero el simplemente no reaccionaba. Después de un tiempo se dedicó a abrazarlo, llegaba y lo abrazaba sin decir palabra, le acariciaba el cabello y se dormía junto a él haciéndole compañía, ella sabía que el la necesitaba. Sky, como Agnes, deseaba que el volviera; pero no podía hacerlo, no se le puede pedir a alguien al que se le llevaron el corazón que vuelva a ser el mismo, está vacío, está roto, no tenía su corazón y lo que él era estaba ahí, en su corazón.
Fueron largos meses, trece para ser exactos. Una noche, el desapareció y sus papás la habían llamado desesperados porque él no estaba en la casa, era la primera vez que salía de ahí después de lo de Aria. Sky tuvo que buscarlo en medio de una de las tormentas más fuertes que había visto, pero para ella, él era lo primero. Lo encontró siendo más de la media noche, arrodillado y con una muy empapada flor blanca en la mano. Estaba en frente de la tumba de Aria, con la cabeza hacia abajo. Sky soltó un par de lágrimas al ver la imagen, soltó el su bolso y paraguas antes de comenzar a caminar hacía el, mojada hasta los huesos. Se arrodillo en dirección a él y le agarro la cabeza, él se dejó llevar hasta que ella la puso en su pecho abrazándolo, entonces, el rompió y lloro en ella. Ella lloró con el dándole de vez en cuando besos en la cabeza.
Desde entonces ella lo ha ayudado a buscar un nuevo corazón, actualmente está más lleno por Sky pero ella estaba segura que cuando fuera el momento él podría llenarlo con otra persona.
—Eyyy. — Maxi tronó sus dedos frente a ella. — ¿Me estás escuchando? — Él le preguntó mirándola.
—Eh... sí. — Maxi la miró reprobatoriamente. — Bueno, no. Lo siento, me distraje, ¿Qué decías?
—Te preguntaba su conocías a la novia de Axel. — El repitió la pregunta.
A Sky de inmediato se le vino a la cabeza la pelirroja de la cafetería, Emily.
—Sí, la conozco. — Ella movió la cabeza en afirmación. — Y tú también la has visto ya. — Lo señaló.
—¿Qué? ¿Dónde?
—En la cafetería, ayer cuando Axel golpeó al chico estúpido. — Ella le recordó. — La pelirroja.
—¿Qué? ¿Emily? — Maxi se notó sorprendido.
Sin embargo la más sorprendida fue Emily.
—¿La conoces? — Le preguntó estupefacta.
—Sí, el primer día, cuando fuiste a recoger los papeles que habías dejado en el auto. No encontraba el libro que necesitaba y le pregunté cuando la vi sentarse en una de las mesas, ella me ayudo a buscarlo. — Explico. — Ahh ya recuerdo. — Sky le dio una mirada interrogante. — Después de eso, me senté unas mesas más allá de ella y a los minutos llego Axel con un café para ella.
Entonces Sky recordó que se había demorado un poco más ya que no encontraba los papeles que creía que había dejado en el auto, que en realidad había dejado en la casilla, y después se perdió buscando la biblioteca, entonces chocó con alguien.
— Un gusto soy Axel Mourret. — Él le extendió su mano.
— Oh, que descortés. — Ella luchó unos segundos pasando los papeles a una sola mano para poder con la otra estrechar la mano que Axel le extendía. — Sky Fierrachi.
Así que Axel venía de allí cuando chocó con ella.
—Y... ¿Qué tal es Emily? — Ella preguntó como quien no quiere la cosa.
—Es genial, me hablo de que le encantan los libros, es muy dulce.
Sky quiso hacer una mueca de asco al escucharlo, ¿Es que acaso a todo el mundo tenía que caerle bien o qué?, pareciera que todo el mundo la adorara, sobre todo Axel.
—Ah. — Secamente dijo.
Vio como Maxi la miraba, después soltaba una sonrisa.
—¡Ajá! — La señaló. — Estás celosa. — Afirmo seguro.
Sky lo miró como si estuviera loco.
—Já, celosa ¿yo? — Mintió.
—Sí, estás celosa, porque Axel te comienza a gustar y Emily es genial y linda. — Se burló. — Te conozco demasiado bien, puedes negárselo a todo el mundo menos a mi cariño.
Sky lo miró mal y volvió a apretar el cuaderno en su pecho, no dijo nada porque sabía que él ya la había descubierto, la conocía tan bien, como ella a él. Miró hacía otro lado para evitar más comentarios por parte de Maxi.
Sintió como este la paraba y la volteaba hacía el.
—Pitu. — La llamo tomándola del mentón para que lo mirará. — Pitu, es cierto que ella es linda y dulce. — Ella lo miró mal. — Pero tú también eres hermosa, tienes un gran corazón y eres una de las mejores personas que he conocido. — Él le sonrió. — No debes envidiar, ni sentir celos, no eres menos que nadie ¿Oíste? — Le acarició el cabello. — Sí a Axel no le gustas, no lo fuerces, ya llegará uno que te quiera ¿Bien? — La abrazo dándole un beso en la cabeza. — No más que yo, eso es obvio.
La hizo sonreír, ella se dijo a sí misma que Maxi tenía razón y que debía hacerle caso. Movió la cabeza hacía un lado en el hombro de Maxi. La vista del pasillo y de la puerta al final del pasillo la recibieron, pero eso no fue lo que le llamó la atención, casi en la puerta, alcanzó a ver una cabellera pelirroja en el aire. Axel tenía alzada a Emily en un abrazo mientras sonreía, después la bajo y sacó de su maleta una gran caja color verde militar, con un moño verde limón y se la tendió, después ella sonrió ampliamente y le agarró la cara acercándose...
Sky cerró los ojos sabiendo lo que pasaría, no quería verlo. Se abrazó más a Maxi hundiendo su cara en el cuello de él.
Ignorando por completo el beso en la mejilla dela pelirroja y bueno, el hecho de que ella estaba cumpliendo años.
N/A:
Soy la persona con más mala suerte del mundo. Les explicaré, ayer llegué de la universidad, lista para subir el capítulo y adivinen que ocurrió...¡Me cortaron el Internet!, no entendía que pasaba porque no tenía Internet si esa mañana yo tenía y así, hoy fui y mi mamá estaba en mora, eso quiere decir que no había pagado el día que le tocaba y pues ya me lo re conectaron, aunque en realidad, esta hecho una popo. Entonces ahí la ausencia del capítulo que les había prometido ayer.
Espero que lo disfruten, no se olviden de votar y comentar, ya casi llegamos a las 1000 visualizaciones, entonces vamos que vamos.
Espero que terminen muy bien esta semana, los quiero, gracias por aguantarme.
Besos y abrazos nubecitas☁️✨
CK.