Un Amor, Un Secuestro [Otabek...

By Gine-chan

18.7K 2.4K 885

(AU) En un mundo donde las hadas se separaron de los humanos, Yuri, un hada de agua, pasaba sus días como cua... More

Prólogo.
1. Un molesto encuentro.
2. Gélida plegaria.
3. Ojos Fuertes.
4. La Cavilación del Hada.
5. Las Respuestas Llegan Si Te Detienes.
6. Cálida Compañía
#PremiosKatsudon2017
7.Una Inesperada Reunión.
8. ¡Lleno de dulzura!
9. Quédate a mi lado
11. Hogar poblado
12. De Norte a Sur, y de Sur a Norte

10. Fin del Otoño.

949 171 123
By Gine-chan

Otro día había comenzado. Las hojas caían con más frecuencia y el viento comenzaba a tomar importancia entre la gente, en cada conversación siempre llegaba el momento en que exclamaban "¡El viento está muy fuerte!". Viktor se la pasaba bajo a una manta y tomando leche caliente, a pesar de que el invierno todavía no había llegado. Mientras, Yuuri y Chris esa tarde decidieron preparar una tarta como bienvenida a una nueva estación. Moviendo el lugar a unos kilómetros, el soldado Otabek caminaba entre los árboles con su abrigo y bolsa de arpillera en brazos. El rumor de las hojas era continua y variable, a veces suave, y otras llenaba los oídos del humano. Por la fuerza de la ventisca, algunas hojas anaranjadas acompañaban la corriente.

Pasó de largo algunos árboles que reconoció por sus curiosas y amorfas formaciones hasta tener enfrente el alto arbusto que siempre se interponía entre la laguna del hada y él. Corrió las ramas poco pobladas de hojas amarillas como de costumbre para así encontrarse con el gran charco que reflejaba las azulinas alturas. Cerca de la orilla, el hada rubia estaba sobre la manta de picnic junto a un halcón abejero. Pero no uno cualquiera, era un halcón vegetariano. Yuri le hizo entender que era más rica la miel que sus productores y desde no hace mucho, se juntaban para disfrutar unos pétalos untados con miel, o la miel directamente sacada del panal. Otabek al correr la cortina de hojas pudo ver cómo Yuri le extendía un aperitivo y como el halcón quiso cogerlo con su pico negro, pero al escuchar el movimiento de las hojas, inmediatamente giró su cuello para mirar al humano con sus grandes ojos amatillos, unos que intimidaban tanto como su puntiagudo pico, y sus sobresalientes garras. Una adecuada imagen para un depredador, aunque ahora sea uno de miel. El ave iba a retroceder, pero el hada lo detuvo.

—Es mi amigo, no te preocupes —le dijo, y el ave volvió a su lugar —. Hola —saludó con una sonrisa a Otabek.

Con un poco de indecisión, el humano se acercó a los dos seres alados. Se acercó cauteloso, ya que el ave parecía seguir temiéndole. Al llegar, se sentó al lado del hada. Confiado, Yuri cogió la bolsa del humano y comenzó a revisarla y a sacar todo lo que le gustaba. Más miel y hogazas de pan que seguían calientes. En el mantel, ya había miel, pétalos de jazmín, el juego de té, y un cuenco de calabaza con mermelada de frutos rojos hecha por el hada. Los primero minutos fueron casi silenciosos, el ave de matiz marrón y el humano no se dejaban de ver. El hada tuvo que toser para romper esa guerra de miradas. Los dos, humano y ave le miraron y Yuri con mala cara, le extendió dos pedazos de pan al humano y luego señaló exageradamente al ave con la mirada. Otabek entendió lo que el hada le estaba obligando con su expresión, tomó los dos panes y extendió uno de ellos hacia el ave. El halcón quedó estático por unos momentos pero se atrevió a acercarse ya que confiaba en las palabras del rubio. Fue picoteando del pan, cada vez con más confianza. Otabek también comenzó a comer su parte y Yuri, comía felíz por su logro de hacer que los dos interactúen.

La tarde se fue como una corta brisa. Ya estaba cayendo el día, y el ave debía retirarse, voló del brazo de Otabek a la cabeza del hada, allí lanzó un leve graznido.

—Nos vemos en primavera —se despidió el hada al tiempo que acariciaba las plumas del halcón.

Se tomaron su tiempo en despedirse, luego el halcón se transfirió al hombro del humano, con cuidado de no lastimarlo con sus garras y restregó su cabeza en la mejilla de Otabek. El humano correspondió acariciando su nuca sorprendido, jamás hubiese imaginado que un halcón sería tan amistoso. Luego de las despedidas, el ave se fue a lo que sería su lugar de descanso. El hada y el humano volvieron a quedar a solas, observando como el gran ave se alejaba, dejando una pluma como copos de nieve sobre tierra. Yuri fue el primero en sacar su vista, en ese momento miraba con preocupación a Otabek.

—Ey, humano —llamó en un tono muy inusual en él, era pacífico, sosegado.

El hombre le dirigió la mirada, viendo en sus ojos un gran cambio, sabía que algo le pasaba.

—¿Si? —preguntó neutral, sin querer sacar conclusiones a base de esos tristes ojos claros.

—Cuando la primavera llegue, ¿volverás? —preguntó Yuri.

Otabek no comprendió esas palabras, y pidió una explicación.

—Hoy será el solsticio, dormiré hasta primavera —informó, sorprendido que no supiese aquello —. La naturaleza duerme, y nosotros también —

El humano quedó en silencio, la decepción le invadía. El hada comenzó a sentirse incómoda por la tristeza del mortal, también quedó en silencio, pensando desesperadamente qué decir.

—¿Por qué no cenamos juntos? —propuso el hada, luego se levantó —. Después de todo no volveremos a vernos por un tiempo... ¿no? —su pregunta la hizo con lentitud, remarcando su deseo de obtener una afirmación.

—Te ayudaré —respondió el humano al tiempo que se levantaba.

Yuri iba a suspirar por no obtener su otra respuesta, pero el humano la dio.

—Y a penas comience la primavera, estaré aquí esperándote, no te preocupes —contestó con completa veracidad en su voz, como una promesa.

—N-no tiene que ser justo cuando termine el invierno... —trató de decir con violencia y desinteres pero su intenso resplandor no le dejó mentir y decidió callar y caminar rápido —. Vamos, hay que buscar cosas antes de que la noche llegue—sin dejar de sonreír, el humano le siguió.

Recorrieron parte del bosque con Yuri como guía, mientras caminaban, él mandaba al humano qué debía agarrar, pero claro, sin mirarlo por demasiado tiempo. Cuando llegaron nuevamente a la laguna, pusieron manos a la obra. Otabek se encargaba de pelar y cortar papas, y doblar pétalos y lavar el eneldo y triturarlo. Con el tiempo, a Yuri se le pasó la incomodidad y ya hablaban con normalidad. El hada reía mientras amasaba.

La comida ya estaba cociéndose y mientras tanto, Otabek le enseñaba un juego al hada. Con una rama dibujó dos lineas verticales y sobre estas, otras dos horizontales, formando así nueve casilleros. Entonces, explicó las reglas: en cada turno los jugadores deben de dibujar un símbolo previamente elegido hasta formar una hilera de tres casilleros de su símbolo. A Yuri le pareció interesante por lo simple que era, así que aceptó. Aunque ese interés se perdió cuando Otabek le derrotaba sin mucho esfuerzo.

—No es justo, ¡ya sabes todas las tácticas! —se quejó el hada luego de volver a perder, Otabek mantenía su sonrisa, le resultaba divertido ver lo infantil que llegaba a ser el hada —. ¡Cambiemos el juego! —sentenció el hada.

—¿A qué jugaremos? —preguntó intrigado el humano.

—A esto mismo, pero modificado —el hada borró las lineas en la tierra con su mano y volvió a coger la rama.

Y esta vez, en vez de dos líneas, dibujó tres horizontales y tres  verticales. Y de esta manera, el hada rompió todas las estrategias que ganó el humano con la experiencia, sólo, con dos lineas más. El juego comenzó, ahora ambos debían de formar una hilera de cuatro símbolos, Otabek de cruces y Yuri de círculos. El juego se había complicado, ya llevaban varias partidas y la única forma de ganar era esperando a que el otro se desconcentre y cometa un error. Finalmente, en la decimacuarta partida, Otabek cometió ese error, y el hada formó la hilera de cuatro casilleros. Yuri sonreía jactancioso de su victoria. Aunque esa sonrisa no duró, ya que ambos en ese momento en el que salieron de su concentración, se percataron del aroma que desprendía el horno.

—¡La comida! —gritó el hada al tiempo que corría hacia el horno.

Luego del susto, la comida ya estaba esparcida por el mantel junto a los cuencos llenos de agua fría debido a el clima. Para su suerte, la comida a penas se había tostado. Yuri en todo ese tiempo esperó impaciente a que el humado de el primer mordisco. Esperó a que comiera un poco y ahí habló.

—¿Y? ¿y? ¿Qué te parecen los pirozhki? —preguntó con la sonrisa e ilusión de un niño cuando le regalaba algo a su madre.

—Son muy ricos —el hada ensanchó más su sonrisa y por fin comenzó a comer un pirozhki.

Había una gran variedad de pirozhkis, de rosas, de carne de soja y verduras. Era una receta de hadas que podía adaptarse al gusto de cualquiera. Con el relleno elegido, dulce o salado, se envolvía en una masa de pan. Esos eran los pirozhkis, comida que amaba Yuri. Los de arroz con carne de soja eran sus favoritos, y eran los que más abundaban sobre el mantel. Él les llamaba "Katsupirozhki".

La cena transcurrió en un armonioso ambiente, ambos disfrutaban los pirozhki y luego, el postre, que fueron jugosos y dulces arándanos, y frutillas con crema. Ambos ya habían vaciado el mantel de la comida. La noche seguiría sobre ellos más que de costumbre, las estrellas y la luna se desvelarían por el solsticio. La hora de la despedida ya asechaba, y el entorno se volvió pesado, ninguno quería que esa cena acabase. Estaban los dos caminando bajo los casi pelados árboles, hasta donde el bosque terminaba para así separarse por unos meses. Los árboles se acabaron, y la despedida ya insistía en aparecer. Ambos se quedaron en el confín entre humanos y hadas, en silencio.

Ya pudieron haberse despedido, y alejado el uno del otro, rindiéndose a esperar el renacimiento de la naturaleza, pero el amor no era algo tan superfluo. Ni tampoco Otabek era una persona que soltase con facilidad sus sueños. Algo tan envolvente como el amor, y tan fuerte corazón, pondrían oposición.

—¿No hay algo que se pueda hacer? —habló el soldado, teniendo la completa atención del ser feérico —. Si te vas porque la naturaleza duerme, ven conmigo, yo estaré despierto todo el invierno —propuso, como último recurso. Luego agregó "Bueno, sólo por el día" y rio.

El hada quedó boquiabierto, sin poder modular palabra alguna. Otabek no tenía idea lo que significaba lo que dijo para un hada. Yuri se dio la vuelta, ya que avergonzado estaba. Ya sin la mirada del humano, podría meditar un poco mejor. Un poco, ya que sentía palpante cada parte de su material cuerpo. Pensó, tratando de enfocarse sin llevarse por sus sentimientos. "¿Podré estar sin la naturaleza?" se preguntó, mientras ignoraba a la otra parte de él que decía que vaya sin pensarlo. Entonces, el nombre de Viktor apareció en su mente. Pensó en él, y su romance con el "cerdo". Él no dormía en invierno, podía asegurar que no. Entonces, él también podría.

Se dio la vuelta y encaró al humano. Gracias al hada peliplata, se arriesgaría a ganarse un alma con un mortal.

—Viviré contigo —afirmó, tratando de no demostrar tanto su emoción, aunque su voz temblaba al igual que su cuerpo.

En ese momento, el humano suspiró de alivio.

—Pero, naturalmente, tengo condiciones —interrumpió Yuri, con una voz seria.

—Haré lo mejor.

Yuri sonrió, sintiéndose superior.

—Primero, no debes de preguntar por mi nombre. Segundo, no quiero nada de sal ni hierro en la casa —con sus dedos, iba enumerando lo que decía, chillando como madre quejosa —. Que me seas fiel y que no traigas a nadie sin mi permiso, mucho menos a ese payaso de JJ —eso último lo dijo con mucha más seriedad, iba muy enserio con eso, no lo quería —. Si prometes que cumplirás eso, me quedaré siempre contigo —propuso, aunque en esos momentos dudaba cumplirlo, ya que no pensaba querer irse de allí.

Otabek aceptó, sellando el compromiso entre hada y mortal. Aunque él, no pareció darse cuenta de qué clase de trato estaba realizando, con el hada que le secuestró en el amor.



Curiosidades sobre hadas:

Hay casos de casamientos entre hadas y humanos, pero esta unión tiene condiciones para el humano. Lo que normalmente pide el hada es: que no pregunten por su nombre; que no digan ciertas palabras; que en la casa nunca haya un objeto de hierro, sal u otra cosa que podría causar su malestar; fidelidad; entre otras cosas.

Si el humano rompe algunas de estas condiciones, el hada lo abandona.

Notas de la autora:

Llegamos a 10K y al cap 10. Qué linda coincidencia c: Muchas gracias por el apoyo, estoy feliz de que "Un Amor, Un Secuestro" avance para bien <3

¿Por qué tardé? (como siempre) Las clases y todo lo que tengo que hacer después de ellas me consumen el tiempo, ni puedo cagar tranquila con todo lo que tengo que hacer (? :'v Disculpenme :c

Este capítulo va dedicado a jackss0ul, gracias por las bellas imágenes que me pasaste, me re sitven♡ Y como no, a tu mensaje de apoyo ♡♡ Dentro de un rato pongo la dedicatoria, estoy en el celular Dx

No le presté mucho atención a la corrección, perdón si encuentran algún error <\3

Nos vemos, gentecilla linda ♡

Continue Reading

You'll Also Like

301K 20.5K 93
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
454K 46.2K 116
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
900K 94.7K 139
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...
72.6K 8.2K 14
Tras la victoria de Max en los X-Games Bradley se encarga de ser el chico de las toallas del equipo de patinaje de Max, ambos se ven forzados a iner...