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•CAPÍTULO 8•
PARANOIAS Y CONFLICTOS
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Wanda estaba a punto de un colapso nervioso. No dejaba de negar con la cabeza repitiendo las palabras "él no es mi hermano".
Clint, quien había aparecido tiempo después de la horrorosa escena que se había llevado a cabo, era el único con el que Wanda hablaba.
Él sólo la sujetaba con fuerza, ambos abrazados en el suelo frío de aquella habitación silenciosa. Nadie tenía permitido, en estos momentos, entrar al cuarto de Wanda salvo Clint.
—Él no es mi hermano, él no es Pietro —esas palabras se repetían.
Esa oración había salido varias veces de los labios de Wanda. El arquero, incapaz de decir algo, se limitaba a frotar con suavidad su espalda en un acto bastante paternal.
—Clint por favor, llamen a la chica. Díganle que arregle a mi Pietro —eso era otra de las oraciones que Wanda murmuraba de vez en cuando.
Wanda estaba al borde del colapso mental, no entendía lo que sucedía, parecieras que viviera en una burbuja, de la cual no salía.
Siempre recibiendo la misma respuesta.
—Ella ya está en camino —le dijeron.
Y era verdad. América acompañada de Jean y Storm venían en camino.
Nadie le había dicho a América que estaba sucediendo, sólo que los Vengadores la solicitaban.
Todos ellos, incluso Wanda y Clint llenaban la habitación de juntas. Sam junto a Visión estaban ya sentados cuando Wanda y Clint los acompañaron en la larga mesa. Natasha estaba sentada en el lado de en frente con Clint. Steve se limitaba a dar vueltas por toda la sala murmurando cosas inaudibles.
Las miradas de todos se posaron en las tres mujeres que hicieron acto de presencia entrando en la habitación. Casi de inmediato los ojos de todos fueron hacia América.
Wanda fue la primera en levantarse y soltándose de las manos de Clint camino hacia la adolescente.
—¿Qué le has hecho? —murmuro con la vista perdida, América notó eso.
Ella dio unos pasos hacia atrás, la presencia de Wanda y la forma en la que se dirigió a ella le hicieron temblar por dentro.
—No sé de que me estás hablando, nadie me ha explicado nada —ella habló tranquilamente.
—Pietro despertó, pero no es él. ¡Es un monstruo! ¡Trató de matarme! —exclamó ella no sólo aún alterada, sino dolida.
Su propio hermano había tratado de matarla.
¿En qué habían convertido a su dulce hermano Pietro?
¿Acaso sería un arma para los mutantes o qué?
Las teorías conspirativas llenaban la mente de la chica Maximoff, ella juraba y re-juraba que eso era obra de alguien. Que alguna persona quería a Pietro así, en contra de ella, sin conocer a nadie.
La pobre de Wanda ya estaba más paranoica que antes.
—No, no se a lo que te refieres —América miro a todos ahí nerviosa.
Todos estaban esperando a que ella dijese si, es mi culpa. Pero eso no iba a suceder, ni la propia América sabía que había sucedido con el chico.
—¡Tu le has hecho algo! —exclamó elevando el tono de voz.
Volvió a acercarse, pero movió los dedos de sus manos haciendo que un brillo rojo saliera de ellas. Instintivamente América retrocedió asustada y sus dos acompañantes se colocaron frente a ella.
—Aléjate —Jean le pidió levantando las manos.
Wanda seguía con la mirada fija en la peli negra. Una mirada cargada de falso odio. Los labios de ella temblaban por el esfuerzo de tratar de controlarse.
Fue el turno de Steve en intervenir.
—Wanda —la llamó—, ella no tiene la culpa.
Se acercó lentamente a la chica Maximoff y la agarro con suavidad de los brazos para poder llevársela de ahí.
Le hizo una seña a Clint que casi de inmediato se levanto y fue hasta Wanda, le susurró algunas palabras inaudibles para los demás y tras disculparse con las mutantes con la mirada se fue con la chica.
—Capitán, quiero recordarle que nosotros nunca dimos garantías de si esto funcionaría o no, eso incluye lo que pudiera pasarle el chico —Storm habló lentamente.
Sentía que ya debían saltar a defenderse, bastante habían aguantado cuando comenzaron a atacar a América, pero ambas adultas sabían que estaba hablando el enojo y no realmente la jovencita.
—Exacto, no podemos culpar a una adolescente de las cosas que haga o no haga su mutación. Eso ella no puede controlarlo —Jean se sumó al pequeño discurso.
—Nosotros aceptamos ayudarlos como un favor, podríamos habernos negado, pero no lo hicimos. Sabemos como es perder gente de los nuestros, así que les pudimos proporcionar nuestra ayuda —la peli blanca continuó.
Todos allí escuchaban callados.
No sabían lo que ellas podían hacer y aunque hablaban calmadamente y de forma educada, lo hacían con firmeza.
A ellas no les había gustado que Wanda amenazara a América, ella ni siquiera era un adulto y como bien dijeron, no controla lo que pasa después que el ser vivo vuelve a la vida.
—Pero si piensa que pueden amenazarnos o si quiera culparnos de lo que sucedió tanto ella como todos los presentes están muy equivocados —Jean habló y miro a Storm quien asintió estando de acuerdo.
Ninguno de los Vengadores se atrevía a hablar. Ambas mujeres podían ser intimidantes si se lo proponían y eso querían.
Jean sentía el miedo que irradiaba América al ser amenazada por la muchacha y sus manos flameantes de color rojo y sabía que ella no tenía capacidad de defenderse si hubiera atacado.
Es por lo que ellas debían evitar que algo así sucediera de nuevo. Su objetivo era velar por el bien y la salud de sus estudiantes, nada más.
—Por eso les vamos a pedir cordialmente que sea la última vez que uno de ustedes amenaza a un mutante, a uno de nuestros alumnos —Jean se acercó hasta Steve—. Porque nosotros no tendríamos problema en mostrarles lo poderosos que somos también —la seriedad en su tono de voz hizo hasta América, quien conocía a Jean, temblar.
—No creo que sean tan tontos en pesar si quiera que tienen oportunidades contra nosotras —Storm habló sumándose a su compañera.
El silencio reinaba en aquella sala. Las dos mutantes se encontraban firmes y con miradas altas, no dejarían que alguien intimidara a uno de sus alumnos.
Los Vengadores por otro lado no querían desatar un infierno. Conocían los peligros que correrían si se enfrentaban a los mutantes por lo que ninguno quería meter la pata.
—Lamentamos esto que acaba de pasar —Steve empezó a hablar luego de haber formulado una respuesta en su mente—. Pero les aseguro que no fue con un fin de enfrentarse a ustedes, ella está en un estado vulnerable y lo menos que querría es hacerle más daño a alguien.
Ahí estaba el Capitán siendo arbitrario en las situaciones, era el más políticamente correcto de todos los allí presentes.
—Está bien, entendemos eso. Ahora esperamos que la próxima vez que nos llamen sea para avisar de una alerta nacional, ya hemos acabado aquí —Storm sentenció y dicho eso se dio la vuelta.
Miro a América quien se encontraba con la cabeza baja. Poso un mano en su hombro y le sonrió para luego darle una señal para que se volteara, así podrían salir de ahí.
—Una cosa más —Steve volvió a hablar antes de que ellas se fueran—. Hay algo que deben saber —explicó ante las miradas de confusión.
Steve miro a Natasha buscando apoyo. La pelirroja se levantó de su asiento con un archivo en mano. Camino hasta ellas y se lo entregó a Storm.
—Será mejor que ustedes lean eso, lo encontramos en una de las bases Hydra en Sokovia —ella explicó.
La confusión se hizo presente entre las mutantes adultas.
¿Por qué los Vengadores les estaban dando un archivo secreto?
—¿Qué tenemos nosotros que ver con esto? —Jean habló mirando de reojo los nombres que estaban en la portada del archivo.
—Ellos son mutantes, al igual que ustedes —Steve explicó.
Ambas mujeres fruncieron el ceño al escuchar que aquellas personas eran mutantes. Había una posibilidad bastante grande, pero ellas creían que eran alterados, les habían preguntado por eso antes.
—¿Están seguros? —Jean insistió.
Abrió el archivo ojeando lo que decía a primera vista, definitivamente le tenía que dar eso a Charles, él podría leer todo más tranquilo y saber muchas cosas que allí se mencionaban.
—Léanlo, ustedes sabrán más que nosotros, pero si —Natasha asintió antes que Steve hablara.
—Al parecer los Maximoff son mutantes.