Somos tu familia.

By RenRenv

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[YOI/ AU] [Victuuri] [Familia/hijo Yurio] [Mpreg/Omegaverse] Si algo ha aprendido Yuri Katsuki al enamorarse... More

1• Eres nuestro.
2• Noticias.
3• Así es.
4• Patines
5• Iguales.
6• Katsudon.
7• Todo y Nada.
8• Amigo.
9• Yo decido.
10• Disculpa.
11• Regalo.
13• Ónix & Jade.
14• Lia.
15• One love: Ágape.
16• Appassionato.
17• Yuratchka.
18• Ilusión.
19• Destino.
Extras• 1&2
Extras• 3&4
• El fin.
•Algo que nadie esperaba.
• Yuratchka & Yullian
• Un Beka para Yura.
•Vacaciones.

12• Gritos.

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By RenRenv

- Te ha crecido mucho el cabello. Deberíamos peinarte así para tú debut como Senior -Dice Yuri tras él mientras sus dedos juegan con los mechones rubios.

Al menor de verdad le gusta como se le ve el cabello. Aunque usualmente lo deja caer lacio hasta que las puntas rozan sus hombros, algunas veces lo ata en una media coleta porque a Yuri no le gusta que le cubra mucho el rostro. Y también porque en ocasiones le estorba para practicar.

Hace cinco minutos su madre se había dado a la tarea de peinarlo.

- Me gusta, si - Dos intrincadas trenzas enmarcan su rostro y se unen en una coleta alta tras la cabeza. No está acostumbrado a sentir el rostro tan expuesto, pero es un poco refrescante el pequeño cambio -. Aunque me gustaría dejarlo suelto para interpretar a Ágape.

El azabache asiente y se lleva un pañuelo de papel a la nariz para cubrir un estornudo.

Víctor y Yurio llegaron a Yutopia al rededor de mediodía. Él ni siquiera esperó a que su padre terminara de anunciar su llegada; Se quitó los tenis a punta pie y los tomó para que Víctor no lo regañara por tirarlos donde sea antes de correr en busca de Yuri. Saludando a sus abuelos en el camino.

Se encontró con su objetivo a mitad del pasillo hacia la habitación de sus padres.

En el momento que lo vió, Yuri le abrió los brazos y recibió su violento abrazo sin queja alguna, aun cuando la fuerza del salto los derribó a ambos al suelo.

Yurio se aferró al calor de su madre y ocultó el rostro en su cuello para que el amoroso olor de Yuri lo tranquilizara, ronroneando al sentir como las manos de su mamá le acarician la espalda y el cabello.

Ésto es lo que me hacia falta.

Aún intenta tragar el nudo de emociones tras los últimos días y ha tratado de ser lo más fuerte e indiferente ante la situación, pero no sabe que hacer realmente con el túmulo de pensamiento y sensaciones nuevas y nada agradables.

Pero no quiere pensar en eso. No en ese momento. No cuando por fin puede estar con la única persona que puede tranquilizarlo.

- Yo también te extrañé, gatito.

El rubio sonríe genuinamente feliz y se aprieta más contra Yuri.

- ¡Yurio, no me dejes sólo con el equipaje y...! -Víctor interrumpe su reclamo y Yurio cree que es por ver la escena frente a sus ojos. Gruñe cuando los brazos de su padre lo alejan de su madre.

Giró para reclamarle, pero la mirada de preocupación en los ojos azules de Víctor lo alteran y dirige sus ojos esmeraldas de regreso a Yuri.

El rostro del japonés está ligeramente rojo y sudoroso, sus ojos cansados y su cuerpo notablemente débil.

Notablemente resfriado.

Así que ahora están acurrucados los dos en la gran cama del matrimonio Nikiforov, mientras su padre iba por Yullian al preescolar.

Yurio dejo de admirar su peinado cuando las delicadas manos de Yuri le quitaron el espejo y lo dejó sobre la mesita de noche.

- Ahora que tu padre no está, hablarás conmigo, Yurio.

El aludido se remueve incómodo y se acurruca más entre las cobijas y los brazos de Yuri, agradeciendo que su madre no pueda verle cara.

No está listo para hablar de eso. Lo que sea que eso signifique. ¿La presunta casi violación? ¿Su interacción hostil con JJ durante el banquete? ¿Su actitud distante gracias a los pensamientos que invaden su cabeza?

No. No está listo.

- No hay nada de que hablar.

Escucha como su madre suspira y siente como poco a poco se va recostado en la cama, llevándolo con él.

Cuando por fin están cómodos, Yurio quiere salir corriendo de la habitación. Recostado de lado, frente a frente con Yuri, se ve obligado a decir la verdad.

Más aún si su madre lo ve con tanto cariño bajo el cansancio del resfriado y sus manos calientes le acarician las mejillas.

- Entiendo que es difícil hablar de algo tan incómodo, Yurio, pero debes decirme quién te hizo eso.

- No me hizo nada.

El rubio sonríe ante la mueca frustrada del azabache.

- No entiendo, ¿Por qué no quieres decirme?

Ah, no.
No, no, no...
... Ahí está su carita de cachorro.

Por supuesto que Yurio entiende que todo el mundo crea que siempre consigue lo que quiere porque sus padres lo miman mucho y lo conscienten demasiado, y es verdad. Pero básicamente aprendió todos sus chantajes y gestos de manipulación de uno de sus padres en especial.

Y aunque nadie lo crea: no es Víctor.

Yuri siempre consigue lo que quiere del Ruso porque éste no puede negarle nada a la carita suplicante de su esposo y eso es algo que Yuratchka aprendió desde su tierna edad. Una vez que imitó la expresión frente a su padre a modo de prueba, supo el gran poder que esos ojitos llorosos y el puchero tenían sobre el de ojos azules.

Pero así como Víctor sede ante su hijo y su esposo, Yurio obtiene su Karma ante su madre; al no ser capaz de negarle nada si lo ve con esos amados ojos chocolate.

- ¡Eres tan injusto, mamá! -Grita cubriéndose con las cobijas. Al instante los brazos de Yuri lo envuelven.

- No hagas eso o mi poder mental no funcionará, Yura~

- ¡No me digas así!

- Pero si a Otabek no le dices lo mismo...

- ¡AH! ¡NO LO DIGAS, MAMÁ!

Segundos después ambos están en una batalla de cosquillas. Los dedos de Yuri viajan expertamente bajo la montaña de colchas para atacar las costillas de su hijo, como tantas veces.

Por primera vez en días, Yurio cree que el río vuelve a su cause, el mundo sigue girando y él sigue siendo el siempre seguro de sí mismo Yuratchka Nikiforov.

La guerra se detiene de abrupto cuando la risa de Yuri se transforma en un lapsus de tos, recordándoles a ambos que se supone que debe estar en reposo.

- De acuerdo -Acepta Yuri más calmado -. Habla cuando quieras, pero espero que sepas que no sólo es difícil para tí, cariño -Los ojos cafés se dulcifican, casi como chocolate fundido -. ¿Tienes una idea de lo asustado que estaba por tí?

- Eso es culpa de papá. Se supone que no debía decirte nada hasta que regresáramos -Murmura enfadado al recordar la promesa no cumplida.

- Soy tu madre y tengo derecho a saber que te pasa, Yurio. Siempre me invade un miedo horrible al pensar que algo malo podría pasarte cuando estás lejos...

Sintiendo las lágrimas aglomerándose en sus ojos verdes, Yuratchka se abraza a Yuri, enternecido.

"Soy tu madre" dijo, y es lo único que importa.

Como si leyera su mente, el japonés comienza el segundo asalto: - Pero no creerás que te escaparás de explicarme por qué tú y Leroy tuvieron una discusión en medio de la celebración del banquete.

Yurio gruñe - Que informativo es papá...

- Naturalmente.

Con un bufido de por medio, el rubio eleva la mirada y la desvía de inmediato al sentir los cálidos ojos inspeccionándolo.

- Eso fue JJ siendo un idiota, como siempre. Nada de que preocuparse.

Esperó que Yuri riera o lo regañara por la mala palabra, pero ninguna de esas acciones llegó por más que esperó.

- No hagas eso, Yuratchka -Buscó asustado los ojos de su madre ante el tono serio que jamás había usado para hablar con él - Mientras más le restas importancia a algo más te duele; lo sé porque te conozco mejor que nadie. Así que a mi no me mientas.

Una gran parte de él se sintió estúpido en ese momento.

Estaba hablando con Yuri Nikiforov, su madre. Por supuesto que no había motivos para sentirse tan inseguro y débil.

Puede hablar de lo que pasó. Puede decirle que JJ revivió recuerdos amargos y el fantasma que siempre lo ha seguido desde la primera vez que sus compañeros de escuela le dijeron que era adoptado. Siempre está la opción de decirle todo y Yuri lo abrazará le dará palabras de aliento y consuelo desmintiendo todas esas idioteces y lo abrazará.

Entonces estarán riéndose de todo eso cuando le gane el oro a JJ en la final del Gran Prix.

Abre la boca tomando una respiración profunda.

- ¡Estoy en casa!

Ambos se sobresaltan al escuchar como la puerta se desliza con fuerza y la voz de su hermano retumba en la habitación.

- Terminarás destruyendo las puertas, Ian -Yuri regaña, en vano, porque el menor ya se dirige hacia ellos.

- ¡Bienvenido a casa, hermano! -Yullian sube a la cama y saltando a sus brazos le sonríe ampliamente- Te vimos en la televisión ¡Felicidades por ganar! También vimos a Ota-Kun y estuvo tan cerca de ganar sino...

Yurio dejó de escuchar al observar atentamente el rostro de su hermano pequeño.

Un escalofrío recorre su cuerpo y casi puede sentir a JJ susurrándole en el oído.

¿Nunca te has preguntado porque no te pareces en nada a los Nikiforov? ¿Por qué tú no tienes el cabello negro ni los ojos azules como Yullian?

Ciertamente Ian es la viva imagen sus padres.

Verlo es como ver una versión diminuta de su madre, pero con los labios en forma de corazón y el mismo tono azul de los ojos de su padre. No hay duda de que el niño será un gran Alfa y su personalidad, tan parecida a la de Víctor, le abrirá muchas puertas hacia grandes cosas.

Yullian no tendrá que luchar contra prejuicios. No deberá tolerar burlas por su físico. No tendrá problemas en defender su apellido.

- ¿Hermano?

Yurio parpadea en un vago intento por alejar esos pensamientos.

-Ah, sí. Gracias...

- ¿Estás cansado, Yurio?

Víctor está recargado en el marco de la entrada viéndolos intrigado y él se limita a asentir sin temor a mentir. Está cansado física, mental y emocionalmente.

- Creo que iré a mi habitación.

- Duerme un poco -Dice Yuri, dándole un pequeño beso en la coronilla - Cuando despiertes cenaremos tu comida favorita.

Sonríe ligeramente y se levanta para salir del cuarto.

- ¡Yo voy contigo! -Agradece mentalmente a su madre cuando detiene a Ian. Adora a su pequeño y enérgico hermanito, pero en esos momentos es a la última persona que quiere ver. Y se siente el peor ser humano del mundo por pensar así.

- Tu hermano quiere descansar y tu solo lo molestarás.

- De hecho, tu mamá también debe estar en reposo -Interviene Víctor -. Así que, ¿Por qué no bajas a jugar videojuegos conmigo?

Yurio sacude la cabeza ante los berrinches de su hermano y la voz amable de Yuri lo detiene antes de salir.

- Por cierto, Yurio. Tu cumpleaños será en menos de una semana, piensa en qué querrás de regalo.











Debo estar demente. Se recrimina una y otra vez.

Dándose por vencido después de varios minutos girando en su cama intentando poder dormir, se levantó en busca de su mochila y sacó el portátil.

Tamborileando con los dedos la madera del escritorio mientras espera a que encienda, se pregunta si realmente ha perdido la razón.

Es sólo que últimamente los recuerdos no lo dejan tranquilo. Las voces que creía enterradas en su memoria han resurgido gracias al maldito de Leroy y sus ganas de joderle la vida.

Las voces resuenan en su cabeza y los comentarios de todas esas personas que no hacían más que decirle que no pertenecía a su familia desde que era un niño zumban en su mente como las abejas dentro de un panal.

Él no es así. Ese no es él.

Yuratchka Nikiforov ha vivido siempre seguro de sí mismo. Con la frente en alto mandando a volar a todo aquél que intenta hacer flaquear su resolución y sonríe orgulloso ante la frustración que provoca ha sus atacantes.

Pero ahora realmente no sabe que hacer. Tiene miedo.

Ese terror invadiendo sus venas no lo había sentido desde que se enteró de la existencia de Yullian.

Está tan molesto y no tiene la menor idea de porque. Quiere golpear a JJ. Quiere ir y golpear a todo el mundo solo para sacar la frustración e ira de sus sistema. Tal vez así logre calmarse y las cosas vuelvas a la normalidad. Tal vez así pueda ver de nuevo a sus padres a los ojos y abrazar a Katsudon como es debido.

Quiere dejar de dudar. Quiere dejar de tener miedo. Y quizá la única manera de lograrlo es convenciéndose de que JJ es otro mentiroso más del montón.

Y para eso necesita pruebas.

Es sólo para estar seguro. Después de ésto todo habrá sido como una pesadilla. Después de ésto todo estará bien, se dice rogando con todo el corazón que así sea y da Click al icono que abre el buscador.

Sus ojos se centran en el puntero parpadeando en la línea.

Es otra de las idioteces de JJ, sólo eso. Es sólo otra broma. Sólo quiere molestarme.

Ahora comprende un poco a lo que se refieren las personas cuando hablan, poéticamente, que el corazón se aleja del raciocinio.

Su corazón le grita que se detenga, que no importa nada más que las tres personas que están en la habitación junto a la suya.

Y su cerebro le recuerda que ahí hay una espina, una duda implantada malvadamente, pero que realmente quiere descubrir.

¿Es esto lo mejor? ¿De verdad está bien? Se pregunta y traga forzosamente mientras teclea:

YULIA PLISETSKY.













La cabeza le duele y siente que de un momento a otro su cerebro estallará.

Odia resfriarse porque se debilita demasiado y no quiere más hacer otra cosa más que dormir.

Pero ahora es imposible. No puede dormir con tanto ruido.

Obligando a su pesado cuerpo a moverse, se levanta de la cama y al instante siente un marea asaltándolo.

¿Cuanta es la temperatura? La última vez el termómetro marcó 37.6° ¿Habrá aumentado?

Se encamina a la entrada de la habitación arrastrando los pies y frunce el ceño al abrir la puerta. Los ruidos se elevan desde la planta baja.

¿Una discusión?

Camina a paso tambaleante por todo el pasillo y se siente morir al bajar las escaleras. El dolor de cabeza aumenta y todo le da vueltas. Puede sentir la sangre martillandole el cerebro y los oídos.

Al llegar a la entrada del cuarto de banquetes los gritos se vuelven claros y entendibles.

La respiración se le acelera, la visión se nubla, el mundo da vueltas y ésta vez nada tiene que ver con el resfriado.

Es al escuchar un ruido sordo y el llanto de Ian que se decide a deslizar la puerta.

Frente a él está toda su familia.

Sus padres en una esquina, juntos y visiblemente preocupados. A unos pasos de ellos su hermana tiene el ceño fruncido y parece lista para intervenir si es necesario.

Sus ojos buscando de inmediato la fuente del alboroto y ve a Yullian sentado en el suelo junto a una mesa, llorando y murmura el nombre de su hermano.

Yuri jadea en un pobre intento por hacer que el aire llegue a sus pulmones y en el poco aire que logra degustar es claramente perceptible el aroma del enojo y el dolor combinado con el olor a Omega de Yurio.

El rostro de su hijo mayor muestra una mirada tan dolida y furiosa, una que jamás le había visto a su carita de ángel, pero en claro reflejo a la expresión de Víctor. Ambos frente a frente e igual de crispados. Gruñidos retumbando en sus pechos.

- ¿Qué ocurre? -Dice con voz débil y se acerca a Yurio, para alejarlo de la mirada furibunda de Víctor.

Pero algo dentro de él, en el centro mismo de su corazón se quiebra cuando su hijo se aleja de su toque y lo ve con profunda rencor opacando las orbes esmeralda - ¡No me toques!

Víctor responde al gruñido de Yurio y toma su mano intentando alejarlo del menor. Tan débil como está, no puede resistirse mucho ante su esposo dejándolo que lo retenga a su lado.

- ¿Qué ocurre? -Pregunta de nuevo, con lágrimas en los ojos y buscando el rostro de Víctor.

Los ojos azules, contrario al resto de su expresión, están tristes y dolidos y no despegan la mirada del rubio.

- Que bueno que estás aquí -Yuri se gira ante el tono monótono de su hijo.

- Ya basta, Yurio -La voz de Víctor es tranquila pero demandante, intentado razonar con el niño -Calmate y deja que te expliquemos...

- ¡No quiero que me expliques nada! -Yurio jamás les ha levantado la voz, y Yuri se preocupa al pensar en lo que eso podría causar al lado Alfa de su esposo - Me pediste que pensara que quería como regalo de cumpleaños -Le dice el rubio, sus ojos clavados en las orbes cafés de Yuri mientras tira una hoja a sus pies - Te haré un par de preguntas y quiero la verdad.

Yuri baja la mitad y frunce la nariz cuando otro mareo le nubla la visión. Aún con los lentes le cuesta a su adolorido cerebro procesar la situación hasta que todo se hace claro.

En la hoja a centímetros de sus pies está impresa una imagen. Una fotografía que no había visto desde hace más de una década.

En ella están él y Víctor, más jóvenes. Cada uno al lado de su respectivo mejor amigo. Mathew en su elegante traje negro sonríe feliz a la cámara y el agarre de su brazo es firme contra el de Yulia, quien viste un sencillo pero hermoso vestido de novia. Un sonrojo profundo y la sonrisa más grande que Yuri le había visto adornan su bello rostro. 

Viéndola de nuevo, después de tantos años, el parecido con Yurio es innegable. Por supuesto, el chico se daría cuenta de inmediato.

- ¿De... De dónde la sacaste? -Yuri apenas puede hablar. El aire no pasa por su garganta y la cabeza a comenzado a punsarle. Pero nada de eso importa ante la sonrisa amarga del rubio.

- Fue difícil encontrarla, hay muy pocas fotografías de los Plisetsky en Internet. Pero al parecer JJ tenía razón. Todo está en las páginas de chismes.

¿JJ? ¿Qué fue lo que le dijo?

- Yurio -Habla con voz calmada y suave, intentando acercarse -Déjame explicarte...

- No quiero que me expliques nada, sólo respondeme algo y ésta vez dime la verdad, por favor -Yurio da un paso atrás, viéndolo con profundo rencor y señalado la fotocopia aún en el suelo -¿Son ellos mis padres?

La respiración de Yuri se agita ante el creciente dolor en el pecho. Niega con la cabeza repetidas veces mientras se lleva las manos al pecho. Pero en algo Yurio tiene razón: es hora de decir la verdad. Ya no puede evitarle el dolor con palabras bonitas. El daño ya estaba hecho.

Intenta respirar y con voz temblorosa admite:- Biológicamente, sí.

Y todo se rompe.

Su corazón principalmente al ver las lágrimas brotando de los hermosos ojos verdes de Yurio. Quiere abrazarlo, acariciarle la cabeza y besarle las mejillas como cuando era niño y se caía, entonces Yuri lo sostenía entre sus brazos hasta que el dolor pasaba.

Sin embargo su cuerpo no responde mientras observa a su bebé caer sobre sus rodillas, llorando desconsoladamente.

- Yurio, escuchame...

- ¡No! ¡Cállate! ¡Ni siquiera quiero verte! -Le grita y en medio de su dolor gira hacia Yullian quién ha aumentado su llanto al ver a su adorado hermano en ese estado -¡Tu también cállate, maldita sea!

Fue un segundo. Un instante lo que Víctor tardó en pasar a su lado y sostener a Yurio por el cuello de la sudadera con ambos puños.

Víctor ama Yurio, pero Yuri comprende que su parte Alfa no pudo contenerse más al ver como su familia era atacada. Yurio también es su hijo, pero su lado territorial le ordenaba poner orden. Como un macho ante su manada.

- Te pedí que te calmaras, Yuratchka -Dice con voz grave.

Yurio le devuelve la mirada y gruñe aún con las lágrimas bajando por sus mejillas - ¿Al menos es ese mi verdadero nombre?

Yuri ve como la entereza de su esposo flaquea ante ese golpe y da un paso al frente, deteniéndose al ver como los bordes de su visión se oscurecen - Yurio, por favor...

- No digas nada, Yuri -Es la respuesta fría que obtiene -No me decepciones más.

Víctor suelta un gruñido gutural.

En el momento que Yuri da un paso para acercarse todo el mundo gira a su alrededor. El dolor en su cabeza parece estallar y en sus oídos un molesto pitido lo aturde. Puede sentir su cuerpo caer y lo último que su cerebro registra es la cara de preocupación de Yurio y Víctor al verlo perder la conciencia.















- Con la inyección que le apliqué el resfriado bajará enseguida, sin embargo lo que me preocupa es la presión sanguínea tan elevada -Le dice el doctor mientras Víctor lo guía hacia la salida -. Nada de situaciones estresantes, señor Nikiforov, su esposo necesita reposo absoluto.

Víctor asiente y despide al médico antes de recargarse pesadamente en la pared y deslizarse hasta el suelo.

El resfriado de Yuri empeoró en las últimas horas y agregándole la impresión y el estrés de la revelación de Yurio su sistema colapsó. La presión de la sangre se elevó y su cerebro provocó el desmayo como medida de auto protección. Eso junto con el resfriado de 38.6° pudieron haber causado un daño grave, según las palabras del doctor.

Víctor suspira ¿Cómo terminaron las cosas de esa manera? ¿Cómo se enteró Yurio de Mathew y Yulia?

Porque una cosa era saber sobre sus padres biológicos y otra muy diferente era saber toda la verdad.

Víctor no lo culpa. Entiende perfectamente la reacción de Yurio; no la aprueba, pero la entiende.

Así como entiende que su hijo necesita espacio para calmarse y pensar las cosas hasta que esté listo para escuchar la verdad.

Llevándose las manos al rostro, Víctor intenta contener las lágrimas. No hay nada que ame más en el mundo que a su familia y su mayor temor estaba sucediendo ante sus ojos. Un mal movimiento y perdería todo; la felicidad y tranquila de su esposo y la adorable hermandad de sus hijo. Pero sobre todo el amor de Yurio hacia ellos.

Con un suspiro tembloroso, extrae el celular del bolsillo trasero de sus pantalones y marca un número que se sabe de memoria, pero que sólo utiliza en pocas ocasiones.

- Hola, lamento llamar a éstas horas -Se disculpa e intenta sonreír ante los reclamos - Si, lo siento...

Sabe que su voz se escuchó lo suficientemente afligida en cuanto su interlocutor le pregunta qué ocurre. Así que inhala profundamente y habla al borde de las lágrimas:

- Yakov, necesito pedirte algo.















Se siente morir. No puede con tantos sentimientos.

Quiere llorar y gritar. Quiere correr y dormir para no despertar jamás. Quiere ir y abrazar a Yuri, pero tampoco tiene ganas de verlo.

Desea con todo el corazón que alguien llegue y le diga que despierte, que todo es una maldita pesadilla. Entonces él abrirá los ojos y bajará a la cocina para ver a su madre y su abuela preparando Katsudon. Y después su padre y Yullian lo lleven a arrastras a los baños termales con ellos.

Pero, sobre todo, quiere que Yuri se encuentre bien.

Está furioso, sí. Pero esa persona no deja de ser su madre.

Está en su pequeño sofá individual, apretado a Fluff entre sus brazos cuando la puerta de su habitación se abre mostrando a un Víctor serio y con los ojos rojos.

Se levanta se un salto y observa como Fluff, al verse liberado de la prisión de sus brazos, sale corriendo por la puerta sin mirar atrás. Yurio frunce el ceño.

Gato cobarde.

Yurio observa detenidamente el rostro de Víctor. Está serio, como pocas veces se le ha visto y los ojos azules inyectados en sangre son una muestra clara de que ha estado llorando.

Siente como un escalofrío sube por su columna vertebral y se instala pesadamente en su corazón, su mente creando posibles escenarios devastadores.

- ¿Él está...? -Comienza, pero guarda silencio cuando Víctor levanta una mano.

- Yuri está bien, ahora duerme. El doctor dijo que nada de estrés.

Yuratchka asiente más tranquilo sin desviar la mirada de los ojos azules.

Una parte de él quiere gritarle que se largue y la otra quiere llorar en sus brazos. Son esas emociones contradictorias las que lo enfurecen.

- Empaca tus cosas.

Yurio parpadea confundido ante el tono ronco y serio de su padre, sin embargo, con forme las palabras cobran sentido en su mente siente el terror bañandole el cuerpo como un balde de agua helada.

- ¿Qué?

- Dijiste que no quieras vernos, ¿no es así? -El patriarca de los Nikiforov se adentra más a la habitación y observa todo a su alrededor sin ver una sola vez al menor -Iras a Rusia y vivirás un tiempo con Yakov y Lilia. Él será tu entrenador para el Gran Prix Final y Lilia te ayudará a crear una coreografía para tu programa libre. Ya habías decidido estudiar en casa, así que le pedí a Yakov que buscara a los tutores que yo tuve para tí.

Yurio abre la boca sin lograr articular palabra alguna. Su cerebro trabaja en posibles explicaciones para la actitud de Víctor.

De acuerdo, les gritó cosas horribles. Hizo llorar a casi toda su familia. Provocó un desmayo en su madre. Y sí, les dijo que no quería verlos siquiera.

Pero Yurio conoce a Víctor. Sabe que no llegaría a una decisión de semejante magnitud.

Es entonces cuando los ojos azules se encuentran con los verdes y todo cobra sentido. Lo hace por él, puede ver la confusión y el dolor y como buen padre sólo quiere lo mejor.

Y siendo sincero, Yurio también piensa que debe alejarse antes que el dolor, el enojo y la frustración de sentirse engañado por las dos personas más importantes en su vida, salga a flote de nuevo y diga algo irreparable y aún más doloroso.

- De acuerdo -Acepta.

- Tu vuelo saldrá en un par de horas. Minako te llevará al aeropuerto, yo debo quedarme a cuidar a Yuri y Yullian -Habiendo dicho eso, Víctor da media vuelta dispuesto a salir.

-¡Espera! -Yurio grita aunque realmente no sabe que más decir -No quiero escucharte ahora. No quiero escucharlos, pero...

- Tarde o temprano deberemos sentarnos a hablar los tres, Yurio. Lo único que sabes ahora es que mi sangre no corre por tus venas y estás dejando que eso te nuble - Victor saca algo de su bolsillo y lo coloca en el buró, Yurio lo reconoce como el relicario ovalado que Yuri y él le regalaron hace un par de años. Se sonroja al recordar que se lo aventó a Víctor a la cabeza cuando la discusión comenzó -. Entiendo que quieres estar lejos de nosotros y pensar las cosas, pero algo que siempre debes tener en mente es que eres lo más valioso para nosotros.

Yurio lo observa. Mientras el dolor persiga, el sentimiento de traición también crecerá.

- ¿De verdad mi nombre es Yuratchka?

Observa como Víctor suspira derrotado y su mirada azulada se opaca.

- Depende como quieras verlo. Desde que te convertiste en nuestro hijo, sí, tu nombre es Yuratchka Nikiforov. Aunque fuiste Yuri Plisetsky por tres meses -Una sonrisa nostálgica se forma en los labios de Víctor -. Yulia adoraba a Yuri casi tanto como tú. Te nombró como él en cuanto supieron que serías un niño.

Yurio sonríe al borde de las lágrimas -Gracias...

- No olvides que Yuri y yo te amamos con cada aliento de vida, Yurio.

Y con eso salió, dejando a Yuratchka llorando a mitad de la habitación.

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