¿QUÉ ERES PARA MI?

By 2minsoul

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~*~... Dentro de mis ojos yace la respuesta... algo que no puedo ver... ~*~ ~*~ 2min ~*~ *menció... More

LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO
EN EL OJO DE LA TORMENTA
DECISIONES
UNA NUEVA VIDA... CAMBIOS
EXISTO SÓLO POR TI Y SÓLO PARA TI
CRECIENDO DEMASIADO RÁPIDO
SENTIMIENTOS SECRETOS, LA CIGÜEÑA... EXTRAÑAS PREMONICIONES
BELLEZA E INTELIGENCIA... FRUSTRACIONES
ENGAÑOS, DECEPCIÓN Y PÉRDIDAS
ME ENAMORE DE ÉL SABIENDO QUE NO SENTÍA LO MISMO
SÓLO ES HORA DE DECIR ADIÓS
UN DESEO QUE SE HIZO REALIDAD, UNA TRAGEDIA
NO ES UN CUENTO DE HADAS
SUEÑOS Y UNA NUEVA VIDA, UNA ILUSIÓN
EMPEZANDO DE CERO
REENCUENTROS
UN ENGAÑO CAÍDO DEL CIELO
GRATITUD, AMOR Y DUDAS
CAMBIOS, AMOR Y PERDÓN
OBJETO DE MANDATOS SUPERIORES
UNA LOCURA QUE NO TERMINA
ES MI PECADO, NO EL TUYO
POR TU PROPIO BIEN
MINHO
DE LA PEOR MANERA
LO MEJOR PARA ÉL... UN DULCE AMOR
DE VERDAD ME ARREPIENTO
¿FUISTE TÚ?
UNA SOLA VEZ EN LA VIDA
CERCA DEL FIN DE ESA HISTORIA Y EL COMIENZO
UN MOMENTO INESPERADO
PERDÍ UNA PARTE DE MI ALMA
TRATANDO DE ALCANZAR ALGO QUE NUNCA TUVO
SIEMPRE VOLVERÍA A SUS BRAZOS
EL SIGNIFICADO DE UNA PROMESA
Y COMO EL RÍO LLEGARÁS A MÍ
~*~ EPILOGO ~*~ LO ERES TODO PARA MI ~*~

TUS ENCANTOS

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By 2minsoul

~*~

Estaba de vacaciones, caminando aburrido por ese lugar al que sus padres le obligaron a ir, para pasar un tiempo en familia, le aseguraban cuando él era el único menor del lugar y no encajaba con nadie. Jamás tuvo que ir en tanto tiempo y ahora de la nada le obligaban a ir junto a ellos.

Y caminaba sintiéndose algo vacío, sintiendo que a su edad ya debía tener aventuras y sexo igual que sus amigos. Pero por alguna extraña razón no podía simplemente estar con 'cualquiera' quería algo especial. Alguien especial. Que con una sola mirada le arrancase el corazón sin piedad. Le hiciera su esclavo con un beso. Le llevara al cielo con su piel.

¿Esa persona existía? La brisa caliente le desordena los cabellos, sacándole de su ensueño. Llega a la orilla de un riachuelo que corría silencioso y tranquilo, se pone de cuclillas y se refresca la cara.

¿En qué diablos estaba pensando?

Se abofetea mentalmente, apenas tenía dieciocho años y pensaba en el amor como algo eterno, no como algo pasajero, lo veía como locura. Esa locura que quería sentir. Quizás desesperado por sus hormonas que despertaban y le hacían pensar como un lunático. Era un adolecente en toda regla.

De la nada ve salir a una chica entre los arbustos, la ve quitarse las sandalias, levantarse ese ancho corto lo suficiente como para poder bañarse esas delgadas y blancas piernas.

Su sentido de la preservación le dice que se vaya, pero no logra mover ni un solo musculo, apenas puede pestañear mientras se queda completamente idiotizado al ver ese cuadro de pintura en movimiento.

Aquella muchacha canturreaba mientras entraba al riachuelo y se bañaba esas piernas y se sacaba ese chaleco, dejando ver sus brazos y algo más de piel, se refrescaba contenta, incluso suelta sus cabellos y se los moja, se mueve agitando su delgado cuerpo, como si estuviera bailando... tan grácil, tan natural y libre, se veía su belleza salvaje cómo ese lugar tan verde y ese riachuelo que mostraba su azul reflejo del cielo completamente despejado y ese sol que la obligaba a levantarse la camiseta un poco para refrescarse... era una diosa salvaje bailando libre...

Sus hormonas estaban completamente alborotadas, le decían que si estaba buscando hacerse el esclavo de alguien pues la había encontrado. Había encontrado a su dueña.

Un momento mágico en el que sus ojos se encuentran y ella le sonríe picara y sale rápidamente del agua y cogiendo sus cosas huye cual ladrona. Sí. Era una ladrona, porque con esa mirada le había arrancado el corazón, llevándoselo quien sabe dónde.

Reacciona y rápidamente corre a buscar a la culpable de que su cuerpo entero estuviera ardiendo en llamas como nunca antes en su corta vida. Corre desesperado y se la encuentra yendo de la mano de una anciana.

Sonríe al verla tan inocente. Tan sencilla. No como las chicas que conocía allá en la ciudad, era tan diferente. No iba con altos tacones ni llevaba vestidos floreados, ni pintura, nada. Era tan natural. Tan hermosa.

La sigue hasta el lugar que supone que debe ser su casa. No podía perderse ni por un segundo de esa belleza, de esa mirada y esa sonrisa que lo tenían tan prendido.

Después de verla entrar junto a esa anciana a esa casa simple, como todas las casas de ese pueblo perdido en medio de la nada. La ve abrazar a otra mujer que seguro era su madre porque era algo mayor.

- ¿Sí? ¿busca a alguien? – pregunta una voz que lo saca de su ensueño.

- Si... bueno... - no sabe que decir para no quedar como un psicópata – estaba buscando a la señorita de esta casa – mira para la casa de la chica que estaba sentada comiéndose una mandarina junto a esas dos señoras que reían contentas.

- ¿Señorita? – pregunta otra vez la voz y se gira para ver de quien se trata.

- Si – le responde a aquel muchacho de aspecto delgado y ojos rasgados, casi felinos.

- Mmm – mira a aquella casa y él le imita – ¿esta casa dices? – señala la misma casa y Minho se mosquea por esa forma tan despectiva y burlona en la que ese muchacho estaba mirándole.

- Si – vuelve a repetir su monosílabo.

- Te equivocaste, aquí no vive ninguna señorita – le dice aquel muchacho y Minho frunce el ceño. ¿Acaso estaban tomándole el pelo?

- Pero allá esta – la señala – quería conocerla... - admite sin querer, estaba tan desesperado. Tan necesitado de estar con su dueña.

- Mmm yo soy su primo – responde rápidamente el muchacho – y se llama Lee Taemin, es mi primo...

Un silencio extraño se posa entre los dos.

Minho ríe creyendo que ese tipo estaba tomándole el pelo, ¿cómo podía decir que era chico? Era tan hermosa que no se comparaba con la belleza de ninguna de las chicas que siempre estaban rondándole.

- No soy de aquí y supongo que no confías en mi – le dice, respira hondo – pero créeme no tengo malas intenciones – aquel muchacho levanta la ceja y le mira otra vez de la misma forma, haciéndole sentirse incómodo.

- Te digo que es mi primo – Minho bufa molesto por esa broma tan estúpida.

- Deja de burlarte – le mira amenazador – además no sé quién eres, no sé porque hablo contigo... - una fuerte risotada lanza aquel chico y llama la atención de todas las personas del lugar, incluida la muchacha que estaba persiguiendo. La ve asomarse a la cerca de madera. Mierda. Siente como sus piernas se vuelven de gelatina y las manos empiezan a sudar y temblar sin piedad.

Es tan hermoso...(?)

- Es mi primo y te lo presentare en este momento... - las cosas pasan tan rápido que se queda en shock. Ve salir a aquella hermosa chica de esa reja de madera y sonreírle a su ¿primo?

- Bummie ¿qué ocurre? – pregunta con una voz casi inaudible, tímida...pero varonil...

- Pasa que este chico piensa que eres chica – aquella persona de aspecto tan perfecto le mira como reconociéndole.

- ¡Oh! ¡Te vi en el rio! – comenta alegre – no eres de aquí ¿cierto? ¡soy Lee Taemin! – se presenta contento de conocer a alguien que seguro era de la ciudad.

- Ho... hola... - responde Minho completamente sorprendido, admirando aun esa belleza... - soy Choi Minho – se presenta y le sonríe intentado controlar su sistema nervioso que estaba dándole demasiados problemas y espasmos de nerviosismo.

Como dijo ese chico de rasgos felinos era hombre, pero porque rayos no se le quitaba ese fuego que estaba ahí en todo su cuerpo.

¿Por qué?

- Disculpa... - hace una reverencia – te confundí... - se disculpa sintiéndose tonto, realmente estúpido.

- Ahhh no te preocupes – le sonríe y Minho no puede evitar quedarse en shock por esa sonrisa tan hermosa – suele pasar, aunque aquí ya todos me conocen y nadie me confunde – una risita que le hace sentir que está volando... - ¿verdad bummie? – pregunta al otro muchacho que estaba ahí mirando divertido ese espectáculo.

- Si – ríe escandalosamente ese muchacho, seguro por la cara de idiota que tenía – ¡y no me digas bummie! – le ve hacer un puchero – ¡dime Umma!!

En ese jodido pueblo en medio del infierno estaban locos o qué, se pregunta al ver que el muchacho con aspecto tan femenino y hermoso se lanzaba a los brazos de su primo que se hacía llamar mamá.

- ¿De dónde eres? – pregunta el chiquillo femenino mirándole curioso. Una expresión que hace que el corazón de Minho lata desesperadamente.

- De Seúl – responde temeroso sin saber porque rayos se comportaba así, como si estuviera delante de una diosa. Pero no podía simplemente quitarle la vista de encima, era una belleza inigualable – estoy de vacaciones...

- ¿Estas libre esta noche? – pregunta curioso y Minho siente que sus rodillas tiemblan, como a punto de quebrarse y caer rendido a sus pies. ¿pero qué mierda? Nunca le pasó algo similar antes y se sentía un estúpido.

- S...s...si – tartamudea y se pregunta porque rayos no se fue ya de ese lugar, porque rayos seguía ahí si sus 'ilusiones' de que fuera la mujer de sus sueños fueron pisoteadas.

- ¡Umma! – se dirige al muchacho que le acomodaba con cuidado el cabello – ¿podemos invitarle a la fiesta? – pregunta con voz aguda, como rogando y el muchacho le mira con cara de '¿acaso tengo opción?' y luego rueda los ojos – ¡siiii! – chilla contento - ¿Puedes ir? – pregunta sonriendo ampliamente, haciendo que su razón decida darse una larguísima vacación y Minho estaba dispuesto a comprarle un pasaje sin retorno.

- ¡¡Claro!! – responde demasiado eufórico para su gusto, hipnotizado por esa bella imagen que sonreía delante suyo y le miraba contento.

- ¡Qué gusto! Todos los jóvenes del pueblo iremos – comenta y Minho no sabe hacer otra cosa que asentir y sonreír como idiota. Preguntándose si esos dos chicos extraños se dieron cuenta de que tenía un derrame cerebral – empezara a las 10 – continua hablándole, como si cada cosa que saliera de esa hermosa boquita fuera una especie de embrujo – ven aquí y nosotros te llevamos ¿Si?

- Claro, gracias por la invitación, estaré puntual – miente con la firme intención de marcharse y no volver nunca.

- Te esperaremos – le sonríe y de repente ve su blanca mano acercarse peligrosamente a su rostro, desprendiendo una aroma que le deja aún más estúpido... - una abeja estaba cerca – le sonríe disculpándose por ese atrevimiento de rosar su piel, quemándole... culminando así ese embrujo.

- Gracias – sonríe – entonces será hasta la noche.

- Sí.

Camina con la seguridad de que ese chiquillo lo volvería loco si volvía, pero mierda que quería volver a como diera lugar; su cuerpo, su mente, su alma, su corazón absolutamente todo su ser rogaban por volver a verlo.

- ¡Oye, Choi! – se detiene al escuchar al otro muchacho llamarle.

- ¿Sí? – pregunta con tono inocente.

- Ya te dije soy su primo – le mira desafiante – y es muy importante para mí y no dejare que le pongas un sucio dedo encima – escucha esa amenaza y se siente algo intimidado por esa fiera mirada – puedo ver en tus ojos tus intenciones, pero ¡es imposible! ¿Oíste? ¡Está prohibido!

Era esa extraña amenaza que hacía que ese sentimiento de lo prohibido se multiplicara por un millón, deseando aún más esa piel y esos bonitos labios que le sonreían sin ningún prejuicio.

Después de ver a aquel muchacho volver a la casa donde habitaba su 'diosa' camina por esas calles de piedra y por primera vez siente la brisa cálida rosar su piel y la compara con el roce de esos delgados dedos de aquel chico que aunque era hombre no dejaba de rondarle la mente.

Tenía tan solo una semana más hasta que sus vacaciones terminasen, una estúpida y mísera semana. Tan pocos días. Tan pocas horas, tan pocas oportunidades.

Karma.

Era la respuesta correcta. Ese mes entero se había negado a salir de la casa de campo, hibernando junto a su computador y su mejor amigo que estaba en Seúl y con el que jugaban horas y horas de juegos en internet.

Estúpido Jjonghyung.

Le culpa sin que en realidad tenga la culpa cuando era él quien no dejaba de llamarle y literalmente obligarle a conectarse para seguir con su estúpida competencia por quien era el más hábil para aquellos juegos. Claro que le gustaría seguir culpando a su mejor amigo, pero la verdad era que gracias a que el día anterior perdió él le dijo que saldría con su novia y que ese día no jugarían.

En realidad era gracias a su mejor amigo que tuvo que salir y ahora estaba sintiendo cómo lentamente las cadenas del enamoramiento caían sobre sus hombros que parecían estar dispuestos a soportarlas. Y más que soportarlas, estaba dispuesto a adorar su peso, quería más cadenas de ser necesario, quería estar atado a él de por vida.

Literalmente saca toda su ropa sobre su cama, votando a un costado la maleta vacía. Se queda absorto en cada prenda, aunque la verdad no era del tipo que era demasiado problemático con la ropa, ahora era todo un dilema. El color, el modelo, la anchura, el largo, todo era una mierda.

¿Y por qué rayos le importaba tanto?

Se desespera mordiendo sus labios, antes no le importaba para nada, pero ahora nada parecía simplemente perfecto como para presentarse ante aquel rostro tan hermoso que tan risueño le había invitado a una fiesta. Y ¿ahora? No tenía tiempo para ir a la ciudad a comprar algo, porque estaba a mil horas de ella, y en ese lugar no tenía absolutamente nada más que solo la ropa que tenía en frente.

Grandioso.

La idea del motivo de aquella fiesta no la había preguntado, sería un cumpleaños o una fiesta de fin de semana con bebidas y baile, un desmadre total como las conocía donde vivía. La segunda opción le gustaba más, porque la primera era todo un dolor de cabeza, porque no tenía ningún presente y menos sabía si era para una chica o chico.

Si en ese preciso momento alguien le preguntara su coeficiente intelectual y el respondería, con seguridad se reirían en su cara por la estúpida broma que les estaría jugando. Aunque la probabilidad de que el 99% de sus neuronas hubiesen perdido la vida al ver a aquel muchacho bañarse en el rio era realmente acertado. Era lo más probable. Ahora quizás su coeficiente intelectual se reducía a nada. Cenizas, sólo eso.

A penas a media hora y aun no decidía que rayos ponerse. Se mira al espejo y modestia a un lado, se veía demasiado bien con cualquier cosa encima. No era algo que no supiera pero no le gustaba pensar demasiado en eso.

Sale de su cuarto y resopla al ver a sus padres, su hermano y sus tíos reunidos en la sala que era el único medio de salida de su habitación hasta ese destino que le esperaba ansioso, y él estaba con la ansiedad superando los límites permisibles en una persona normal.

- ¿Cariño a dónde iras? – a encontrarme con mi destino. Responde mentalmente mientras intenta buscar una excusa que no les deje demasiadas ideas en la cabeza.

- Me invitaron a una fiesta... y llevo prisa – magnifico. Su cerebro no funcionaba porque no dijo ninguna excusa, no dijo más que la verdad y solo la verdad.

- ¡Oh! ¡Qué alegría! Ya me preocupaba que te volvieras un mueble viejo parte de la casa – se mofa su hermano sin malicia, y Minho esconde profesionalmente su irritación detrás de una cara de piedra.

- No, por suerte aun no quedé como tú – desvía la mirada hacia su padre – papá no me esperen ¿sí? – odiaba ser aún menor de edad y tener que estar anunciando a donde rayos iba y todo el drama de los menores de edad.

- Lo que tú digas – le sonríe contento de no ser más interrogado – pero no llegues demasiado tarde – respondía su padre consciente de lo responsable que siempre fue su hijo.

- ¡Ok! los veo luego.

Recorre toda la sala y al sujetar la perilla de la puerta principal siente de repente un ataque de nervios, ya no faltaba nada para llegar a la casa de ese muchacho y averiguar que rayos le estaba ocurriendo, qué era esa calor que sentía en el estómago y en todo el cuerpo.

¿Era pasión?

¿Era sólo atracción?

¿Podría ser amor?

Quizás.

Todo simplemente empeora al ver a aquel chiquillo apoyado en las rejas de madera de su casa. Sus miradas se encuentran y sabe que ya no hay vuelta a atrás. Algo le dice que será su perdición. (Y él deseaba que fuera así)

- Hola Minho.

Taemin se siente extraño, curioso tal vez al volver a ver esa mirada, esa que no se pudo sacar de la mente toda la tarde. La misma que ahora estaba viendo. Tan intensa. Tanto que se sentía desnudo, pero no se sentía incomodo, le parecía interesante que fuera de esa forma.

- Hola...

Minho se siente desnudo, siente que se derrite por ese calor extremo que sentía y todo empeoraba al ver los ojos de Taemin inspeccionarlo de pies a cabeza, para luego sonreírle, como si estuviera aprobando lo que veía.

Y ¿él? Claro que lo aprobaba, con excelencia y todo.

Pero eran hombres.

- Llegaste puntual – ve su sonrisa y Taemin simplemente le imita.

- Sí, bueno... - no estaba orgulloso de aquello. Saca una cajetilla de cigarros y enciende uno mientras se apoya en la misma reja de madera, suponiendo que tenían que esperar a ese primo que para ser sinceros le daba algo de miedo.

Taemin se queda boquiabierto al verlo hacer eso. Si eso. No era fumar o ¿sí?, porque era tan extraño, porque parecía tener efectos especiales o algo parecido, como una película hollywoodense.

- ¿Fumas? – pregunta ofreciéndole el suyo prendido. Taemin asiente y sujeta el cigarro y fuma de forma tan natural que a Minho le parece sacado de sus sueños más recónditos y eróticos.

Era un hombre.

Uno muy hermoso.

Sensual.

Definitivamente estaba perdiendo la cabeza. Toda entera. Estaba pensando todo eso de un hombre igual que él. Pero mierda que no podía detenerse. No si él simplemente estaba tan... perfecto. Tan atractivo.

- Estamos esperando a tu primo ¿cierto? – coge el cigarrillo y por primera vez se siente tan idiota al pensar en el estúpido beso indirecto del cual se mofaba con todas sus ganas y de todos aquellos que pensaban en aquello. Karma.

- Sí, no se tarda en llegar...

Miente.

Sabe que su primo llegará como en media hora siendo optimistas, porque le gustaba arreglarse tanto que seguro estaría probándose el ultimo atuendo antes de darle un toque al celular para avisarle que estaba a punto de salir de casa.

Escucha el tonto sonido de su celular, lo cual significaba que estarían ahí hablando como una hora cuando menos. Solos, los dos. Solos.

La verdad quiere hacer conversación, de cualquier cosa, como siempre hacia con todo el mundo; hablaba de películas, música, pasatiempos, hasta el tonto clima que casi siempre era cálido. Aun así. En ese extraño silencio en el que compartían ese cigarro que poco a poco se hacía más pequeño, no se sentía incómodo, parecía que las palabras no hacían demasiada falta. Aunque mierda que estaba ansioso.

- La verdad llegara en diez horas...

Confiesa y Minho echa a reír por esa cara de disculpa que ponía el chiquillo con el que estaba compartiendo un beso indirecto a través de ese cigarrillo y la verdad que guardaría para siempre en su billetera el filtro cuando se terminase. Claro, si podía cogerlo sin quedar como un psicópata acosador de alto nivel de peligrosidad. Sería toda una azaña.

- Creo que será la excepción...

Taemin gira la cabeza y ve a su primo llegando casi puntual, era histórico. Porque desde que tenía memoria era ir a donde sea y Key siempre llegaba una hora después de lo acordado. Siempre.

- No me mires con esa cara – es lo primero que Key dice al ver la sorpresa pintada en todo el rostro de su primo, una cara digna de ser contemplada por ese idiota que le miraba babeando.

¿Estará consciente?

Se pregunta al ver ese cigarro casi extinguirse entre sus dedos, espera con paciencia a que reaccione por la quemadura.

Cinco, cuatro, tres...

- Tsk! – ríe abiertamente por esa estupidez.

Minho sacude la mano y en eso hace que la colilla de cigarro vuele quien sabe dónde y su deseo secreto de guardarse esa colilla se esfuma junto a la risa contagiosa de ese rubio que se reía en su cara y de forma socarrona. Y sencillamente no puede evitar ver la forma tan perfecta de reír de ese chiquillo.

Hermoso.

- ¿Siempre andas tan ido? – pregunta Key con ganas de fastidiarle y Minho se encoge de hombros.

- Quizás de hoy en adelante... - dice inconscientemente encontrándose al instante con la mirada tímida de aquel chiquillo.

Era él o estaba confundiendo el brillo de aquella chaqueta roja en las mejillas de ese chiquillo que parecía algo ido.

- Tonto – dice Key rodando los ojos al darse cuenta de esa respuesta – y te perdono porque sé que jamás te volveré a ver – Minho le mira con una ceja levantada, sin poder entender de qué rayos iba todo eso – no le des más cigarros.

Taemin desvía la mirada al ver a su Umma tan sobreprotector, demasiado. Sólo porque le comentó que aquel muchacho parecía interesante. Sólo por eso. Ahora no podría ni fumar ni beber durante toda la fiesta. Quiere replicar pero sabe que perderá ante la tozudez de su primo que nunca perdía en nada.

Ni que fuera su culpa.

Minho camina junto a ellos, fumando otro cigarro que sinceramente sabia diferente si no eran probados por aquellos labios que no le dejaban pensar en nada más que en ellos mismos. Aunque aquel último comentario del rubio le dejó pensando en demasiadas cosas. Tantas que su única neurona viva estaba sobrecargándose. Y lo peor era que tenía razón. No se volverían a ver, sino hasta el año entrante cuando volvería a pasar vacaciones de fin de año. Eso si ese chiquillo no decidía volar lejos de ese pequeño pueblo perdido en medio de la nada, donde sus padres decidieron comprar una casa de campo y sinceramente estaba demasiado agradecido con ellos. (Aunque al principio no haya sido así).

- Minho te presentaremos a nuestras amigas – comenta Taemin sacándole de ese extraño ensimismamiento en el que estaba metido.

- Claro.

Responde sin muchas ganas, pero sonriéndole de todas formas. No había forma de decirle que sólo estaba yendo por curiosidad, por esa extraña sensación que no le abandonaba desde que lo vio en el rio. Eso sumado a que sus habilidades sociales parecían haberse borrado y no pudiera ni siquiera pronunciar un par de palabras para hacerse su amigo.

Key se da cuenta de ese silencio extraño de su primo, era ese extraño comentario que le escuchó decir en la tarde. Había algo más entre ellos, algo que esperaba que no se hiciera realidad.

Ve la puerta de la casa de su novia abierta y la música se escuchaba alegre junto a la risa de todos sus amigos que siempre hacían fiestas de fin de año.

Taemin sonríe y entra primero a saludar a todos, arrastrando consigo a Minho que sonreía a los amigos y amigas que seguro eran todos los jóvenes de aquel pueblo.

- Minho oppa bailemos – propone una de ellas de las que ni recuerda su nombre.

- Por supuesto – responde inmediatamente.

- Entonces te dejo, ya llegó mi novia...

Minho asiente ante esa sonrisa, no podía mostrar que al escuchar la palabra 'novia' le dolió como jamás antes en toda su vida. Prefiere no mirar a la chica y se concentra en la chica con la que estaba bailando que le preguntaba cosas y él respondía y preguntaban un tanto más para no ser demasiado descortés.

La idea de haber aceptado asistir a esa fiesta empezaba a desagradarle, empezaba a arrepentirse. Pero esa cantidad de alcohol que circulaba en esa amplia sala seguro le haría olvidarse de esa estúpida idea de ver un poco más a aquel chiquillo.

Y ni con alcohol circulando por su sangre y mareando su cerebro podía dejar de mirar de tanto en tanto a aquel chiquillo. No podía dejar de ver su mirada algo seria mientras seguía hablando en aquel sillón con aquella que sería su novia que parecía estar molesta.

Taemin suspira y aunque sentía la mirada clavada de su Umma toma su trago de un solo golpe. Ya no soportaba el tonto comportamiento de su novia que por enésima vez desde que empezaron volvía a tocar el mismo tema de que se sentía inferior. Un tema de autoestima que aunque él le dijera que la quería y que para él era la más hermosa, pues siempre terminaba a flote. Más aun cuando bebía. Porque esa debilidad suya les llevaban a discutir por ser celado las veinticuatro horas del día.

Hasta con su almohada. (Que a veces solía ser su confidente)

Suspira una vez más por no estar bailando como todos ahí, porque eran los únicos que estaban sentados. Aunque la verdad seguro estaba igual de borracho que todos ahí que ya parecían estar en otro nivel.

- ¿Bailamos? – pregunta sonriéndole, acercándose a robarle un beso, pero es esquivado.

- No tengo ganas... - responde ella bebiendo un poco más.

Bufa molesto porque no bailó ni una sola canción y la verdad tenía ganas, muchas y todo empeoraba al encontrarse con esos ojos que le miraban descaradamente y con esa intensidad que aún le hacía sentirse extraño. Aunque quiere imaginarse que están mirando a su novia.

Quería mentirse.

- ¿Estoy demasiado feo como para que no quieras bailar conmigo? – pregunta con el ceño fruncido y ella desvía la mirada.

- No es eso – vuelve a mirarle – estas demasiado guapo... - Taemin cree que es su oportunidad para convencerla de bailar – por eso no quiero...

Mierda.

Eso definitivamente no se lo esperaba.

Era algo estúpido.

- Creo que lo mejor será que terminemos...

Eso aun peor.

- Tienes razón, será lo mejor – le mira serio – esto fue un error.

Niega con la cabeza y se levanta.

Sale afuera con algo de dificultad por la embriaguez y se sienta en la vereda. Convencido de que esa fue una relación que en realidad no tenía sentido, ni le rogó, nada. Sus tontas discusiones no tenían sentido. Siempre era lo mismo. Siempre. Y quizás era la razón por la que no sentía ni un ápice de dolor en el corazón. Nada.

Pero que mierda.

Minho sale después de dejar a aquella muchacha en uno de los sillones que por lo borracha que ya estaba fue algo sencillo, y por suerte se encuentra con ese chiquillo sentado en la vereda. Aún seguía ahí. Saca un cigarrillo y lo enciende para empeorar más su borrachera y quizás para compartirlo con esos bonitos labios que con cada gotita de alcohol que embriagaba su mente y cuerpo no dejaban de pensarle un poco más.

- ¿Quieres? – se sienta a su lado y sonríe como idiota al sentir esos delgados dedos sujetar el cigarro.

- Gracias... - Taemin le da una profunda calada y le mira descaradamente. Quizás porque estaba embriagado y quería molestarle – ¿te gusto? – pregunta de repente, sintiendo curiosidad por esa mirada tan intensa, que le provocaba demasiada curiosidad, esa que hacia reaccionar su cuerpo de forma extraña.

Mierda.

¿Tan obvio era?

Y la respuesta era realmente estúpida. Era demasiado obvio.

Desde que lo vio se quiso hacer su esclavo, ahora no era el momento de negarse. Y esa pregunta que resonaba en su cabeza aun no tenía respuesta. Y precisamente para eso fue a esa fiesta. Para responder esa pregunta que no quería formular por nada y que ahora resonaba en su cabeza con esa voz y esa mirada picara y coqueta. Y todo empeoraba al verlo fumar una vez más...

Para él debería ser prohibido. Piensa al verlo soltar el humo que salía sensualmente de sus labios abultados.

- Eso quisiera saber...

Taemin ríe al verlo acercarse, como si quisiera besarle. Pero la intensidad en esa mirada no disminuye y la risa que le diga que era una broma no llega. Mas al contrario esa intensidad en su mirada se multiplica por mil, siente una mano en su nuca y esa cercanía casi desvanecerse.

Toda su vida fue confundido con ser una chica y la verdad no era nada nuevo, pero lo que si era nuevo era esa intensidad en esa mirada lo que le llamó la atención. Sentirse deseado era lo que le hizo invitarle a esa fiesta.

Curiosidad.

La curiosidad mató al gato.

Un choque embriagante entre sus labios, un beso inocente que rápidamente es profundizado, provocando choques electrizantes en ambos cuerpos, nuevas sensaciones que les empuja a desesperadamente besar con pasión. Labios prohibidos que les enseñan nuevas sensaciones embriagantes haciéndoles olvidarse de todo, del mundo. Manos que reparten caricias atrevidas, manos que buscan un poco más de piel para continuar sintiendo que a cada milisegundo se perdían en lo prohibido. Besan con tanta desesperación que ni se detienen a respirar un poco, estaban decididos a llevar aquel beso hasta el límite de sus pulmones, quizás hasta generarse un paro cardiaco. Pero eso ¿realmente importaba...?

Key ve salir a Minho detrás de su primo y la verdad eso que quiso que no se hiciera realidad era demasiado evidente entre los dos que no dejaron de mirarse descaradamente toda la noche, uno coqueteando y el otro volviéndose un poco más idiota a cada segundo.

Espera un momento antes de ir a buscarlos por su cuenta, revisa por enésima vez su reloj y este marcaba más de las dos de la madrugada. Cuenta pacientemente hasta treinta y algo le dice que se deje de idioteces y vaya a por ellos. Se disculpa con su novia por un momento y sale sin apresurar el paso.

Llega a la puerta y se muerde los labios para no pegar el grito al cielo y hacer que todo su pueblo se entere de lo que estaba presenciando, aprieta los puños al verlos comerse la boca con tanta brutalidad, tanta desesperación, como si no hubiera un mañana.

Y tal vez así era.

Se aclara la voz y nada.

Una vez más.

Se separan asustados al escuchar aquel ruido y se ponen de pie rápidamente.

Taemin ve la cara de 'nada' de su Umma y sin siquiera dirigirle una palabra o una mirada a Minho vuelve al a fiesta. No era que no quisiera. Estaba en shock porque seguía sintiendo en sus labios ese beso. Su corazón seguía latiendo desbocadamente como jamás antes en su vida, continuaba sintiendo aquellas sensaciones que recorrían su cuerpo entero.

Tan joven. Tan ingenuo.

Al ver la cara de 'te lo advertí idiota' del rubio no sabe cómo rayos reaccionar y esa embriaguez que parecía empeorar al besar esos labios, simplemente desaparece por el susto. Y como si quisieran joderle más la vida ve a Taemin irse detrás de su primo cabizbajo sin decirle nada, sin siquiera mirarle. Dejándole una idea equivocada de lo que en realidad estaba pasando.

No sabe cuánto tiempo estuvo ahí parado, sin hacer nada, sin pensar en nada, tan solo reviviendo miles de veces ese beso. Eso hasta que vio salir a alguien más de ese lugar. Alguien que no era Taemin.

Mierda.

Recuerda la mirada del rubio y sabe que no lo volverá a ver, al menos no esa noche.


~*~

Publicaré un capitulo cada día, nos leemos.

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