Not Chat Noir [Chat Noir y tú]

By AnaviLlanas

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____, recién llegada de un viaje familiar a París, desconocida a todo, se pone en peligro por uno de lo secua... More

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*Nota*
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
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¡AÑO NUEVO AMIKOS!
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By AnaviLlanas

¡Capítulo dedicado a @ValeryLaKawaii :D muchas gracias por leer mi historia!

Color de ojos: (c/o)
Color de pelo: (c/p)

Tan cerca, la fecha estaba cada vez más cerca y la chica de pelo (c/p) llenaba su cabeza en el debate de si debería sentir la calidez del hogar en esas fechas, o la frialdad de que justo después de Navidad, quedarán menos días de año nuevo.

— Y eso significaría, que debemos aprovechar los días antes del diez de Enero — Elliot concluye recargando su barbilla en su mano y observa a su prima con la mirada perdida. Jonathan juguetea con su taza de chocolate caliente.

— Me voy el ocho, Elliot — corrige secamente la chica y produce una mueca al intentar sonreír—. Dos días antes del diez...

El pelirrojo pasa su otra mano por su cabello mañanero y dirige su mirada avellana hacia su hermano, quien le devuelve la expresión entrecerrando los ojos y dando un sorbo a su taza humeante. Ninguno sabe qué decir y el ambiente se vuelve tenso hasta que ____ suspira y se levanta para caminar a la cocina de la casa.

— Pero bueno — sus pantuflas se arrastran por el suelo helado—. Tengo suerte de que podré pasar Navidad con ustedes... Y Año Nuevo.

— Cierto — Elliot se levanta de su lugar para caminar igualmente a la cocina y le da una señal a Jonathan de que se quede sentado—. Tengo algo que confesar...

____ aprieta la mandíbula mientras saca una taza con colores navideños y comienza a servir el agua caliente con cuidado. El mayor se aclara la garganta y se detiene detrás de ella, teniendo que inclinar la cabeza para mirarla.

— Estoy... Enamorado de Marinette — la cara de la menor está completamente apática—. Y quería que me ayudaras a invitarla a pasar la Nochevieja juntos, ya sabes que Nochebuena es bastante familiar, y no quiero meterme en problemas con eso — ríe nervioso y se cruza de brazos. Ella parpadea pensativa con la taza llena de agua y voltea hacia su acompañante.

— ¿Y mi tía sabe de eso? — es lo único que pregunta con un tono burlón, pasan pocos segundos, Elliot aprieta los labios, su rostro se colorea de rojo, y su cabello le combina bastante.

— Ella... Sabe una y otra cosa — contesta evasivo desviando la mirada. Jonathan por su parte intenta aguantar la risa para no escupir el chocolate que tenía en la boca.

— Ah... —de una cajita, saca un sobre con hierbas de manzanilla, sosteniéndolo de un hilo y adentrándolo al agua, después abre un cajón a su lado y saca una cuchara para hundir el sobre al fondo de la taza—. Podría ayudarte... — murmura sonriendo para sí misma—. Puede que no haya venido mucho, pero corrígeme si estoy mal — agrega volviendo a sonreír pícaramente—. ¿Qué no en Nochevieja es buena suerte besar a tu enamorado?

El rubor en el rostro de Elliot disminuye y él la escanea con curiosidad.

— ¿Entonces ese chico si es tu enamorado? Vaya rapidez...

Algo en la mente de la chica la hizo sentir como si fuese una conversación con Plagg, sus insinuaciones, comentarios sarcásticos, bromas, noticias repentinas. Para ella, su primo y el kwami se llevarían más que purr-fecto.

La silueta del chico enmascarado resalta en su memoria, con una sonrisa grande y sus ojos verdes bastante felinos. ¿Qué puede decir? Nunca imaginó que incluso con máscara, lo llamaría por su verdadero nombre y no sólo como un héroe escondido.

— ¡Me encanta ser excluido! — grita desde el otro lado, sentado en el comedor, Jonathan completamente irritado—. ¿Ya vienen? O sino regresarán hasta que sea la siguiente Navidad.

Los jóvenes comenzaron a carcajear. El menor, a pesar de ser el más joven, se comportaba con tanto cuidado, siempre exigiendo respeto como si fuera una copia de su padre, y bastante necio de vez en cuando.

____ negó acercando la orilla de su taza a sus labios y el aroma a manzanilla la hizo estremecerse.

— No es mi enamorado...

— Nah, te ha besado.

Sus ojos (c/o) se abrieron en grande y sus pupilas se contrajeron al oírlo hablar. El vapor de la taza acaricia su labio superior y lentamente sube la mirada hasta el rostro de su primo, frunciendo las cejas y sus mejillas aumentaron su temperatura.

— ¿D-De qué estás...? — al preguntar, un pánico la invadió sobre si él había estado despierto la noche del muérdago—. ¿Besado?

Sus dedos se presionan contra la base de la taza y el calor traspasa hacia estos. Sonríe incomoda, no puede decir nada y su queridísimo primo solo puede reírse de ella.

— ¿En qué equipo estás? — pregunta para atraer el momento de la salida con amigos, la inseguridad de la chica contra Marinette era tan tierno.

— ¡Hay cállate! — lo señala por instinto y pica su pecho—. Te dije que te ayudaría con Marinette ¿podrías dejarme en paz con eso? — refunfuña, su cara voltea hacia un lado y otro—. Yo no...él no está-- no hizo...

— ¿Disculpa? — pregunta inclinándose hacia ella colocando su mano junto a su oído—. ¿Él qué?

Forma una fina línea con sus labios, observa profundamente el color que le ha dado al agua el té, sus hombros caen malhumorados y su cabello resbala cubriendo un poco de su rostro. Al inicio tartamudea, fórmula las palabras y no dice nada y luego simplemente se queja y recarga la taza a su lado en la barra, cruzándose de brazos y lanzándole una mirada asesina a Elliot.

— Él no me quiere — zapatea su pantufla contra el suelo produciendo un sonido mudo—. No le gusto, no ve algo especial en mi y... Y ya — termina encogiendo sus hombros desinteresada, pero siente un pellizco de dolor en el corazón.

Elliot tiene tantas ganas de asegurar que lo que ha dicho es erróneo, ¿pero qué sabía? Solamente ha visto al rubio la noche de la salida con amigos, y cuando se acaben las vacaciones de invierno, lo verá por los pasillos de la escuela, tal y como era antes de que su prima llegara a la ciudad.

— ¿Qué piensan regalarme para Navidad? — Jonathan vuelve a interrumpir en el tema de la conversación y ambos brincan al reaccionar.

— El placer de nuestra presencia en familia — contesta sarcásticamente la de pelo (c/p) y arrastra sus pantuflas de vuelta al comedor, al mismo tiempo que sube su mano a su cabello alborotado, de repente una sensación se desliza hacia su nariz y suelta un estornudo ligero.

****

— Envíalo.

— ¡Hng! ¡Lo estaba a punto de hacer, Alya!

— ¡Llevas observando la pantalla durante quince minutos! — su mejor amiga exclama desesperada de quedarse callada. El celular en la mano de la pelinegra está temblando, y sus ojos azules se van del celular hacia la morena una y otra vez. Su dedo estirado en dirección a la pantalla touch a unos milímetros de presionar el botón de enviar de sus mensajes, avanzando en cámara lenta.

"Ya casi..." Piensa pacientemente "un poco más"

— ¡Marinette! ¡Envía el mensaje de una vez!

— ¡Y-Ya voy! ¡Es que-e...! ¡Yo! — la pobre no deja de tartamudear y eleva sus manos hacia sus oídos aún sosteniendo el celular. Cierra los ojos y puede sentir sus mejillas ardiendo y su corazón latiendo en sus sienes. Respira profundamente y abre sus ojos brillantes, se ve tan inocente y vulnerable a la vez, frunciendo sus cejas, mordiendo su labio y hace una batalla de miradas con el mensaje que recién tecleó.

— Vamos, estas enviándolo en mi celular... Ni siquiera eres directamente tú quien le está invitando a salir.

— Es solo que...

Para: Adrien.

¡Adrien! ¿Qué tal? Sabemos que estás ocupado durante la mayor parte del día, pero aún así no podemos pasarte de alto en esta salida antes de que las vacaciones se acaben.

Nino, Marinette y yo planeamos en tomarnos un día juntos, tal vez comeremos algo, caminaremos por la ciudad ¡no puedes perdértelo, será muy divertido! Será mañana, te esperamos :)

De: Alya.

— ¡Manda el mensaje! Si no, nunca llegaremos a salir con él — insiste dejándose caer en el respaldo de la silla del escritorio de su amiga, quien seguía en piedra, con sus ojos fijos en la pantalla. Dudó en qué momento llegaría a parpadear mientras su dedos seguía avanzando al botón de nuevo—. ¿Sabes algo? Simplemente--.

La chica de lentes se levantó de un solo impulso con sus brazos y piernas, caminó hacia la chica de colegas completamente estática, arrebató el celular de sus manos, y sin problema alguno, presionó enviar en él mensaje. Marinette parpadeó como si despertara de un sueño, y en cuestión de segundos gritó con fuerza, tirándose boca abajo hacia la cama, pataleando con sus piernas delgadas y enterrando su rostro en la almohada.

— Ya, déjalo salir — susurra la morena, andando contenta y sentándose a la orilla de la cama, da una palmada a la espalda de su amiga y recarga sus manos en sus rodillas y se deja llevar por sus pensamientos un rato.

Adrien siempre ha sido un chico amable, con todos, en todas las ocasiones, incluso en momentos difíciles o incómodos. Y luego recordó la conversación sobre la aparición de la heroína que ocupó el lugar de Chat Noir en unas cuantas peleas, hasta adentrarse en ese momento.

Tenía tanta curiosidad, ella simplemente desapareció ¿qué le habrá pasado? Era genial, con su cabello (c/p) y la mirada de superioridad que tenía al pelear con Ladybug. Sus ataques con el bastón al inicio fueron algo torpes, pero logró ocuparlo a su manera, y como sonreía y disfrutaba completamente de la responsabilidad que había ocupado, era una felicidad desbordante, una sonrisa que expresaba cuanto necesitaba una experiencia tan loca como aquella.

Sonrió para sí misma. Pues ser un héroe en París debe ser increíble.

— ¿Ya contestó? — habló la pelinegra sin descubrir su cara de la almohada.

— ¿Hm? — su mirada miel observó al cuerpo desparramado en la cama y río—. No... Seguramente tardará un rato.

****

— ¡Camembert!

— No Plagg, no es Camembert — Adrien rueda los ojos agotado mientras acomoda sus tenis anaranjados—. Llevas diciendo lo mismo una y otra vez.

— ¡Es lo único en lo que pienso!

— ¿Nada más? — el rubio entrecierra los ojos y gira su cuerpo al kwami que se encuentra flotando a su lado.

— Esto es aburrido, solo quiero comer.

Un suspiro escapa de los labios del joven Agreste y decide por mejor rendirse ante la idea de un juego con la criatura de bigotes y ojos verdes. Se supone que jugarían ese juego en el que uno dice una palabra y el otro contesta lo primero que esa palabra le hace pensar.

Plagg solo dice características del queso Camembert, y el chico se esfuerza por ser creativo y decir cosas no relacionadas con comida, sin embargo, siempre que él dice algo completamente lejos de lo que tenga que ver con Camembert, Plagg simplemente atrae el tema del queso una y otra vez.

— No tengo conmigo en este momento — murmura, y después de amarrarse las agujetas se levanta, agarra su mochila gris que se encontraba a su izquierda en la cama y camina hacia la puerta. A punto de salir, Plagg finge toser para llamar su atención, el cuerpo del mayor se gira malhumorado del sueño, tiene unas ojeras marcadas desde que no ha logrado dormir por días y Nathalie le ha preguntado si se encuentra enfermo múltiples veces.

— ¡Encontré algo!

Sus ojos agotados captaron la imagen de una tela suave y cálida de color rojo colgada en el sillón blanco frente a la televisión. Sus labios se fruncieron y un sonido nervioso salió de su boca, enarcando sus cejas y dirigiendo la mirada al piso. Plagg no solo pensaba en queso, tampoco dejaba en paz el tema de ___.

Era tan molesto, pero cuando dejaba de hablar sobre ello... Algo lo hacía querer jalar el tema de nuevo.

— No hace tanto frío — susurro con sus mejillas y nariz enrojecidas, apretando el agarre en su mochila. Su cabello no estaba peinado como usualmente, su voz sonaba ronca de la falta de descanso.

La criatura no le hizo caso, sino, agarro la bufanda y sin preguntar simplemente la puso sobre su hombro.

— No tienes que usarla, pero al menos devuélvela.

La actitud inmadura del joven se desvaneció al oír ese comentario, sus dedos redujeron la tensión y resbalaron hasta dejar caer su brazo y soltar la mochila, sus mejillas seguían coloridas pero la expresión de su cara ahora solo demostraba decepción.

— ¿Cuánto tiempo falta para Año Nuevo, Plagg...? — pregunta suavemente, como si pudiese ocasionar algún daño por hablar más fuerte.

— ¿Crees que tengo idea?

El rubio suspira de nuevo, abre la puerta de su habitación, y antes de dar un paso fuera, siente algo vibrar. Baja la mirada y adentra su mano a las cosas que tiene guardadas en esa mochila, saca su celular con una mirada algo insensible y en la pantalla tiene la notificación de un mensaje de Alya.

Asegura que mientras desbloquea su celular, está viendo doble del sueño hasta llegar a leer el mensaje. Plagg asoma su pequeño cuerpo con curiosidad y se pone a leer a un lado del celular.

— Por fin, una excusa para que salgas de tus aburridas clases un rato... — comenta girándose al chico—. Seguro que puedes pedir mucho queso con tanto tiempo libre...

— No sé si realmente quiero-- — estuvo por opinar cuando repasó la idea—. Bueno, Nino estaría ahí...

— Eh... Claro, eso también es importante — el kwami le sigue la corriente. Si encuentra buenos puntos a una salida, conseguirá un gran día lleno de comidas distintas.

— Yo... Contestaré luego — bosteza adormilado, guarda el teléfono en el bolsillo de su pantalón perezosamente, enrolla la bufando roja en su cuello y sale de su habitación.

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