Warning Signs

By callieveee

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Willow aparece en un lugar extraño, de ensueño. No sabe dónde está ni cómo ha llegado ahí. Sus decisiones son... More

Introducción
Capítulo 1: Aquí
Capítulo 2: Alguien
Capítulo 3: Monstruo
Capítulo 4: Bianca
Capítulo 5: Oscuridad
I'm sorry
Capítulo 6: Mapas
Capítulo 7: ¿Arrepentimientos?
Capítulo 8 : Traidor
Capítulo 10: Vida
Anuncio
Capítulo 11: Muerte
Capítulo 12: Locura
Capítulo 13: Gritos
Capítulo 14: Sueño

Capítulo 9

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By callieveee

Huyo, huyo, huyo.

Killian grita mi nombre, pero yo no escucho. Solo huyo de él, de todos, de esta horrible pesadilla. Atravieso el pasillo y se me caen los zapatos. No me vuelvo para recogerlos, empujo la puerta de metal y salgo descalza al bosque. Sigo corriendo hasta que oigo que Killian se cansa de perseguirme. No pienso volver a su lado hasta que alguien me demuestre lo contrario. Killian es el monstruo, no Christopher. Él me ha enviado de alguna manera a este infierno en la Tierra, lo sé. Estoy segura de que Christopher no mentía. Nunca en su vida ha dicho tantas verdades juntas.

La noche es fría y yo solo llevo un pantalón corto y una camisa. Miro al cielo plagado de estrellas con árboles recortados en la oscuridad. No sé dónde estoy, tengo mucho miedo. Ni siquiera puedo volver al campamento. Killian habrá tomado el control y les habrá dado órdenes a los niños de arrestarme en cuanto me vean. Ahora estoy sola en esto... A menos que libere a Christopher. Frunzo el ceño y busco un tronco caído para sentarme. Christopher es probablemente el peor compañero que he podido elegir, pero no tengo más opciones. Además, necesito descubrir si lo que cuenta es cierto...

Me duermo antes de poder pensar una palabra más.

********************************************************************

Despierto entre musgo y hojas de pino. Me dormí en una mala postura, así que hoy estoy llena de agujetas y con dolor de cabeza. Por un momento se me olvida todo lo que pasó ayer, pero luego lo recuerdo y me da un vuelco al corazón. No sé cómo voy a hacer para entrar a coger a Christopher, ya que me sé el plan de Killian de memoria, y por lo tanto sé que la celda va a estar custodiada las veinticuatro horas. Ni siquiera estoy segura de que pueda confiar en Christopher, ya me ha demostrado muchas veces que así es.

Decido construirme un par de lanzas por si los niños vinieran a por mí. Con unas ramas anchas y una piedra cortada podría hacerlo. Mi mañana consiste en eso básicamente. Necesito sacar a Christopher de esa celda, es mi única esperanza, sin exagerar.

De alguna manera se me ocurre un plan que a mí me parece brillante. No pienso perder más tiempo, ya que lo tengo todo listo y mi vida corre peligro, al día siguiente sin zapatos y únicamente con una lanza, me dirijo hacia lo que será mi gran recompensa a mi sufrimiento, o mi fatal destino.

La parte buena es que sigo conservando la capa que nos dio Killian, así que podré hacerme pasar por uno de los niños con facilidad, antes de que me descubran. Llego a la puerta metálica de la que escapé, y la abro con cuidado. A las afueras del complejo no hay nadie, así que ese factor juega en favor de mi plan. En el interior tampoco hay nadie, al menos no en el pasillo principal. El corazón me late a mil por hora, pero ahora no puedo abandonar. Agarro la lanza bien y bajo las escaleras que llevan a las celdas donde se supone que debe estar Christopher. Aquí abajo tampoco hay nadie, solo dos niños encerrados... y Chris. Me mira sin reconocerme, como si se acabara de despertar de un sueño.

-¿Estás bien? -le digo acercándome. -Tengo que sacarte de aquí.

-¿Qué...? -pregunta somnoliento.

Busco por las paredes la llave de la celda, hasta que la encuentro. Me doy cuenta de que hasta ahora mi plan está siendo inservible, no hay ni un solo guardia que quiera capturarme. Abro la celda de Christopher y lo agarro del brazo, ya que él sigue sin reaccionar. Al menos parece más cuerdo que ayer.

-Te sacaré de aquí únicamente si me explicas lo que me dijiste ayer, ¿recuerdas? -digo amenazante.

Entrecierra los ojos y abre levemente la boca. Niega muy despacio con la cabeza.

-¿De qué me hablas?

-De lo que me dijiste ayer. Necesito que me lo cuentes. -intento parecer lo menos desesperada posible.

Sonríe orgulloso.

-¿Así que al final te dignas a hablarme?

-Basta de bromas, dime si me vas a ayudar.

Oigo pasos y gritos en el piso de arriba, al mismo tiempo que apremio a Christopher.

-¡Venga ya, ayúdame!

-Está bien, cálmate. -se rinde. -Ahora abre esta maldita celda y salgamos de aquí.

Sonrío triunfal y hago lo que me dice. Las espadas repiquetean al compás de los pasos. Los gritos resuenan entre las paredes, y entre ellos distingo a Killian maldiciendo.

-Joder, estamos atrapados. -dice Christopher.

-Estarás de broma. ¿Te crees que he venido a por ti sin un plan? Por favor, deja de subestimarme.

Me mira esperanzado y por un momento es como si dejara de odiarle tanto. Supongo que es el efecto que tiene en la gente: pensar que es un niño bueno hasta que lo conoces a fondo y ves que es todo lo contrario.

Le lanzo un cuchillo y lo coge al vuelo.

-Bien, ¿cuál es el plan? -pregunta preparado.

-Atacarlos.

-¿¡Qué!? -exclama. -No me creo que hayas venido sin un plan.

-Claro que es un plan. Al menos es algo.

-Para mí eso no es algo.

No da tiempo a hablar más. Los niños capitaneados por Killian entran empujándose unos a otros para pasar entre el pequeño espacio. Abro las piernas y agarro bien la lanza, dispuesta a enfrentarme a cualquiera que quiera

-¿Preparado?

-A mí no me tienes que preguntar eso. Siempre lo estoy.

Corre contra ellos, a pesar de que nos separan apenas unos pocos metros. Killian, sobresaltado, arrambla contra él, pero Christopher le gana terreno.

-No vamos a herirlos, ¿de acuerdo? -me grita Christopher entre tanto ruido.

-¡Id a por la chica! -dice Killian dirigiéndose a los niños que le acompañan.

-¿Por qué haces esto, Killian? -grito.

Dos niños se tiran encima mío y me quitan la lanza. Pego una patada a uno de ellos, haciendo que acabe en el suelo. Otros dos llegan y me atan los brazos y amordazan la boca. Intento desacerme de las correas, pero lo único que consigo es hacerme sangre en las muñecas. Grito sobre el pañuelo de mi boca y me retuerzo de nuevo.

-¡No, soltadla ahora mismo! ¡Haced lo que os digo! -grita Christopher.

Entre Killian y otro chico lo tienen cogido por los brazos, inmovilizándolo. Intento hablar a través de la tela, pero lo único que consigo es atragantarme con mi propia saliva. Los niños que me han atado me levantan con dificultad, al ser yo mucho más grande que ellos. Killian ordena algo y en un momento un niño sustituye su sitio, para acercarse a mí.

-Quién iba a decir que la fugitiva iba a aparecer tan pronto. -dice lentamente.

No parece el mismo Killian que hace dos días. Ahora me da miedo.

-Oh, que tonto soy, no puedes hablar. -ríe amargamente.

Todos los demás corean su risa. En el momento en el que me quita la mordaza le escupo en la cara. Cierra los ojos y susurra contra mi madre.

-Serás...

-Suéltanos ahora mismo y no volveremos jamás. -digo amenazante

-Tú no vas a negociar conmigo, niña.

Acerca un dedo a mi barbilla y lo baja lentamente por mi cuello.

-Tengo planes mejores para vosotros dos. -susurra.

Su boca desprende un aliento dulce con sabor a manzana que me llega a las fosas nasales. Está demasiado cerca, sin apartar su asquerosa mirada de mí. Se aleja repentinamente haciendo que me maree por un momento.

-¿Por qué, Killian? ¿No has hecho ya suficiente daño? -digo con lágrimas en los ojos.

-No sabes absolutamente nada, y no saldrás de esta isla jamás.

Las lágrimas corren por mis mejillas, llenándome la boca del amargo sabor a sal. Killian susurra algo al niña que agarra el brazo de Christopher, sin mirarme. Inmediatamente sube las escaleras y desaparece de mi vista. Christopher me mira, no ha dejado de hacerlo, y de repente me doy cuenta de que es la misma mirada de auxilio que tantas veces le he visto hacer. En las cenas, en su cabaña, cuando yo le tiré al suelo la vez que golpeó a Bianca. Todas esas veces me ha estado pidiendo ayuda para que lo salvase de Killian. ¿Y qué he hecho yo? Tomármelo como un psicópata prepotente.

Christopher se ve arrastrado por los niños hasta la celda de la que yo le acababa de sacar. Intenta escapar pero no puede. Lágrimas saladas me cubren por completo la mirada, siento que las piernas me fallan y empiezo a caer hacia el suelo. Los niños que estaban metiendo a Christopher en la prisión lo dejan por un momento para ayudar a levantarme, pero empiezan a lamentarse al instante, ya que Christopher les propina una patada a cada uno. Después de comprobar que están inmóviles, agarra su cuchillo del cinturón de uno de los niños y va directo a atacar a los que me tienen agarrada. Me sueltan hacia un gran abismo oscuro donde lo último que oigo es a Christopher gritar mi nombre y un entrechocar de espadas.

******************************************************************

Cuando me despierto siento un gran dolor por todas las partes de mi cuerpo, y la cabeza emite un zumbido horrible. Estoy tumbada en el frío suelo de piedra de la prisión, pero esta vez dentro de una de las celdas. Me levantó al instante intentando encontrar a Christopher con la mirada. No está aquí, se lo han llevado. Me maldigo al pensar que lo que le están haciendo ahora mismo es lo que me iban a hacer a mí. Los otros dos chicos que estaban encerrados han desaparecido. En su lugar, un muchacho monta guardia en la salida.

-¡Eh! -le grito.

No contesta.

-¡Tú! ¡El de ahí!

No sé para qué lo repito si sé que no me va a contestar. Sigue inmóvil con la espada bien agarrada.

-Bueno, pues no me hables. Mejor para mí.

Le doy la espalda y espero a que conteste. Me apoyo contra los gruesos barrotes que me separan de la libertad.

-¿Qué quieres? -pregunta el chico.

Sonrío triunfal. Ha caído.

-Ya sabes, diversión

Doy la vuelta para mirarle bien. Está sonrojado, pero se acerca levemente.

-No voy a hacer tratos con una impostora.

No deja de acercarse.

-Seguro... -sonrío.

Saco un brazo despacio, hasta tocar su mejilla. La acaricio suavemente mi otra mano la acompaña. Lo acerco hasta la celda, muy cerca, demasiado cerca.

-Te mueres de ganas. -le susurro a los labios.

Estamos a punto de besarnos, pero espero unos segundos más hasta que se relaja del todo. Es cuando golpeo su cabeza con fuerza contra los barrotes.

Cae al suelo estrepitosamente, y aprovecho para coger su espada y la llave que abre mi celda.

-En tu vida, chaval. -le digo.

Hago mil maniobras hasta llegar a la cerradura, pero al final lo consigo y abro la puerta. Me apresuro a quitarle la capa y me la pongo. Salgo de la prisión dispuesta a encontrar a Christopher. Un chico atraído por el ruido que he causado aparece de pronto. No le da tiempo a articular palabra porque le golpeo con la empuñadura de la espada. Continuo mi camino mirando a través los cristales de todas las habitaciones que encuentro sin hallar lo que de verdad más me importa.

Hasta que al final lo veo. Rodeado de máquinas, pero sobre todo de mujeres y hombres. Lleva puesto únicamente un calzón de tela y está atado a una camilla. Su piel tiene un color amarillento. Sus tobillos y muñecas agarrados a la camilla, sin poder moverse. Las personas llevan batas blancas y no dejan de moverse, hasta que veo a un hombre acercándose a Christopher. No puedo hacer otra cosa que mirar como le extrae sangre para luego observarla en un microscopio. Tengo miedo. Por mí, por Christopher. No sé qué hacer, no tengo ideas. Por mi culpa está metido en este laboratorio, mientras unas personas desconocidas lo examinan como si fuera una rata que solo sirve para experimentos. Soy un monstruo, no soy mejor que Killian. Estoy paralizada. Chris, te voy a sacar de ahí sea cual sea el precio que tenga que pagar. Te lo juro.

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Espero que os haya gustado, comentad algo bonito💕

De verdad que vuestros comentarios me dan ganas de seguir escribiendo, así que me gustaría que lo hicierais.

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