Cuando Emma despertó del largo sueño producto de la medicación, vio a su madre, a su padre y a su hijo a los pies de la cama, en la habitación del hospital. Fuera de la UCI, Swan reposaba ahora en una cama más cómoda en un cuarto menos frío. La atmósfera más clínica no fue vista por ella que despertaba al final del día siguiente a lo ocurrido en el puerto. Su estado era estable y no había necesidad alguna de seguir en cuidados intensivos.
La sonrisa emocionada de Mary Margaret fue lo que invadió los ojos de la hija, que al intentar hablar, se sintió débil.
«¿Mamá? ¿Papá? ¿Henry?» dijo con voz débil y ronca.
«Estamos aquí, cariño» Mary avanzó hasta la cama y agarró la mano de su hija con las suyas. Todavía tenía enganchado al brazo el suero.
«Entonces no lo soñé. ¿Todo aquello pasó?» Emma preguntó, tragando saliva, con los labios blanquecinos
«Sucedió, y ahora estás bien» dijo Mary sonriendo, mientras acariciaba el cabello dorado de la parte alta de su cabeza.
«Sí, hija, no fue un sueño» dijo David
«Hemos estado todo el tiempo aquí, mamá. ¡Qué bien verte mejor!» Henry también abrió su boca en una gran sonrisa.
A pesar de estar débil, Emma no dejó de buscar con su mirada a alguien más en la estancia. Faltaba Regina.
«Si yo no estaba soñando...¿Dónde está Regina?» preguntó intentando sentarse en la cama, pero el dolor en el hombro herido se lo impidió, haciéndola caer hacia atrás.
«¡Emma, no! Quédate echada» la madre agarró a la hija para que no moviera. Ajustó la almohada detrás de la cabeza de la rubia
Henry y David se miraron. Pensaron en qué responderle a Emma sobre Regina, pero ninguno de los dos consiguió encontrar un buen argumento para la desaparición de la alcaldesa.
Por suerte Whale apareció en la habitación, antes de la segunda protesta de la paciente.
«Vaya, vaya. Miren quién se ha despertado. ¡Qué agradable sorpresa verla mejor, Emma!»
«¿Sorpresa? ¿Tan mala estaba?»
«Para ser sinceros, llegó bastante débil. Si no hubiese sido por su padre y Regina, estaría bastante peor»
Swan, en su sitio, frunció el ceño, empeorando las ojeras que ahondaban su mirada.
«Solo consigo recordar el puerto. Hook me disparó, y después ya estaba aquí, creo...que oí la voz de Regina, y ya después no sentí nada más»
David suspiró
«Te llevabas en brazos, Emma»
«De eso también me acuerdo» ella volvió a mirar a Whale
«Sí, y no se acuerda de nada más, porque ha pasado por una operación. La bala que le dispararon ha sido extraída. Como dije, tuvo suerte, perdió mucha sangre y su padre tuvo que donar» el médico se acercó para asegurarse de que Swan estaba bien. Comprobó su pulso, presión y las pupilas con una pequeña linterna médica.
«¿Really?» preguntó Emma con su habitual muletilla, aunque esta vez con menos énfasis. De la manera que hablaba, tan lenta, parecía un drogadicto.
El padre asintió con la cabeza, mostrando uno de sus brazos que aún tenía el esparadrapo.
«Además de su padre, me di cuenta de lo preocupada que estaba Regina. Formáis una bella pareja, ¿sabe? Una pareja algo inusitada, pero...interesante» Whale comentó inocentemente. Los tres parientes de Emma se miraron y se quedaron pensando. Era cierto que la noticia de su relación ya estaba en boca de todos «Muy bien, he venido a ver si todo estaba bajo control, más tarde vuelvo, y antes mandaré a una enfermera para cambiar el suero y aplicarte la medicación para el dolor, su hombro va a necesitar un tiempo para recuperarse. Si siente algún malestar, solo tiene que pulsar el botón que tiene a su lado. En veinte minutos traeremos la comida, mientras tanto quédese como está, echada, reposando. Nada de salir corriendo por el hospital como la otra vez» le recordó él.
«Espere, Whale...¿Dónde está Regina? ¿Estuvo aquí?»
«La vi en la UCI, cuando la trasladamos allí. Pensé que estaría aquí en este momento»
«Ah, Regina tuvo que ir al ayuntamiento a resolver una cosa, tal vez venga más tarde» Mary intentó cambiar de tema
Whale metió su estetoscopio y su linterna en el bolsillo de la bata.
«Claro. Espero que venga más tarde para que se alegre, Emma» el doctor bromeó sin intención de ofender. Se retiró tras unos segundos.
Un breve silencio se instaló entre los cuatro y solo fue quebrado cuando Henry se rascó la nuca
«¿Puedo saber dónde está Regina?» Emma desconfiada quiso saber. Levantó una ceja, agitándose en la cama
«Emma, descansa, necesitas reposo...» Mary recolocó la sábana azul encima de la hija que la apartó en seguida, rudamente.
«¡No, mamá! No voy a descansar mientras no sepa qué ha pasado» insistió
David carraspeó, mientras que Henry decidió hablar
«No se te puede esconder nada, ¿no?» miró a la madre con recelo «Es que...Regina salió del hospital mientras todavía estabas durmiendo. No quiso quedarse»
«¿Por qué no?»
«No se sintió muy bien»
Swan se agitó un poco más con las palabras de Henry, la estaba enredando para contarle lo que oyó por parte de la alcaldesa
«¿Como que no se sintió bien? ¿Qué tiene? ¿Está en alguna habitación?»
«¡Ella está bien! Solo que no se quiso quedar en ese momento» el muchacho se puso nervioso
«Henry, ¡habla!» Emma se sentó para encarar al hijo «¿Qué me estás escondiendo? ¿Qué es lo que ha hecho?»
Mary intervino
«Emma, ¡cálmate!» dijo empujando a Swan hacia atrás con cuidado, haciendo que se acostara de nuevo «Regina está bien, ella se fue porque ya estábamos nosotros aquí. Ahora trata de estarte quieta, ella no se va a ir a ningún lado, relájate»
Aquello fue casi una bronca de la madre, pero la rubia todavía estaba desconfiada ante la vacilación de Henry. Miró al muchacho al mismo tiempo que apoyaba la cabeza en la almohada. Él sabía que si Emma fue capaz de ir detrás de Killian a escondidas, también sería capaz de ir tras Regina, aun débil como estaba, en el primer descuido de la familia.
«¿Dónde está mi hermano?» la rubia preguntó un poco más calmada
«Con Belle. Lo dejé con ella antes de venir para acá. Y no me iré de aquí hasta que no estés bien, así que esta vez, nada de fugas»
Ella solo consiguió rezongar insatisfecha.
Cuando Emma se durmió, a regañadientes, pero obligada por los efectos de los antinflamatorios, Henry dejó a sus abuelos vigilándola mientras él se fue al encuentro de Regina.
Dadas las circunstancias no se dirigió a la mansión. Encontró a la mujer en el mausoleo de la familia Mills, donde fue recibido por la alcaldesa, para su sorpresa. Le contó el acontecimiento del día.
«Emma despertó» dijo él, entrando en ese lugar poco iluminado que era la cripta. El recinto favorito de Regina en muchas ocasiones.
Con piedras cubriendo las paredes y pequeñas antorchas iluminando el camino, llegaron a un sitio donde podían sentarse y conversar. Una estancia más grande y decorada al gusto de la morena. Allí Regina tenía lo imprescindible para ella.
Henry notó que la madre ya se había tomado sus buenas cantidades de vino antes de su llegada.
«Qué bien» replicó ella con poca emoción.
Se sentó en un cómodo sillón y miró a su hijo con una total sumisión en sus ojos. Su piel estaba algo enrojecida por el efecto del alcohol.
«Preguntó por ti. Se acordó de ti»
Regina sacudió la cabeza.
«¿Ah sí?»
Henry afirmó con la cabeza
«¿Cuándo vas a ir a verla?»
La reina se encogió de hombros
«No voy»
«¿Y por qué no? Casi salta de la cama cuando supo que te habías ido del hospital»
Henry vio cómo su madre apretaba con sus manos los reposabrazos del sillón y cerraba los ojos
«Ya os lo dije» suspiró Regina «Emma no me necesita»
El muchacho se acercó. Puso sus manos en los bolsillos y observó la notable decepción en el rostro de la madre. Ella demostró resistencia y era evidente que no deseaba hacer aquello en ese momento.
Él lo intentó
«Mamá, ¿por qué te estás haciendo esto? ¿Por qué estás haciendo esto con Emma?»
Regina levantó la cabeza y miró a su hijo, seria
«¿De qué estás hablando?»
«¿Por qué te dejas engañar tan fácilmente?»
«No fui yo la que me engañé, solo vi algo muy convincente ese día, Henry. Emma estaba en la cama con el pirata, ¿qué debía pensar?»
«No estoy hablando de Hook, mamá. Hablo de ti. Te estás engañando, otra vez»
Los labios de la Reina temblaron
«Es muy agradable que te preocupes, mi amor, pero me conoces y sabes cómo soy»
«Sé quién eres y sé que no es a la que estoy viendo ahora. Creo que tú misma no te conoces»
Ella se pasó la mano por la cara como si se la estuviera limpiando.
«Eso no quiere decir que me esté engañando, Henry. Eso quiere decir que soy débil. Siempre lo fui»
«¿Sabes lo que parece?»
«Que no sé lidiar conmigo misma, lógico»
«No. Lo que parece es que has descubierto que Emma te ama locamente» Henry miró a su madre, que le dio media sonrisa, sin hablar «Lo puedes decir, mamá. Tú también amas a Emma» ella desvió su mirada, visiblemente incomoda «Yo lo sabía»
«Ante tantas cosas, después de tantas cosas...Emma me mostró un lado diferente de todo esto. Ella ha estado tan cerca todo este tiempo»
Henry se sentó a su lado
«Entonces, ¿por qué alejarse? Os amáis, es tan obvio»
«No es tan sencillo, Henry. Mira lo que ha provocado. Emma casi muere por mi culpa»
«Ni por eso ella te olvidar. Te ama mucho»
Regina estaba sufriendo con las palabras de su hijo. Se giró hacia él y tomó aire, buscando argumentos
«Creo que al fin de cuentas esto no puede salir bien. Si continuamos, todo puede acabar mal tanto para mí como para ella»
«No entiendo. ¿Por qué dices eso? Emma vio en ti lo que nadie más veía. Creyó en ti, lucho por ti. Si vas a rendirte por puro orgullo, vas a herirla»
Su voz en ese momento se había hecho más baja. Regina se quedó pensando, y tuvo que concordar con él.
«¿Y a ti qué te ha pasado? Pensaba que estabas en contra de lo que teníamos»
«No estaba en contra. Estaba en contra de que ella te hiriese. Pensé que era una disculpa para aliviar la situación después de lo que pasó con Robin»
Regina le acarició el rostro y sonrió sin esconder cierta alegría.
«¿Ahora es lo contrario? ¿Tienes miedo de que yo le haga daño?»
«Sí» confesó «Pero también pienso en ti, porque pasaste una vida entera perdiendo. Por eso cometiste muchos errores, pero has cambiado. Y ahora que tienes la oportunidad de ser feliz, la estás dejando marchar» miró a los ojos a Regina y le agarró las manos como el buen hijo que era «El pasado ya no está. No desperdicies el amor, mamá. Es importante»
Regina inspiró profundamente de nuevo.
«A veces creo que Emma no debería ser mía, así como Robin, ni yo de ella. Me pasa por la cabeza que ella podría escoger a alguien mejor, Garfio, por ejemplo. Por lo menos él tiene que tener el corazón menso ennegrecido que el mío»
«Killian vive detrás de Emma, pero ella no quiere nada con él. Tú caíste en su juego, quería atormentarte, caíste en la trampa tal y como él quería. No se conforma con haber perdido a Emma por ti. Killian la quiere tener no por amor, solo la quiere por el capricho de poder quitártela a ti»
La boca de Regina hizo una mueca amarga.
«Puede ser, Henry. Puede ser»
La reina rozaba sus dedos en la piel del muchacho mientras intentaba convencerse de las palabras del hijo. Nunca nadie había descifrado sus sentimientos tan bien como él. Era sorprendente ver lo mucho que Henry las quería a las dos.
Un apretado abrazo selló el encuentro entre madre e hijo esa noche.
Temprano, en la mañana, intentando despejar la mente de las dudas que ella misma creara, Regina paseaba por el parque de Storybrooke, cerca del lago.
Se detuvo en un punto desde donde veía los juegos de una pareja de gansos que nadaban en el agua turbia. Y por alguna razón se acordó del día en que Emma y ella se encontraron riendo a voz en grito mientras jugaban intentando hacerse cosquillas una a la otra. Regina ganó el juego al hacer uso de la magia e invocar una rosa blanca que deslizó por el rostro y el cuerpo de su amada. Aquello termino entre caricias y besos. Ese recuerdo dejó a Regina en un trance total.
Se dio cuenta de dónde estaba cuando oyó una familiar risa infantil. Miró hacia el otro lado del lago y en el puente vio a Robin, a Marian y a Roland. Caminaban juntos como una familia perfecta.
Regina, desde donde estaba, llenó su pecho de aire y fingió una pose, mostrando autoridad, pero no puso mala cara a la pareja que se aproximaba. Mejor. Abrió una sonrisa humilde.
Cuando atravesaron el puente, Roland la vio, y soltándose de las manos de sus padres, corrió en su dirección.
«¡Regina!»
El pequeño abrió sus brazos y fue recibido por la alcaldesa con el mismo cariño.
Robin y Marian se pararon asistiendo a la escena. No sabían qué pensar de aquello, en especial Robin, que se enrojeció un poco al ver a Regina Mills.