La nube de humo rojo apareció en el hospital de la ciudad un segundo después de que Regina, David y Emma desaparecieran del embarcadero. La Salvadora, en los brazos del padre, luchaba por volver a la consciencia. Sus ojos se abrieron y cerraron muchas veces mientras era llevada con rapidez por los pasillos, y su visión borrosa comenzaba a afectarla en cada parpadeo.
Vio a su padre y a Regina a su lado con el mismo desespero. Por un momento pudo oír, aunque lejanas, las palabras de apoyo de la Reina
«¡Aguanta, Emma!»
Quiso asentir, pero no tenía fuerzas. Se apagó otra vez y esta vez en serio.
Las carreas de David y Regina con Emma alarmó a todo el hospital. Una vez colocada en una camilla, una nueva carrera comenzó, pero David y Regina se quedaron por el camino, viendo como la rubia y el equipo médico desaparecían al final del pasillo.
«¡Aguanta, Emma!» dijo la alcaldesa cerrando los ojos con fuerza. Juntó las manos a la altura de los pechos y necesitó tragar saliva.
«Se va a poner bien, es fuerte. Ya la perdimos una vez, no puede suceder de nuevo» David estaba cansado, respiraba por la boca.
Ambos estaban en medio del pasillo, asustados. David caminaba de un lado para otro con las manos enlazadas en lo alto de la cabeza, su camisa manchada con la sangre de Emma. Era un manojo de nervios. Mientras que Regina escogió una esquina de la pared para apoyar su espalda y abrazar sus propios brazos, temiéndose lo peor.
El doctor Whale salió por la puerta del quirófano después de una hora, quitándose de la cabeza el gorro quirúrgico. La Reina y Charming que, desde hacía algún tiempo estaban inertes, se levantaron en cuanto lo vieron.
«¿Y? ¡Díganos que está bien!» Regina exigió saber, con los ojos muy abiertos y cargados de emoción.
«Conseguimos retirarle la bala, pero se produjo un disminución drástica del volumen sanguíneo, va a ser necesaria una transfusión. Está hipotensa, pero su temperatura es estable y respira con normalidad, así que en cuanto la transfusión se haga, estará estable. Si no hubiesen llegado a tiempo, ciertamente no hubiera resistido» respondió el médico.
Se produjo un suspiro de alivio por parte de los dos.
«Bien, ¿y cuándo va a despertar?» preguntó David
«No tan rápido. Todavía estará un tiempo anestesiada, y creo que será bueno que done un poco de sangre, David, tiene el mismo tipo sanguíneo que Emma»
Regina se giró, sacudiendo la cabeza con los ojos cerrados, cruzó de nuevos sus brazos
«¿Por qué no hice saltar por los aires a aquel maldito pirata?» preguntó indignada para sí misma mientras se llevaba una mano a la boca.
«Bien, tengo que volver, solo vine para informarles. Rellene su ficha en el ambulatorio, David, lo encuentro allí» dijo Whale para en seguida girarse y dejarlos solos. David asintió y miró a Regina que estaba a su lado, completamente mareado.
«¡Vaya!»
«¡Culpa de aquel pirata insolente!» suspiró de rabia Regina «¡Arggg, cómo lo odio!»
El padre de Emma tuvo que estar de acuerdo, pero todavía le costaba creer que su amigo había disparado a su hija.
«No sabía que Emma había ido al puerto, no me dijo nada»
«Es obvio que no te iba a decir nada, si hubieras ido le estropearías sus planes»
«Está bien que quisiera arreglar las cuentas con Killian, pero no esperaba que fuera sola, debió haberme llamado»
«Yo tampoco esperaba que él fuese a disparar. Ese tiro no era para ella, era para mí. Él quiso matarme»
Regina en ese momento frunció el ceño como si no quisiese recordar, pero todo lo que le venía a la mente era la escena en el muelle.
«¿Y por qué estabas ahí cuando yo llegué? Pensaba que las dos estabais enfadadas» preguntó David.
«Supe que Killian había planeado toda aquella escena en vuestro apartamento, necesitaba confirmarlo»
«Entonces, ¿fuiste al puerto para buscarlo? Como Emma...»
«Sí, pero ella llegó antes que yo»
David se quedó pensando en silencio
«A propósito, cuando llegué Emma me dijo que Killian había robado algo, o algunas cosas, no entendí muy bien, quería arrestarlo»
El padre de Emma se giró para mirar a la Reina, con los labios entre abiertos
«¿No dijo nada más?»
«No, solo que era él el que estaba robando en las tiendas»
«Ah, entonces era Hook» Charming se mostró sorprendido una vez más «Tengo que atraparlo antes de que sea demasiado tarde»
«Muy bien, pero antes haz lo que Whale te dijo, Emma necesita sangre, e infelizmente mi sangre es dañina para dársela a ella» dijo Regina con un tono de lamento «Mientras estás dentro llamo a Henry»
«Pero a esta hora todavía no ha salido del colegio»
«No. Hoy no fue a clase. Fue a mi casa para contarte lo que le había escuchado decir a Emma ayer. Él estaba seguro de que Emma no iba a tardar en buscar al Capitán, por eso me alertó»
David la miraba con bastante curiosidad.
«¡Cuánta cosa! Es mejor avisar también a Mary. Tengo que ir también a cambiarme de ropa, pero eso puede esperar, Emma me necesita, voy para el ambulatorio, ya hemos perdido bastante tiempo» se miró a sí mismo dándose cuenta de la cantidad de sangre de la hija que tenía en sus propias ropas.
«Claro, vete, yo los aviso. No te preocupes»
Y David se marchó deprisa hacia el otro lado del hospital.
Regina se apoyó de nuevo en la pared, respirando hondo, con una mezcla de rabia y dolor estrangulándole los pulmones. Esperaría ahí hasta que pudiera ver a su Salvadora. Las ganas de llorar eran inmensas, pero se las tragó con toda la fuerza interior que tenía. Si Emma estuviera despierta, no le iba gustar verla llorar y lo sabía muy bien, y esa es la razón por la que no se permitía derrumbarse en lágrimas.
El tiempo pasó, enfermeros iban y venían por el pasillo. Llegó un momento en que Regina desistió de contar. Ya había llamado a Henry y a Mary hacía unos minutos, pero no les había contado la verdad de los hechos, esperaría a que ambos lo viesen con sus propios ojos.
A pesar de las sillas disponibles cada dos metros en el pasillo, ella no quiso sentarse, se quedaría peor si descansara los pies, prefirió quedarse como estaba.
Cuando los pensamientos vagaron hacia los momentos felices vividos con Emma, la esperanza se dibujó en el abatido rostro de Regina en el exacto momento en que la camilla, donde reposaba Emma envuelta en las sábanas azules del hospital, cruzó las puertas del quirófano transportada por dos enfermeros. El sonido del eco de los tacones de la alcaldesa resonaron junto al rechinar de la ruedas de la camilla. Siguió el cuerpo dormido de Swan hasta la UCI.
Emma fue trasladada con extremo cuidado de la camilla a la cama de la UCI, todavía enganchado a sus venas el equipo de transfusión sanguínea y el suero, colgado con sus bolsas al otro lado de la cama. Llevaba la ropa de tela fina de los pacientes. Los enfermeros dispusieron los electrodos a la altura de su busto para mediar la frecuencia cardiaca en el monitor.
Regina divisó toda la escena desde el enorme cristal. De ahí en adelante no podía entrar, era lo más próximo a Emma que pudo llegar. Era posible oír el "bip" del monitor cardiaco resonar en la sala mientras la mujer anestesiada dormía en la cama en un estado pésimo por la ausencia de color en su piel.
La alcaldesa no consiguió controlar la infinita tristeza al ver a su amada en el estado en que se encontraba. La mano izquierda se deslizó abierta por el cristal, como si consiguiese alcanzar a la mujer que veía echada en la cama. Por un momento se culpó por lo ocurrido en el puerto, tenía que haber creído en Emma desde el principio.
«Perdóname, Emma» dijo en voz baja, mientras su cabeza se pegaba al cristal cerca de su mano.
«¡Mamá!» Henry apareció, jadeante «Me dijeron que estabas aquí. ¿Qué pasó? ¿Dónde está Emma?»
Regina se ruborizó, se trabó. No tuvo el valor de mirar al muchacho. Le bastó un movimiento de cabeza para que Henry entendiese lo que había pasado con su madre rubia.
«Lo siento mucho, cariño, no llegué a tiempo» dijo la morena muy afectada
«Pero...pero» Henry abrió los ojos de par en par al ver a Emma en aquel estado, parecía que lo hubiesen puesto cabeza abajo y le hubiera dado la vuelta inmediatamente « ¿Por qué está ahí dentro? ¿Qué pasó, mamá?»
«Se llevó un disparo»
«¿Un disparo?» hizo la pregunta asustado
«Sí, un disparo. Killian disparó en nuestra dirección cuando yo llegué, se colocó delante de mí y la bala le alcanzó en el hombro»
«¿Ella estaba allí? Sabía que iría»
«Estaba, llegó antes que yo»
Mary Margaret apareció con las mismas prisas que el nieto.
«¿Regina?» cuando se acercó vio a Emma por el cristal «¡Oh, Dios mío! No...¡Emma!» la madre de Emam Swan se quedó horrorizada, se llevó las manos automáticamente a los labios al ver a su hija a lo lejos «¡Hija mía! ¿Qué hace ahí dentro?» preguntó con voz apagada.
Regina comenzó a explicarle
«Fue alcanzada por una bala, Mary, pero cálmate, Whale ya la operó. Se va a poner bien»
«¿Cómo? ¡No parece que esté bien! ¿Cómo ha pasado esto?» Mary Margaret se agarró a los brazos del nieto que la protegió.
«Fue al puerto buscando a Killian, él tenía un arma y disparó en nuestra dirección»
«¿Killian disparó a Emma?»
«Sí, él. Yo lo vi»
Mary Margaret tuvo que sentarse, Henry la ayudó.
«¿Dónde está David?»
«Fue al ambulatorio a donar sangre. Whale le pidió que fuese porque Emma necesita una transfusión»
«¿Quedó muy herida?» a Snow le costaba creer
«Bastante, perdió mucha sangre»
«¡Ay, Dios mío!» era mucho para Mary, que no podía sentirse más afligida.
«No quise decir nada por teléfono, no tuve valor. Ahora no sé lo que es peor, verla así o imaginarla así»
«Ninguna de las maneras, ella no merece estar en esa cama» Henry se manifestó, pero conociendo a Emma como la conocía, sabía que la madre era perfectamente capaz de colocarse en el lugar de Regina en el momento en que fue alcanzada «Se va a poner bien, estoy seguro»
Regina todavía miraba a Swan a través del cristal, de espaldas a Mary y a Henry. No quiso mostrar el evidente sufrimiento dibujado en su rostro. A pesar de saber que en breve todo estaría bien, Regina se preguntó si valdría la pena estar ahí cuando la Salvadora se despertara. Estaba sintiendo el peso de la vergüenza y del orgullo, asumiendo una culpa que no debía.
«Sí, ella va a ponerse bien»
Regina dijo esas palabras con un tono cargado de desánimo. Se separó del cristal, con caminar lento y destino incierto.
«Mamá, ¿dónde vas?» Henry, al lado de su abuela, siguió con la mirada a la morena
«No tiene sentido que me quede aquí. Sois su familia, le va a gustar veros cuando despierte» Regina seguía caminando lentamente
«Pero tú estabas allí cuando todo pasó. Va a preguntar por ti cuando despierte»
El muchacho se puso en pie. Regina se detuvo.
«Emma no me necesita» dijo con voz desolada, reiniciando la marcha
Henry acompañó el caminar de la madre con la mirada y cerró los puños en forma de protesta. En la cabeza del muchacho, su madre morena estaba dando una evidente señal de rendición. Y si Emma se despertase con la noticia de que Regina la estaba dejando, sería un dolor todavía peor que el causado por el tiro en el hombro.