STARTING TO FIND THE LASTING...

بواسطة NataliaTrujilloRodrg

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TRADUCCIÓN del fic portugues del mismo título escrito por Wounded Beast. Emma ha traído a Marian de vuelta y... المزيد

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28

Capítulo 8

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بواسطة NataliaTrujilloRodrg


Le era difícil abrir sus párpados, una gran fatiga se lo impedía fervorosamente, como si un árbol centenario se hubiese caído sobre su cuerpo, nunca se había encontrado en una situación semejante. No oía nada, lo único que notaba, además de la fatiga, eran los bultos que veía entre las pestañas medio abiertas, y eso esforzándose mucho, más tarde sintió las miradas de David, Mary Margaret y Henry, en otra ocasión juró haber visto allí también a Regina, y con un esfuerzo extremo, consiguió despertar completamente. Quien estaba allí no era la alcaldes de Storybrooke como ella había imaginado, sino Hook, de pie, al lado de la cama del hospital.

«Sabía que te ibas a despertar, pero no esperaba que fuese en mi presencia, no puedo negar que me ha hecho muy feliz»

El Capitán Garfio sonrió de la manera que siempre lo hacía cuando era Emma la destinaria de esa sonrisa.

«¿Qué pasó? ¿Dónde está Regina?» dijo Emma, aún muy débil, moviéndose los ojos desesperadamente buscando a alguien.

«¿Ni después de lo que te ha hecho consigues olvidarla?» Hook frunció el ceño

«Hook...¿dónde está Regina?» insistió ella

«Tranquila, Swan, tiempo al tiempo. Te digo dónde está si me prometes que no te vas a vengar»

«¿Por qué diablos me vengaría?»

«¿No te acuerdas?» arrastró una silla para sentarse al lado de la cama. Apoyó el brazo del garfio en la cama.

«Estoy un poco confundida, creo que me acuerdo de algo...» tragó en seco, parpadeo varias veces antes de sentir que la visión se aclaraba completamente «...el cementerio, el bosque, el...» Emma vaciló cuando se acordó del beso que se dieron, y no dijo nada más que pudiera comprometerla.

«¿El...? ¿Fuiste al cementerio después de nuestra conversación en el embarcadero?»

«Sí, me acuerdo de visitar la tumba de Neal, y Regina también estaba ahí»

Se llevó una mano a la cabeza, y exclamó ante el dolor agudo que sintió en mitad de la cabeza y se extendía hasta la parte de atrás.

Hook se acercó a ella

«¿Qué pasa, Swan?»

«Mi cabeza, duele mucho»

«Creo que es mejor llamar a la enfermera, necesitas descansar»

Se levantó de la silla, tenía una expresión de reprobación en sus ojos, pasó de odiar verla vulnerable a odiar a Regina por ese hecho.

«Hook, espera...¿qué me pasó? ¿Por qué estoy aquí?»

Se dio la vuelta de nuevo en su dirección antes de salir de la habitación

«Regina te trajo aquí hace dos noches, las dos discutieron y ella apeló a la magia, ¿te acuerdas ahora?» dijo con respiración pesada, de alguien que demuestra disconformidad.

Emma sacó la mano de sus ojos y miró al pirata con dudas.

«¿Quieres decir que he estado durmiendo dos días? No...entonces...» no completó sus pensamientos en voz alta, tomó aire profundamente y su cuerpo entero se quejó de dolor, lo que provocó que pusiese mala cara.

«Voy a llamar alguien para que te examine, vuelvo más tarde para saber si estás mejor»

Él se fue tan rápido que casi le costó escuchar su última frase. Se quedó sola en la habitación, iluminada por la luz de lo que parecía ser la mañana, hundida en un remolino de preguntas, y la cabeza le dolió hasta que el sueño le pesó y se durmió nuevamente.

David y Henry aparecieron al cabo de la tarde, el muchacho sonreía al lado de la madre rubia cuando esta despertó nuevamente, libre del dolor de cabeza y del exceso de cansancio. Él le tocaba la cabeza con cuidado, era un cariño agradable innegable.

«Por favor, no me digan que he dormido por otro día entero...» dijo ella con una tímida sonrisa

«No. Killian nos dijo que te habías despertado antes, dijo que no tardaría» habló Henry animado.

«Hola, chico. Solo dos días...»

Emma hizo un esfuerzo y se sentó en la cama, apoyando la espalda en la almohada que protegía su cuello, parecía que estaba mucho mejor. David ayudó a la hija y en seguida le preguntó

«Emma, ¿qué pasó entre Regina y tú?»

«Ahmmm...larga historia. ¿Estuvo aquí? Digo, ¿después de haberme traído?»

«Sí, ayer y antes, cuando no estábamos aquí» respondió Charming

«Es verdad, una enfermera nos contó que pasó mucho tiempo contigo. Mamá, la abuela mandó traer esto» el muchacho levantó un paquete que contenía un jarrón con rosas, ciertamente una exageración de parte de Snow «Lo voy a poner aquí» colocó el regalo de la madre de Emma en una mesa que estaba al lado de la cama.

«¿Y ella dónde está?» preguntó Emma

«En casa con Neal. Más tarde viene» respondió David. Él cruzó los brazos, todavía no convencido «Emma, ¿qué hacían Regina y tú en el cementerio? ¿A esa hora?»

«¿Ella no lo dijo? Nos encontramos allí por casualidad»

«Sí, fue lo que dijo, ¿por qué pelearon?»

«¿Dijo que peleamos?» esa vez Emma alzó la mirada

«Sí, dijo que peleasteis y necesito contenerte»

«¿Qué? ¿Preciso contenerme? Espera, yo no hice nada, solo la...» Emma se calló, pensó, buscando la palabra que sustituiría a beso «...solo la abracé, ella necesitaba un abrazo»

«¿La abrazaste?» se sorprendió Henry

«Sí, estaba muy mal, conversamos y la abracé»

«Entonces, ¿por qué te lanzó contra un árbol?» continuó el padre.

«No sé...» Emma se puso a pensar de nuevo, intentando que lo fuera a decir concordara con lo dicho anteriormente por la morena «Pensándolo bien, creo que me estoy acordando de algo, le dije que tenía que ser menos cabeza dura, por eso se enfadó y me atacó»

«Tiene que haberse enfadado mucho porque te golpeaste la cabeza contra el tronco del árbol y parecías muerta cuando te vinimos a ver» dijo David.

«Ella ya pidió disculpas, yo hablé con ella, no va a pasar de nuevo, mamá» Henry parecía ser el que tenía la situación más clara

«¿Y dónde está ella ahora?» preguntó la rubia

El muchacho y el abuelo se miraron

«En el ayuntamiento, probablemente revisando los documentos de Gold, él va a ser el alcalde de Storybrooke»

«¿Qué?» Emma puso la típica expresión de sorpresa.

«Ella lo anunció ayer en Granny's»

«¡Estaría de broma!»

«No, dijo que era lo mejor para todos, por lo menos fue eso lo que yo escuché»

Los hechos ocurridos en los dos días en que estuvo ausente de la vida cotidiana de la ciudad dejaron a la salvadora perpleja. Regina iba a ser exactamente lo que había dicho, y saber que la idea de la mujer se iría a concretizar la dejó todavía más preocupada. La rubia intentó escapar del hospital, pero aun estando recuperada, el efecto retardado de la magia de Regina sobre su cuerpo decía que no. Rezó por una aparición de la morena en su habitación, pero ni ocurrió ni ocurriría, le tocó a Mary Margaret consolar a la hija.

«¿Cómo han podido pasar tantas cosas hasta ahora? No he podido hablar con ella» Emma movía negativamente la cabeza

«Fue una decisión de Regina, tal vez esté en lo cierto y sea lo mejor para todos »

Snow se encontraba en el mismo lado de la cama en que anteriormente todos habían estado

«¿Por qué ahora?»

«Quizás solo ahora ha tenido el valor»

«Lo he estropeado todo...me odio por eso» otra vez Emma pasó su mano por su cabeza, por sus cabellos claros «Si ella me perdonase. Si ella entendiese...pero ella no es como imaginé»

La madre miró fijamente a la hija, el sufrimiento aparente parecía corroerla, y eso causaba pena a Snow.

«Emma, ¿por qué algo me dice que vosotras dos no discutieron antes de ayer?» la mujer de cabellos cortos fue directa.

«Porque no discutimos. Hubo un momento en que hice algo confuso, que ni yo entiendo, quiero decir...no lo quería entender hasta que lo hice»

La rubia encajó su cabeza en la almohada y bajó la sábana hasta la cintura.

«No tuve el valor de contárselo a David, pero cuando Regina nos dijo lo que te había hecho, quise echarme a su cuello»

«No serías capaz de hacerlo» dijo Emma mientras miraba a la madre

«No lo dudes. Creo que te estás esforzando de más para tener un poco de atención de su parte, y Emma...sé que no es solo por Henry»

La rubia cambió la forma de mirar a la madre, suspiró profundamente y encogida, giró el rostro hacia el otro lado.

«¿Es tan evidente?»

«Lo es, por lo menos para mí que soy tu madre. Creo que siempre me huelo lo que estás pensando» un nuevo suspiro de Emma hizo que Snow envolviera las manos de su hija en las suyas «Emma, no tengas miedo de hablar de ello»

«Besé a Regina» dijo ella, después de un gran silencio «Experimenté»

La verdad era que a Emma le había gustado lo experimentado entre ella y la Reina Malvada, la única manera de resolver sus dudas. Fue un acto espontáneo, decidido en el momento exacto en el que la idea surgió, y las consecuencias fueron las menos esperadas por la salvadora. Emma ahora sabía con certeza que Regina estaba en su corazón, pero veía que sería de una dificultad extrema convencer a la villana de que entre las dos podría haber pasión.

«No puedo mandar en tu corazón, todavía me da miedo todo lo que ella nos hizo, no consigo imaginarlas juntas de esa manera, y mucho menos con ella a punto de herirte. Y dudo que ahora esté arrepentida » la mujer hizo una breve pausa antes de continuar «No quería decir esto hasta no estar a solas contigo, pero creo que todo esto de la elección de Gold es una excusa para desviar la atención de todos»

Emma giró el rostro hacia la madre

«¿Qué quieres decir?»

«Abdicar del control de la ciudad como quiere es como dejar de ser Reina. Está escurriendo el bulto por alguna razón»

«¿Será por mi causa?»

«Lo dudo mucho, Emma. Regina puede estar creyendo que es una carga para esta ciudad»

Emma miraba a la madre con indecisión, y a media que la escuchaba, se acordaba de lo dicho por la alcaldesa en el cementerio, lo que Snow White pensaba era verdad.

Obedeciendo a un impulso desesperado, la rubia se levantó de la cama, retirando las sábanas y las manos de la madre que intentaban impedírselo.

«¿Dónde están mis ropas?»

«Emma, ¿a dónde vas? No puedes salir así»

«Ya estoy bien, ahora dime, mamá, ¿dónde están mis ropas?»

Snow corrió hasta la puerta y abrió sus brazos en cruz para impedirle la salida.

«Me las llevé a casa, pero traje otras para cuando mañana te den el alta, ¿no puedes esperar?» dijo la mujer muy preocupada

«Ese es mi miedo, no puede dejar que eso pase, si espero a mañana ya podría ser tarde»

«¿A dónde vas?»

«Necesito hablar con ella, por favor, mamá, no me hagas usar magia contigo...» Emma casi le suplicaba sin aliento

No hubo posibilidad de evitar que Emma cambiara sus ropas de hospital por su ropa habitual, botas, una chaqueta nueva, y saliese por la puerta, tropezando por los pasillos con personas y media docena de enfermeras. Tuvo el camino libre para salir de allí, y corrió, mucho más de lo que lo había hecho por salir, por las calles mojadas por el sereno nocturno.

La gélida brisa no le impedía escabullirse por las calles de Storybrooke, con una agonía parecida a cuando estuvo a punto de perder a Henry en Neverland. Ya era tarde cuando Swan se encontraba buscando la dirección para llegar a casa de Regina, girando en esquinas y calles que parecían interminables a pesar de pertenecer a una ciudad tan pequeña como esa surgida en Maine. Corría tanto que, jadeante, tuvo que detenerse en medio de una de las calles, colocar sus manos en las rodillas y recuperar el aliento. Los faros de los coches surgían en medio de la oscuridad, cegándola y asustándola. Swan tuvo que cubrirse los ojos con una mano al divisar la marca de un modelo clásico de automóvil.

«¿Regina?» dijo ella enderezándose y abriendo bien los ojos ante la claridad exagerada que provenía del coche «Oh, dios, ¿eres tú?»

«¿Emma?» dijo Regina al reconocerla, desde dentro del coche.

Sin titubear mucho, la rubia se metió dentro del automóvil de Regina Mills por el lado del ocupante, encerrándose allí con ella, mientras la morena la miraba con tal espanto que hizo que hasta el fino vello del rostro se estremeciera. Swan se agarró las manos implorando con los ojos que no reaccionase peor de lo que ya estaba.

«No me eches por favor, tenemos que hablar»

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