La hermana de Harry Potter (l...

بواسطة Luftmenschmaddnes

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¿que sentirías si un día te enteras de que tienes un hermano al que nunca conociste?, ¿y que a parte de eso e... المزيد

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capitulo 2
capitulo 3
capitulo 4
capitulo 5
capitulo 6
capitulo 7
capitulo 8
capitulo 9
capitulo 10
capitulo 11
capitulo 12
capitulo 13
capitulo 14
capitulo 15
capitulo 16
NOTICIAS!!
Capitulo17
Capitulo 18
Capitulo 19
capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Especial!!!! >u<
Cartas misteriosas -one shot Drallison-
Capítulo 23
próximo libro
otra zuculemta nota!
HOLA ESTOY DE VUELTA

capitulo 23

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بواسطة Luftmenschmaddnes


Un aviso rápido entes del capitulo:

holaaaaa!!!, necesito su ayuda!!, si quieren "ser parte de la historia" pueden crearse un personaje ( mujer) ya que necesito un personajes nuevo para la historia, el único requisito va a ser que sea de slytherin y tenga un nombre acorde con la historia (osea ingles :v), ustedes deciden aspectos físicos, nombre y la forma de ser... los que quieran, pueden enviarme un mensaje por privado si están interesados. por favor ayúdenme!!!, no sean lectores fantasmas XD

pd: voy a dejar este aviso en el comienzo de cada capitulo, el personaje nuevo aparecerá en la secuela de este fic, bueno dicho esto, aquí esta el cap de hoy :3...

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—¡Harry, Allison! —Hermione le tiraba de la manga, mirando el reloj—. Tenemos diez

minutos para regresar a la enfermería sin ser vistos. Antes de que Dumbledore

cierre la puerta con llave.

—De acuerdo —dijeron los mellizos, apartando los ojos del cielo—, ¡vamos!

Entraron por la puerta que tenían detrás y bajaron una estrecha escalera

de caracol. Al llegar abajo oyeron voces. Se arrimaron a la pared y escucharon.

Parecían Fudge y Snape. Caminaban aprisa por el corredor que comenzaba al

pie de la escalera.

—... Sólo espero que Dumbledore no ponga impedimentos —decía

Snape—. ¿Le darán el Beso inmediatamente?

—En cuanto llegue Macnair con los dementores. Todo este asunto de

Black ha resultado muy desagradable. No tiene ni idea de las ganas que tengo de decir a El Profeta que por fin lo hemos atrapado. Supongo que querrán entrevistarle, Snape... Y en cuanto los jóvenes Potter vuelvan a estar en sus cabales, también querrán contarle al periódico cómo usted los salvó.

Allison apretó los dientes. Entrevió la sonrisa hipócrita de Snape cuando él y Fudge pasaron ante el lugar en que estaban escondidos. Sus pasos se perdieron. Harry, Allison y Hermione aguardaron unos instantes para asegurarse de que estaban lejos y echaron a correr en dirección opuesta. Bajaron una escalera, luego otra, continuaron por otro corredor y oyeron una carcajada delante de ellos.

—¡Peeves! —susurró Harry, agarrando a las chicas por las muñecas—. ¡Entremos aquí!

Corrieron a toda velocidad y entraron en un aula vacía que encontraron a la izquierda. Peeves iba por el pasillo dando saltos de contento, riéndose a mandíbula batiente.

—¡Es horrible! —susurró Hermione, con el oído pegado a la puerta—. Estoy segura de que se ha puesto así de alegre porque los dementores van a ejecutar a Sirius... —Miró el reloj—. Tres minutos, chicos.

Aguardaron a que la risa malvada de Peeves se perdiera en la distancia.

Entonces salieron del aula y volvieron a correr.

—Hermione, ¿qué ocurrirá si no regresamos antes de que Dumbledore cierre la puerta? —preguntaron entre jadeos los Potter.

—No quiero ni pensarlo —dijo Hermione, volviendo a mirar el reloj—. ¡Un minuto! —Llegaron al pasillo en que se hallaba la enfermería—. Bueno, ya se oye a Dumbledore —dijo nerviosa Hermione—. ¡Vamos, Harry!

Siguieron por el corredor cautelosamente. La puerta se abrió. Vieron la espalda de Dumbledore.

—Os voy a cerrar con llave —le oyeron decir—. Son las doce menos cinco. Señorita Granger; tres vueltas deberían bastar. Buena suerte. Dumbledore salió de espaldas de la enfermería, cerró la puerta y sacó la varita para cerrarla mágicamente. Asustados, Harry y Hermione se apresuraron. Dumbledore alzó la vista y una sonrisa apareció bajo el bigote largo y plateado.

—¿Bien? —preguntó en voz baja.

—¡Lo hemos logrado! —dijo Harry jadeante—. Sirius se ha ido montado en

Buckbeak...

Dumbledore les dirigió una amplia sonrisa.

—Bien hecho. Creo... —Escuchó atentamente por si se oía algo dentro de la enfermería—. Sí, creo que ya no estáis ahí dentro. Entrad. Os cerraré. Entraron en la enfermería. Estaba vacía, salvo por lo que se refería a Ron, que permanecía en la cama. Después de oir la cerradura, se metieron en sus camas. Hermione volvió a esconder el giratiempo debajo de la túnica. Un instante después, la señora Pomfrey volvió de su oficina con paso enérgico.

—¿Ya se ha ido el director? ¿Se me permitirá ahora ocuparme de mis pacientes?

Estaba de muy mal humor. Harry, Allison y Hermione pensaron que era mejor aceptar el chocolate en silencio. La señora Pomfrey se quedó allí delante para asegurarse de que se lo comían. Pero Allison apenas se lo podía tragar. Los tres animaban el oído, con los nervios alterados. Y entonces, mientras tomaban el cuarto trozo del chocolate de la señora Pomfrey, oyeron un rugido furioso, procedente de algún distante lugar por encima de la enfermería.

—¿Qué ha sido eso? —dijo alarmada la señora Pomfrey.

Oyeron voces de enfado, cada vez más fuertes. La señora Pomfrey no perdía de vista la puerta.

—¡Hay que ver! ¡Despertarán a todo el mundo! ¿Qué creen que hacen?

Harry intentaba oír lo que decían. Se aproximaban.

—Debe de haber desaparecido, Severus. Tendríamos que haber dejado a alguien con él en el despacho. Cuando esto se sepa...

—¡NO HA DESAPARECIDO! —bramó Snape, muy cerca de ellos—. ¡UNO NO PUEDE APARECER NI DESAPARECER EN ESTE CASTILLO! ¡Potter TIENE ALGO QUE VER CON ESTO!

—Sé razonable, Severus. Harry y Allison está encerrados.

¡PLAM!

La puerta de la enfermería se abrió de golpe. Fudge, Snape y Dumbledore entraron en la sala con paso enérgico. Sólo Dumbledore parecía tranquilo, incluso contento. Fudge estaba enfadado, pero Snape se hallaba fuera de sí.

—¡CONFIESA, POTTER! —vociferó—. ¿QUÉ ES LO QUE HAS HECHO?

—¡Profesor Snape! —chilló la señora Pomfrey—, ¡contrólese!

—Por favor, Snape, sé razonable —dijo Fudge—. Esta puerta estaba cerrada con llave. Acabamos de comprobarlo.

—¡LE AYUDARON A ESCAPAR, LO SÉ! —gritó Snape, señalando a Harry y a Hermione a Allison, como siempre, la ignoro. Tenía la cara contorsionada. Escupía saliva.

—¡Tranquilícese, hombre! —gritó Fudge—. ¡Está diciendo tonterías!

—¡NO CONOCE A POTTER! —gritó Snape—. ¡LO HIZO ÉL, SÉ QUE LO HIZO ÉL!

—Ya vale, Severus —dijo Dumbledore con voz tranquila—. Piensa lo que dices. Esta puerta ha permanecido cerrada con llave desde que abandoné la enfermería, hace diez minutos. Señora Pomfrey, ¿han abandonado estos alumnos sus camas?

—¡Por supuesto que no! —dijo ofendida la señora Pomfrey—. ¡He estado con ellos desde que usted salió!

—Ahí lo tienes, Severus —dijo Dumbledore con tranquilidad—. A menos que crea que Harry y Hermione son capaces de encontrarse en dos lugares al mismo tiempo, me temo que no encuentro motivo para seguir molestándolos.

Snape se quedó allí, enfadado, apartando la vista de Fudge, que parecía totalmente sorprendido por su comportamiento, y dirigiéndola a Dumbledore, cuyos ojos brillaban tras las gafas. Snape dio media vuelta (la tela de su túnica produjo un frufrú) y salió de la sala de la enfermería como un vendaval.

—Su colega parece perturbado —dijo Fudge, siguiéndolo con la vista—. Yo en su lugar; Dumbledore, tendría cuidado con él.

—No es nada serio —dijo Dumbledore con calma—, sólo que acaba de sufrir una gran decepción.

—¡No es el único! —repuso Fudge resoplando—. ¡El Profeta va a encontrarlo muy divertido! ¡Ya lo teníamos arrinconado y se nos ha escapado entre los dedos! Sólo faltaría que se enterasen también de la huida del hipogrifo, y seré el hazmerreír. Bueno, tendré que irme y dar cuenta de todo al Ministerio...

—¿Y los dementores? —le preguntó Dumbledore—. Espero que se vayan del colegio.

—Sí, tendrán que irse —dijo Fudge, pasándose una mano por el cabello—.

Nunca creí que intentaran darle el Beso a un niño inocente..., estaban totalmente fuera de control. Esta noche volverán a Azkaban. Tal vez deberíamos pensar en poner dragones en las entradas del colegio...

—Eso le encantaría a Hagrid —dijo Dumbledore, dirigiendo a Harry, a Allison y a

Hermione una rápida sonrisa. Cuando él y Fudge dejaron la enfermería, la señora Pomfrey corrió hacia la puerta y la volvió a cerrar con llave. Murmurando entre dientes, enfadada, volvió a su despacho. Se oyó un leve gemido al otro lado de la enfermería. Ron se acababa de despertar. Lo vieron sentarse, rascarse la cabeza y mirar a su alrededor.

—¿Qué ha pasado? —preguntó—. ¿Harry? ¿Qué hacemos aquí? ¿Dónde está Sirius? ¿Dónde está Lupin? ¿Qué ocurre? Harry y Hermione se miraron.

—Explícaselo tú Allison —dijo Harry, cogiendo un poco más de chocolate.

Cuando Harry; Allison; Ron y Hermione dejaron la enfermería al día siguiente a mediodía, encontraron el castillo casi desierto. El calor abrasador y el final de los exámenes invitaban a todo el mundo a aprovechar al máximo la última visita a Hogsmeade. Sin embargo, ni a Ron ni a Hermione les apetecía ir, así que pasearon con Harry y Allison por los terrenos del colegio, sin parar de hablar de los extraordinarios acontecimientos de la noche anterior y preguntándose dónde estarían en aquel momento Sirius y Buckbeak. Cuando se sentaron cerca del lago, viendo cómo sacaba los tentáculos del agua el calamar gigante, Harry perdió el hilo de la conversación mirando hacia la orilla opuesta. La noche anterior; los ciervos había n galopado hacia ellos desde allí.

Una sombra los cubrió. Al levantar la vista vieron a Hagrid, medio dormido, que se secaba la cara sudorosa con uno de sus enormes pañuelos y les sonreía.

—Ya sé que no debería alegrarme después de lo sucedido la pasada noche —dijo—. Me refiero a que Black se volviera a escapar y todo eso... Pero ¿a que no adivináis...?

—¿Qué? —dijeron, fingiendo curiosidad.

—Buckbeak. ¡Se escapó! ¡Está libre! ¡Lo estuve celebrando toda la noche!

—¡Eso es estupendo! —dijo Hermione, dirigiéndole una mirada severa a Ron, que parecía a punto de reírse.

—Sí, no lo atamos bien —explicó Hagrid, contemplando el campo satisfecho—. Esta mañana estaba preocupado, pensé que podía tropezarse por ahí con el profesor Lupin. Pero Lupin dice que anoche no comió nada.

—¿Cómo? —preguntó Harry.

—Caramba, ¿no lo has oído? —le preguntó Hagrid, borrando la sonrisa. Bajó la voz, aunque no había nadie cerca—. Snape se lo ha revelado esta mañana a todos los de Slytherin. Creía que a estas alturas ya lo sabría todo el mundo: el profesor Lupin es un hombre lobo. Y la noche pasada anduvo suelto por los terrenos del colegio. En estos momentos está haciendo las maletas, por supuesto.

—¿Que está haciendo las maletas? —preguntó Harry alarmado—. ¿Por qué?

—Porque se marcha —dijo Hagrid, sorprendido de que Harry lo preguntara—. Lo primero que hizo esta mañana fue presentar la dimisión. Dice que no puede arriesgarse a que vuelva a suceder.

Allison se levantó de un salto y salió corriendo en dirección hacia el castillo.

—Voy a verlo —dijo a Ron y a Hermione, saliendo detrás de Allison.

—Pero si ha dimitido...

—No creo que podamos hacer nada.

—No importa. De todas maneras, quiero verlo. Nos veremos aquí mismo más tarde.

Harry alcanzo a Allison y se dirigieron juntos a ver a Lupin. La puerta del despacho de Lupin estaba abierta. Ya había empaquetado la mayor parte de sus cosas. Junto al depósito vacío del grindylow, la maleta vieja y desvencijada se hallaba abierta y casi llena. Lupin se inclinaba sobre algo que había en la mesa y sólo levantó la vista cuando los hermanos Potter llamaron a la puerta.

—Los he visto venir —dijo Lupin sonriendo. Señaló el pergamino sobre el que estaba inclinado. Era el mapa del merodeador.

—Acabamos de estar con Hagrid —dijo Allison—. Me ha dicho que ha presentado usted la dimisión. No es cierto, ¿verdad?

—Me temo que sí —contestó Lupin. Comenzó a abrir los cajones de la mesa y a vaciar el contenido.

—¿Por qué? —preguntó Harry—. El Ministerio de Magia no lo creerá confabulado con Sirius, ¿verdad?

Lupin fue hacia la puerta y la cerró.

—No. El profesor Dumbledore se las ha arreglado para convencer a Fudge de que intenté salvaros la vida —suspiró—. Ha sido el colmo para Severus. Creo que ha sido muy duro para él perder la Orden de Merlín. Así que él... por casualidad... reveló esta mañana en el desayuno que soy un licántropo.

—¿Y se va sólo por eso? —preguntó Allison.

Lupin sonrió con ironía.

—Mañana a esta hora empezarán a llegar las lechuzas enviadas por los padres. No consentirán que un hombre lobo dé clase a sus hijos, chicos. Y después de lo de la última noche, creo que tienen razón. Pude haber mordido a cualquiera de vosotros... No debe repetirse.

—¡Es usted el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido nunca! dijo Allison—. ¡No se vaya!, ¡además, apenas me entere de que usted es mi padrino!... lo... lo siento, creo que esto debe de ser mucho para usted, no está obligado a aceptarme como ahijada...— Allison agacho la cabeza y un instante después sintió unos brazos que alrededor de ella.

— de que estas hablando, no podía estar más orgulloso de que fueras mi ahijada, es la mejor noticia que me han dado...— Lupin hizo una pequeña pausa y prosiguió— pero no puedo quedarme, no me perdonaría jamás si les hiciera daño— se sepro de Allison para ver sus ojos vidriosos .

— pe... pero—

—lo siento, pero es mejor para todos que yo me valla— dijo esto y siguió vaciando los cajones.

Luego, mientras Harry buscaba un argumento para convencerlo, Lupin añadió:

—Por lo que el director me ha contado esta mañana, la noche pasada salvaron muchas vidas. Si estoy orgulloso de algo es de todo lo que han aprendido. Háblenme de sus patronus.

—¿Cómo lo sabe? —preguntó Harry anonadado.

—¿Qué otra cosa podía haber puesto en fuga a los dementores?

Los chicos le contaron a Lupin lo que había ocurrido. Al terminar, Lupin volvía a sonreír:

—Sí, su padre se transformaba siempre en ciervo —confirmó—. Lo adivinaron. Por eso lo llamábamos Cornamenta. —Lupin puso los últimos libros en la maleta, cerró los cajones y se volvió para mirarlos —. Tomen, el traje la otra noche de la Casa de los Gritos —dijo, entregándole a los chicos la capa invisible—: Y... —titubeó y a continuación le entregó también el mapa del merodeador—. Ya no soy su profesor, así que no me siento culpable por devolverles esto. A mí ya no me sirve. Y me atrevo a creer que ustedes, Ron y Hermione le encontraréis utilidad.

Allison tomo el mapa y sonrió.

—Usted nos dijo que Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta nos habrían tentado para que saliéramos del colegio..., que lo habrían encontrado divertido.

—Sí, lo habríamos hecho —confirmó Lupin, cerrando la maleta—. No dudo que a James le habría decepcionado que sus hijos no hubieran encontrado ninguno de los pasadizos secretos para salir del castillo.

Alguien llamó a la puerta. Allison se guardó rápidamente en el bolsillo el mapa del merodeador y Harry la capa invisible.

Era el profesor Dumbledore. No se sorprendió al ver a los hermanos.

—Tu coche está en la puerta, Remus —anunció.

—Gracias, director.

Lupin cogió su vieja maleta y el depósito vacío del grindylow.

—Bien. Adiós, chicos —dijo sonriendo—. Ha sido un verdadero placer ser su profesor. Estoy seguro de que nos volveremos a encontrar en otra ocasión. Señor director; no hay necesidad de que me acompañe hasta la puerta. Puedo ir solo.

Harry tuvo la impresión de que Lupin quería marcharse lo más rápidamente posible. Allison solo pudo salir corriendo y abrazar a Lupin, este le respondió con un beso en la frente.

— De verdad... eres igual a Lily, no te preocupes, esto no es un adiós, nos mantendremos, en contacto, puedes escribirme cuando quieras, ¿esta bien?— Allison le dedico una gran sonrisa

—esta bien—

—Adiós entonces, Remus —dijo Dumbledore escuetamente. Lupin apartó ligeramente el depósito del grindylow para estrecharle la mano a Dumbledore.

Luego, con un último movimiento de cabeza dirigido a Harry y Allison y una rápida sonrisa, salió del despacho.

Harry se sentó en su silla vacía, mirando al suelo con tristeza y Allison se quedó parada mirando con tristeza la puerta por donde había salido Lupin.

—¿Por qué estás tan triste, chicos? —Les preguntó en voz baja Dumbledore—. Tendrían que sentirte muy orgulloso de ustedes mismos después de lo ocurrido anoche.

—No sirvió de nada —repuso Allison con amargura y Harry solo asintió con la cabeza para terminar la oración.

—. Pettigrew se escapó.

—¿Que no sirvió de nada? —dijo Dumbledore en voz baja—. Sirvió de mucho. Ayudaron a descubrir la verdad. Salvaron a un hombre inocente de un destino terrible.

«Terrible.» Allison recordó algo. «Más grande y más terrible que nunca.» ¡La predicción de la profesora Trelawney!

—Profesor Dumbledore: ayer; en mi examen de Adivinación, la profesora

Trelawney se puso muy rara.

—¿De verdad? —Preguntó Dumbledore—. ¿Quieres decir más rara de lo habitual?

—Sí... Habló con una voz profunda, poniendo los ojos en blanco. Y dijo que el vasallo de Voldemort partiría para reunirse con su amo antes de la medianoche. Dijo que el vasallo lo ayudaría a recuperar el poder. —Allison miró a Dumbledore—. Y luego volvió a la normalidad y no recordaba nada de lo que había dicho. ¿Sería una auténtica profecía?

Dumbledore parecía impresionado.

—Pienso que podría serlo —dijo pensativo—. ¿Quién lo habría pensado? Esto eleva a dos el total de sus profecías auténticas. Tendría que subirle el sueldo...

—Pero... —Harry lo miró aterrorizado: ¿cómo podía tomárselo Dumbledore con tanta calma?—, ¡pero yo impedí que Sirius y Lupin mataran a Pettigrew! Esto me convierte en culpable de un posible regreso de Voldemort.

—En absoluto —respondió Dumbledore tranquilamente—. ¿No te ha enseñado nada tu experiencia con el giratiempo, Harry? Las consecuencias de nuestras acciones son siempre tan complicadas, tan diversas, que predecir el futuro es realmente muy difícil. La profesora Trelawney, Dios la bendiga, es una prueba de ello. Hiciste algo muy noble al salvarle la vida a Pettigrew.

—¡Pero si ayuda a Voldemort a recuperar su poder...!

—Pettigrew te debe la vida. Has enviado a Voldemort un lugarteniente que está en deuda contigo. Cuando un mago le salva la vida a otro, se crea un vínculo entre ellos. Y si no me equivoco, no creo que Voldemort quiera que su vasallo esté en deuda con Harry Potter.

—No quiero tener ningún vínculo con Pettigrew —dijo Harry—. Traicionó a nuestros padres.

—Esto es lo más profundo e insondable de la magia, Harry. Pero confía en mí. Llegará el momento en que te alegres de haberle salvado la vida a

Pettigrew.

Harry no podía imaginar cuándo sería. Dumbledore parecía saber lo que pensaba Harry.

—Traté mucho a su padre, tanto en Hogwarts como más tarde —dijo dulcemente—. Él también habría salvado a Pettigrew, estoy seguro.

Harry lo miró y miro a su hermana, sabiendo lo que estaban pensando ambos se dirijieron a Dumbledore —Anoche...— comenzó a contar Allison— pensamos que eran nuestros padres los que había hecho aparecer nuestros patronus.

—Es decir... — prosiguió Harry con el relato— cuando nos vimos a nosotros mismos al otro lado del lago, pensamos que eran ellos.

—Un error fácil de cometer —dijo Dumbledore—. Supongo que estarás harto de oírlo, pero te pareces extraordinariamente a James. Menos en los ojos: tienes los de tu madre, bueno y ni hablar de ti Allison, eres completamente idéntica a Lily, combinada con la rebeldía y el carácter de James.

Allsion le dedico una media sonrisa y Harry sacudió la cabeza.

—Fue una idiotez pensar que eran ellos—murmuró—. Quiero decir... ya sé que están muertos.

—¿Piensas que los muertos a los que hemos querido nos abandonan del todo? ¿No crees que los recordamos especialmente en los mayores apuros?

Tus padres viven en ustedes, y se manifiesta más claramente cuando los necesitan.

¿De qué otra forma podrías haber creado ese patronus tan especial?

Cornamenta y Lily volvieron a galopar anoche. —Harry tardó un rato en comprender lo que Dumbledore acababa de decirle—. Sirius me contó anoche cómo se convertían en animagos añadió Dumbledore sonriendo—. Una hazaña extraordinaria... y aún más extraordinario fue que yo no me enterara. Y entonces recordé la muy insólita forma que adoptó tu patronus cuando embistió al señor Malfoy en el partido contra Ravenclaw. Así que anoche vieron realmente a sus padres... Lo encontraron dentro de ustedes mismos.

— ¿Pero qué tiene que ver mi patronus en esto?—comento Allison

— Los patronus de James y Lily se complementaban, ambos eran ciervos, y supongo que como el patronus de Harry era un ciervo, el tuyo lo complementa ¿no?— Dumbledore abandonó el despacho dejando a Harry y Allison con sus confusos pensamientos. Nadie en Hogwarts conocía la verdad de lo ocurrido la noche en que desaparecieron Buckbeak, Sirius y Pettigrew, salvo Harry; Allison, Ron, Hermione y el profesor Dumbledore. Al final del curso, Harry oyó muchas teorías acerca de lo que había sucedido, pero ninguna se acercaba a la verdad.

Malfoy estaba furioso por lo de Buckbeak. Estaba convencido de que Hagrid había hallado la manera de esconder el hipogrifo, y parecía ofendido porque el guardabosque hubiera sido más listo que su padre y él. Percy Weasley, mientras tanto, tenía mucho que decir sobre la huida de Sirius.

—¡Si logro entrar en el Ministerio, tendré muchas propuestas para hacer cumplir la ley mágica! —dijo a la única persona que lo escuchaba, su novia Penelope.

Aunque el tiempo era perfecto, aunque el ambiente era tan alegre, aunque sabía que había logrado casi lo imposible al liberar a Sirius, Harry nunca había estado tan triste al final de un curso.

Ciertamente, no era el único al que le apenaba la partida del profesor Lupin. Todo el grupo que acudía con Harry a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras lamentaba su dimisión y Allison no se encontraba mejor que Harry, de todos a ella era la que más le había afectado la partida de Lupin.

—Me pregunto a quién nos pondrán el próximo curso —dijo Seamus Finnigan con melancolía.

—Tal vez a un vampiro —sugirió Dean Thomas con ilusión.

Lo que le pesaba a ambos no era sólo la partida de Lupin. No podían dejar de pensar en la predicción de la profesora Trelawney. Se preguntaban continuamente dónde estaría Pettigrew, si estaría escondido o si habría llegado ya junto a Voldemort. Pero lo que más los deprimía era la perspectiva de volver con los Dursley. Durante media hora, una gloriosa media hora, habían creído que vivirían en adelante con Sirius, el mejor amigo de sus padres. Era lo mejor que podían imaginar, exceptuando la posibilidad de tener allí otra vez a sus padres. Y aunque era una buena noticia no tener noticias de Sirius, porque significaba que no lo habían encontrado, ambos no podían dejar de entristecerse al pensar en el hogar que habrían podido tener y en el hecho de que lo había perdido.

Los resultados de los exámenes salieron el último día del curso. Harry, Allison, Ron y Hermione habían aprobado todas las asignaturas. Harry estaba asombrado de que le hubieran aprobado Pociones. Sospechaba que Dumbledore había intervenido para impedir que Snape lo suspendiera injustamente. El comportamiento de Snape con Harry durante toda la última semana había sido alarmante. Harry nunca habría creído que la manía que le tenía Snape pudiera aumentar; pero así fue. A Snape se le movía un músculo en la comisura de la boca cada vez que veía a Harry, y se le crispaban los dedos como si deseara cerrarlos alrededor del cuello de Harry, como siempre ignoro a Allison y casi se podía decir que la trato igual que a una pared, no la miraba ni le dirigía la palabra.

Percy obtuvo las más altas calificaciones en ÉXTASIS. Fred y George consiguieron varios TIMOS cada uno. Mientras tanto, la casa de Gryffindor; en gran medida gracias a su espectacular actuación en la copa de quidditch, había ganado la Copa de las Casas por tercer año consecutivo. Por eso la fiesta de final de curso tuvo lugar en medio de ornamentos rojos y dorados, y la mesa de Gryffindor fue la más ruidosa de todas, ya que todo el mundo lo estaba celebrando. Incluso los hermanos, comiendo, bebiendo, hablando y riendo con sus compañeros, consiguieron olvidar que al día siguiente volvería a casa de los

Dursley.

· · ·

Cuando a la mañana siguiente el expreso de Hogwarts salió de la estación,

Hermione dio a Ron, Allison y a Harry una sorprendente noticia:

—Esta mañana, antes del desayuno, he ido a ver a la profesora McGonagall. He decidido dejar los Estudios Muggles.

—¡Pero aprobaste el examen con el 320 por ciento de eficacia! —Lo sé —suspiró Hermione—. Pero no puedo soportar otro año como éste. El giratiempo me estaba volviendo loca. Lo he devuelto. Sin los Estudios

Muggles y sin Adivinación, volveré a tener un horario normal.

—¿pero que hay de nuestras tutorías, acaso ya no serás mi tutora?—comento Allison con un poco de tristeza

—¡claro que sí!, sin esas dos asignaturas tendre bastante tiempo para ser tu tutora—

—Todavía no puedo creer que no nos dijeras nada —dijo Ron resentido—. Se supone que somos tus amigos.

—Prometí que no se lo contaría a nadie, exepto a Allison, porque ella lo usaba conmigo —dijo gravemente. Se volvió para observar a Harry, que veía cómo desaparecía Hogwarts detrás de una montaña. Pasarían dos meses enteros antes de volverlo a ver—. Alégrate,

Harry, al menos no estarás solo —dijo Hermione mirando a Allison.

—si, tienes razón, me alegro mucho de tenerte, al menos no estaré solo estas vacaciones—repuso Harry de inmediato y Allison le dio un gran abrazo.

—Sí, yo también he estado pensando en ellas —dijo Ron—. Chicos, tienen que venir a pasar unos días con nosotros. Lo comentaré con mis padres y los llamaré. Ya sé cómo utilizar el felétono.

—El teléfono, Ron —le corrigió Hermione—. La verdad, deberías coger

Estudios Muggles el próximo curso...

Ron no le hizo caso.

—¡Este verano son los Mundiales de quidditch! ¿Qué dicen a eso?

Vengan y quédense con nosotros. Iremos a verlos. Mi padre normalmente consigue entradas en el trabajo.

La proposición alegró mucho a Harry.

—Sí... Apuesto a que los Dursley estarán encantados de dejarnos ir...

Especialmente después de lo que le hicimos a tía Marge...— ambos hermanos soltaron una carcajada al acordarse.

Mucho más contentos, los hermanos jugaron con Ron y Hermione varias manos de snap explosivo, y cuando llegó la bruja con el carrito del té, compraron un montón de cosas de comer; Harry no comió nada que tuviera chocolate, pero Allison por otro lado, se podía decir que se había vuelto adicta a él.

Pero fue a media tarde cuando apareció lo que los puso de verdad contento...

—chicos —dijo Hermione de repente, mirando por encima del hombro de ellos—, ¿qué es eso de ahí fuera? Ambos se volvieron a mirar. Algo muy pequeño y gris aparecía y desaparecía al otro lado del cristal. Allison se levantó para ver mejor y distinguió una pequeña lechuza que llevaba una carta demasiado grande para ella. La lechuza era tan pequeña que iba por el aire dando tumbos a causa del viento que levantaba el tren. Allison bajó la ventanilla rápidamente, alargó el brazo y la cogió. Parecía una snitch cubierta de plumas. La introdujo en el vagón con mucho cuidado. La lechuza dejó caer la carta sobre el asiento de Harry y comenzó a zumbar por el compartimento, contenta de haber cumplido su misión. Hedwig dio un picotazo al aire con digna actitud de censura. Crookshanks se incorporó en el asiento, persiguiendo con sus grandes ojos amarillos a la lechuza. Al notarlo, Ron la cogió para protegerla.

Los hermanos recogieron la carta. Iba dirigida a ellos. La abrieron y gritaron:

—¡Es de Sirius!

—¿Qué? —exclamaron Ron y Hermione, emocionados—. ¡Léanla en voz alta!

Queridos Harry y Allison:

Espero que reciban esta carta antes de llegar a casa de sus tíos. No sé si ellos están habituados al correo por lechuza. Buckbeak y yo estamos escondidos. No les diré dónde por si ésta cae en malas manos. Tengo dudas acerca de la fiabilidad de la lechuza, pero es la mejor que pude hallar, y parecía deseosa de cometer esta misión.

Creo que los dementores siguen buscándome, pero no podrán encontrarme. Estoy pensando en dejarme ver por algún muggle a mucha distancia de Hogwarts, para que relajen la vigilancia en el castillo. Hay algo que no llegué a contarles durante nuestro breve encuentro: fui yo quien les envió la Saeta de Fuego.

—¡Ja! —exclamó Hermione, triunfante—. ¿Lo veis? ¡Os dije que era de él!

—Sí, pero él no la había encantado, ¿verdad? —Observó Ron—. ¡Ay! La pequeña lechuza, que daba grititos de alegría en su mano, le había picado en un dedo de manera al parecer afectuosa.

Crookshanks llevó el envío a la oficina de correos. Utilicé sus nombres, pero les dije que cogieran el oro de la cámara de Gringotts número 711, la mía. Por favor, considérenlo como el regalo que mereces que te haga tu padrino por cumplir trece años y como regalo para Allison, por la alegría que me de que este viva. También me gustaría disculparme por el susto que creo que les di aquella noche del año pasado cuando abandonaron la casa de sus tíos.

Sólo quería verlos antes de comenzar mi viaje hacia el norte. Pero creo que se alarmaron al verme.

Les envío en la carta algo que espero que les haga disfrutar más el próximo curso en Hogwarts.

Si alguna vez me necesitan, comunícamelo. Sus lechuzas me encontrarán.

Volveré a escribirles pronto.

Sirius

Ambos miraron impaciente dentro del sobre. Había otro pergamino. Lo leyeron rápidamente, y se sintieron tan contentos y reconfortados como si se hubieran tomado de un trago una botella de cerveza de mantequilla.

Yo, Sirius Black, legitimo tutor de Allison y Harry Potter, autorizo por la presente a ambos a visitar Hogsmeade los fines de semana.

—Esto le bastará a Dumbledore —dijeron ambos contentos. Volvió a mirar la carta de Sirius—. ¡Un momento! ¡Hay una posdata...!

He pensado que a su amigo Ron tal vez le guste esta lechuza, ya que por mi culpa se ha quedado sin rata.

Ron abrió los ojos de par en par. La pequeña lechuza seguía gimiendo de emoción.

—¿Quedármela? —preguntó dubitativo. La miró muy de cerca durante un momento, y luego, para sorpresa de Harry y Hermione, se la acercó a

Crookshanks para que la olfatease.

—¿Qué te parece? —Preguntó Ron al gato—. ¿Es una lechuza de verdad?

Crookshanks ronroneó.

—Es suficiente —dijo Ron contento—. Me la quedo.

Los hermanos leyeron y releyeron la carta de Sirius durante todo el trayecto hasta la estación de King's Cross. Harry todavía la apretaba en la mano cuando él, su hermana Ron y Hermione atravesaron la barrera del andén nueve y tres cuartos. Harry localizó enseguida a tío Vernon. Estaba de pie, a buena distancia de los padres de Ron, mirándolo con recelo. Y cuando la señora Weasley abrazó a los mellizos, confirmó sus peores suposiciones sobre ellos.

—¡los llamaré por los Mundiales! —gritó Ron a ambos, al despedirse de ellos. Luego volvieron hacia tío Vernon. Su tío los saludó de la manera habitual.

—¿Qué es eso? —Gruñó, mirando el sobre que Harry apretaba en la mano—. Si es otro impreso para que lo firme, ya tienes otra...

—No lo es —dijo Allison con alegría—. Es una carta del padrino de Harry, el cual también es mi tío, claro que no de sangre, pero yo lo considero como mi tío.

—¿Padrino, tio? —farfulló tío Vernon—. Tú no tienes padrino y tú no tienes tíos.

—Sí lo tengo —dijo Harry de inmediato—. Era el mejor amigo de mis padres, al igual que el padrino de Allison, que también era amigo de mis padres. Está condenado por asesinato y el otro es un hombre lobo, pero mi padrino se ha escapado de la prisión de los brujos y ahora se halla escondido.

— Sin embargo, Les gusta mantener el contacto con nosotros...— continúo Allison— Estar al corriente de nuestras cosas... Comprobar que somos felices...

Y sonriendo ampliamente al ver la expresión de terror que se había

dibujado en el rostro de tío Vernon, ambos se dirigieron a la salida de la estación con una amplia sonrisa, porque Harry después de todo ya no estaba solo y nunca más estaría solo, tenía un padrino y a la mejor hermana del mundo y estaba seguro, que ella haría que ese verano, fuera mucho mejor que el anterior.

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ay jebus, vamo a llorar, no puedo creer que ya hace un año que comencé la historia, no creí que la iba a terminar, la verdad la comencé como un hobby de verano, pero de verdad muchas gracias a todos los que leyeron y comentaron, los amo mucho, muchas gracias por su apoyo, con respecto a los one shots, decidí no hacerlos, los haré junto con el siguiente libro, los amooooo mucho, me despido, hasta el próximo libro...

_Kira.K_

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