Warning Signs

By callieveee

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Willow aparece en un lugar extraño, de ensueño. No sabe dónde está ni cómo ha llegado ahí. Sus decisiones son... More

Introducción
Capítulo 1: Aquí
Capítulo 2: Alguien
Capítulo 3: Monstruo
Capítulo 4: Bianca
Capítulo 5: Oscuridad
I'm sorry
Capítulo 6: Mapas
Capítulo 7: ¿Arrepentimientos?
Capítulo 9
Capítulo 10: Vida
Anuncio
Capítulo 11: Muerte
Capítulo 12: Locura
Capítulo 13: Gritos
Capítulo 14: Sueño

Capítulo 8 : Traidor

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By callieveee


Mi corazón no deja de latir a una velocidad que ni yo sabía que podía alcanzar. Miro a Killian sin saber qué hacer, esperando a que él me diga que es un inocente niño el que está detrás de esa puerta. Vuelven a tocar y esta vez sí que nos levantamos de un salto poniéndonos la ropa que antes habíamos tirado al suelo.

-¡Ya voy! -dice Killian.

Me indica con la mirada que me meta en el armario. Niego con la cabeza tan rápido que pienso que me va a salir volando. Killian me frunce el ceño y señala al armario mientras que se pone un zapato. Le digo con la mirada que me las va a pagar por hacerme esto. Me meto entre sus ropas con olor a bosque, y dejo una pequeña rendija para no morirme asfixiada.

-¿Sí? -pregunta Killian.

La respuesta no llega, solo oigo la fuerte entrada de la persona.

-¿Dónde está mi flauta? -grita Christopher.

Reprimo un chillido. Si llega a enterarse de que estoy con su hermano a solas, no habría hecho otra cosa que castigarme. Y mucho más hará si se entera de que soy yo la que le he robado la flauta.

-No sé de qué me hablas. Si no te importa ya puedes marcharte -dice ansiado Killian.

-Fuiste tú el primero que quiso robármela, así que perdona si dudo de que la tengas. -contesta Christopher.

-Esta vez no he sido yo, he estado toda la noche aquí, no he salido para nada.

Suspiro recordando en lo que casi acabamos de hacer en esta "aburrida" noche.

-Que sepas que te tengo siempre en el punto de mira, no pienses ni por un segundo que no te estoy vigilando -dice Christopher.

Termina sus palabras con un fuerte portazo. Vuelvo a suspirar de alivio, pensando en lo último que ha dicho. Apenas me atrevo a salir, con miedo a que esté observándonos de alguna manera. Miro con temor a Killian cuando salgo del armario.

-¿Qué pasa? -pregunta.

-Nada... Solo que puede que yo tenga la flauta que busca. -digo sonriendo, para que parezca menos el choque.

-¿Que qué? -grita Killian.

Recorro los pocos metros que nos separan y como hizo él antes, le tapo la boca antes de que le dé un ataque. No sé qué tiene esa flauta de especial, pero por eso la cogí en cuanto pude. Parece que todos se ponen nerviosos en cuanto oyen hablar sobre eso.

-Cálmate, por favor. La cogí el día que llegó Bianca. La vi ahí tirada en la mesa de Christopher y no pude hacer otra cosa que llevármela. -veo que va a abrir la boca para regañarme probablemente. -Pero no te enfades conmigo, todos estáis obsesionados con esa flauta y necesitaba saber qué pasaba con ella.

-No hace falta que te disculpes, de verdad. Lo que has hecho nadie lo ha conseguido jamás sin ser pillado. -dice apartando mi mano de su boca.

-Sin ir más lejos, tú mismo.

-Exacto. -dice Killian.

Me parece que deja un instante más de lo debido sus ojos sobre los míos. No siente nada más que deseo, solo eso. Nada más que eso.

-Killian...

-No. Déjame a mí -me interrumpe. -. Willow, no quiero que lo que ha pasado arruine todo esto.

-¿Y qué es todo esto? Porque ni yo lo sé. Estamos haciendo el imbécil.

-Por supuesto que no -dice mientras que agarra una de mis manos -. Esto no es simple atracción física, y lo sabes.

Sí lo sé, pero no lo que él cree. Me da tanto miedo decírselo que no lo hago.

-Tengo que irme. -le digo.

No le miro a la cara. Demasiadas emociones en una sola noche. Casi cometo el peor error de mi vida y asimilo que mi vida corre peligro si Christopher descubre que yo he robado su flauta.

-Willow...

-De verdad, tengo que irme. -sigo sin mirarlo a la cara. -Mañana hablamos.

Abro la puerta y salgo al frío helado de la noche.

*************************************************

Al día siguiente lo que menos me apetece hacer es salir de la cama, pero no me queda otra.

Por no lavarme apenas el pelo en el tiempo en el que he estado aquí, está seco y mugroso. Lo dejo suelto, planeando en cortármelo por encima de los hombros, o más corto. Realmente en esta isla da igual querer cuidármelo, porque no hay champú que valga.

Me dirijo a la cabaña de Killian con miedo a que hablemos sobre lo de ayer. Si por mí fuera lo borraría de mi mente.
Después de llamar a su puerta, contesta.

-¿Sí?

-Soy yo.

-Pasa.

Mantengo la respiración al reconocer la voz de Bianca. Abro y me encuentro a los dos sentados y mirándome. Un sudor frío me recorre el cuerpo. Actúo normal y me acerco a ellos. Es Killian el que rompe el incómodo silencio.

-Willow, ya le he contado a Bianca lo de la flauta, ¿vale? Así que antes de que vinieras hemos trazado un plan que no puede salir mal. Christopher al fin pagará por todo lo que le ha hecho a los niños.

Me mira fijamente mientras habla. Sé que no le ha dicho ni le va a decir nada a Bianca. Más que nada porque estropearía su propia relación y no creo que él quiera eso.

En la siguiente hora me explican paso a paso los movimientos que tendrán. Prácticamente me han metido en el lío, porque desde luego que yo no lo he pedido. Aún así, me parece que Christopher ya ha hecho suficiente como para que cause más daño con la flauta, con su magia e incluso con su simple presencia. Por eso me incluyo al plan y ayudo a retocar los últimos preparativos para esta noche. Lo extraño es que Christopher no haya reparado en que ninguno de los tres ha aparecido en todo el día.

La noche se prepara para ser recordada por todos los niños en el campamento. No solo pretendemos encerrar a Christopher, sino hacer justicia y castigarlo sin piedad. Algunos de los niños están al corriente, los más mayores que apoyan nuestra causa. Con el arma más importante del líder, que aún sigo sin saber qué tiene de especial, estamos dispuestos a derrocarlo.

El día pasa con planificaciones y al final llega la noche. Me meto en la cama y espero a que Killian venga a avisarme.

Me despiertan moviendo mi brazo con insistencia. Parece que me he dormido. Tengo a Killian a poco centímetros de mi cara. Lo aparto sin mucha brusquedad y me levanto.

-¿Preparada? -pregunta.

Lo miro mientras que me pongo una capa negra, igual que la que Killian y todos los niños llevarán esta noche.

-Por supuesto.

Nos encaminamos a la cabaña de Christopher con su flauta bien agarrada. Killian abre la puerta lentamente para encontrarse a su hermano dormido. Pensándolo bien, ellos dos no son tan diferentes como parece.

Entramos a la cabaña y empiezo a tocar la flauta. Aprendí a tocar la flauta en Primaria, y prácticamente, aunque ésta es de pan, las notas son iguales. Toco lo primero que se me ocurre, una de esas canciones que se aprenden el primer día de clase. Es lo más cutre que he hecho, pero Killian dijo que no importa lo que toque, sólo tiene que provenir de la flauta de pan.

Cuando Christopher se ha dormido completamente y nos aseguramos de que no va a despertar, Killian lleva sus dedos a la boca y silba. Dos niños entran y nos ayudan a coger el cuerpo y a acarrearlo hasta el lugar secreto dentro del bosque. Resulta que hay celdas, así que ahí meteremos a Christopher.

-No sé si esto va a salir bien... -le susurro a Killian.

-Por supuesto que sí, confía en mí.

Sólo quería empezar una conversación para soltar lo siguiente:

-¿No le habrás dicho nada a Bianca, verdad?

Su cara muestra asombro, pero termina negando con la cabeza.

-Ya sabes lo que siento por ti.

-No puedes hacerle esto. -susurro.

-Y tú no puedes hacerme esto a mí.

-Killian, tienes que entenderlo. No va a funcionar. Además, ni siquiera sabes lo que yo siento.

-Sí que lo sé. -responde. -Por Dios, Willow, ayer casi nos acostamos.

Los otros dos niños que nos acompañan llevando el cuerpo comparten una mirada y una sonrisa.

-No es momento para hablar de esto. -le digo.

-Pues has sido tú la que ha sacado el tema. -rebate.

No le vuelvo a dirigir la palabra en lo que queda de trayecto. Cuando llegamos y entramos por la puerta central metalizada, recorremos el pasillo hasta llegar a una escalera que conduce a los calabozos. Metemos en uno de ellos a Christopher, todavía dormido, pensando en que en cualquier momento puede despertar y soltar improperios por la boca.

En el momento en el que Bianca entra, Killian va directo a su boca, que empieza a besar apasionadamente. Alguna especie de celos me recorre el cuerpo, dándome sudores fríos. Killian me mira contra la boca de Bianca. Me está poniendo nerviosa.

El momento se apaga en cuanto Christopher grita:

-¡FUERA, LARGO!

Los niños equipados con espadas le apuntan. Uno de ellos tiene un arco y una flecha dirigida a su cabeza. Sabíamos que esto iba a pasar. Los efectos de la flauta de pan son muy impredecibles, pero uno de ellos y el más común, es no tener constancia de las acciones que hace uno mismo en una hora.

-¡QUE OS MARCHÉIS, LARGO! -escupe contra nosotros.

-¡Cálmate! -le dice Killian.

-¡¿QUE ME CALME?! TÚ ERES EL CULPABLE. CULPABLE DE TODO.

-¿De qué estás hablando? -responde Killian con serenidad.

Sus ojos están rojos, parece un demente psicópata. Me da auténtico temor verlo en este estado. ¿Me ocurrió lo mismo a mí cuando él me durmió con la flauta? No quiero ni pensarlo. De repente Christopher parece reparar en mi presencia.

-¡NO CONFÍES EN NADIE! -chilla con desesperación.

Parece real todo lo que dice, pero sé que solo son efectos colaterales.

-Vámonos. -dice Killian cogiéndome del brazo con impaciencia.

-¡HUYE, WILLOW! -me grita Christopher.

Sin embargo, no puedo moverme. Estoy como hipnotizada. Algo de verdad tiene que haber en sus palabras.

Agarra los barrotes gruesos de la celda y mete la cabeza entre ellos. Los niños con espadas se acercan un poco más a él.

-¡Vámonos! -repite Killian.

-¡CORRE, WILLOW, KILLIAN NO ES LO QUE CREES!

Miro con inseguridad al chico de pelo claro que me agarra del brazo. Pienso en las cosas por las que tendría que desconfiar de él, si lo que Christopher dice es cierto.

-No puedes ir en serio pensando que lo que dice este loco es verdad. -dice Killian.

Corro hacia las escaleras en cuanto Christopher grita:

-¡SON ELLOS! ¡KILLIAN TE HA ENVIADO A ESTE INFIERNO!

_______________________________________________

Feliz año nuevo!! Bueno... al menos aquí en España ya es un poco tarde... Pero yo siempre llego tarde.

Bufff. Se está volviendo mucho más oscuro, lo sé. Van a pasar muchas cosas, estad atentos.

¡Comenta lo que crees que pasará!

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