Crazy ➸Steve Rogers (PAUSADA)

By -MarvelWow

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Ellionor Andreotti era más que una mutante renegada, una ladrona o una asesina. Ella era una persona capas de... More

⭐T r á i l er★
Prólogo
1|I used to be normal.
⭐Everybody's Fool⭐
2|God! I hate this fucking song!
⭐Sleepwalking⭐
3|I recommend you shut the fuck up.
⭐ My Happy Ending ⭐
4| Natasha.
⭐ Bring Me To Life ⭐
5| Weird.
⭐A beautiful lie⭐
6| While you weren't sleeping.
⭐Sweet Sacrifice⭐
7| Sokovia.
⭐ My Sacrifice ⭐
8|My World so cold
⭐Ignorance⭐
9|The sky is a hazy shade of winter
⭐The End ⭐
10|Exit
⭐Midnight Sky⭐
11|I'm burning like a fire.
⭐Mistakes⭐
|12| Appears
⭐Teardrops⭐
|13|Dare Devil
⭐The Monster⭐
⭐Crazy⭐
|15|Are you here.
F i l e s
⭐Wait a minute!⭐
|16| Tension.
⭐Good 4 u⭐
|17| Ja...
⭐Angels Like You⭐
|18| Bang!
⭐Cutthroat⭐
|19| Can we have a little conversation?
⭐ Break My Heart Myself⭐
|20| Shut up
⭐ Fleabag⭐
21|Fuck Off.

|14| Here.

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CAPÍTULO 14

"Piensan que estoy loca"

Lo primero que sintió al recuperar la conciencia, fue un agudo dolor de cabeza. Su cuerpo se sentía entumecido así que fueron algunos segundos los que necesito para poder removerse sobre la superficie mullida que sentía bajo su espalda. Los ojos le pesaban y por alguna razón que desconocía no recordaba en ningún momento haberlos cerrado más de lo debido en medio del enfrentamiento con Ultrón.

Ultrón.

El nombre hizo clip en su cabeza de inmediato, por lo que abrió los párpados con rapidez sentándose en un rápido y brusco movimiento que provoco que su vista borrosa le mareara.

Se ahorro una mueca de dolor y alzó la mirada para comprobar en que sitio se encontraba, cosa que solo provocó que se echara para atrás producto de la repentina vista de alguien cerca suyo. Tanto que pudo sentir su respiración en su cara.

Steve se sintió desconcertado, ido en su mayoría.

Frente a él estaba nada más ni nada menos que Ellionor, y a su alrededor un ambiente totalmente desconocido. No faltó mucho para que pegará un salto fuera de, lo que ahora sabía era una cama, a la vez que se las ingenio para empujar aún lado a la mujer poniendo distancia entre ellos. Adoptando una postura defensiva ante la nueva escena que se le hacía presente delante.

La rubia, quien había rebotado en la esquina del colchón para luego ir a dar al suelo, se quitó el cabello de la cara de un manotazo y le lanzó una mala mirada. El empujón repentino le había sorprendido, ni siquiera se lo había esperado de parte del hombre. Claro, ignoró que cualquier persona lúcida hubiera, en primer lugar, respetado el espacio para respirar ajeno. Pero ella no era ni lúcida ni nada apegada a respetar el respeto del espacio personal ajeno.

—Que brusquedad. No te iba a robar la virginidad o algo así — bufó y apoyo los codos sobre el colchón —Dramatico. Comprobaba que tal estabas... En todo caso tú te me acercaste mucho primero, nada de que quejarme al respecto por cierto.

Steve frunció el ceño, más paso el comentario por alto solo para priorizar su actual situación. Al parecer ya no estaba dentro de aquel barco, y de paso era bastante alarmante que lo primero que viera al despertar era a la persona que le había dejado pegado a una pared después de repartir golpes entre sus compañeros y luego saltar de un edificio de demasiados pisos como para contar con los dedos de las manos. A solo unos minutos de haber despertado de su inconsciencia, ya sabía que su situación no era para nada buena.

Esperaba no haber sido secuestrado por la mujer delante de él.

—¿Dónde... estamos? — preguntó, y echo una veloz mirada a su alrededor para terminar encontrándose con algo que le hizo fruncir las cejas.

Era una amplia habitación, tan amplia que tenía un juego de sofás a unos metros de la cama. El dorado y los colores tierra dominaban casi todo, era elegante al más estilo clásico francés. El más costoso y ostentoso de ellos.

Con los ojos entrecerrados en sospecha hacia ella, pensando en cualquier escenario alejado de su gusto, apretó en un puño su mano derecha mientras sus hombros aumentaban su tensión. Miro a la mujer que ahora le observaba desde el suelo con los codos apoyados sobre el colchón mirándole con atención. Como si la situación no rozará, o atravesará completamente, la línea de lo anormal. Una pregunta vino de repente a él, la cuál le dió casi terror de preguntar.

Con su rostro inmerso en un expresión algo altiva a la vez que desconfiada. Miró con atención a la rubia —¿Dónde están mis compañeros?

Ellionor apoyo una mano en su mejilla y lo miró con aburrimiento, sin ánimos de levantarse del suelo.

—En el sótano — respondió con voz monótona y rostro aburrido —Siendo torturados.

Al ver cómo de apoco la cara de Steve adquiría una expresión poco favorecedora para sus atractivas facciones, frunció las cejas y volvió a hablar usando el mismo tono. —Es broma, debiste ver tu cara... En fin. — alzó y bajo los hombros —Quien sabe... Quizás yo, quizás ellos — frunció los labios alzando una ceja en su dirección —Aunque tú no.

—¿A dónde me has traído, Ellionor? — el descontento en su tono de voz hizo a la rubia suspirar. Aquel tono fuerte y demandante del Capitán América más que causarle inquietud le hizo recordar a un tierno cachorrito ladrandole a su dueño.

Era la reina de las comparaciones jodidas. 

Suspiró nuevamente negando con la cabeza —Todo a su tiempo, démosle drama a esta cosa. Si comes rápido te vas a atragantar, es... — pausó confundida con sus propias palabras —Una expresión que no tiene nada que ver. Meh, debería concentrarme más  — se murmuró así misma.

Utilizando la cama de ayuda se colocó nuevamente sobre sus dos piernas. En aquel momento vestía un largo vestido azul mangas larga con estampado de flores rojas, su cabello siempre suelto al igual que revuelto le daba un aire despreocupado. Lucia muy cómoda y diferente a como le había visto en las variadas ocasiones en las que estuvieron juntos. Todas tensas situaciones en las que su desconfianza no hacía más que crecer. Ellionor era hermosa, devastadoramente hermosa. Pero esa apariencia de angel que se traída solo era una fachada que ocultaba algo realmente turbio, un peligro mortal. Se había encontrado más de una vez perdiéndose en ella, como hombre le era inevitable, pero no sé engañaba, no podía engañarse. Ella era realmente una persona retorcida, en todos los momentos que dejó ver delante suyo un poco de ternura o siquiera la compasión por ayudarles, no era más que la ilusión que creaba para llamar la atención de sus presas, para engañarlos a todos. Desconfiaba y con bastantes razones, aunque siempre estaría la duda de que le estuviera interpretando mal.

Pero las evidencias eran suficientes y las dudas pocas.

Por otro lado Ellionor debió intuir lo que pasaba en su cabeza, pensamientos que eran más que obvios si consideraba la situación en la que lo había metido.

—Tranquilo Steven, no quiero ser tu enemiga. — respondió dejando de mirarle para empezar a caminar hasta una pequeña mesa con una botella de vino y dos copas sobre está —Más bien... — dijo tomando una de las copas y servía un poco del vino —Quiero ser tu amiga, muy, muy cercana — soltó sonando divertida, meneo un poco la copa y se quedó observándo aquél líquido borboña removerse como un mini remolino —Me agradas, tienes una carita muy linda. — le miró de reojo sonriendo —Y soy fanática de las cosas muy lindas. Cómo muñecos, muy útiles y divertidos.

Steve sintió un escalofrío recorre su espalda, y no precisamente un buen escalofrío, no sabía si existía una bueno cuando de Ellionor se trataba. Pero sabía que causar ese tipo de emociones con cierto tinte perturbador, era una de las especialidades de Ellionor. Quién se jugaba con las palabras para asustar a las personas. Pero él no era cualquier persona y no caería en sus trampas o juegos turbios tan fácilmente. Él no caería.

Camino los pasos que les separaban deteniéndose delante de esta. Ellionor alzó la mirada y le observó espectante alzando una ceja, tenía curiosidad de su siguiente movimiento.

—No quieras jugar conmigo — espeto y en un arrebato le quitó la copa de las manos a la rubia y la volvió a colocar sobre la mesa con tal brusquedad y fuerza que está se rompió, provocando que su contenido cayera sobre la superficie de la mesa y también manchara la mano de Steve.

Él ignora la copa rota y su mano ahora pegajosa, concentrado y dispuesto a obtener las respuestas que quería en ese preciso momento, sin más rodeos —¿Por qué me has traído aquí? Y, para empezar, ¿Dónde es aquí?

Ellionor, siendo ella tan despreocupada, había dejado de prestarle atención en el momento en el que le arrebato su bebida de la mano y ahora observaba con el ceño fruncido el líquido derramado y la copa rota. Las gotas empezaron a caer a sus pies, una tras otra creciendo en tamaño hasta hacer un pequeño charco que inevitablemente le recordó a la mismísima sangre.

—Eso era un tesoro generacional familiar — le aviso con una expresión neutra en su rostro, luego tomo la copa restante que permanecía intacta y la arrojo con fuerza contra una de las tapizadas paredes. Junto las cejas al ver los pedazos caer por doquier para después girarse hacia Steve, quién se había sobresaltado por aquella repentina acción, y sonreírle —Perdón, se vio como algo divertido de romper.

Subió un poco la mirada para poder mirar directamente a los ojos de aquel hombre que ahora le regalaba una mirada severa, pudo apreciar un brillo casi desesperado bailando en sus pupilas. La comisura de sus labios tembló ante esa imagen y  una sonrisa se extendió por su rostro mientras le sostenía la mirada sin ningún problema. Deleitándose con esa desesperación que él quería pasar desapercibida.

—De acuerdo, Bad boy. Eres un deleite... Pero, ¿No crees que ya va siendo momento de que caigas en cuenta de lo que pasó?  — Ellionor colocó ambas manos tras su espalda y empezó a mecerse levemente hacia delante y hacia atrás —Esta allí — alzó un dedo y apunto su cabeza, Steve frunció el ceño —Tu primera respuesta, la pregunta que debiste hacer... Lo que ocurrió en aquel barco.

Las cejas del hombre se fruncieron aún más, si era posible, abrió la boca listo para refutar, pero un repentino pitido llegó a sus oídos, y lo aturdió de tal forma que empezó a retroceder uno pasos de Ellionor. Un ligero dolor se adueño de su cabeza mientras llevaba una de sus manos a su frente. No sabía que le ocurría, no sabía que le había echo ella, pero su vista se comenzó a nublar.

Ellionor rio. —No lo contengas, déjalo fluir.

Steve no la escucho, estaba muy ocupado reviviendo las imágenes que volvían a su cabeza con rapidez. Trayendo todo aquello que había olvidado después de su inconsciencia, y lo que predominaba con más nitidez era una bruma rojiza bailar frente a sus ojos seguido de uno mirada oscura y aterradora antes de caer en un torbellino de colores opacos. El recuerdo de una deuda que no se cumplió en forma de un baile al que no asistió, las risas de todos los soldados a su alrededor le aturdían aún más, la música llenaba la habitación mientras las parejas parecían danzar en cámara lenta y entre ellas, parada en medio de todos, Peggy.

Luego, oscuridad. Profunda oscuridad. Y de repente una mano de pálidos dedos sobre él, en cada uno de sus dedos un hilo y las puntas de estos que colgaba en el vacío se alzaron con rapidez hasta llegar a él y enredarse en sus muñecas. Tiro con fuerza de estos tratando de liberarse, pero uno se dirigió a su cuello apretandolo. Y luego, nuevamente oscuridad. 

Volvió a la realidad con de un tirón, con la respiración acelerada y su ritmo cardíaco a toda su capacidad. Perdió su equilibrio de momento, logrando mantenerse de pie luego de un tambaleó hacia adelante que le hizo encogerse un poco. No se pudo enderezar en su totalidad cuando recuperó un poco de su lucidez, ya que Ellionor envolvió su mano en su cuello y lo atrajo hacia ella poniéndo su rostro a su altura, sin apretar su mano.

—¿Qué?... ¿Qué me hiciste? — preguntó el hombre sin salir de su aturdimiento.

Ellionor alzó una ceja —¿Yo? No, yo no. Wanda Maximoff se metió en tu mente, Steve — hizo una mueca —Te noqueó, yo te ayude y te saque de allí. Nadie más que yo —  le habló sin ninguna emoción presente en sus palabras. Pero si en un tono de voz casi demandante —Tus compañeros, están bien. Escondidos después de resolver el problema en el que los metió el peluche gigante Verde con mal temperamento del que son amigos.

Lo soltó con brusquedad provocando que un inestable Steve volviera a tambalearse.

—Un "De nada" no será suficiente para agradecerme.


Steve se llevó la mano al cuello, si bien no le había apretado la sensación de su mano fría sobre su piel se había sentido realmente extraña.

—No te debo nada — soltó molesto —Me trajiste aquí sin ningun consentimiento. Soy tu rehén.

La rubia lo miro con gracia.
—¿Rehén?... — se hizo la sorprendida —Mierda, nunca había llegado tan lejos con un chico. — bromeó —Ja, vamos amour. — todo los ojos he hizo un ademán —Puedes largarte cuando quieras, no eres rehén de nadie... Hoy.

El hombre estaba ya al borde de un ataque de frustración, aquella mujer le sonreía de una forma casi dulce, como si no estuvieran hablando del hecho de que lo secuestro, porque literalmente hizo eso. Estaba dispuesto a largarse de allí de una buena vez, pero no había ni dado dos pasos hacia la puerta cuando la voz de Ellionor lo detuvo.

—Claro, si es que quieres perderte allí afuera — él se volteó a mirarle, encontrándose con aquella sonrisa que le era tan inquietante, como hermosa a la vez. Una terrible combinación.

Steve se lo pensó mejor, si bien podía estar en un territorio desconocido, también eso podía ser una trampa de ella. Se notaba que aunque había soltado que se podía ir asi de fácil, aquello era falso. Por ahora no ejecutaría ningún movimiento imprudente. Aunque deseaba con urgencia irse de ese lugar, sea lo que sea, he ir directamente a buscar a sus compañeros.

—Vamos, Cap. Se considerado, pude haberte dejado allí ahogándote con tu propio saliva sobre el suelo, pero... — alargó la o y le apuntó con un dedo mientras caminaba de espaldas moviendo con su otra mano la falda de su vestido como si bailará —Lo repito. Me agradas, Steve — soltó una risita que envío un escalofrío por la columna del nombrado que se sostenia de la mesilla para controlar su repentino malestar —Así que te traje aquí a mí mansión antigua y llena de ostentisidad, bah. Es herencia, no crean que soy de esas que gasta dinero en esas estupideces... —hizo una fingida mueca de culpa —Pero, sí. Estamos es un lugar en el trasero del mundo, no te dire dónde, no jodas.

Ellionor soltó un sonido de asco dirigido a nadie en particular y tomo la botella de vino entre sus manos alejándose del varón. Tomo un largo trago directo de la botella y dió un giro de bailarina sobre la punta de sus pies, limpiando el líquido que se había escurriendo por su barbilla con la manda de su vestido.

Dos toques en la puerta de aquella habitación desviaron la atención de Steve del palpitante dolor en su cabeza a aquellas puertas dobles pintadas de dorado.

—¡¿Quién?! — gritó furiosa la rubia lanzando la botella contra las puertas con fuerza, destrozandola.

Aquel movimiento imprudente si que alerto más a Steve, quién dejó de pensar en su malestar para observarla atentamente, poniéndose todo lo alerta que podía. Dirigiendo su mirada de las puertas a Ellionor sucesivamente. Estas no tardaron en abrirse, dejando ver a un hombre enfundado en un traje negro, su cabeza estaba completamente rapada y pase a que entró en la habitación con la cabeza cacha, Steve pudo divisar la serie de tatuajes que cubrían su rostro y cuello, dándole una apariencia peligrosa. Si embargo su porte era elegante y su sumisión era tan desconcertante como la cantidad de anillos en sus dedos.

Por otro lado la expresión de la rubia era de enojo total, y le lanzó una mirada a aquel hombre que claramente dejaba ver que hubiera deseado golpearle con la botella a él y no a las puertas.

—¿Ahora que cajaros quieres?
— gruñó ella en su dirección, y no perdió tiempo en avanzar hacia aquel hombre que en ningún momento había alzado la mirada.

No fue hasta que estuvo frente a este que reparó en lo que traía entre sus manos. Una pequeña bandeja de plata con un vaso de cristal lleno de agua y a su lado una única pastilla roja con una carita feliz en el centro. Las cejas de Ellionor dejaron de estar fruncidas, su expresión se relajo de apoco hasta dejar un gesto imperturbable nuevamente en su rostro.

—Aww gracias, que amable eres — soltó aparentemente contenta antes de acercarse más al hombre y susurrar entre dientes con un gruñido que solo él pudo escuchar —Tardaste, ¿No crees?

Pudo escuchar como este trago saliva, y siendo inteligente para su propio bien, no tuvo la osadía de responder. Rodando los ojos y dándole la espalda al rubio tras ella que sabía estaba presenciando todo aquello con atención, le impidió que viera el momento en el que tomaba la pastilla, la introducía en su boca con una mueca y luego tomaba un rápido trago de agua.

El efecto fue inmediato, sus ojos grises se volvieron negros con rapidez, pero en un pestañeo estos desaparecieron volviendo a aquella mirada incolora que poseía con anterioridad. Dejando el vaso de vuelta sobre la bandeja, basto solo un gesto de cabeza para hacer que aquel hombre asintiera en su dirección para luego desaparecer como pareció tras aquellas puertas doradas.

Ellionor llevo una mano a su cuello, moviendolo de lado a lado con los ojos cerrados. Dejo salir un suspiro antes de colocar la mejor sonrisa que le salió y girarse sobre sus talones para volver su atención a Steve. Quien había permanecía en silencio presenciando todo aquello sin saber exactamente qué decir o hacer.

Si bien había visto al hombre, no había distinguido lo que le ofreció a la rubia antes de irse. Sin embargo estaba seguro de que algo raro había consumido.

Y Ellionor no tardó en confirmarlo.

—Tranquilo, no es nada raro. Es, algo que me quita el mal humor y que impide que... — buscó las palabras adecuadas, frunció el ceño —¿Quiera matar a todo el mundo? — asintió conforme con eso —Aveces se necesita un poco de autocontrol infundido, ¿No?

La pregunta se escurrió de la boca de Steve sin quererlo —¿Son tus Anti-psicóticos?

Ellionor inclinó la cabeza sin borrar su sonrisa —Piensa que sí.

El hombre se ahorra un resoplido y desvió su mirada a las puertas, ella se dió cuenta de eso.

Apunto con  un dedo tras ella de forma despreocupada.
—Subordinados, son divertidos. Pero me aburren rápido. — arrugó el rostro mientras caminaba hacia él —Mis años en prisión les dieron mucho libertinaje... Creo que me extrañaron.


Quién quiere que fueran, Steve estaba seguro de que no era tan así. Solo bastaba con ver el miedo en la expresión corporal de aquel sujeto. No sabía que alguien como Ellionor podría tener "subordinados" o algo parecido a eso. Tenía entendido que no era más que una mercenaria y otros muchos y desagradables hábitos fuera de ley. Pero de eso a tener su propia banda.

No sabía donde habían ido a meterse él y sus compañeros al solicitar su ayuda en primer lugar. Las cosas eran más turbias de lo que pensaban.

—Quita esa cara — bufó Ellionor atenta a su expresión —Es desagradables. Ese sujeto solo es parte de una pequeña cantidad de criminales a los que mantengo bajo control — su expresión ahora era sería —Me fastidiaron, ahora yo los fastidio a ellos. Nada que no merezcan — le quitó importancia con un movimiento de su mano.

Al estar nuevamente frente a él, observó su rostro con tensión, detallandolo bien.

—¿Y bien?... ¿Quieres volver con tu equipo no?











———

Gggg, sorry?

Bueno ya volví, próxima actualización el lunes. Gracias por esperar.

Pregunta:¿Creen que la loca le hizo algo a Steve? Si es así, ¿Qué?

Recuerden que Ellionor está mal de la mente, no fingiendo ser rara.

|Estoy escribiendo desde mi teléfono y se me hace complicado. Mi tablet se murió. Así que si ven errores en la ortografía no me lo echen en cara, por favor.

No quiero tener que molestarme con ustedes.|

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