ABEL
―En sus marcas, listos... ¡FUERA!
Corrí tan fuerte que ni siquiera escuché el disparo de inicio, solo me concentré en la meta.
―¡Excelente Abel!, lo hicimos, estás dentro. Y rompiste otro record, ¡9.5 segundos!―Me alentó mi entrenador, recibiéndome con hidratación y una toalla mojada en la meta.
―¡Felicitaciones mi amor, competirás en los olímpicos! ―dijo mi novia arrojándose a besarme, los otros competidores, apenas iban llegando a la meta.
―Basta Michelle, estoy sudando ―reproché tratando de zafarme de sus múltiples besos.
―Qué importa, eres sensacional ―y continuó besándome la cara.
―¿Cuándo se lo dirás a tus padres? Don Gabriel va a estar muy emocionado ―afirmó mi entrenador, dándome unas palmaditas.
―No ha ido a la casa en tres días ―contesté.
―Lamento escuchar eso, es un buen hombre, seguro que tiene muchos deberes ―dijo mi entrenador tratando de animarme, aunque no era necesario, sabía lo duro que trabaja mi padre, solo deseé que esa noche llegara a casa.
―¿Y qué haremos esta noche? No se cumplen 16 todos los días ―preguntó Michelle, mientras salíamos de la pista.
―Mi mamá hará una cena, pero no estás invitada ―bromeé.
―Supongo que tendré que devolver esto entonces ―dijo guardando una caja pequeña en su bolso.
―Nunca dije que el regalo no estuviera invitado ―repliqué acercándome a ella a abrazarla.
―No, Abel, basta, ja, ja ―sonrió Michelle huyendo de mí, pero la atrapé enseguida.
―No puedes huir de mí ― le dije fingiendo voz perversa.
―Jamás lo haría ―contestó mirándome con esa cara, esa que ponía siempre que me miraba, solo 2 meses de novios y parecía amarme con todo.
―¿Qué es? ―pregunté abriendo la caja―. ¿El reloj de Tejelo? Michelle, pero cuesta mucho, no me digas que te quedaste sin dinero para el viaje.
―Sé lo mucho que lo querías y yo no tenía ganas de pasear sin ti, así que ―la interrumpí de un beso.
―Es genial amor, ahora sí podré tomar todos mis tiempos con él ―le dije contento, era un reloj de alta tecnología fabricado en Envidas, con él podía escuchar música mientras corría, medir mis pulsaciones, recordar los ejercicios que debía hacer, entre muchas otras cosas, se había pasado con ese regalo.
De repente, un ruido muy fuerte me dejó resonando un pitido agudo en los oídos y vi como Michelle salió volando, había mucho humo y polvo, yo quedé en el piso mareado, mi entrenador llegó hasta a mí y me sacudió, decía algo pero no podía entender. Solo observé como movió la boca y miró a su alrededor.
Tras unos segundos reaccioné y pude oírlo.
―Tienes que salir de aquí, los capablanquistas detonaron una bomba en las tribunas ―dijo el entrenador. Había mucha gente corriendo y una gota de sangre se deslizó por mi rostro ―¡AHORA!
Yo me levanté y fui hacia Michelle, estaba inconsciente y llena de tierra, la cargué en mi espalda y salí corriendo con ella sin detenerme, escuché que más bombas sonaron detrás de mí, pero yo tan solo corrí, esquivando a las demás personas adentro, salí y no me detuve, pensé en devolverme por el auto pero no podía parar de correr, una moto pasó a nuestro lado en la autopista, iba a 80 kilómetros por hora y aun así yo la sobrepasé tan solo con mis piernas, la adrenalina no me dejó pensar en más que en salir de allí.
Cuando al fin llegué a mi casa, derribé la puerta con Michelle en mis brazos.
―¡Mamá! ¡Papá! ¡Will! Alguien, ayúdeme por favor ―grité por todos lados buscando los escoltas de la casa pero no había nadie, fui a la habitación de mi madre a buscar algo para ayudar a Michelle, no encontré más que cobijas y productos de aseo, tomé una botella de licor que había en la despensa y la reventé, empapé un trapo con vodka y se lo puse en la nariz para que reaccionara, pero su respiración estuvo disminuyendo, no podía verle heridas externas, así que debía ser algo por dentro, intenté darle respiración boca a boca y entonces sentí que alguien entró.
―¿Mamá eres tú? ―pregunté bajando por las escalas a la puerta principal―. ¿Dónde diablos estabas?
―Comprando las cosas para la cena, ¿qué pasa aquí? ―preguntó mi madre.
―Ven rápido ―le dije arrastrándola de la mano hasta su habitación donde recosté a Michelle.
―¿Qué le pasó? ―preguntó mi madre soltando las bolsas que traía, yo le conté todo y ella de inmediato encontró una caja de primeros auxilios; ¿cómo no pude verla antes? Estuve dándole vueltas a la habitación mientras mi madre la atendía.
―Tranquilo hijo, se pondrá bien ―yo suspiré aliviado y me senté al lado de Michelle sosteniendo su mano, mi mamá le había conectado oxígeno y algunas cosas médicas.
―Todo fue tan repentino, ahora sus padres están de viaje y qué les diré, que su hija casi muere por quedarse conmigo ―dije agobiado.
―No te culpes hijo, esto es obra de esos terroristas, además como tú dijiste, está contigo ―dijo mi dulce madre con un abrazo―. Recuéstate con ella, te prepararé algo de tomar.
Cerré las ventanas y me recosté con Michelle. Muchas cosas pasaron por mi cabeza, ¿qué pretendían los capablanquistas? ¿De verdad se repondría Michelle? ¿Cuánto tiempo podríamos seguir con esta inseguridad? ¿Dónde estaría mi padre? ¿Cómo fue posible que corriera más rápido que una moto a esa velocidad? Todas estas preguntas me confundían y los ojos me comenzaron a pesar, pronto me quedé dormido.
―Abel, hijo, despierta ―dijo mi madre, ya era de noche―. Mira están mostrando el atentado en las noticias.
―El grupo terrorista conocido como los Capablanquistas han intensificado sus actividades en las últimas horas y causaron estragos por todo el país ―decía la periodista en la televisión mostrando imágenes de gente herida y estructuras derribadas―. El director y fundador de la Corporación Envidas se pronunció esta tarde al respecto:
―Sabemos que este terrorista Capa Blanca ha atentado contra la ciudadanía en más de una ocasión y nosotros queremos contribuir con algo, es por eso que diseñamos una ciudadela para los refugiados, con la más alta tecnología que garantizará su seguridad―declaró Daniel Tejelo―. Aquellos que deseen hacer parte activa, solo deberán asistir a las sucursales de Envidas en sus respectivas ciudades donde mis asistentes les ayudarán con todo lo necesario.
―Algunos vecinos ya se están yendo, la gente no confía en nuestro gobierno, deberíamos ir también ―dijo mi madre.
―Mi padre está a cargo de nuestra seguridad, como puedes dudar de él ―reproché.
―No dudo de tu padre, pero esto se está saliendo de nuestro control y Daniel Tejelo estoy segura que nos dará protección ―me dijo mi madre―. Hoy no te pasó nada, pero mañana, quién sabe.
Un helicóptero interrumpió nuestra pequeña disputa, aterrizó en el jardín trasero. Yo fui corriendo a ver quién era y para mi gran sorpresa, era mi padre.
―¡Papá! ―grité y él bajó del helicóptero.
―Feliz Cumpleaños Abel ―dijo conmovido, lucía muy elegante pero se le veía algo diferente. Yo corrí hacia él y lo abracé.
―¿Dónde te habías metido papá?, estábamos muy preocupados ―pregunté.
―¿Dónde está tu madre? ―se inquietó mi papá. Yo le conté lo que había sucedido con Michelle, pero parecía como si no estuviera allí, estuvo muy distraído mirando hacia la casa.
―¿Te pasa algo papá? ―pregunté preocupado.
―Tienes la nariz de tu madre, hasta le heredaste sus pecas y sus ojos azules, seguro que serás un galán con las chicas ―dijo mi padre con los ojos humedecidos.
―¿De qué estás hablando papá? ―pregunté mirándolo.
―Ella no sobrevivirá, ni nosotros tampoco ―contestó con la cabeza agachada, yo me quedé alarmado―. Préstame atención hijo, tienes 16 años ahora y debes tomar la decisión más importante de tu vida en este momento. Hombres malos te quieren para entrenarte y yo no puedo obligarte a ir, pero si te quedas, nos matarán a todos, incluyendo a tu madre, la torturarán de maneras indescriptibles hasta que muera.
―¡¿Qué?! Papá qué estás dicien...
―¡Silencio Abel! Necesito que dejes tus emociones de lado y te conviertas en un hombre, ahora la vida de tu madre está en tus manos ―dijo llorando mi padre―. No puedo decirte más, pero confío en ti, aprende a encontrar tus instintos y ellos te guiarán en la dirección correcta; quiero que sepas que sin importar lo que decidas hoy―pausó― . Te amo hijo ―terminó mi padre y me abrazó, yo quedé muy desconcertado, pero vi que era enserio, mi padre nunca me pediría algo así sino fuera verdad, significaría dejar todo por lo que había luchado hasta ahora, entonces tomé una decisión.
―Está bien, por ustedes lo haré ―dije con convicción, pero en el fondo me sentí muy intranquilo y nervioso por lo que podría pasar.
―Recuerda siempre obedecer lo que te pidan, trata de llevar todo con cabeza fría y cuando no sepas qué hacer, confía en ti ―ese fue el último consejo de mi padre, después de eso partí en el helicóptero con rumbo desconocido.
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Bien chicos hasta aquí el capítulo de hoy, está un poco corto porque he estado muy ocupado pero traté de hacerlo lo mejor posible, recuerden votar si les gustó y dejarme sus comentarios, gracias a todos por leer mi primera historia!! Saludos especiales a CarolinaMuozVasquez y a TensaKurozaki saludos mis negros!!
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