Narra Amanda
Ya ha pasado poco más de una semana desde que envíe la última carta a Rebeca y sigo sin tener noticias de ella, ¿será que ya no quiere saber nada de mí? ¿Será que de verdad es feliz con esa chica? o ¿decidió sacarme de su vida para siempre? No lo sé, pero lo que sí tengo presente en mis pensamientos es que la extraño demasiado.
La alarma en mi teléfono sonó y miré que ya era hora de levantarme, aunque ya tenía casi una hora despierta. Me di una ducha, me vestí y baje a desayunar con mi familia. Mi madre seguía observándome como si estuviera enferma o como si ella pensara que puedo suicidarme, estúpida idea ya que aunque estoy en depresión, no es tanto como para cometer una locura de esa magnitud.
Apuré a mi hermano ya que pasaría a dejarlo en la escuela de camino a la Universidad, nos subimos al auto y escuchamos algo de música de camino, tras dejarlo a la puerta de su escuela me apresuré a llegar a la mía ya que casi era la hora de mi primera clase. Entré al estacionamiento y aparque cerca de la camioneta de Claudia, mis amigas ya estaban ahí charlando así que me acerque.
-hola chicas
-¿por qué tan tarde? Tú siempre llegas temprano- me cuestiono Karla
-porque pasé a dejar a mi hermano antes
-¿saben de qué tengo ganas?- preguntó Claudia mirándonos como el gato que se comió al canario
-¿de qué?- pregunto Laura ganándome la pregunta
-de no entrar a clases
-no puedo faltar, ya lo hice la semana pasada- dijo Laura negando con la cabeza
-oh vamos Laur, eres la mejor de la clase, faltar no te afectará en nada
-a mi si me afectará- comento Karla terminando su cigarrillo, lo tiro al suelo y lo aplastó
-sí, probablemente- contesté yo
-no importa, yo me apunto- dijo la descarada
-bien ¿Amanda?- pregunto Claudia poniéndome ojitos
-no hagas eso, iré- Claudia salto de emoción y choco cinco con Karla, eran tan infantiles cuando se lo proponían -¿Laura?
-bien, pero ¿A dónde iremos?
-hace mucho que no vamos al lago- propuso Karla
-el lago queda a casi dos horas de aquí- dije
-aún es temprano, y nos regresamos antes de que oscurezca- intentó convencernos
-bueno tienes razón, pero vayámonos ya- dijo Claudia subiendo al auto
-chicas y ¿qué pasa con mi coche? No puedo dejarlo aquí- lo señale a tres estacionamientos
-puedes dejarlo en mi casa, mis padres no están así que no sabrán que nos fugamos- contesto Karla avanzando hacia mi auto.
Conduje hasta la casa de Karla con Claudia y Laura atrás, dejamos mi auto y nos montamos con ellas en la camioneta listas para partir hacia el lago. De camino llegamos a un mercado a comprar comida y botanas. Karla lleno el carrito de compras con comida como para una semana aunque regresábamos ese mismo día. Laura y Claudia habían ido al área de ropa por unos trajes de baño ya que no iríamos a nuestras casas y nosotras nos encargábamos de los víveres.
Llegamos a la caja a pagar y mis amigas ya estaban ahí con cuatro bikinis, nos mostraron los elegidos y aunque no me encantaba el color del mío pensé que igual nadie lo vería. Subimos las cosas a la cajuela y nos pusimos en marcha. Después de dos horas llegamos al lago, hace unos cinco años lo habían cerrado después de que fuese la escena de un grupo de crímenes, pero claro que nosotras sabemos por dónde entrar, solo esperábamos no ser descubiertas.
Agarramos las bolsas con nuestras cosas y subimos por una vereda para buscar la entrada alterna, la única que no estaba encadenada. Después de unos minutos caminando entre los arbustos la encontramos y cruzamos el cerco para llegar hasta el lago.
Miramos a nuestro alrededor, seguía siendo un lugar hermoso aunque ahora estaba algo descuidado. Junto al lago había unas cabañas pero estas ya no estaban, debieron tumbarlas tras cerrar el sitio. Elegimos un lugar y colocamos nuestras cosas, nos cambiamos la ropa por el bikini y a vérmelo puesto note que enserio era feo, era azul turquesa con unas líneas amarillas, el de Karla era verde con azul, el de Claudia anaranjado y rosa el de Laura, debo decir que todos lucían igual de feos.
-oye Claudia, ¿no encontraron unos bikinis más feos?- preguntó Karla leyéndome la mente
-no, son los únicos que quedaban de nuestra talla, los demás eran de niñas- contestó observando el suyo –si son feos lo admito
-no importa, nadie nos verá, prohibido tomar fotos- dije mirando a Karla, esta resoplo y tomo asiento
-¿crees que me atrevería a tomarnos una foto así? Tengo una reputación que cuidar- dijo comiendo uvas
-bueno, no sé ustedes pero yo vine a nadar- comentó Claudia caminando hasta la orilla del lago y probando el agua con la punta del pie –¡está perfecta!- nos gritó antes de saltar.
Nos miramos las demás y salimos corriendo hacia el lago saltando juntas. Después de nadar un rato y tratar de ahogar a Karla sin conseguirlo, salimos del agua para comer algo. Laura y yo preparamos unos sándwich pata todas, nos los devoramos y después comimos un poco de ensalada de frutas.
Me recosté y cerré los ojos respirando el aire puro de ese lugar y disfrutando del silencio, hasta que mi celular comenzó a sonar, me senté y revisé la pantalla, era de un número desconocido. Tras pensármelo unos segundos contesté.
Llamada telefónica:
-¿hola?
-hola, ¿habla Amanda?
-sí, soy yo ¿Quién es?- mis amigas me miraban interrogantes pero ni yo sabía de quien se trataba
-soy Ann, la abuela de Rebeca
-oh! Hola señora, ¿Cómo está? ¿Le pasó algo a Rebeca?- aun no sabía de qué se trataba la llamada pero mi corazón ya estaba por salirse de mi pecho
-Amanda, me gustaría hablar contigo, no sé si sea posible
-claro que sí, ¿le pasó algo a ella?
-me gustaría hablarlo en persona- ¿hablarlo en persona? ¿No puede solo decirme que está pasando? Respire e intenté calmarme
-claro, ¿dónde y cuándo?
-¿puedes ésta tarde?- debe ser algo malo si tiene tanta prisa
-sí, hoy a las...¿seis de la tarde le parece?
-me parece bien, ¿en el Starbucks de la calle nueve?
-perfecto, ahí estaré a las seis
-gracias Amanda, te veré ahí- ella iba a colgar pero se lo impedí
-¡espere! Dígame algo, ¿ella está bien?
-está bien Amanda- no sonaba muy convencida por lo que me preocupe más –ya lo hablaremos ésta tarde
-de acuerdo, la veré ahí
Colgué y me sentí mareada, ¿de qué querrá hablar conmigo? ¿Por qué no pudo decirlo por teléfono? ¿Será que ya sabe toda la verdad sobre mí y la confesión? o en el peor de los casos ¿le pasaría algo a ella? la mano de Karla moviéndose frente a mi rostro me saco de mis pensamientos.
-¿qué pasó Amanda?- preguntó Karla preocupada.
-no lo sé, era la abuela de Rebeca, quiere hablar conmigo
-¿de qué?
-no sé Claudia, no me dijo
-cálmate Amanda, no tiene que ser algo malo- comentó Laura pero eso no ayudó en nada.
El resto del tiempo ahí no pude dejar de pensar en Rebeca y en si algo pudo sucederle, tal vez era por eso que no recibí respuesta de ella, tal vez tuvo una pelea con otra de las reclusas y le hicieron daño. Lo que no cuadraba en todo esto es el por qué su abuela quiere hablar conmigo. Puede ser que ella esté bien pero siga negándose a ver a su familia y ella solo quiera que yo la persuada, tal vez piensa que Rebeca y yo tenemos comunicación y quiere mi ayuda, bueno espero que sea eso y no malas noticias.
Levantamos nuestras cosas y nos dispusimos a volver, caminamos hasta la camioneta en silencio y subimos las cosas. Mis amigas parecían molestas por mi cambio de humor tras recibir la llamada pero ellas no entendían lo preocupante que es no saber cómo esta ella.
De camino a la casa de Karla las cosas se calmaron, pusimos música y comenzamos a cantar, intente comportarme normal por ellas y dejar todas esas preguntas para cuando alguien pudiese contestarlas. El regreso se sintió más rápido y antes de que lo notara ya estábamos frente a la casa de Karla. Bajamos y Claudia y Laura se fueron mientras que Karla y yo entramos a su casa, aun me quedaba una hora para la cita con Ann por lo que nos pusimos a ver algo de televisión en la espera.
Cuando la hora se acercó me despedí de Karla y salí camino al café en el que quedamos. Llegue faltando unos minutos, entré y ordené un frappe en lo que ella llegaba, busque una meza y opte por sentarme en uno de los rincones. Después de unos minutos de espera y una charla con Gabriel por whats la señora apareció en la puerta, le hice señas y se acercó hasta donde yo estaba. Nos saludamos y tomó asiento, le ofrecí ir a ordenar algo de beber para ella pero se negó, dijo que estaba bien y ambas nos quedamos ahí viéndonos hasta que decidió acabar con mi tortura y hablar.
-¿Cómo estás Amanda?
-bien, gracias- la mire dudando entre atacarla con preguntas o esperar a que ella me lo dijera –no quiero sonar desesperada pero ¿qué es lo que quería hablar conmigo?
-claro, verás Amanda, Rebeca tubo un incidente en prisión y ella...
-¿qué le ocurrió? ¿Está herida?
-déjame hablar cariño
-lo siento
-un grupo de reclusas atacaron a Rebeca- parecía que ella no se sentía cómoda con lo que estaba hablando y aunque estaba desesperada por saber que ocurrió me contuve y la dejé hablar –éstas chicas abusaron de ella
-¿abusaron? Como una...-no quería decirlo porque tenía miedo de que fuera lo que estaba pensando.
-sí, ellas abusaron física y emocionalmente de ella
-¿Cómo? ¿Cuándo sucedió eso?- las lágrimas amenazaron con salir de mis ojos pero intente calmarme hasta que me contará todo
-hace una semana, mira Amanda la razón por la que te digo esto es porque ella no ha querido hablarlo con nadie, fui a verla yo, también sus padres pero ella no quiere decir nada del tema, se ve afectada pero se niega a decir nada
-claro que lo está, ella...Dios! No puedo creerlo- en ese momento no pude más y las lágrimas bajaron por mi rostro
-ella probablemente no quiere que sepas esto pero necesita ayuda, y pensé que sería bueno que la visitaras, los días que la vi contigo ella enserio se veía feliz
Escucharla decir eso solo me afecto más, no sabía cómo decirle que su nieta ahora probablemente me odie al ser una de las responsables de que esté ahí adentro. La mire se veía cansada, probablemente igual de afectada por lo que le ocurrió a Rebeca, limpie las lágrimas de mi cara y asentí.
-iré a verla, yo estaba esperando que contestara mi última carta pero ahora entiendo porque no lo hizo
-ella no quiere hablar con nadie
-mañana es día de visita, le pediré al primo de mi amiga que me anote en la lista ¿alguien más ira a verla?
-no, te dejaremos el tiempo de visita a ti para que hablen
-dios! Ella debe estar destrozada
-lo está, pero no quiere hablarlo y necesita hacerlo
-¿sabe por qué la atacaron?
-esa clase de cosas pasan en esos lugares Amanda, no necesita una razón
-lo sé, lo siento
-no te disculpes, entiendo que tengas preguntas pero no soy quien pueda responderlas, solo ella
-iré a verla mañana, espero que acepte verme
-aceptará- Ann me vio agradecida y se puso de pie –debo irme pero me gustaría saber que pasa en la visita, si puedes hablarme mañana te lo agradecería
-claro, yo le llamo cuando salga de ahí
-muchas gracias Amanda
Dicho eso la abuela de Rebeca salió del lugar dejándome sola en ese rincón ahora más triste que nunca en mi vida. Las lágrimas volvieron a salir pero esta vez las deje hacerlo. Me quedé ahí pensando en Rebeca y en lo mal que la debe estar pasando, la culpa dentro de mi comenzó a consumirme y decidí salir de ese lugar antes de comenzar a gritar. Subí a mi auto y conduje a casa de Karla, necesitaba que le hablara a su primo y me consiguiera un pase para mañana.
Lo único que esperaba era que Rebeca no me odie por lo sucedido, sé que eso no lo aguantará mi corazón.
Como siempre Gracias por leer...un beso y abrazo virtual. Sean felices 😘❤️😀