Secuestrada por el pasado #3

By Lokiia29

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SECUELA DE 'SECUESTRADA' Sinopsis en el primer capítulo . 17/Abril/2016-------- #13 Misterio/Suspenso 27/Abri... More

Sinopsis
"¡Te amo!"
"No, no puede ser"
"Tú estás muerto"
"Púdrete"
Confesiones
"Ahora..."
"Huye"
"Lo siento"
Tatuaje
10
"No frente a él..."
¡Te odio!
¿Qué día es hoy?
Hablando de Jake
Besos
Gas pimienta
"¿Entendido?"
"Me comportaré..."
"Mierda, mierda, mierda, mierda"
Regalos
Prueba de embarazo
"¿Ahora qué?"
"You saved my life"
"¡Jake!"
"Lorena"
Año nuevo
"¡Era sólo una niña!"
"Jace-Jake"
La llamada a papá.
"Cáncer"
El yate
Día 1
"¿La mataron?"
El cumpleaños de Christian.
Viajando
Destino del viaje
"No voy a llorar."
"Siempre le he pertenecido a Christian."
Cicatrices
Enferma
6 meses
Museo de Bellas Artes
Sesión de fotos
"¿La otra casa?"
"Eres un idiota."
Daniel
"Natasha, la nueva sirvienta."
"Puedes dejar de fingir ya..."
"No me iré sin ti."
Todo terminó
Epílogo

Emily

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By Lokiia29

No sé porqué a primera vista me recordó mucho a Thomas. Tenía el cabello negro más o menos a la misma altura que el mío, por debajo de los hombros, los ojos cafés y un poco rasgados, su nariz era realmente delgada y su piel era demasiado blanca, como la del hermano de Christian. Era, para mí, una mujer muy bonita y probablemente mi ruta de escape.

– ¡Ayuda! ¡Por favor! –. Volteó a verme. – ¡Ayuda! ¡Me tiene secuestrada!

La mujer volteó a ver lentamente a Christian y después empezó a carcajearse. Me callé extrañada por lo que estaba haciendo, al parecer Chris también, pero a continuación le siguió el rollo y en un par de segundos los dos morían de la risa.

– ¡Ay Tom! –. La mujer se limpió las lágrimas cuando por fin pudo parar de reír. – Que buena broma, casi caigo. ¿Es tu prima? –. Christian asintió aún riendo.

– ¡Esto no es una broma! ¡Yo no soy su prima! –. Salí de la cocina e intenté correr hacia ella. Con mucho esfuerzo, y mi tobillo matándome por el dolor de forzarlo, puse las palmas de mis manos en el reposa brazos del sillón. – ¡Llame a la policía! ¡Me tiene secuestrada!

La mujer volteó a ver a Chris, en su rostro se veía que empezaba a creerme.

– Perdónala – dijo Christian caminando hacia mí –, acaba de salir del psiquiatra, pero al parecer no está del todo curada; tal vez sólo olvidó tomar su medicina.

Empecé a caminar hacia atrás mientras Chris me miraba divertido y molesto a la vez.

Me detuve en cuanto mi tobillo chocó con el primer escalón de las escaleras.

– ¿Por qué le dices Thomas? –. Le pregunté a la pelinegra sin dejar de mirar a Christian.

– Porque ese es su nombre. – me respondió la mujer como si fuera tonta. – ¿Cómo es que tú prima no se sabe tu nombre Tom?

Christian me tomó con fuerza por los brazos. – ¡Ese no es su nombre! ¡Thomas era el nombre de su hermano! – me abrazó con fuerza y empezó a subir las escaleras cargándome – ¡Por favor! ¡Llama a las policía! ¡Mi nombre es Lorena Parks! ¡En el sótano tiene a Jake Rickman! ¡Jake! –. Giré mi cabeza en dirección a la puerta del sótano, que ya no estaba a la vista. – ¡Grítale! –. Realmente esperaba que con sus gritos la mujer me creyera, pero jamás escuché la voz de mi novio.

– ¡No hay nadie en el sótano! –. Gruñó Christian. - ¡Para de imaginarte cosas! ¡Tampoco hay monstruos en el armario! -. Escuché que Emily reía; burlándose de mí.

Seguí gritándole información hasta que Christian cerró la puerta de la habitación. Me tiró a la cama. Me quedé ahí y voltee a verlo. Pasaba las dos manos por su cabello frustrado.

– ¿Por qué siempre tienes que arruinarlo todo Lorena? –. No contesté.

Se puso de pie colocando sus manos en la cintura, le di una patada en el abdomen y al instante me bajé de la cama de un brinco y corrí hacia la puerta. En cuanto la abrí vi a la mujer sentada en el sillón como si nada, esperando a que mi raptor bajara de nuevo.

Christian me abrazó por el pecho y y me metió de nuevo a la habitación. – ¿No has tomado tus medicinas? –. Me preguntó en voz lo suficientemente alta para que ella lo escuchara y se creyera el cuento que le había dicho.

– ¡No estoy loca! ¡Emily! ¡Ayúdame! –. Supuse que gritar su nombre la haría reaccionar; no fue así.

Christian me tiró boca arriba a la cama y se puso sobre mí con su mano en mi cuello. Nos quedamos así unos segundos hasta que me besó de manera desesperada. Empecé a golpearlo en los hombros. Introdujo su lengua a mi boca y la movió salvajemente como si intentara lamer por completo el interior de mi boca.

Cuando se separó de mí nos quedamos vendo, no me moví porque sabia que no lograría nada con eso.

– Lorena...

– Por favor Christian. – mis ojos se llenaron de lágrimas.

Puso su frente en mi pecho, suspirando, sin alejar su mano de mi cuello. Tragué saliva.

– ¿Por qué siempre lo complicas todo? –. Recargó su barbilla en la zona entre mis pechos, me lastimaba pero no dije nada.

– Supongo que ya se volvió una costumbre... Lamento arruinar todos tus planes... – dije con un tono sarcástico a ver si lo captaba -. Igual, tú también arruinas mis planes de escapar...

– No, en todo caso ella arruinó mis planes... – Nop, no había entendido el sarcasmo en mi voz.

¿Cuáles eran tus planes? –. Sonreí de lado intentando verlo, ya que su mano en mi cuello me dificultaba aquella acción.

Me devolvió la misma sonrisa. – No lo sé, tal vez comer un poco y después... – puso su mano en mi pierna y empezó a deslizarla por mi muslo.

– ¿No temes que tu amiguita le llame a la policía? –. Pregunté para distraerlo, no soportaba sentir su piel tocando la mía con tanto morbo.

Finalmente alejó su mano de mi cuello y colocó sus brazos a cada lado de mi cabeza colocando su rostro, deseoso de besarme, frente a mí.

– Te escuchaste como una novia celosa cuando dijiste "amiguita".

– Ya quisieras que fuera una novia celosa...

– Me encantaría que lo fueras – se acercó para besarme pero yo moví la cabeza hacia un lado –. Como te habrás dado cuenta ella no te ayudará, así que no vale la pena que grites.

Se bajó de la cama y se quedó mirándome. No me moví para hacerle creer que así me quedaría todo el rato que él me dejara.

Salió de la habitación y cerró la puerta.

– ¿Por qué no está en un lugar para locos? –. Preguntó la mujer. Caminé lentamente hacia la puerta y pegué la oreja para escucharlos mejor –. Tal como la vi parece realmente mal de la cabeza... – me di cuenta, por su acento, que era de Inglaterra.

– Lo sé pero es mi prima... No puedo hacerle eso... ¿Sabes? No quiero hablar de ella en este momento... Mejor... Hay que ir a caminar a la playa...

Escuché que se cerró la puerta. Esperé unos segundos y salí de la habitación. Llegué hasta el espacio entre la cocina y el comedor y me asomé por la ventana.

Ellos estaban fuera del patio, Emily lo abrazaba por el cuello y él tenía sus manos en su delgada cintura.

Cuando se besaron la mujer abrió los ojos y me miró como si me estuviera diciendo "yo lo estoy besando. Es mío".

Me quedé paralizada al ver como se besaban tan apasionadamente. Parecía que iban a tener relaciones ahí, en la arena, afuera de mi casa. Aún no entendía como alguien podía besarlo con tantas ganas y deseos, y mucho menos aún una mujer tan bonita como Emily.

Apenas y podía asomarme por la ventana si sentir el horrible dolor de la cadena lastimando mi tobillo. Giré mi cabeza y vi la silla de madera. Sin pensarlo dos veces la tomé por arriba y la golpee contra la ventana. Tenía planeado golpearla y que ésta se rompiera, pero ni siquiera le hice un rayón. Por la fuerza del impacto la silla rebotó cayendo sobre la mesa, lo que provocó un fuerte ruido.

Christian y Emily voltearon a ver hacia mí. El pelinegro enredó sus manos en el sedoso cabello de la mujer y lo jaló hacia atrás. Christian empezó a besarla en el cuello, incluso lo lamía. Emily cerró los ojos y lo agarró con fuerza de los brazos para que no se alejara de ella. No podía escucharlos, pero era bastante obvio que estaba gimiendo de placer. A ambos les daba igual si yo los observaba o no.

Tomé la silla de nuevo y le di otro golpe. Pasó lo mismo que la primera vez. Seguí haciéndolo hasta que se hizo una ligera raya en el espejo.

– ¡Maldición! –. Grité frustrada cuando la silla de madera se rompió. – ¿Por qué no es tan fácil romper un jodido vidrio como lo pasan en las películas?

Mi idea era romper un vidrio, así si alguno de mis vecinos volvía se daría cuenta de que algo anda mal y llamaría a la policía.

Llamar a la policía...

Volví mi vista hacia los pelinegros y me di cuenta de que Christian caminaba de regreso a la casa dejando a Emily en el patio.

Miré hacia el piso buscando algún pedazo de madera filoso, pero el único que había estaba demasiado lejos. Aún así me agaché e intente tomarlo; sin éxito.

Cuando me incorporé escuché que Christian estaba girando la manija de la puerta.

Llamar a la policía...

Corrí hacia el sillón, puse mis manos en el reposa brazos y me di cuenta de que ahí estaba el bolso de Emily. Estiré la mano pero me faltaba casi medio metro para alcanzarlo. Justo cuando se abrió la puerta agarré el sillón y lo jalé hacia mí con fuerza.

– ¿Qué haces? –. Preguntó fulminandome con la mirada.

Agarré el bolso y corrí hacia mi habitación con Christian atrás de mí.

Quise cerrar la puerta, pero la cadena no había entrado del todo y se quedó a medias impidiendo que pudiera cerrar la puerta. Pegué mi espalda a ésta desesperada porque nada podía salirme bien.

Sentí como Christian empujaba la puerta hacia mí para abrirla mientras yo ponía todo mi peso contra ésta para evitarlo.

Abrí la bolsa y moví todo buscando el endemoniado aparato. Cuando lo tuve entre mis manos y lo saqué. Christian metió la mano por el agujero entre la puerta y el marco y me jaló del cabello.

Grité por el dolor y mi cuerpo siguió mi cabeza hacia donde era jalada. Christian aprovechó para dar un último empujón y se metió a la habitación tirándome al suelo. El celular resbaló de mis manos un metro más lejos.

Me arrastré hacia él pero Christian me jaló de la cadena alejándome de mi objetivo.

– ¡No!

Me tomó de cabello de nuevo jalándolo con suficiente fuerza como para ponerme de pie.

Sin soltarme fuimos al armario, sacó unas esposas, sin permitirme ver de donde, y me llevó a la cama.

– ¡No! ¡Suéltame! –. Me sacudí cuando se puso sobre mí y empecé a golpearlo en los muslos y el pecho.

Tomó mis dos manos y las amarró a la cabecera como siempre lo hacía.

– ¡Suéltame Christian! –. Me dio una bofetada tan fuerte que hizo que mi cabeza se volteara hacia un lado. Un dolor rojo me recorrió toda la mejilla.

Bajó de la cama. Agarró una camiseta sucia y la amarró a mi boca para que no pudiera seguir gritando.

– ¿Por qué hiciste eso? –. Preguntó casi gritando pero no enfadado. Se estaba controlando bastante bien, sabía que moría por tratarme como un saco de box en ese preciso momento. Tomó las cosas de la bolsa de Emily que estaban esparcidas por el suelo. Tomó el celular y se le quedó mirando unos segundos, después me miró sonriendo. – ¿Por qué le rompiste el celular a Emily? Ya te he dicho que no debes romper cosas que no son tuyas... – alzó la voz con la intención de que la mujer en el piso de abajo pudiera escucharlo.

Caminó hacia el baño y dejó el celular ahí.

Christian abrió la puerta y se sobresaltó.

– ¿Que hizo qué? –. Estaba arriba. Emily estaba frente a él aunque yo no podía verla. Me sacudí e hice ruidos con mi garganta para que me escuchara, se asomara y me viera amarrada a la cama.

– Rompió tu celular... Pero no te preocupes, te compraré otro – Christian levantó su brazo, seguramente para tocarle la mejilla o el hombro –. El que te compraré será mucho mejor.

– ¿Lo prometes?

Mientras ellos salían de la habitación yo seguía intentando gritarle que me ayudara.

Giré mi cabeza hacia la puerta del baño, en donde estaba el celular.

De alguna manera logré girar mi cuerpo y doblarlo de tal manera que mis pies quedaron pegados a la pared pasando entre los barrotes de la cabecera. Mis manos terminaron cruzadas lastimándome.

Puse mucha fuerza en mis piernas intentando romper el barrote de madera en donde estaban las esposas.

No me importó gritar ni llorar por el dolor. Miré mis muñecas y vi que había un pedazo, de unos 2 centímetros, que mostraba una o dos capas menos de piel, y sangraba.

Cuando no pude soportar el dolor dejé de intentar algo que, obviamente no lograría.

¿Cómo mierdas Emily es tan estúpida para creerse la historia de que estoy loca?

Recordé cuando me vi en el reflejo del vidrio de la puerta trasera del vecino, si seguía luciendo así, y sin moretones, sí, pasaba por loca.

¿Pero quien no sube a ver (aunque sea por curiosidad) a una loca que está gritando de la manera en la que yo lo hice?

Volví a acostarme boca arriba con cuidado de no mover mucho las esposas sobre mis muñecas que ahora, por nada, tenían unas cuantas heridas de piel.

Si ella me tomaba por loca asumiría que los gritos son parte de mi personalidad.... Pero si escuchaba golpes... Tendría que subir y se daría cuenta de que estaba amarrada y amordazada.

Giré mi cabeza hacia la izquierda y vi el pequeño mueble de noche que estaba a lado de la cama, a lado de mí.

Doble mi cuerpo de tal forma que puse mis pies a cada lado del mueble y con mucho esfuerzo logré que éste cayera hacia enfrente haciendo un ruido más fuerte de lo que creí que haría.

Unos segundos después Christian apareció estrellando la puerta contra la pared. Me giré a verlo y, hasta que mis húmedas mejillas tocaron mis brazos, me di cuenta de que estaba llorando; no por miedo a Christian, sino por el desespero de saber que había alguien en el piso de abajo y no hacía nada para ayudarme.

Cerró la puerta con la misma fuerza con la que la había abierto.

– ¿Por qué no puedes comportarte por 5 minutos? ¡Mierda! –. Se inclinó hacia mí y tomo mis mejillas con una mano.

Me soltó y me dio una bofetada.

Puso sus dos manos sobre su cabello notablemente frustrado. – Voy a tener que dormirt..

– ¡No! – intenté gritar aunque tuviera la camisa aún en la boca –. Po-ia... He-gig... Ahg... Bebé...

– Sí...Tienes razón... Pero... No sé qué hacer para que te calles de una maldita vez...

– Ya... No... Ha-ghé... Na-gha...

– ¿En serio piensas que te voy a creer?

Mantuve mi vista en sus ojos, aunque ya no soportaba seguir mirándolo, me forcé a hacerlo.

Ela... No va a subigh... ¿Veghda?

– ¿Emily? –. Sonrió. – No, no va a subir a ayudarte.

Entonghes... ¿Pogqué heguighia intentangho lamagh ju atenghión?

– Esa es una buena excusa... – pensó –. Bien, si tengo que subir una vez más aquí Jake sufrirá muchísimo, más... – recalcó la última palabra haciendo que mi cuerpo se tensara.

Asentí lentamente. Levantó el mueble que había tirado y suspiró.

Después de que salió de la habitación no hice otro ruido. De vez en cuando escuché la risa de Emily. Me pareció una eternidad hasta que ella se despidió y escuché que se cerraba la puerta.

Christian regresó y me quitó la camiseta de la boca. Tragué saliva con el sabor de ropa sucia.

– ¿Por qué Jake no gritó?

Me miró y sonrió de lado.

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