La Nueva Vengadora: Amelia

By BadwiC

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.La mayoría de los personajes son pertenecientes a Marvel Cómics, la historia es completamente mía y queda pr... More

LA NUEVA VENGADORA.
1. Reclutamiento
2. El acta
3. Stark
4. Ceguera por los flashes
5. Objetivo
6. Propuesta
7. Del día a la noche
8. X
9. Inmaculados
10. Propuesta fallida
11. Pasado
12. Shield
13. Divididos caeremos
14. Unidos venceremos (I). Oscuro pasado
15. Unidos venceremos (II). DeKnight
16. Unidos veceremos (III)
Final de la primera parte.
Escena Post-Creditos
17. Tratados
18. Los que perdieron todo
20. Héroes y fugitivos
21. Persecución
22. Crónicas de un villano
23. Debilidades y desacuerdos
24. Conocemos a alguien
25. El sujeto
26. Encuentro en el aeropuerto
27. Héroe caído
28. Somos del mismo bando
29. El asesino
30. Es el fin
31. Kryptonita
Creditos Finales
Hey guys

19. Genes y arañas

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By BadwiC

|Genes y arañas|

—Concentración —habló— siente el poder en tu mente, y el tacto en tus manos.

—Llevo media hora intentando sentirlo —abrí los ojos— pero no ocurre nada

—Amelia concéntrate, imagina a tu alrededor la forma y el color. Siente cómo se expande hacia tus lados.

En los días que llevaba entrenando aquí lo único que habían hecho era hacerme estudios, muestras de sangre e incluso un examen psicológico. No fue hasta hace dos semanas en donde comenzó lo divertido; la primera lección era detener cosas con la mente, me lanzaban primero objetos que tenía que detener y luego cuchillas y eso fue fácil.

Después, descubrimos que creando el escudo puede literalmente hacer cenizas cualquier objeto que pasara a través de él y pude hacerlo después de varios días de práctica.

El más reciente fue la posibilidad de expandir el escudo para que no me proteja solo a mí sino a quien yo desee, eso era más complicado. El profesor repetía que tenía que sentir el escudo dentro de mi, que tenía que comprenderlo y familiarizarme con él, pero por más que intentaba ¡no podía hacerlo! Jake se había ofrecido como voluntario y sinceramente temía por su vida.

—Lo siento, es que no logro tener esa sensación no siento nada.

Está bien, comenzaba a desesperarme.

—¿Qué si no lo logro? Puede que alguien esté en peligro y yo sea la única que pueda ayudar con esto y ¡no pueda hacerlo!

—Eres una chica lista, has logrado completar las lecciones anteriores ¿qué tiene esto de diferente? Vamos, inténtalo una vez más y tomaremos un descanso.

Tomé un gran suspiro con los ojos cerrados intentando poner mi mente en blanco, abrí los ojos y me concentré en él. Podía sentirlo, esa sensación de poder que se libraba de mi interior expandiéndose hacia donde Jake se hallaba.

La prueba se trataba de proteger la mente y cuerpo de Jake, el profesor intentaría entrar a su cabeza y el escudo evitaría eso.

—¡Muy bien Amelia!

Miré al profesor emocionada, causando la desconcentración y sentí cómo todo regresaba a mí de golpe. Mire a Fénix con una gran sonrisa y no pude evitar abrazarlo.

—Deberíamos repetirlo.

—Si, fue lindo que protegieras mi cabeza, nunca nadie había hecho eso por mí —actuó enternecido.

No me había dado cuenta hasta que sentí la mirada del profesor, la mujer que se encargaba de los estudios le entregó una carpeta y se retiró mientras esté leía lo que contenía. Su mirada indicaban noticias aunque no sabría si eran buenas o malas.

Se acercó a nosotros y habló.

—Jake ¿no se supone que tienes clase?

—Sí, profesor —y se fue corriendo.

Nos quedamos mirando la puerta por donde había salido y no fue hasta que se aseguró que nadie escuchaba en el que giró su silla de ruedas frente a mí.

—¿Todo bien?

—Todo perfecto —sonrió—acompáñame a mi oficina, Amelia.

Giró con su silla y se dispuso a avanzar conmigo tras él.

Me habían dado toda clase de noticias estos últimos meses que ni siquiera me conmocionaba lo que estaba a punto de decirme, ¿qué tan malo podría ser? Ya he descubierto que tanto los padres biológicos como adoptivos están muertos o que tengo estos poderes que apenas aprendo a utilizar.

Me senté en una de las sillas frente a él y esperé a que hablara.

—¿Recuerdas los análisis de sangre de hace dos días? —asentí— pues hoy me entregaron estos resultados.

Puso la carpeta blanca frente a mí. Lo miré con la ceja alzada y él asintió dándome el permiso de verla.

No era médico o científica, no entendía casi nada de lo que estaba escrito ahí, pero una letra X resaltaba en una sección. Al parecer el profesor se dio cuenta de mi ignorancia a la nueva información y habló.

—¿Cómo fue que obtuviste los poderes?¿Qué fue lo que esa mujer dijo?

—Ella dijo que fue por el accidente de auto en el que mis padres biológicos murieron, fue cerca de una planta nuclear radioactiva y estuvieron vigilándome desde entonces.

—Pero los poderes no se presentaron hasta el incendio...

—Si.

—Verás Amelia, existen muchos escenarios en los que una persona normal puede obtener sus poderes. Otros, por su parte han nacido con ellos y se presentan en cierta forma a una edad determinada o necesitan un detonante para activarlos...

—¿A qué quiere llegar con eso, Profesor?

Sinceramente no entendía nada, aunque tenía una loca idea de algo pero no podría ser.

—Estos estudios —señaló la carpeta— demuestran que tienes un gen en tu ADN capaz de regenerarse impidiendo la rápida vejez en tu sistema; también brindándote los poderes que ahora aprendemos a utilizar —mi cara de confusión pareció por un segundo frustrarlo— Amelia, tienes el Gen-X. Eres una mutante.

Tal vez subestimé el grado de las noticias. Pasaron un par de minutos tratando de digerir aquello, a estas alturas creí que nada me sorprendería, esto sin duda lo hizo.

—¿Cómo es eso posible? Quiero decir, mis padres no eran mutantes ¿o sí?

Negó.

—Las posibilidades de nacer con este gen son de uno en un millón —salió de su escritorio para ir a la vista de la ventana dándome la espalda— no es necesario que tengas padres mutantes para ser uno, al Gen X se le considera como la evolución del ser humano.

El profesor tenía la vista fija al gran ventanal y una pequeña sonrisa se adaptó a su rostro. Decidí levantarme de mi asiento y caminar junto a él para poder ver lo que estaba observando.

Era el patio de la mansión, habían varios grupos de distintas edades caminando, riendo y charlando.

—Ahora que sabemos de tu origen, me atrevo a ofrecerte una vez más un lugar en el instituto —abrí la boca para responder, pero no salía una palabra de ella— eres una de nosotros Amelia, y tienes mucho por aprender.

—No lo sé Profesor. Ahora estoy con Tony y no quiero dejarlo solo.

Él no respondió y solo veíamos a los chicos detrás de la ventana.

—Siempre se nos ha considerado una amenaza y ellos aquí tienen una oportunidad de encajar. Les enseñamos a controlar y entender lo que son para que en un futuro puedan unirse al mundo.

—Se ven felices —dije mientras veía como dos jóvenes caminaban tomados de la mano por el extenso jardín— pero no estoy segura de que esto sea lo mío.

—Tienes dentro de ti un enorme poder —dio la vuelta y se dirigió a su librero— y solo sabemos muy pocas cosas de él, útiles, pero pocas.

—Lo sé profesor —suspiré— solo, déjeme hablar con Tony acerca de esto.

Él asintió y antes de que pudiera decir una palabra mi teléfono sonó avisando de un mensaje.

Reunión urgente en la torre. Ven rápido.
-T

Respuesta:

¿De qué hablas? ¿Está todo bien?
-A

Tony:

Sabemos quienes firman y quienes no, los demás son fugitivos.

—Lo siento Profesor, tengo que irme.

—Está bien, trabajaremos en la captura de energías otro día.

Simplemente asentí con una pequeña sonrisa de agradecimiento y salí del lugar.

[•••]

Estaba en la puerta de la gran torre Stark y los últimos empleados salían de esta. No me había dado cuenta de la hora que era hasta que vi el cielo lentamente oscurecer mientras venía en camino.

Estaba distraída creando pequeños campos de fuerza entre mis dedos, nadie me veía pues estaban todos distraídos intentando regresar a su casa lo más rápido posible. Cuando sentí un cuerpo acercarse al mío y como acto de reflejo lo tiré al piso, o eso intenté.

—¿Peter? ¿Cómo...? —miré a nuestro alrededor y el edificio estaba casi vacío— ¿Cómo hiciste eso?

—¿Yo? Ehhm hola —sonrió— fue suerte, supongo.

Pareció pensarlo un poco antes de reaccionar.

—¿Tú cómo hiciste eso? —entrecerró los ojos.

—No me cambies de tema —él alzó una ceja— tomé unas clases de defensa, mi padre es Tony Stark, eso de ser su hija es peligroso.

Pareció haberme creído pues su mirada se relajó y volvió a su pequeña sonrisa de siempre.

—Cierto, había olvidado ese detalle.

Eso pareció desanimarlo un poco y al darse cuenta de que noté eso abrió la boca para decir algo, pero el sonido de dos patrullas de policía a toda velocidad lo interrumpieron.

Ambos nos quedamos viendo por donde las patrullas habían desaparecido y él parecía demasiado concentrado en ellas.

—Me tengo que ir —dijo aún distraído— tengo estas cosas que hacer y ya es algo tarde.

—Oh, está bien.

—No es que no disfrute tu compañía —añadió rápidamente— si la disfruto y mucho, quiero decir, es lindo pasar un tiempo contigo...

Dijo eso tan rápido que me costó entenderlo, reí ante lo tierno que se veía nervioso.

Cerró los ojos y se golpeó levemente con su mano derecha.

—Está bien —reí de nuevo— igual tengo que reunirme con Tony, de hecho voy retrasada.

Él sonrió tímidamente y salió corriendo del edificio al mismo tiempo en el que yo misma corrí hacia el ascensor.

Subí hasta el último piso del edificio donde Tony y yo pasábamos la mayor parte del tiempo.

Ahí se encontraban Visión, Rhodes y Tony.

—¿Dónde está Natasha? —pregunté con temor a la respuesta.

—En Londres —respondió Tony— fue al funeral de la agente Carter a hablar con Rogers por última vez.

—Todos sabemos que no firmará, Steve es un cabezota.

Los tres asintieron a lo dicho.

—¿Para qué es la reunión? ¿A qué te referías con que son fugitivos?

—Tal vez exageré esa parte —miré mal a Tony— el secretario quiere que renuncien completamente a la labor si no firman y estarían violando la ley si hacen lo contrario.

—¿A qué se debe esto, Tony? —preguntó Rhodes.

—Mañana se hará una conferencia en Viena por la ONU acerca de los acuerdos y la firma definitiva.

—Pudiste habernos dicho eso por mensajes de texto.

Tony se encogió de hombros y le restó importancia. Una vez que James y Visión se fueron Tony y yo nos quedamos solos de nuevo.

—Steve solo está separando al equipo.

Él asintió en forma de acuerdo. Se dirigió a las computadoras y abrió una pequeña cantidad de archivos. Creí que trataban del acuerdo, pero entonces vi aquel intento de traje rojo.

—¿Sigues investigando acerca de ese chico?

—Yep. Mira eso —me acerqué— esas cosas que lanza de sus manos, son como...

—¿Telarañas? —asintió.

—Es increíble, es un principiante pero tiene mucho potencial.

Entonces recordé lo que había pasado hace un momento.

—Creo que tengo una idea de quién podría ser.

Omnisciente

Una alarma emitida por Friday se escuchó por todo el lugar, Tony y Amelia se pusieron alerta. En ese momento Friday hizo aparecer una pantalla con las noticias locales.

—Han intentado entrar al banco de máxima seguridad y lo han logrado. Los policías y los ladrones han empezado a disparar y varios civiles han resultado heridos. El lugar es ahora una zona de combate.

Mientras hablaba, Amelia se puso el traje y Tony su armadura y se dirigieron al lugar.

Era una operación bien planeada, mientras cinco o seis de ellos vigilaban en las afueras los demás robaban todo lo que podían y la atacante principal se llevaba el premio gordo, lo que con egoísmo custodiaba aquel banco de máxima seguridad.

Todo iba bien hasta que empezaron los tiroteos, la policía había llegado y habían varios heridos de bala tirados por la calle.

Maya, principal asaltante, pensó en ese momento que la idea de tomar rehenes hubiese funcionado en ese caso.

—No creo que robar en una ciudad llena de lunáticos con poderes haya sido buena idea —expresó su hermano— ¿Qué tal si los vengadores se presentan?

—Créeme hermano, ellos están ocupados en otras cosas —expresó ella intentando abrir la caja de seguridad— dile a tus hombres que mantengan ocupados a esos policías unos minutos más.

Él asintió y dio la orden para dar paso al fuego.
El lugar se volvió silencioso, los hombres que vigilaban se habían puesto de pronto muy callados, y algo en su sentido común le decía que no estaba sola.

—Tal vez no sea un vengador, pero ¿sabes? Hoy se supone que tendría la noche libre.

Se volteó lentamente esperando lo peor, pero cuando vio al dueño de aquella voz no hizo más que reírse.

—¿Qué intento de héroe es este?

—Uno nuevo —se encogió de hombros.

—Hazte a un lado niño, tengo cosas que robar.

—Según mis principios no puedo permitir eso, lo siento.

—Atrápenlo, tal vez mi hermano pueda entretenerse contigo más tarde.

Pero ninguno de sus hombres se asomó a su orden y cuando observó mejor pudo notar que todos estaban tirados e inconscientes en el suelo.

—Es una lástima —se encogió de hombros el enmascarado— ya me han subestimado antes, y ninguno de ellos lo ha hecho dos veces.

El sonido de los tiroteos había parado de pronto y ambos se extrañaron por eso. La mujer aprovechó aquello para llamar a los demás hombres que estaban por todo el lugar. El enmascarado estaba rodeado y eran demasiados como para vencerlos el solo.

—¿Necesitas ayuda? —dijo la voz de un hombre tras abrir la puerta de un golpe.

El sonido de un rayo repulsor se escuchó por el eco del lugar y el hombre araña no podía creerlo, Iron Man estaba ahí e iba a ayudarlo.

Afuera del edificio, los policías se resguardaban a duras penas detrás de sus vehículos intentando regresar el ataque con sus armas viendo cómo varios civiles luchaban por la vida en el suelo.

De pronto, el sonido de las balas contra el metal de sus autos se detuvo. Todos se miraban confusos entre sí y un valiente policía se asomó con cuidado y vio a una chica con los brazos abiertos impidiendo que las balas pasen por ellos.

Ahora ella era el objetivo y este se asombró al notar que ninguna de esas balas le hacía daño.

Un policía que se encontraba del extremo contrario disparó contra la chica y logró darle en el brazo.

—¿¡Enserio?! —gritó ella poniendo toda su fuerza en el campo que había creado.

—¡Alto al fuego! —logró decir el jefe de los policías.

Amelia lo había logrado, extendió todo el escudo para evitar que aquellos hombres puedan herir a alguien más.

El brazo le dolía y como no si toda su fuerza estaba en aquel campo de fuerza que no pudo darse cuenta que por atrás también venían balas. Presionó aún más su fuerza y como acto reflejo regresó el poder, empujando el campo de fuerza hacia los atacantes derribándolos hacia atrás y dejándolos a todos al mismo tiempo inconscientes, eso era nuevo.

Amelia bajó los brazos adolorida y cansada con la respiración entrecortada. Un policía se acercó a ella tocándole el hombro llamando su atención.

—¿Hay alguien más dentro? —preguntó ella.

—Está herida —dijo el policía observando la bala que penetraba su brazo.

—Estoy bien, sanará —dijo restándole importancia y esperando que eso suceda— ¿hay rehenes?

—No, pero hay al menos quince hombres dentro. Es peligroso incluso si entramos.

Amelia negó con la cabeza.

—Iron Man está adentro. Encárguense de los heridos y amplíen el perímetro por si las cosas se complican.

El oficial dudó pero al final asintió con la cabeza y dio la orden al escuadrón que se encontraba en el lugar.

Ella se dispuso a entrar al lugar y solo para dar impresión abrió las puertas con la energía que salía de sus manos, eso también era nuevo.

Dos hombres saltaron hacia ella con sus armas de fuego en la mano disparando por doquier. Ella alzó los brazo creando el escudo y las balas se hacían cenizas, ellos no paraban así que contuvo las balas y con la misma las dirigió hacia ellos, matándolos en el acto.

—No me gustan las armas de fuego —gruñó a los cuerpos sin vida y sigue avanzando— a Tony no le gustará esto.

Siguió caminando y el banco entero estaba silencioso, hasta que pasó delante de una gran puerta donde escuchó sonidos de pelea. Abrió la puerta y vio a Tony lanzando rayos repulsores y al chico de internet peleando y lanzando aquellas raras telarañas. ¡Vaya! Tony se veía como todo un fangirl, pensó.

—¿Necesitan ayuda? —habló burlona.

Y aunque no podía ver a través del casco, pero sabía que Tony la miraba con fastidio. El chico se quedó mirando hacia ella causando distracción haciendo que alguien logre derribarlo.

—Solo un poco —respondió Tony.

Amelia rió y es que solo ella veía la gracia en una pelea como esa. No era necesario caminar hacia ellos pues tan pronto dio un paso hacia dentro la mitad de ellos se abalanzaron hacia ella. Empezó a pelear sin usar su escudo, pues extrañaba dar unos cuantos golpes de vez en cuando, pero cuando volvieron a sacar sus armas de fuego ella se hartó.

El desconocido que los acompañaba se hubiese impresionado de la inmunidad de la chica del antifaz ante las balas de no ser porque él mismo estaba ocupado con unos cuantos.

—Tony disparame con tu rayo —escuchó a la chica decir.

—¿Qué?¡No, estás loca!

—Sólo hazlo.

Iron Man dudó un poco, pero confiaba en su hija y lo hizo. Amelia concentró su escudo y atrapó la energía del rayo repulsor para dividir y atacar a varios hombres a la vez. Y funcionó.

—¿Sabías que eso iba a pasar?

—No, tenía una corazonada.

Intentó hacer una sonrisa dulce, y él no le dijo nada solo por el hecho de que había funcionado.

—Oye, tu chico acaba de saltar por la ventana.

Tony volteó y Amelia tenía razón, el del extraño traje rojo se había ido.

—Tal vez puedas alcanzarlo, yo llevaré a la mujer —apuntó a la mente detrás del asalto.

Él asintió y salió volando. Divisó una figura corriendo, saltando y balanceándose por los techos de los edificios. Lo siguió hasta poder acorralarlo en el techo de un edificio de departamentos.

—Buen trabajo —dijo y él se detuvo de correr dándole la espalda— algo flojo, pero impresionante para un aficionado.

—Uh... Gracias —contestó atemorizado.

Aunque haya intentado modificar su voz, Tony se dio cuenta  de ella.

—¿Qué edad tienes, niño?

—Uhm...¿la suficiente? —puso la cara frente a él pero aún guardaba cierta distancia.

—Claro, ¿le estoy apostando a un adolescente? —suspiró— ¿Justo en la edad en la que no piensan acerca de las posibles consecuencias de correr por ahí vestidos con la ropa interior por fuera peleando contra los malos armados?

—Sí...

—Niño, creo que puedo ayudarte. Empecemos con tu guardarropa

El del traje rojo dio unos pasos hacia atrás mientras hablaba.

—Lo siento señor, no estoy interesado —y se dispuso a correr dejando a Tony detrás.

Este al ver el caso perdido intentó una cosa más.

—La oferta sigue abierta, Peter.

Esto hizo que se detuviera y aún de espaldas susurró.

—¿Cómo...?

Dejándolo con el beneficio de la duda, Tony con su armadura salió volando de aquel techo para reunirse con DeKnight.



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