Secuestrada por el pasado #3

Per Lokiia29

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SECUELA DE 'SECUESTRADA' Sinopsis en el primer capítulo . 17/Abril/2016-------- #13 Misterio/Suspenso 27/Abri... Més

Sinopsis
"¡Te amo!"
"No, no puede ser"
"Tú estás muerto"
"Púdrete"
Confesiones
"Ahora..."
"Huye"
"Lo siento"
Tatuaje
10
"No frente a él..."
¡Te odio!
¿Qué día es hoy?
Hablando de Jake
Besos
Gas pimienta
"¿Entendido?"
"Me comportaré..."
"Mierda, mierda, mierda, mierda"
Regalos
Prueba de embarazo
"¿Ahora qué?"
"You saved my life"
"Lorena"
Año nuevo
"¡Era sólo una niña!"
"Jace-Jake"
Emily
La llamada a papá.
"Cáncer"
El yate
Día 1
"¿La mataron?"
El cumpleaños de Christian.
Viajando
Destino del viaje
"No voy a llorar."
"Siempre le he pertenecido a Christian."
Cicatrices
Enferma
6 meses
Museo de Bellas Artes
Sesión de fotos
"¿La otra casa?"
"Eres un idiota."
Daniel
"Natasha, la nueva sirvienta."
"Puedes dejar de fingir ya..."
"No me iré sin ti."
Todo terminó
Epílogo

"¡Jake!"

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Per Lokiia29

– ¡Lorena! –. Alguien saltó sobre mí y me abrazó con fuerza. Me quejé por el dolor sin abrir los ojos. – ¡Lo siento!

Entoces me di cuenta de quien era el dueño de aquella voz.

Me giré sobre la cama quedando boca arriba, abajo de él.

– ¡Jake! –. Abrí los ojos como platos sonriendo y rodee su cuello con mis brazos. – ¿Qué haces aquí? –. Le pregunté examinando toda su cara.

– Sí, sí, es suficiente. – Christian lo jaló por el cuello de la camisa alejandolo de mí antes de que Jake pudiera contestarme.

Me senté sin poder dejar de ver a mi prometido.

– Jake. – no podía borrar la sonrisa que estaba dibujada en mi rostro.

– Sólo lo traje para que se diera un baño, apesta. – dijo Christian haciendo cara de asco.

Salí de la cama y me acerqué, cojeando, a Jake, tratando de ignorar el dolor. Lo abracé por el cuello y sentí como mis ojos se humedecieron.

– Lorena. – habló Christian con voz firme. Me forcé a alejarme lentamente de mi amado.

Caminaron hacia el baño y se metieron.

Me senté en la cama haciendo una mueca de dolor.

– ¿Qué? –. Escuché la voz de Jake. Mierda, iba a retarlo, lo conocía. – ¿Eres como tu hermano o que?

– ¿Qué? –. La voz de Christian sonaba como si estuviera confundido.

– ¿Quieres verme mientras me baño? ¿Por qué no invitas a Lorena también? Así nos bañamos mientras tú nos ves.

– ¿De qué mierdas hablas imbécil?

Christian no lo sabía. No sabía que Thomas lo había violado. No estaba enterado de que su hermano...

– No me digas que no sabías que tu hermanito era joto. – se rió al decir la última palabra en español.

Jake. Cállate.

De repente se escuchó un golpe, como de algo golpeando contra madera.

Mierda.

Jake salió del baño a toda prisa.

– ¡Corre! –. Gritó.

– ¡No! ¡Jake! –. Mis ojos se abrieron como platos en cuanto lo vi.

– ¡Corre! –. Repitió cerrando la puerta tras él. Se quedó ahí evitando que Christian la abriera. Un golpe (tal vez una patada de Chris) sacudió el cuerpo de Jake pero él se mantuvo en su lugar.

– ¡No puedo! –. Grité cerrando mis manos en un puño al rededor de la sábana.

– ¡Vete! ¡Yo lo detendré!

– ¡No Jake! –. Señalé mi tobillo rodeado por la cadena. – ¡Vete tú! ¡Llama a la policía!

Me miró pensando en qué hacer. No quería dejarme, pero era la única forma en la que podríamos salir con vida.

Salió corriendo tan rápido como sus flacas y débiles piernas le permitieron.

Christian abrió la puerta con los ojos hechando llamas. Corrió tras mi amante.

Me interpuse en el camino de Christian.

– ¡Amor! –. Le toqué el pecho. Aventó mis manos con fuerza. Intenté agarrar sus brazos pero corrió pasando por mi lado. – ¡Chris, no!

Escuché golpes metálicos. Como cubiertos y sartenes chocando unos contra otros.

Corrí cojeando hasta la puerta de la habitación. La cadena me impidió seguir mi camino.

Al pie de las escaleras pude ver a Christian y a Jake peleando en el suelo a golpes.

– ¡Jake! –. Empecé a lastimar mi tobillo por la fuerza que ejercía para salir de la habitación.

Christian se puso sobre su cintura y empezó a golpearlo.

– ¡No! ¡Detente! ¡Por favor! –. Supliqué poniendo las dos manos en el marco de la puerta, como si intentará romper la cadena solo jalándola.

Jake logró poner su rodilla en el abdomen del pelinegro y lo empujó con fuerza.

Corrió hacia la cocina y lo perdí de vista. Christian fue tras él.

Escuché más golpes.

Jake corrió hacia la puerta e intentó abrirla, pero se dio cuenta de que no se podía sin las llaves de las otras cerraduras que Chris había puesto.

– ¡La ventana! –. Grité golpeando involuntariamente el marco de la puerta.

Giró su cabeza hacia la ventana y corrió hasta esta. Christian lo alcanzó, lo jaló por la camisa y lo aventó al suelo entre el sillón y la televisión.

Le dio una patada en el abdomen; ahogué un grito.

Cuando le iba a dar otra Jake lo tomó del pie y lo giró en un ángulo visiblemente doloroso. Christian gritó con fuerza.

Mientras Jake empezaba a ponerse de pie Christian le dio un puñetazo en la nariz tan fuerte que hizo que la cabeza de mi prometido chocara contra el suelo de madera.

Jake se puso boca abajo y vi como sangre salía por su nariz y caía en el suelo.

Christian puso su pie en la espalda de mi amando y lo pisó haciendo que el pecho de Jake chocara contra el piso provocando un horrible sonido.

Levantó un pie y lo estrelló de nuevo contra su espalda. Una, dos, tres veces...

– ¡Christian! –. Me miró. – Por favor... No...

Apretaba la mandíbula y una vena sobresalía de su cuello.

Lo jaló del cabello levantando su cabeza. Jake no pudo enfocar su vista en mí. Toda su nariz, mejillas, y labios, estaban manchadas de su sangre. Una lágrima resbaló por mi mejilla.

Lo tomó por el cuello de la camisa y lo arrastró hacia las escaleras.

Tragué saliva.

Lo soltó, Jake apenas estaba consciente; soltó un gemido cuando su cara golpeó contra las escaleras.

Lo tomó por la muñeca de su mano derecha y empezó a subir con Jake arrastrándose tras él.

Mi prometido apenas y podía meter su mano izquierda para no golpearse más la cara. Me arrodillé cuando pasaron a lado de mí creyendo que se detendría; Christian me ignoró y fue directo al baño. Con dolor recorriendo cada parte de mi cuerpo me puse de pie de nuevo y caminé tras ellos.

Entré lentamente. Jake estaba tirado a lado de la regadera. Tragué saliva.

– Báñalo. – me ordenó Christian mirándome furioso.

Caminé lentamente hacía él.

– Chris... Perdónalo...

Negó con la cabeza. – No estoy de humor Lorena – no quería escucharme suplicar para salvar la vida de Jake y lo sabia –. Báñalo.

No insistí. Christian pasó por mi lado y se sentó en el retrete que estaba atrás de mí.

Me hinqué. Le quité la camisa sucia y ensangretada. Después los pantalones de pijama, dejándolo en calzoncillos.

– Trata de no disfrutarlo. – dijo Christian. Noté el sarcasmo en su voz.

– ¿Puedes... – me giré hacia él –... Meterlo?

– Como me gustaría que me dijeras eso en la cama. – sonrió.

¿Cómo podía estar bromeando en un momento como ese?

– Chris... – cerré los ojos cansada, no estaba de humor para soportar sus chistes con doble sentido.

Se puso de pie y caminó hacia nosotros. Lo cargó por las axilas y lo metió a la regadera acostandolo boca arriba.

Pensé en quitarme la ropa para no mojarla, pero sabía que Christian no iba a ver de buena manera que me desnudara mientras bañaba a mi amado.

Abrí el agua y la puse en una temperatura que consideré tibia.

– Ay Jake. – exclamé en un susurro. – ¿Por qué te esfuerzas en que te lastime?

Entreabrió los ojos para mirarme y sonrió mostrandome sus dientes ensangretados.

– Me he dado cuenta de que me permite verte cuando me lastima...

Reí viendo como mis lágrimas caían sobre su desnudo pecho.

Tomé el jabón y empecé a limpiarlo desde la cintura para arriba. Con mis dedos, delicadamente, acaricié su rostro limpiando la sangre.

Sentía las gotas caer sobre mi espalda, golpeando cada moretón que tenía, me concentré en Jake para no pensar en mi dolor.

– Te vez terrible. – me dijo tomando mi mano y dándole un pequeño apretón.

– Es justo lo que quería que dijeras, sabes que me encanta que me digan que me veo horrible, cariño. – respondí sarcasticamente.

Empezó a reír, pero se combinó con una tos y después escupió sangre.

Me moví para que el agua le cayera a él.

Le bajé los calzoncillos lentamente y con un poco de esfuerzo ya que él no cooperaba mucho.

– Siéntate. – le pedí. Puso sus manos en el piso de azulejo y se esforzó por sentarse haciendo una mueca de dolor.

– ¿Cómo es posible? –. Me miró de arriba a abajo.

– ¿Qué cosa? –. Pregunté sin entender.

– Luces peor que yo, te ha lastimado más a ti que a mí, bueno, parece que te golpeó más veces que a mí y con más fuerza, pero aún así... Tienes mejor aspecto que yo... Parece que no aguanto nada...

Sonreí. – Que no digan que las mujeres somos las débiles de las historias.

– Tú jamás fuiste débil.

Negué con la cabeza. – Lo fui, cuando tenía 18 años...

– No – le dio otro apretón a mi mano –. Sobreviviste 2 años con Christian y el lunático de su hermano, mírame, yo no soportaría estar dos años con ese par...

– Pero no... – bajé el tono de voz para que Christian no me escucharía –. No intenté huir... Fui débil porque me quedé ahí, sólo pensé en mí, no quería salir lastimada, fui su muñeca por miedo a salir herida...

– Lorena, te conozco – tocó mi mejilla –. Sé que no sólo pensaste en ti, también pensaste en tu familia, te observaron por meses, sabían todo sobre ti, me lo dijiste, sabían en donde vivías, si escapabas ellos irían por ti y tus padres, sé que pensaste en tus padres...

– Demonios Jake – le sonreí –. Yo intentando sentirme miserable y tú vienes y me haces sentir mejor.

Le dio otro apretón a mi mano. – Tú no eres miserable y sé que serás una excelente madre de nuestro hijo... o hija – escuché que Christian soltaba un suspiro harto de todo lo que nos decíamos –. Aventé un cuchillo debajo de la cama mientras me arrastraba. – susurró en español.

– ¿Qué? –. No había notado ningún cuchillo cuando fue arrastrado, probablemente Christian tampoco.

– Es por eso que fui a la cocina, tómalo, sal de aquí, después regresas por mí.

No, Jake...

– Dejen de hablar en español. – Christian se puso de pie y caminó hacia nosotros. – ¿Qué te dijo? –. Me miró.

– Nada... Que me ama. – fue lo primero que se me ocurrió inventar.

Christian rió. – Tal vez no hablo español, pero sé como se dice "Te amo" en ese idioma.

– Me dijo un pequeño poema que hizo pensando en mí...

– ¿En serio? –. Levantó una ceja sin creerme. Asentí.

– ¿Quieres que te lo diga? –. Supliqué mentalmente que la respuesta fuera "no".

Negó con la cabeza. Solté aire, disimuladamente, alivida.

Continué pasando el jabón por las piernas de Jake.

Extraño estar así contigo. – dijo cuando mis manos llegaron a sus muslos.

Sonreí sonrojada. – Basta Jake.

Tomé el shampoo, vertí una buena cantidad en la palma de mi mano y después la eché sobre su cabello. Empecé a tallarlo.

– Déjalo – apartó mi mano con suavidad –. Yo puedo hacer esto...

Se puso de rodillas y empezó a tallarse con tanta fuerza el cabello que creí que se lastimaría. Dejó que el agua le quitara todo el shampoo. Levantó la cara, abrió la boca, dejó que el agua se introdujera en ésta, cerró la boca y después escupió el agua que se había mezclado con un poco de sangre.

– Que asco... Hace más de 2 meses que no me lavo los dientes...

Me puse de pie. Las rodillas me dolían por estar tanto tiempo arrodillada.

Tomé una toalla y cubrí su desnudo cuerpo. Empecé a explimir mi blusa y el short corto.

Fui la primera en salir de la habitación. Abrí el clóset y saqué unos calzoncillos, un short deportivo y una camiseta. Agarré los bóxers para ayudarlo a cambiarse frente al ropero.

– No Lorena, esto no puede ser, ¿cómo es posible que me ayudes a cambiarme cuando apenas me dio unos cuantos golpe?, mírate... Yo me visto.

– ¿Seguro? –. Asintió.

Cuando se hubo cambiado Christian dijo que lo regresaría al sótano.

– Chris... –. Jake me miró con el entrecejo fruncido, claro, le había puesto un sobrenombre a mi secuestrador y violador.

– ¿Qué pasa cariño? –. Jake lo fulminó con la mirada pero Christian lo ignoró.

– ¿Puedes dejar que Jake se lave los dientes? – Christian levantó una ceja –. Imagínate no lavarte los dientes en 3 mese... Por favor...

– Tienes razón... Pero... Me darás un beso ahora mismo.

– Lorena. – Jake caminó hacia mí negando con la cabeza.

Le di un beso rápido en la comisura de los labios.

– Sé que después me lo darás mejor... – me tomó por la cintura.

Chinga tu madre imbécil. – dijo Jake. No pude evitar soltar una pequeña risa.

– ¿Qué dijiste? –. Christian me soltó y caminó hacia él.

– No dijo nada. – me interpuse entre ellos cojeando.

– Lávate los dientes rápido Rubio – volteó a verme –. Después compraré otro cepillo...

Asentí.

Jake se lavó los dientes unas 5 veces. Salió de la habitación y Christian lo tomó del hombro. Cuando pasé frente al balcón me sentí mareada, mi vista se oscureció y mis extremidades se adormilaron. Caí al suelo.

– ¡Lorena! –. Christian soltó a Jake, quien también cayó al suelo, y me tomó se los brazos.

– Ni que te preocuparas tanto por ella. – la ira en la voz de Jake se notaba a kilómetros.

– Jake – voltee a verlo –. Él si se preocupa por mí.

Miré a los ojos a Chris, quien sonrió al escucharme decir aquello.

Me ayudó a ir a la cama. Después pasó un brazo de Jake sobre sus hombros y caminaron a la puerta de la habitación.

Jake volteó a verme a los últimos segundos de salir de la habitación.

Te amo. – leí en sus labios.

Yo también. – respondí sin sacar ruido alguno de mi boca.

En cuanto se cerró la puerta bajé de la cama y me puse de rodillas.

Pegué la oreja al suelo y miré bajo la cama.

Como había dicho. Había un cuchillo con dientes de la cocina.

Estiré mi mano y en cuanto mis dedos sintieron el mango cerré mi mano en un puño.

Me levanté y lo metí en el cajón de la mesita de noche. Caminé al baño, tomé una toalla y rodee mi cuerpo con ésta.

Cuando salí de la habitación me di cuenta de que había dejado mojado el suelo en la zona en la que me había agachado a lado de la cama para tomar el cuchillo.

Tiré la toalla y la moví con el pie para limpiar el agua.

Me quité la ropa, quedando completamente desnuda. Caminé cogiendo, la llevé al barandal del balcón y la extendí para que se secara.

Levanté la toalla justo en el momento en el que Christian entraba a la habitación.

– ¿Qué haces desnuda? –. Preguntó con una sonrisa de lado.

Me escogí de hombros y pasé la toalla por debajo de mis axilas.

– Estaba muy mojada mi ropa.

– ¿Y por qué no te la quitaste antes en vez de mojarla? –. Se estaba burlando de mí, lo supe.

– ¿Te gustaría que me hubiera desnudado frente a Jake?

– Tienes razón... – se encogió de hombros –. No me gustaría ver como se le para la pequeña cosa que tiene colgando entre las piernas.

– No se le hubiera parado. – aseguré.

– ¿Cómo lo sabes?

– No todos piensan solamente en sexo, Christian.

–No, pero es casi imposible que a un hombre no se le pare si ve a una chica tan sexy, como tú, desnuda.

– Por suerte yo me conseguí a alguien que no le importó no tener sexo conmigo por 6 años sólo por verme feliz. Eso, amigo mío, es amor.

Puso los ojos en blanco.

– ¿Puedes desatarme el tobillo? Me costó mucho trabajo que no se mojara en la regadera y ahora quiero bañarme bien, aprovechando que ya estoy mojada...

– ¿Por qué nunca me dices que estás mojada? – preguntó con una sonrisa llena de morbo –. Me encantaría que te mojaras conmigo.

– Estás hablando como Thomas... – dije recordando una conversación parecida que habíamos tenido el primer año nuevo que pasé con ellos.

Rió. – Tienes razón. – fingió un escalofrío exagerado.

Salió de la habitación y regresó con las llaves.

Cuando me soltó fui al ropero y tomé algo de ropa al azar.

Entré al baño, abrí la llave de la regadera y la dejé correr sin meterme.

Puse la ropa sobre el retrete y la levanté mirando lo que había agarrado. Un gran suéter blanco, un brassier del mismo color y unos bóxers negros de Jake.

Me lo puse intentando no tocar los moretones que aún me dolían. Cerré la llave de la regadera. Me miré al espejo y respiré profundo.

Tenía otra oportunidad para escapar y no la iba a desaprovechar.

Continua llegint

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