CAPÍTULO 2
"Nunca fue y nunca sera"
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Ahí estaba ella, atrapada en la oscuridad, en el pequeño mundo compuesto por cuatro paredes. Ahí a su conciencia le gustaba juega a las barajas contra los demonios a su alrededor, demonios compuestos por sus propios fantasmas. Que siempre iban a donde fuera como si esta arrastrara bloques amarrados a sus tobillos, eso era agotador, solo mirar la grisácea pared de concreto que conformaba la oscura habitación cuadrada que tanto estaba acostumbrada a habitar ya que la Habitación de Castigos se sentía permanente debido a la frecuencia con la que terminaba allí a causa de su mal comportamiento.
Aquella vez solo le quedaba mirar con ira a aquella pared distorsionada por una distorsión que solo existía en su mente, una distorsión que marcha a toda velocidad producto de estar sedada. No se sorprendería si por culpa de las drogas empezaba a ver a un caballo bailar en una esquina, no se sorprendería porque si no era por la droga era por su cabeza dañada que le hacia ver cosas que no estaban ahí.
Una vez vio una puerta, fue estúpido lanzarse hacia ella y terminar rompiéndose la nariz al chocar con la pared. Se había reído mucho.
Pero los sedantes eran lo de menos ahora, sentirse desorientada ya era costumbre, lo que le molestaba era aquel estúpido ruido. Más de veinticuatro horas en el cuarto de castigo y la mitad de estas se las pasaba quejándose de que los malditos sedantes fueron suficientes para parecer ebria, pero no para caer inconsciente y así no tener que escuchar aquella maldita canción. La canción que colocaban para que se calmara o, según ella, para acabar con el poco juicio que le quedaba. Por lo general la musica no le jodia tanto la existencia como lo hacían las personas que la rodeaban custodiándola día y noche, pero aquella cancionsita le provocaba un peor humor del que siempre llevaba encima.
—¡Dios, no me gusta esta puta canción! —refunfuña tapando sus oídos, pegándose las palmas de las manos a sus lastimadas mejillas. Arañadas con anterioridad por sus propias uñas.
Podrás volar.
Al despertar.
En una cama de nubes.
Suaves cómo algodón.
Gruño más fuerte tirando de su rubia cabellera al oír la letra de la dichosa canción rusa. Como se arrepentía de saber ruso y entender por completo aquella basura sin ritmo.
—Quieren matarme — pensó en voz alta viendo hacia arriba, dedicándole una mirada de profundo odió al techo — Oh... ¿Quieren que los mate? —frunció sus delgadas cejas y al final soltó una pequeña risita negando con la cabeza.
Definitivamente querían saber hasta que grado podría soportar aquél ensordecedor sonido. Una voz muy suave y melodiosa. Muy calmada, tranquila, malditamente irritante. Todo lo que a ella le provocaba unas inmensas ganas de golpear su cabeza contra la pared más próxima. Cada vez que miraba el parlante ubicado en una de las esquinas del alto techo, maldecía el collar anulador al rededor de su cuello que le paraba de hacerlo pedazos. Su meta de hoy era quejarse hasta que le trasladaran a la estúpida habitación de paredes acolchadas donde podía tomar una buena y larga siesta si ignoraba la inútil y cliché camisa de fuerza.
Pero, para su desgracia o no, aquel días - o noche, no estaba segura. Era difícil ubicarse cuando no tenías ventanas en tu lindo pec house de manicomio - sus quejas fueron interrumpidas por el sonido de las gruesas puertas de metal de su celda siendo abiertas, provocando que su mirada fuera a dar a aquél punto donde uno de los guardias caminaba lentamente hacia ella.
Sonrió.
—¿A qué se debe tan cordial visita? —preguntó con voz cargada de sarcasmo, su espalda estaba apoyada contra una de las paredes —Perdonen el desorden, si hubiera sabido que una tropa de soldaditos armados venía a visitarme, hubiese limpiado. Uhm... Quizás no — hizo un sonido de asco —Lo lamento chicos, es que estoy algo drogada... — los miró soltando una adormecida risita —No voluntariamente, no hay vicio.
El hombre la tomo bruscamente del brazo colocándola de pié, sin decir una palabra aún, la arrastró fuera de la habitación. La mujer se quejo fastidiada mientras se dejaba llevar por aquel hombre, no teniendo de otra ya que sentía todo su cuerpo flojo como para pegarle una patada en el pecho y alejarlo de ella. Con la mirada un tanto soñolienta le miro con todo el aburrimiento que era capas de trasmitir, este poseía un casco que le impedía verle el rostro. Era inteligente cubrirse el rostro, porque si se dejaban ver por ella este seguro seria su primera víctima de la semana solo por jalonearla de aquella forma.
Pero desconocían por completo que ella era tan condenadamente inteligente, que era capas de reconocerle ente sus clones por sus simples gestos. Ellionor era observadora, y siempre sabia a quien matar.
—¿Qué no hablas? — se dirigió al mismo que la arrastraba, su voz se sentía pesada —Vamos hombre ¿Eres mudo, sordo o un auténtico amargado?... — el hombre le propino un brusco empujón hacía adelante para que avanzara sola.
El mundo giró a su alrededor producto de un mareo, le fue imposible no tropezar con sus propios pies y caer sobre sus rodillas al suelo, las risas de algunos de los hombres no se hicieron esperar, disfrutando verla desorientada.
Ella se unió a sus risas de manera sarcástica —¿Muchachos? ¿Alguno de ustedes se dejaría matar? Aunque sea un poquito... — gruñó cuando la volvieron a levantar con brusquedad —Prometo que dolerá, mucho.
El hombre la sacudió para que se callará, provocándole más pasos desorientados. Pero esta vez no se permitió caer. El sujeto le hablo —La respuesta a tu pregunta, escoria. Es que tienes una llamada — respondió al final de manera cortante —Lo que es sorprendente ya que, ¿Quién podría querer hablarte a ti?
La rubia se rió —Oh, ¿Le robaste esas supuestas palabras hirientes a un niño de preescolar? Mal, mal, mal... ¿Qué seguirá? ¿Mi mamita no me quiere? — hizo sonidos de llanto fingido —Debes ser muy popular entre tus amigos... Seguro tu último encuentro sexual fue con tu mano izquierda...
El hombre, enrabiado, la tomo del cabello comenzando a arrastrarla de aquella forma. Ellionor tuvo que enterrar sus dedos en la muñeca de aquel idiota para no ser completamente arrastrada de su largo cabello con tan poco tacto. Pero sí, que el tipo la estuviera arrastrando utilizando su mano izquierda confirmando que era zurdo. Agradecía que tuviera guantes porque no toleraría que tocara su bonito cabello con las manos descubiertas.
Sin dudas le rompería el cuello cuando tuviera una mínima oportunidad.
Inclino la cabeza como pudo debido al incómodo modo en el que le tenían agarrada y miró a la docena de guardias armados delante de ella para ver si uno de estos saltaba a decir que era una broma lo de la dichosa llamada. Aunque claro, ninguno de ellos parecía tener sentido del humor como para hacerle una broma a ella, la personas que había amenazado con lanzar a más de uno por algún barranco. Quizás por eso ya ninguno se reía de sus chistes, era por eso, o porque los chistes de humor negro solo les daban risa a algunos psicópatas.
Pase a como se encontraba, siguió hablándoles como si su furioso movimiento contra su cabello no fuera nada.
—¿Llamada? Yo nunca recibo llamadas — el guardia tironeo de su cabello provocándole dolor. Pero no lo demostró, las sacudidas y el dolor mezclado con todos los sedantes que llevaba encima no eran una buena mezcla en aquel momento, pero igual funcionaba para distraer su mente un poco de todo y concentrarse en ser condenadamente impertinente.
Detestaba sentirse mareada, pero más detestaba el no poder defenderse por completo. Le desesperaba, solo le quedaba su lengua viperina como autodefensa. Y claro que la iba a usar.
Hizo una mueca y continuó —Al menos que mi abuela muerta... Despertara de su asquerosa tumba y llamara para saber... Como está su nieta menos favorita. Y si es así, diganle a esa vieja endemoniada que se puede regresar al infierno... ¡Trato de envenenarme una vez! — enterró más sus uñas en la muñeca de él, maldijo a la manga de su traje que lo protegía de su afilada manicura. Resultado de manipular y amenazar a una enfermera.
—Camina y cállate.
Rodó los ojos al escuchar el tono de reproche en la voz del guardia.
Siguió su caminó por los largos he insípidos pasillos grises de aquélla prisión para locos, pasaron por frente a puertas cerradas donde golpes y gritos sordos se hacían escuchar. La rubia saludo a algunos como si estos fueran viejos amigos con los que jugaba a las cartas, esta acción sacaba más de sus casillas a los guardias. Quienes la empujaron sin ningún cuidado hasta que llegaron a una gran habitación con pequeños cubículos telefónicos. Ellionor miró a su alrededor realmente sorprendida.
—Así que lo de la llamada iba enserio — murmuró para si misma comenzando a caminar hacia donde le indicaban. O le empujaban, ya no le veía diferencia a las acciones de aquellos imbéciles que muy poco tiempo seguiría soportando.
Entro en la caseta que debía ocupar y se llevó el teléfono a la oreja, escuchando sólo el sonido de una lenta respiración al otro lado de la línea —¿Qué?
Su voz sonó fría, como quería que sonara, como debía sonar. No quería llevarse la sorpresa de hablar con alguien poco agradable. Ya le había pasado algunas veces en el pasado, pero la verdad ¿Qué esperaba si atendía llamadas que no eran para ella? La gente solía ofenderse rápido. Y ella era entrometida.
—Hola Ellie.
Esa voz, ella conocía esa voz.
¡Como olvidarla! Jamás olvidaría a su amiga no tan amiga pelirroja. Aunque no quisiera, la imagen de aquélla mujer estaba grabada en su cabeza, era lógico para una persona que no podía olvidar. Recordaba cada instante, minuto y hora de su vida. Esa era su maldición y estaba condenada a vivir con ella. Pero aveces era una maldición un tanto útil, como en aquella ocasión. Además aquella perra era la única con el derecho a ponerle un diminutivo tan estúpido.
—¡Natasha! Que alegría escuchar tu voz — dijo fingiendo alegría, toda la que puedes fingir al escuchar a la persona que te metió en prisión. Le dolía la cabeza, los sedante empezaban con sus peores efectos —¿Dime a que se debe tu llamada?... La última vez que nos vimos he... Oímos terminaste con un brazo roto y yo electrocutada, inconsciente y metida en mi pesadilla personal... Por cierto, gracias, aquí me tratan de maravilla.
—Me alegra saber que te están tratando bien, Ellionor. Pero no te llamo para eso — pausó —Aunque te escuchas un tanto cortada, ¿Qué tan mal estás?
La rubia se rió —Como la mierda... Las drogas aquí no son divertidas, Ma cherée.
—Gran historia. Ahora, vamos a mi punto...
Le interrumpió —Lo intuyo, quieres algo, lo sé. No soy idiota, tengo un coeficiente intelectual envidiable... Y es obvio — puso los ojos en blanco —¿Para que más llamarías? Para soltar un Hola Ellie, que gusto hablarte, ¿Todo bien en la prisión donde te metí?...No, Zorra.
—Me gustan mis propios intereses. Y la verdad no siento el no llamar, no eres muy agradable.
—Y La Viuda Negra siempre será interesada — continuó jugando con el cable del teléfono —Dime Nati Bombón, ¿Qué quieres ahora? Espero no sea nada lésbico, sabes que no le voy a ese bando, pero por ti puedo hacer una exención — Soltó una fuerte risotada que alerto a los guardias de afuera, que de inmediato sostuvieron bien sus armas. Un poco paranoico de su parte —No es como si pidiera hacer mucho aquí adentró.
—Primero; agradecería que dejaras de interrumpir. Segundo; ambas sabemos que estás ahí porque así lo quieres. Y por ultimo, necesitamos tu ayuda...
Ciertamente, estaba ahí también porque estaba harta de que le persiguiera de aquí para allá a donde fuera. Y estaba lista para aclararle aquello, pero algo en las palabras de la Ex Agente llamo su atención —Espera, espera. ¿Necesitamos?... ¿Hablas de ese grupo tuyo? — Volvió a interrumpirla con burla, arrugando la nariz —¡No, no me lo digas! Es obvio.
Que ella fuera tan intuitiva y inteligente, solo era otro de sus métodos para fastidiar. Le gustaba presumir —No interrumpas — la rubia rueda los ojos ante su tono de regaño —Necesitamos... — Ellionor volvió a reír —Necesitó, que localices algo.
—¿Y qué tendré yo a cambio? — la pregunta salió con naturalidad, denotando lo acostumbrada que estaba al hacer "favores" por algo a cambio —Amour, soy una interesada como tú aveces, no te ofendas... O ofendete, me gusta desquiciar gente.
—Tendrás a cambio tu libertad — respondió de inmediato. La rubia descubrió con eso que se le había ocurrido el llamarla como ultimo recurso apresurado, por lo que no tenía que ofrecerle exactamente. Y ella sacaría provecho de ello.
—Eso... Eso es... — Ellionor llevó una mano a su pecho aún sabiendo que ella no la veía, si iba a fingir drama lo haría como se debía —Es una porquería, ¡Vamos!... ¿Así negocias?, Eso es basura amiga. Toma nota porque te daré mis peticiones.
—Ellionor... — su voz se escucho desganada.
—Primero quiero un maldito jugo de naranja ¿Sabes lo difícil que es conseguir jugo aquí? Tuve que apuñalar a un tipo el otro día.
—Ellionor hablaremos de tus condiciones en persona y te prometo que te conseguiré ese jugo sin la necesidad de tener que apuñalar a alguien, pero eso es relevante ahora...
—Me gusta apuñalar personas — pausó y miro hacia arriba con una mueca pensativa —¿Quizás fui pandillero en otra vida? O quizás estoy muy loca — se rió —Oh, oh, ¡También quiero un pony!... — el infantilismo era parte de ella desde hace mucho, era parte de su locura. Así que sí, si ella quería un maldito Pony lo obtendría.
—Ellionor concentrate por una vez en tu vida, necesitó que vengas a Midtown Manhattan. Quiero que te comuniques conmigo y soló conmigo al llegar y... Espero que no te sea un problema salir de ahí.
El único problema seria lo desastroso que quedaría todo a su alrededor si se decidía por escapar. Muchos se la debían, había tantas amenazas de muerte que cumplir que no le cabían en los dedos, y se encargaría de cada una. Sin clavos sueltos.
Escapar era complicado, pero no imposible, ella era inteligente y manipuladora. Peligrosa. Escapar le seria divertido porque lo difícil era divertido. Y ya se había decidió participaría en aquello que Natasha quería de de un principió, pero igual se haría la difícil.
—Ma cherée, tu más que nadie sabe que amo participar en cualquier desorden — pausó para soltar un suspiro, estaba físicamente agotada, pero continuó —Aunque, preguntate. ¿Localizar algo me interesaría? ¿Es eso llamativo? No, es mierda... Pero ese Pony me llama la atención.
—No voy a rogarte.
—Aburrida — pegó el auricular más a sus labios y disminuyó el sonido de su voz cubriéndolo con la otra. Le dio una sonrisa a la nada, sin antes dirigir una mirada disimulada a los guardias de afuera —Cuenta conmigo — sonrió —No me perderé de la diversión. Más te balé que sea divertido, porque cuando estoy aburrida... — dirigió su mirada directamente al guardia que le había tirado del cabello —Alguien muere.
|EDITADO: 2019|
|SEGUNDA EDICIÓN: 18/02/2020|
Sí, estamos leyendo a una Ellionor un poco diferente a la anterior edición. Es mucho más inteligente y le gusta presumir de eso, también esta más "sangrienta" y ruda. (Se supone que es una loca mercenaria, así que shi)
Espero les guste, no estaría mal si comentaran que les parece.
Gracias♥