Katie.

Von Katsul_17

342K 27.6K 2.8K

Katie tiene veinte años, una vida de abusos demasiado difícil que cambia drásticamente de un día para el otro... Mehr

Actualización.
2. -Viaje.
3. -¿Amigos?
4. -Nueva casa.
5. -Chicos.
6. -Día uno.
7. -Gracias.
8. -Extraña pelirroja.
9. -Perdida.
10. -Charla paternal.
11. -¿La mala?
12. -Confianza.
13. -El mejor día de mi vida.
14. -Emoción.
15. -Instinto adolescente.
16. -Ataque.
17. -Historia.
18. -Recuerdos.
19. -Compras.
20. -Sin miedo.
21. -Vergüenza.
22. -Psicólogo.
23. -Nuevos sentimientos.
24. -Peligro.
25. -Fotografía.
26. -Pesadilla.
27. -Inseguridades.
28. -Abigail.
29. -Ganas.
30. -Incomodidad.
31. -Excitación.
32. -Negación.
33. -Madrugada.
34. -Preguntas.
35. -Imposible.
36. -Pánico.
37. -¿Hematoma?
38. Cambio de mentalidad.
39. Clases.
40. -Ignorar.
41. -Confesión.
42. Querer, deber y poder.
43. Confianza.
44. -Desconfianza.
45. -Cambios.
46. -No más debilidad.
47. -La verdad.
48. -Futuro.
49. -Cumpleaños.
50. -Epílogo.

1. - ¿Mike?

19.7K 862 133
Von Katsul_17

Después de dos semanas mi madre perdió la batalla contra aquel accidente. 

Parecía que estaba bien anoche y recuperándose cuando salí de verla en el hospital, pero de madrugada recibimos la llamada de que se había ido para siempre.

Me sentía una pésima hija porque no podía llorar su pérdida. No la echaría mucho de menos después de estos últimos seis años en los que me había estado ignorando todo el tiempo.

Cuando yo tenía trece años, mis padres se divorciaron porque Crystal, mi madre, le era infiel a Jayden, mi padre, así que ella se fue con ese hombre y mi padre desapareció del mapa. Literalmente.

Nunca se supo donde estaba su paradero, si estaba vivo, si estaba muerto, si tenía otra familia, si trabajaba y dónde... Nada, era como si se lo hubiera tragado la tierra.

John, el novio de mi madre, era un completo cabrón conmigo desde que cumplí los quince años. El mismo día de mi cumpleaños, por la noche, abusó de mí y había seguido haciéndolo hasta hoy, cinco años después.

No podía huir de ellos. Lo intenté muchas veces sin éxito alguno. Incluso cuando ya no era menor de edad, me seguían buscando para llevarme a su casa. Siempre me encontraban para traerme de vuelta diciendo que estaba mentalmente enferma y no podía valerme sola o estar sola, así que nadie les decía nada porque pensaban que ellos eran los que tenían razón.

De todos modos, no importaba dónde me escondiera o dónde fuera porque siempre me traían de vuelta, así que al final lo di por perdido, me di por perdida a mí misma. Ya no podía soportar sus castigos, lo acepté y me rendí.

Crystal trabajaba de noche y no sabía dónde porque nunca hablaba de eso, pero solía escucharla llegar muy tarde a su departamento cuando esos tacones altos resonaban en las baldosas del piso.

Incluso olores extraños entraban por la rendija de la puerta de mi habitación. Olía a humo, alcohol y fuertes perfumes masculinos entremezclados, así que solo podía sentir dónde trabajaba y qué hacía.

Sabía que ella había sido enfermera durante mucho tiempo cuando yo era pequeña, pero luego dejó de hablarme y dejó de decirme cosas, así que no sabía casi nada de ella. Solo podía sospechar.

Ya tenía veinte años.

Mi madre acababa de morir hace dos semanas y mi padre no estaba a la vista. John y Crystal no estaban casados y yo ya era 'mayor', sí, pero como no estaba mentalmente estable necesitaba a alguien que me cuidara por mi propio bien como aquella terapeuta en el hospital en el que estaba mi mamá me dijo cuando me revisó.

Para ser sincera, ni siquiera terminé la secundaria porque no podía soportarlo más. No podía concentrarme en nada más que en lo que sucedía en aquel piso en ese momento, así que dejé mis estudios y me aislé del mundo.

Esa fue la razón por la que tuve que volver a estudiar en una escuela especial para adultos y la razón por la que necesitaba a alguien que me cuidara.

La persona que figuraba en los papeles como la persona a cargo de mí si algo les pasaba a mis padres cuando yo era menor era el mejor amigo de mi padre, un hombre llamado Michael, así que decidieron que él iba a ser 'mi tutor', o mi cuidador mejor dicho, mientras me recuperaba de todo esto y mi salud mental se recuperaba.

Por alguna razón, ese nombre no me sonaba, pero me recordaba a uno muy similar, 'Mike', y ese me parecía mucho mejor. Me sonaba muy familiar.

Vagamente tenía recuerdos de mi infancia, preadolescencia y adolescencia. No recordaba tener más familia ni hermanos siquiera, porque Crystal había empezado de cero con John, no queriendo saber nada de su antigua vida.

Cuando Crystal falleció y estaba mirando las cosas que había acumulado en este tiempo pensando que podría tener algunos recuerdos, como la foto que yo guardaba de mi padre, noté que no tenía fotos de nuestro pasado o incluso de mi infancia.

Nunca quiso hablarme de nada relacionado con nuestro pasado y no recordaba nada desde que John empezó a abusar de mí. Mi vida había estado en constante caos durante los últimos años.

Entonces lo supe. 

Ella quería ver a mi padre en la miseria y por eso fue que se quedó conmigo, no porque realmente quisiera hacerlo u ocuparse de mí, así que si ella en algún momento se llegó a enterar de lo que John me hacía, nunca dijo nada ni lo impidió.

Ahora yo estaba sentada en la sala de espera de una institución mental en la que estuve estos últimos días con mis maletas, esperando por el hombre que iba a ser mi cuidador legal hasta que volviera a estar estable.

Entonces seguí pensando.

No sentía absolutamente nada hacia mi madre y la situación en sí. No sentía pena o lástima, ni siquiera me sentía triste. Había ido a su funeral y a su entierro, sí, pero por obligación, prácticamente.

Hubo momentos muy incómodos porque la gente me miraba con compasión. Me decían palabras como 'pobrecita', 'pobre chica' o cosas de este estilo con pena y lástima. Me acariciaban la espalda y me ofrecían sus condolencias, pero no me importaba en lo más mínimo.

Todo el tiempo había estado temblando y temblando mirando a John, quien ni siquiera estaba llorando por la pérdida de su supuesta 'maravillosa novia'.

Estaba de pie, con las manos juntas y hablando con otras personas como si esa reunión fuera algo ordinario, como si fuera una reunión normal de amigos y no un funeral. Incluso tuvo el descaro de reírse de algún chiste que contó con sus conocidos, pero ni siquiera miró el ataúd.

Lo único que podía sentir en ese momento era alivio por estar lejos de él y, aunque suene cruel, estaba feliz por lo que le pasó a Crystal porque solo así podría tener una vida como cualquier otra, con una persona normal cuidando. a mí.

Lo único que podía sentir era alivio de estar lejos de John y, aunque pudiera sonar cruel, me llegaba a alegrar de lo pasado con Crystal porque solo así podría llegar a tener una vida como otra cualquiera, con una persona normal a mi cargo y una vida decente.

Una señora de unos sesenta se acercó a mí en la sala de espera de la institución, llamó mi nombre y, en vista de que yo seguía mirando la ventana a mi derecha ignorándola, palmeó mi hombro.

—¿Sí? —La miré.

—El señor Ellison está aquí, Katie. —Asentí suponiendo que ese sería Mike porque no recordaba ni siquiera su apellido.

Me dio una sonrisa que no devolví y me hizo un gesto de cabeza para que la siguiera, así que eso hice después de levantarme, colgarme una maleta a un hombro y empezar a rodar la otra por el parqué del suelo.

Salimos de la sala de espera y recorrimos un enorme pasillo oscuro en el que algunas personas jóvenes como yo señalaban y murmuraban asomadas a las puertas de las habitaciones.

Ignorando a todo el mundo, como había estado haciendo estas dos semanas, llegamos al despacho principal, por así decirlo, donde mi cuidador estaría rellenando mucho papeleo para sacarme de aquí.

Dejé de rodar la maleta y la paré de pie a mi lado con un sonido seco para llamar la atención de los dos hombres a ambos lados del escritorio, Mike y el Sr. Morgan, el director de la institución y encargado de este tipo de cosas.

Pareció funcionar cuando sus miradas se centraron en mí, mis maletas y la señora mayor que me acompañó hasta aquí, pero que ya estaba saliendo por la puerta de nuevo.

Miré al hombre que debería ser Mike. No era muy alto, apenas unos centímetros más que yo y eso que yo era de estatura media, como de unos 1,60cm. Tenía unos grandes ojos azules grisáceos, una nariz puntiaguda, labios pequeños y el pelo castaño claro peinado de punta hacia arriba.

Se levantó de la silla y pude ver su vestimenta también. Camisa blanca de botones con rayas azul claro, pantalón beige de vestir, zapatos marrones oscuros y un pequeño bolso bandolero cruzando su cuerpo, desde su cuello hasta su costado.

—Hola, Katie. —Me saludó con una voz suave.

Asentí en forma de saludo y Mike comenzó a hablar algo con el Sr. Morgan en voz demasiado baja como para que mis oídos lo escucharan, pero supuse que le estaba contando sobre mí, mis personalidad callada, sumisa y tranquila, o incluso de los recientes eventos.

Después de que John comenzara a abusar de mí todas las noches desde mis escasos quince años, no hablaba salvo lo esencial y no me acercaba a ningún hombre, pero aquí no podía hacer nada.

Me aterrorizaba acercarme a alguien por miedo a que fuera como John, por miedo a que me hicieran daño tanto física como psicológicamente o por miedo a que abusaran de mí como lo hizo él.

No quería estar rodeada de hombres, pero no era mentalmente estable. Necesitaba a alguien que me cuidara durante un tiempo y, me gustara o no, ese era Mike, mi cuidador, con quien supuse que compartía algunos recuerdos, pero prácticamente no lo conocía de nada.

No sabía si el hombre de ojos azules tenía alguna idea de mi pasado, aunque no creía que pudiera saberlo, porque nadie sabía absolutamente nada de lo que me hacía John. Ni siquiera aquí en el centro psiquiátrico quería dar esa información y todos pensaron que estaba traumatizada por lo que le pasó a Crystal.

Solo me había quedado aquí hasta que Mike vino a buscarme, así que no quería tener ningún tipo de relación con la gente de este lugar.

—Bien, Katie, ya puedes irte con el Sr. Ellison. —Dijo el Sr. Morgan trayéndome de vuelta a la realidad.

Asentí de nuevo y Mike agarró la maleta de ruedas, haciéndome dar un pequeño brinco de retroceso para alejarme un poco de él. No quería estar cerca de nadie que fuera del género opuesto al mío.

Mike seguramente creyó que era desconfianza por casi no conocernos y me sonrió para hacerme sentir sin miedo, pero eso no iba a pasar, así que solo me hice a un lado y él salió delante.

Algunas personas adultas, jóvenes o adolescentes le miraban, murmuraban cosas, nos señalaban y se emocionaban, incluso algún atrevido se acercó para pedirle una foto o un autógrafo.

¿Por qué?

Tendría que averiguarlo, pero no le quería preguntar a él directamente o de forma descarada, así que recurriría a la información de un buen amigo y aliado; Internet.

—¿Quieres despedirte de alguien, Katie? ¿Algún amigo? —Preguntó Mike a unos pasos de la puerta principal y negué con la cabeza, pero sin parar de caminar. —No hablas mucho, ¿o me equivoco? —Volví a negar y suspiró.

Oí que por lo bajo murmuró un "va a ser más difícil de lo que pensaba", pero ignoré eso porque sabía que tenía razón. Era comprensible si no sabíamos nada el uno del otro y yo no quería estar cerca de ningún hombre, así que le seguí hasta el coche en silencio.

Metió la maleta en los asientos traseros y yo me subí ahí detrás también aunque me había dicho que me subiera en el asiento del copiloto, pero le ignoré sentándome al lado de mi equipaje.

Miré por la ventana trasera el edificio por última vez mientras de reojo veía a Mike subirse al asiento del conductor, regular los espejos retrovisores y acomodarse con el cinturón de seguridad, lo que me recordó ponerme el mío.

—¿Te gustan los aviones? —Preguntó poniendo el coche en marcha. Me encogí de hombros. -Espero que sí porque nos vamos a subir a uno. —Fruncí el ceño mirándole de reojo para no hacer contacto visual. —Mi casa no está aquí en Nueva York, está en Los Ángeles, por eso tardé un poco en llegar. Bueno, por eso y por el trabajo. —Me explicó como si me lo debiera.

Suspiré y me dejé arrastrar un poco en el asiento hacia abajo poniendo las manos en mi cara y restregándolas para saber si esto era un sueño o era real.

¿Dónde me estaba metiendo y quién coño era este hombre?

Weiterlesen

Das wird dir gefallen

4.6M 246K 61
[Libro #3 de la serie amores verdaderos] Nota: Las cinco historias están relacionadas pero ninguna es secuela de la otra; no es necesario leerlas en...
347K 11.6K 37
El amor es incondicional. uno no elige a quien amar ni renunciar a lo que uno mismo es. Y así es como el león se enamoró de la oveja -¡Qué oveja tan...
7.9M 315K 43
Lara, una chica irreverente es enviada a un remoto lugar en México. Si de por sí es horrible estar aquí lejos de la tecnología y de las cosas que con...
76.7K 1.5K 8
-Vas a estar siempre a mi lado, Anne. Solo la muerte podrá arrancarte de mis brazos porque si te alejas de mí voy a matarte, adornare tu hermosa fren...