Heed ➳ h.s (español)

By harrysmug

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Su bolígrafo no podía moverse lo suficientemente rápido para ir a la par de su corazón al verla. © reganrile... More

Heed | Harry Styles.
Uno: Fragmento.
Dos: Apple Jacks.
Tres: Oración.
Cuatro: Prueba.
Cinco: Mirada.
Siete: Mercado.
Ocho: Desayuno.
Nueve: Bien.
Diez: Negocios.
Once: Cita.
Doce: Windex.
Trece: Taxi.
Catorce: Sobre.
Quince: iPhone.
Dieciséis: Patito.
Diecisiete: Yankees.
Dieciocho: Ascensor.
Diecinueve: Fresas.
Veinte: Escandaloso.
Veintiuno: Tinta.
Veintidós: Servilleta.
Veintitrés: Auto.
Veinticuatro: Borrar.
Veinticinco: Azul.
Veintiséis: Salario.
Veintisiete: Problema.
Veintiocho: Crucigrama.
Veintinueve: Todopoderoso.
Treinta: Encaje.
Treintiuno: Ducha.
Treintidós: Ignorada.
Treintitrés: CEO.
Treinticuatro: Llamadas.
Treinticinco: Confianza.
Treintiseis: John
Treintisiete: Conquistar.
Treintiocho: Acusada.
Treintinueve: Vodka.
Cuarenta: Caja.
Cuarentiuno: Oficina.
Cuarentidós: Tragos
Cuarentitrés: Momento.
Cuarenticuatro: Mensajes.
Cuarenticinco: Sexting.
Cuarentiseis: Historia.
Cuarentisiete: Relax

Seis: Este.

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By harrysmug

Harry

Harry permaneció pacientemente detrás de los otros, esperando ver los resultados de su prueba. No le sorprendió ver a algunos de sus colegas llorando o chillando porque habían sido puestos en un puesto inferior.

Trazó los dedos sobre los nombres del tablón, riendo para sí mismo mientras descendía en la lista. Casi estaba alardeando, mirando los nombres más bajos primero antes de dirigirse a los primeros. Sonrió al ver el anunciado: "Harry Styles... 100%" En la cima del tablón.

La entera línea a sus espaldas gimió ante su sonrisa engreída, sus ojos aterrizaron en Charlie al caminar dentro de su cubículo.

Olvidé mirar dónde quedó, pensó.

No había visto su nombre en los más bajo, así que posiblemente ni siquiera hubiera figurado. Se mordió los nudillos, tratando de descifrar qué hacer. Había terminado con los impuestos de sus clientes, y realmente no tenía nada más que hacer ahí.

Sus ojos verdes escanearon la habitación, instalándose en su maletín. Exhaló profundamente antes de sacar el objeto. Sus grandes más fueron capaces de sacar el objeto encuerado, posándolo justamente en el centro del escritorio. Estuvo contento de ver que ninguno de sus posesiones había sido manipulado, y que el lugar dónde había guardado sus documentos no estaba forzado.

Él aún seguía rebobinando los horribles momentos del día anterior. Incluso había tenido menores ataques de pánico por ello, y le asustaba que volviera a ocurrir. Nadie jamás entraba en su cubículo, y la idea de que Charlie lo tomara como su nuevo hobbie le causaba sentimientos encontrados.

Lo odiaba, pero el mismo tiempo, el que pudiera ocurrir de nuevo le entusiasmaba. ¿Era porque así podría reportarla? No, no podía ser. Harry no era una persona morbosa e irracional. En realidad, era un chico bastante agradable al que tratar.

Se sentó en su silla de oficina, tomó uno de sus bolígrafos y abrió su diario. Ojeó las primeras tres entradas, encogiéndose al leer lo que había escrito.

—Buen trabajo —Charlie habló tranquilamente desde la entrada de su cubículo. Harry se congeló en su lugar y cerró los ojos momentáneamente antes de mirarla. Su garganta se secó de nuevo al verla usando unos negros pantalones ajustados y una camisa de botones apretada.

Se quedó callado mientras la observaba. Sabía que notaba su mirada, y por una extraña razón, le encantó. La intimidaba, dándole una ventaja. Le tomó un momento recuperar sus pensamientos y se mordió el labio para humedecer sus (claramente secos) labios.

—Gracias —dijo secamente, sabiendo que aún no era capaz de hablar con ella completamente. No quería malgastar sus palabras con ella, ya que ni siquiera había figuro en los mejores veinte.

Ella permaneció ahí, lo suficientemente irritante. (lo que parecía hacer siempre) Harry apartó los ojos de ella y los posó en su diario. No podía escribir con ella ahí, y sabiendo que podía saber para qué era ese libro, le complicaba las cosas.

Cuando Harry la miró de nuevo, se sorprendió al ver que ya no estaba ahí. Frunció los labios, ojeando su cubículo para descubrir que estaba recogiendo sus cosas.

No podía ser verdad.

Harry se levantó con rapidez, casi tropezándose con sus propios pies mientras intentaba inspeccionar sus acciones. ¿Eso era lo que quería, o no? ¿Entonces porque le afectaba que estuviera yéndose realmente?

Cuando estaba a punto de caminar por el corredor, una nota naranja llamó su atención. Giró la cabeza ligeramente, notando que era del mismo tipo que la que había dejado ese día.

Gruñó entre dientes, despegando la nota de la pared. Sus ojos se dirigieron hacia Charlie, quién aún recogía sus pertenencias. Frunció las cejas ante las palabras escritas en aquella familiar caligrafía.

Eres el idiota más grande que conozco, ¿me oyes? Si no vas a hablarme, escribir estas estúpidas cosas podría beneficiarte. Un 100% no te define, y obviamente tampoco un 96%.

Empaca tu mierda, nos mudamos al ala Este.

-Charlie.

Harry abrió los ojos como platos en compresión, sus ojos se desviaron en busca de la bruja responsable de este nuevo patógeno.

Al ver que sus pertenencias ya no estaban, sus pies lo devolvieron rápidamente hacia su cubículo.

Se tiró del cabello, completando la idea de adjuntar otra de sus post-it notas en su diario de nuevo. Sabiendo que podría regresar en cualquier segundo, pensó rápido antes de colocar la nota contra el fino papel de su cuarta entrada.

—¡Muévete, Styles! ¡No tenemos todo el día! —Rick gritó desde afuera, su voz desvaneciéndose al desaparecer por el corredor. Harry se quedó estático mientras su mente neurótica luchaba en aceptar el hecho de que eso realmente estaba ocurriendo.

La oficina que tanto había querido tenía que compartirla con... ella. No, no podía ser posible. ¿Todos tenían una prueba diferente? No, eso tampoco podía ser posible. Rick es un culo perezoso que no tiene el tiempo suficiente de hacer ese tipo de cosa avanzada.

Harry colocó su diario cuidadosamente en su maletín, y luego sacó una caja. El escrupuloso tiempo que tomó colocando sus bolígrafos y lápices en la caja sería gracioso para otros, pero era substancial para Harry. Finalmente pudo acomodar sus documentos en la caja, para después colocar su lámpara de escritorio sobre la montaña de artículos de oficina.

Su problemática mente estuvo en su contra al encaminarse hacia el lado este del edificio. Sabía que Charlie estaría ahí, y necesitaba uno precisos tres minutos para pensar en algo que decirle. ¿Debería dejarle una nota también?

¿Realmente acabo de pensar en acceder a su tonto juego? Harry apartó esos pensamientos, sabiendo que estaba agravándose él mismo.

Cargó su caja pesada con pesadumbre, nadie realmente sabía lo tonificado y hermoso que Harry era sin su ropa de trabajo. Tenía la tendencia de dejar que su neurótico cerebro se alocara en el gimnasio y cargara trescientas libras de pesas a la velocidad de su rabia.

Nadie podría notar la cantidad eterna de problemas con los que lidiaba, pero eran inexplicables. Su cerebro trabajaba demasiado rápido y de vez en cuando, necesitaba un descanso de pensar. Incluso al dormir Harry luchaba con sus propios demonios psicópatas.

Se sacudió fuera de su mundo, y reparó en la oficina frente a él. Esa oficina era realmente importante, ya no más cubículos para trabajar. En un lado se encontraba un escritorio con cajas, y el otro estaba equipado con uno casi idéntico.

Se detuvo en seco notando que Charlie había tomado el espacio derecho de la oficina. Estaba colgando su pizarra seca de nuevo mientras las conchas de las etiquetas caían sin cuidado. Harry arrugó el rostro cuando las observó caer al suelo alfombrado.

—Ne-necesito el lado derecho —Harry le dijo con su prominente acento inglés marcando cada palabra.

Los ojos de Charlie aterrizaron en los suyos y notó que hoy estaban más oscuros. Casi eran grises, y eso definitivamente terminaría en su diario. (aunque no quisiera)

—Bueno, yo llegué primero. Tú estabas demasiado ocupado escribiendo en ese diario tuyo —sonrió, devolviendo su atención a la pizarra y despegando la última pegatina. Sus pequeñas manos levantaron el objeto con el fin de postrarlo a la pared de nuevo.

—¡Espera! —gritó, causando que detuviera sus acciones.

—¿Qué diablos, hombre? —gimió con molestia.

—Necesito el lado derecho —tomó un paso en su dirección, con tono amenazante. Pensarías que ella estaba asustada, pero en vez de ella, sus labios se convirtieron en una sonrisa más grande al colocar la pizarra seca sobre el escritorio.

—Siempre tienes un problema con todo, ¿o no? —lo acusó con tono desafiante y él tensó la mandíbula.

—Está presionando los botones incorrectos, Señorita Daniels —tomó otro paso hacia ella.

—Todos parecen creer que eres un callado e inocente niño, pero no... Eres un hombre adulto rabioso, Harry —ronroneó, inclinándose a propósito sobre el escritorio para exponer su pecho.

Él pudo sentir el nuevo juego que estaba mostrando, y sus ojos no se atrevieron a caer en la trampa. Mantuvo la mandíbula apretada mientras la miraba, y su labial rojo jamás le pareció tan fascinante. Su cabello caía en ondas independientes, y el color claro lo excitaba mientras observaba cada mechón caer sobre su hombro.

—Bruja —masculló bajito para que no escuchara. Ella se quedó callada, adelantando la cabeza como intento de escucharlo decir algo más—. Jodete —escupió en su dirección con rabia. Tomo tres largas zancadas al otro lado de la habitación, estrellando la caja sobre el escritorio vacante.

Charlie tragó duro y una pequeña corriente de culpa la invadió. No tenía problema en tomar el otro lado, pero desafiarlo era una gran oportunidad que no dejaría pasar.

—¿Por qué quieres este lado? —Charlie preguntó. Él tenía la cabeza gacha y respiraba lentamente para suprimir su ansiedad.

—Las estadísticas comprueban que los ladrones van hacia el lado derecho de la habitación primero. Y como el hombre de esta maldita oficina, se supone que es mi trabajo ser la primera persona agravada si- que Dios no lo quiera- algo ocurriera —exclamó, alzando las manos al intentar hacerle entender su punto.

Charlie cerró la boca de golpe en respuesta. Se sonrojó un poco al pensar en lo considerado que había sido, así que obedientemente tomó sus cosas. La habitación estuvo silenciosa al caminar hacia él.

Harry frunció los labios con triunfo, llevando su caja al lado derecho de la habitación. Se sentó sobre su nueva silla de oficina y abrió la cuarta página de su diario.

***

18 de Julio.

Estado de ánimo: Agraviado, Confundido, Caliente, Molesto, Preplejo, Enfurecido, Hostil, Morboso, Pecaminoso, Furioso, Fastididado, Contento, bueno, ya hazte una idea.

Querido Diario,

Desperté hoy sintiendo una punzada de entusiasmo. Vine al trabajo a verficiar los puntajes oficiales de la prueba para deleitarme con mi perfecta puntuación. Ya lo sabía, de todos modos, pero siempre es agradable verlo con tus propios ojos, ¿sabes?

Fui olvidadizo, sin embargo. Olvidé verificar en qué puesto estaba ella. "Ella" era la única e inigualable, Charlie. Parece como si esa bruja siempre está en todo, y cuando nos veamos el lunes me gustaría saber si eso es bueno o malo. (¿Nos veremos pronto?)

Hoy concluí que mis observaciones y predicciones a veces son horriblemente equivocadas e incorrectas. Creí que Charlie ni siquiera había figurado en la primera hoja, pero obviamente fui lo suficiente perezoso de no leer la línea bajo mi nombre. Es correcto, la bruja obtuvo un 98%, siendo la segunda mejor. Los otros no se comparaban con nuestras puntuaciones, el próximo solo obtuvo un 82%.

Entonces, cuando regresé a mi cubículo, la bruja me felicitó, y dejó una nota para conmemorar lo "idiota" que era por pensar tan poco de ella. (la pegué a la página. Evidencia real... Lo cual podría usarse al publicar este diario...)

—Estoy en una oficina con ella ahora. Le grité por tomar el lado derecho y luego trató de usar técnicas sexuales para tratar de ponerme duro y de que olvidara lo que quería. Lo único que logré de su acto fue concluir que sus ojos eran incluso más fascinantes. Hoy estaban más oscuros, de un color grey suplantando el azul claro.

Me dijo que no era "un niño silencioso e inocente" y que (de hecho) soy un hombre adulto enfurecedor. ¿Por qué declara lo obvio? ¿Y quién coño dice que soy un niño callado e inocente?

Peleé con ella por el lado de la oficina, y gané el caso al usar las estadísticas. Ahora tengo el lado derecho de la habitación. (Que es desde donde estoy escribiendo esto. Está observándome, puedo sentirlo.)

-H.x 

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