Dejame solo, Soledad.

By ovejeromiguel

252K 8.2K 1.2K

Me hizo sufrir, me hizo llorar, me hizo pensar, y hasta casi me enamoro... Me hizo pensar en quien fui, en co... More

Capítulo I: El Inicio
Capítulo II: El Contacto
Capítulo III: La Confrontación
Capítulo IV: La Aparición
Capítulo V: El Reconocimiento
Capítulo VI: El Despertar
Capítulo VIII: El auto-aislamiento
Capítulo IX: La Previa
Capítulo X: La Noche
Capítulo XI: El adelanto
Capítulo XII: La Teoría
Capítulo XIII: La Reconstrucción.
Capítulo XIV: La oportunidad
Capítulo XV: La Empatía
Capítulo XVI: El Intento
Capítulo XVII: La Introspección
Capítulo XVIII: El Reencuentro
Capítulo XIX: La Soledad
Capítulo XX: El Sentido
Capítulo XXI: El Final y la despedida (I)
El Final y la Despedida (II)
Capítulo XXII: La Confesión

Capítulo VII: El Convivir

5.8K 236 19
By ovejeromiguel

Bajé las escaleras con mi celular en mano, con una sensación de que perdí la mañana. Fui al baño y cuando me lavaba la cara me observo en el espejo y lo que vi fue un rostro ojeroso y demacrado; y con razón, había sido el peor día de mi vida.

Cuando estuve "arreglado" y pude bajar el pilincho que tengo en la parte de atrás de la cabeza al despertar, fui a la heladera que está en una esquina de mi cocina- comedor que abarca toda la parte detrás de la escalera, que se divide en mitades por la puerta del fondo. Justo en el rincón izquierdo, en medio de las ventanas de las paredes y a unos pasos de la mesa cuadrada que está como la mesa "principal" de mi vacío comedor, que además de las sillas, tiene un mueble con cajones y alacenas no tiene nada más.

Como ya estaba por ser mediodía, descarté totalmente la idea de tomarme un cocido con leche, que suelo hacerlo más temprano (ya saben por qué no me había levantado) y al ver en la bandeja inferior una mortadela sin acabar, no dudé dos veces en llevarlo junto la mayonesa que estaba en la puerta que cerré con el taco del pie. Al realizar la inevitable vuelta por el giro para cerrar la heladera, me llevo un gran susto al ver a Soledad en una de las sillas de la mesa con los pies en el asiento y su mentón clavado entre sus rodillas

-¿Qué hacés? -pregunta con curiosidad.

-Y ahora voy a desayunar... ¿Querés?

No estaba seguro si un espíritu podía comer mortadela, pero quise ser educado.

-No gracias, -levantó la mano en señal de "paso"- estoy bien así..

Me dio la sensación de que no terminó bien su frase, pero no dijo nada así que proseguí con mi operativo desayuno. Fui al cajón donde estaban los cuchillos en el gran mueble frente a la mesa (con el que sueles chocar si alejan mucho sus sillas los comensales del cuadrado lugar para almorzar) y saqué uno cualquiera, ya que todos tienen el mango azul y casi el mismo filo. Al sentarme en una de las "cabeceras", (ya que es cuadrada) dándole la espalda al Whirlpool blanco que tenía en la esquina y justo al lado de ella, prosiguió.

-¿Y vos? -rompiendo ese incómodo silencio.

-¿Hm? -frunzo el ceño, confundido- ¿Cómo?

-Dije que estoy bien... ¿Y vos?

-Oh... -sin demasiada sorpresa y sin quitar la mirada del pan que corto- Y no sé, creo que bien.

-¿De verdad me querés mentir?

Su voz sonaba un poco enojada, pero su mirada marítima había vuelto y eso era lo que en verdad me asustó. Lo cierto era que quería evitarla, no quería hablar con Soledad porque resultaba demasiado doloroso.

-No te miento. -sin quitar la mirada ahora a la mortadela que rebano- De verdad, creo que estoy bien...

-Vos mejor que nadie sabes lo que significa el "creo"... así que, por favor, contame.

-Ehm... La verdad, no quiero hablar -mientras le doy un mordisco al sándwich- de eso ahora.

-Muy bien... Entonces, contame -echa una mirada alrededor- ¿Vives solo?

-Sí. Vivo solo. -sin darle demasiada emoción.

-¿Por qué? -empezó a notarse su tono de desinterés.

-Porque... -trataba de disimular mi bocado poniendo mi mano frente a mi boca- Vengo hacia acá para estudiar.

-¿De dónde o qué venís? -con la mirada en mí pero notablemente aburrida-

-Bueno, hoy día vivimos en Encarnación, pero mis papás querían que vayan a la UNA -Moviendo la mano para mostrar el nombre en el aire-

- ¿Qué es la "UNA"? -Haciendo las comillas con las manos-

-Ah cierto, -recordando que apareció de la nada, no es de por aquí- la UNA significa: "Universidad Nacional de Asunción".

-Y en... donde vives... -chasqueando los dedos para recordar.

-Encarnación -agregué.

-Eso. ¿Ahí no hay?

-Sí pero, ellos eran de acá, de San Lorenzo; se recibieron en la facultad de acá, y demás. Solo por trabajo nomas nos mudamos allá y para estudiar yo me quedo por acá.

- Y ¿Qué vas a estudiar?

- Pues... Voy a la facu de Economía... No sé nomas que voy a estudiar todavía -con una mano en la nuca y una risa nerviosa.

- ¿Por qué aún no sabes?

-Y ya ves... soy muy indeciso cuando se trata de las grandes decisiones de la vida -cuando volví a comer mi sándwich.

-¿ Y cuando empiezan las clases?

- En enero -importándome poco si se veía mi bocado.

-¿ Y aún no te decidís? ¡Te quedan semanas!

- Y sí pero... -dando el último mordisco- No estoy seguro ¿Ok? Es que... Ni siquiera decidí si quiero ir a la facultad.

Ya no tenía hambre, y me fui hacia la cocina. Debajo de una de las mesadas se encontraba un frasco ancho de plástico donde guardaba la yerba para tereré. Ella seguía mirándome, sin parpadear parece.

- Y ¿qué hacés a punto de empezar una carrera que no querés ni hacer?

-Es que... -revolviendo el frasco cerrado- En enero es el cursillo recién, es largo voy a tener tiempo para que me guste.

-¿Vas a forzarte a que te guste?

-Y bueno, no tengo de otra Soledad. No uno puede hacer lo que quiere siempre.

-Y ¿qué querés estudiar? ¿hay algo que te gusta?

-Bueno solía pensar que podía estudiar Psicología. -mirando fijo el frasco- ¿Sabés? Siempre me gustó el tema del comport... Un momento... ¿Estoy hablando de mi futuro, contigo?

- Así parece. -con una risa juguetona.

- Bueno, tenemos que cambiar esto -volteándome hacia ella, con una risa igual a la que hizo-

Por fin abrí el frasco, y con una cuchara empecé a descargarla en un vaso de aluminio que hacía las veces de guampa para tereré. Volví hacia la heladera por hielo mientras ella continuaba mirándome, totalmente muda. Le di un pequeño vistazo pero quito la barra de color azul que estaba en el freezer y continúo la preparación rompiendola en el borde de la mesada de la mesa (nada recomendable). Busco mi jarra de aluminio que traje de la casa de mi tío y lo tenía listo. Me sentía extraño de sobremanera por la forma en que me miraba. Pensaba que mi receta de siempre estaba mal por la forma en que su mirada me seguía.

Mis movimientos eran nerviosos, dudo que no se halla dado cuenta de ello mientras llevaba mi jarra, mi vaso-guampa con bombilla y yerba mate y una mesa que estiré de debajo de la escalera. Fui al sillón de la sala y puse la mente frente a mí, encima la jarra que empezaba a sudar del frío. Lo azul de la barra se perdió cuando saqué la bolsa con la que se había hecho el hielo, dejando solo dos trozos congelados de agua en su lugar en mi jarra. Siempre lo tomo hasta pasado el mediodía y era lo más natural que podía hacer frente a su observación, esperaba que le sea demasiado extraño y lo ignorara, pero no.

Por el rabillo del ojo podía ver, mientras le daba un sorbo al agua que se encontraba entre la yerba, como venía a pasos ligeros acercándose; parecería que ahora encontró algo nuevo en que fijar su atención.

Llegó hasta donde me encontraba y se sentó en uno de los sillones que hacen el juego de living de la sala, de frente a la jarra y a la mesita desmontable de patas cruzadas en donde ponía el tereré. Después de otro sorbo en el que no dejaba de mirarme, le pregunté:

-¿Querés? -Moviendo la guampa improvisada hacia ella.

-¿Yo? ¿Estás seguro?

-Sí, digo, -sin demasiada alegría en mi tono- no estás resfriada o algo así. No es peligroso.

Que errado estaba...

-¿Se puede? -Apretando las puntas de sus índices, como si represnetase a la inocencia- ¿No es para uno solo?

-Todo lo contrario, -mientras le cargaba de agua al vaso- el tereré es para tomarlo entre muchos, para compartir.

Aquí hay algo que tienen que entender muy bien: No era fanático a nada, excepto al tereré. Era lo único que hacía todos los días sin interrupción. Nunca compartan algo que es íntimo con ella, por mas mínimo que les parezca, como tomar tereré. Solo la llevará a pensar que en verdad están unidos, como si tienen que estar juntos, como si nunca debiera irse.

-¿No me hará nada? -Ya con la guampa en mano.

-Te llevará unas cuantas veces al baño si tomas mucho pero, salvo eso es inofensivo; salvo que la yerba sea laxante... Estarás en problemas ahí -Exagerando las últimas palabras, para que entienda lo nocividad de ese tipo de yerba-

- ¿Y este es...?

-No te preocupes, es la normal. Toma sique -Dándole una pequeña palmada que me cuesta sentir su frío y calor-

Y como si le había dado cicuta fresca, dudaba seriamente en tomarlo o no. Me miraba y miraba a la yerba mojada con cierto pánico. Se lo acercó a la nariz para averiguar a que huele. Cuando mi irritación se hizo notoria, parece que se animó a llevar la bombilla a los labios; a lo siguiente hacía unos gestos raros con el rostro mientras seguía sorbiendo, luego de terminarlo y haciendo sonar la yerba (signo que tomó todo lo servido en la guampa) al seguir succionando, su rostro cambió a una gran sonrisa:

-Más, más por favor -poniéndome casi en la nariz la guampa de la emoción-

-Parece que te gustó -le respondí, mientras le cebaba otro-

- Sí, sí -agitando la cabeza- Es algo amargo, pero es riquísimo. Otro ¿sí?

-Bueno, pero el próximo es mío. -le paso el recipiente plateado- Hay que respetar un orden al tomar ¿Lo sabías?

Otra vez, parece que no me escuchó. Tomó en pocos segundos el "mate" que le había pasado. Miró unos segundos en el interior del vaso y daba la impresión de que toda su mente se volcó en el pequeño vasito inoxidable. Finalmente me respondió:

-No entiendo...

-¿Qué no entendés?

-Sí esto se toma en grupo... ¿Por qué lo tomas solo?

- Y pues... No está nadie más. Solo yo, eso no significa que no puedo tomarlo uno solo.

- ¿Siempre lo has tomado solo?

- Claro que no. -tomando de un sorbo largo el tereré, para pensar qué responder- Siempre que uno está con lo perro lo toma entre muchos.

- ¡Qué asco! -Escupiendo al piso- ¡¿Esto lo toman animales?!

- ¡No! -Soltando fuertemente una risa geniuna- Lo perro le decimos a los amigos, no sé quién inventó el término pero, le da en el clavo. Parecen animales cuando están todos juntos.

- Oh... Lo siento por lo del piso, -casi sonrojándose- es que... me asusté con eso de los perros y...

-No importa, no es nada.

Daba otro sorbo, cuando llegó la pregunta que me sorprendía lo mucho que tardó en aparecer.

- ¿Y Julieta tomaba tereré?

- Sí. -con la guampa entre las manos- Solía tomar.

- ¿Y no te pone un poco triste?

- ¿Qué?

-¿Qué ya nunca volverán a tomar tereré juntos? Ha de ser un poco triste ¿verdad?

-Bueno, sinceramente pensé en miles de cosas que al ya no estar ella son más desgarradoras pero... hasta esto se vuelve triste -frotando el vaso con uno de mis pulgares.

Por más tonto que haya sido lo que me dijo, me hizo pensar; no en el contenido del tereré, sino en el contenido de la persona. Era cierto, me dolía un poco saber que ya no lo tomaría con ella porque ha llevado a grandes momentos juntos, de esos días que parecen insignificantes en ese momento y con el tiempo y peor, con el recuerdo, se vuelven fundamentales. Tantas tardes, incluso varias noches una pequeña jarra y un recipiente con yerba y guampa fueron testigos de ese amor que nos teníamos. Ahora, hasta mirar ese vaso de color plata me recordaba a ella. Quería que esté en ese mismo momento.

-Tenés razón. -contesté desganado- Me duele mucho que ya no está.

- ¿Y por qué lo tomas conmigo? ¿Para suplirla?

-Claro que no. Solo quería ser amable y ofrecerte un poco, además es para pasar un rato contigo más ameno ¿no?

-¿Así que ahora ya soy compañía? -con una ceja levantada- Vaya Mate, la extrañas mucho.

- ¿ Y de dónde sacas eso ahora? -un poco enojada-

-No quieres hablar de ella. Pero está en todo lo que harás. Cuando te decidas, capaz podamos hablar de mejores cosas. -guiñándome el mismo ojo del cual levantó la ceja- Será mejor que ignorarla ¿verdad?

No respondí. Me había puesto demasiado en la cabeza en tan poco que tenía que ordenarla primero antes de contestar.

- ¡Ya sé, ya sé! Esta noche haré que la olvides un poco... No te diré como pero ¡Sé que te encantará!

Y sin decir más, fue al segundo piso y cerró la puerta de mi habitación. No iba a preguntarle qué tontería estaba planeando. Mi cabeza se planteba la duda de hablarle de frente o no. De cualquier forma, ella me sacaría el tema y, de cualquier forma, terminaría lamentándome. No descubrió la pólvora al decir que la extrañaba, es obvio pero, tenerla como un constante recordatorio es un agravante más de esta tristeza, por eso nunca la tomaría como una verdadera compañía y lo descubrió muy hábilmente. Decidí averiguar que haría esta noche para saber que decisión tomar. Con respecto al tereré, ya había tomado demasiado.

Cocido: Bebida que se hace de yerba quemada. Parecido al café.

-Pilincho: cabellos de puntas

Continue Reading

You'll Also Like

259K 12.7K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
7.1K 984 39
Después de todo, la leyenda sí es cierta y lo pude comprobar cuando la conocí a ella...
157K 16.8K 9
Ellos están muriendo. Ellos siempre se amarán. Ellos siempre serán divinos.
1.2K 137 58
Intento de poesía, algunas experiencias mías, unos cuantos delirios de lo que alguna vez desee, también confesiones de lo que alguna vez sentí y solo...