~ 10 Años después ~
—... Good morning, dung dung dung good morning dung dung dung...—
Empezó a sonar el despertador.
Estire mi brazo, y sin abrir los ojos empecé a buscar el botón de apagado. Empuñe la mano, y empecé a estrellarla contra mi alarma, luego de cuatro intentos fallidos, la música se detiene.
Sentí unos brazos y piernas abrazando mi abdomen. Luego unas manos, empezaron a recorrer mi abdomen desnudo.
—Ya Britani— dije entre murmuro intentando separar las manos de mi pecho.
Deje de sentir las manos y extremidades sobre mí, y empecé a volverme a dormir, hasta que algo se estrella en mi frente y me despierta el dolor.
Abro los ojos asustado, y me encuentro con una mujer rubia de pie, en ropa interior, enfrente de mí sujetando un zapato con su mano derecha. Era Ana, y parecía estar molesta.
Ana era la chica con la que llevaba una semana de relación.
—¿Cómo me llamaste Evelio Matildo?— Pregunta enojada.
Mierda, allí fue donde entendí que la había cagado. Intente sentarme en la orilla de la cama, y tape mi boca.
—¿Sabes que te amo? — dije intentando sonar lo más atractivo que podía serlo.
Ana frunció el ceño, y se fue al otro lado del cuarto. Encorvó su cuerpo, y recogió toda la ropa que tenía tirada cerca de la cama.
—¿A dónde vas?— pregunte mientras me levantaba de la cama.
—Lejos de ti— dijo mientras entraba en el baño, y somataba la puerta de el mismo. Intente abrir, pero la puerta tenía llave. Luego de cinco minutos, Ana sale vestida y se dirige hacía la puerta del apartamento. Yo la intente seguir, pero esta se detuvo y dijo:
— Adiós— antes de salir molesta por la puerta. No podía ir tras ella, pues me encontraba solo en calzoncillos, y ya la había cagado.
Cerré la puerta, y me fui a mi cuarto. Me senté en la cama, y revise mi celular.
"Tiene un recordatorio"
Decía una de las notificaciones.
Abrí esta, y recordé que hoy era la reunión de ex alumnos del colegio donde yo estudie. Planeaba ir, pero no tenía chica con la cual pudiera llegar.
Tenía aun toda la tarde para pensarlo.
Abrí el armario, y saque una pizarra mediana junto con un marcador.
Esta, estaba dividida en dos por una línea roja. De un lado, empecé a apuntar los puntos negativos de ir:
*Camila
Y es que no me sentiría cómodo estando en el mismo lugar que ella, después de lo que paso -sí es que iba-.
*No llevar una chica
Del otro lado, empece a apuntar todos los puntos positivos de ir:
*Ver a mis viejos amigos
*Saber que paso con sus vidas
*Revisar casillero #123
Y es que en mi último año, hice una pequeña broma en un casillero y quisiera saber si aún sigue allí. Eso último me convenció, y decidí ir.
Borre con la sabana de la cama lo escrito, y guarde la pizarra.
Me cocine algo de comer, pues ya era tarde, y me bañe.
El resto de la tarde, la pase tranquilo, viendo televisión, y organizando unos datos en mi computadora de trabajo. Estaba concentrado, hasta que me di cuenta, que era las 6:00pm, y la reunión seria a las 8:00 pm.
Vivía lejos, y no quería llegar tarde. Guarde la computadora, y me metí a bañar por segunda vez, pues tenía una pequeña manía con mi limpieza corporal.
Salí en un bóxer del baño, y busque que ponerme. Sabía que era formal, pero no quería ir muy formal. Abrí el closet de mi cuarto, y saque un pantalón de gabardina, una camisa de tela blanca, y un blazer gris. Me coloque la ropa, me puse mis calcetines negros, mis mocasines lustrados, y utilice un poco de colonia para oler bien.
Salí de el edificio, y tome un taxi hacia el lugar de reunión.
No había cambiado mucho, las instalaciones seguían siendo las mismas. Le pague a el señor del taxi, y me baje de este.
Empecé a caminar por el jardín, hasta llegar al primer pasillo. En la entrada de el pasillo, había un gran letrero que decía "Reunión Ex alumnos". Empecé a caminar por el pasillo, el cual me traía muchos recuerdos.
Al final de este, había un gran mural, con fotografías de mis amigos. Enfrente de este, una mujer lo estaba observando.
La mujer, llevaba un vestido que le quedaba el corte hasta las rodillas. Este era de color negro, con escote de corazón. Tenía el cabello largo, era color negro, con unos ligeros mechones de color café, que se miraban naturales. También, completaba el atuendo, con unos tacones altos rojos, y una cartera negra.
Solo la podía ver de lado, pero valla que era hermosa. Y sería mi conquista.
Me acerque hacia donde ella estaba, y coloque mi brazo para hacerle notar mi presencia, esta volteo. Era una mujer muy hermosa, no llevaba exceso de maquillaje, y eso me encantaba. Tenía los labios rojos color cereza. Al verme, ella sonrió, y por reflejo yo imite ese acto.
—Evelio— dijo con una amplia sonrisa. Y al ver esa sonrisa, lo recordé todo. ¿Cómo no me había dado cuenta?
Esa sonrisa, esa forma de pararse, ese ligero color rojo que poseía la punta de su nariz y sus mejillas, esos ojos, esos labios, esos malditos labios carnosos. Y es que: era Vicky.
Me acerque, y la abrace sin dudarlo. Ella correspondió el abrazo. Se miraba hermosa.
No podía hablar, las palabras no querían salir.
—¿Cómo has estado?— pregunto ella.
—Pues— empecé a tartamudear— pues yo, excelente. ¿Y tú?— estaba emocionado de verla.
—Genial— dijo mostrando los dientes. Ya no tenía esos frenos, ni los dientes torcidos. Ahora poseía una sonrisa perfecta. Tenía los dientes rectos, y muy blancos, parecía sonrisa de revista.
—Pero, cuéntame de ti— me apresure a decir. Y es que querría saber que había pasado con ella desde que perdimos contacto.
—Pues, me gradué de la universidad, con honores en psicología clínica— empezó a decir, y aunque ya lo dije, se miraba hermosa— En la universidad conocí, a el que hoy es mi esposo, tengo una hermosa hija— dijo con un suspiro— y estoy esperando a mi segundo hijo.
¿Vicky casada? ¿Vicky embarazada? Pero si tenía un esbelto cuerpo, al cual no le pertenecía a una embarazada o a una madre.
—Pero si no tienes panza— dije entre risas.
—Solo llevo tres meses, pero lo ansiamos mucho— dijo algo sonrojada. Cuando se sonrojaba se miraba tan linda, tan tierna y tan especial. Es que ella, ella es especial.
—¿Y tu esposo? Cuéntame de él— Necesito saber quién es el afortunado.
—Pues— Subió la mirada por encima de mi hombro y sonrió ampliamente— Allí viene—.
Volteo, y me encuentro con un tipo alto, que vestía de saco y pantalón formal. Se acercó con nosotros, y le planto un tierno beso a Vicky. Luego dijo con una sonrisa:
—Perdón, pero la nena no se quería quedar en la guardería—. Dijo algo sonrojado. Esa sonrisa, presumida, esa postura, ese hablado.
—¿Jake?— me atreví a soltar tímidamente.
—¿Evelio?— dijo tan, o casi más sorprendido que yo.
—Que gusto hermano— dije mientras estrechábamos nuestras manos en senañ de saludo. Jake nunca me cayó bien, pero ya era momento de superar el pasado.
—Lo mismo digo "bro"— dijo sonriente.
—¿Te cásate con Vicky?— pregunte viéndolo a los ojos. Los dos éramos altos, pero no sabía que Jake era tan alto.
—Me case con el amor de mi vida— dijo mientras colocaba una mano detrás de la cintura de Vicky. Y por algo, ese acto no me gusto para nada.
—¿Y tú? ¿Cuántos hijos tienes?— pregunto Jake. Ese fue un golpe, "bajo" de su parte.
—Pues, que yo sepa— dije cómicamente— Ninguno. No, no estoy casado.— dije algo decepcionado a la respuesta.
Y es que, me había casado con mi trabajo. Luego de romper mi relación de seis años con Camila, tenía muchas novias, pero nunca significativa.
Termine de estudiar, y me convertí en un exitosos abogado. Vivo en un lujoso departamento en una de las zonas menos inaccesibles de la cuidad, si lo quiero, lo compro, pero ¿una mujer en mi vida? Eso es lo último que deseo. ¿Una familia? Creí que en este punto de mi vida, si tendría una, pero no tengo tiempo como para estar pendiente de alguien más.
—Ohhh— soltaron los dos a el mismo tiempo en señal de lastima –pero ¿Y Camila?— Preguntó Jake.
—Los dos cambiamos— dije con una falsa sonrisa.
—Como, lo siento— dijo Vicky
—Si, pero estoy mejor así
Sonó el celular de Jake, y este contestó.
Se alejó, con un ademan de disculpa, y se escondió por un pasillo.
Solo éramos Vicky y yo, siempre debimos de ser Vicky y yo.
—Me alegro que estés bien— dije con una sinceridad muy pura.
—Igual
—¿Sabes? Lo pudimos intentar— Dije mientras me acercaba a ella.
—¿Sabes?— dijo luego de dar un paso hacia a tras— Lo pudimos— dijo con una sonrisa de tristeza— pero estoy feliz, de que nunca te fijaras en mí. Jake, siempre estuvo para mí, y siempre lo está. Es el padre de mis hijos, mi esposo, mi mejor amigo, mi fiel confidente,— luego de una pausa añadió— él es el amor de mi vida, y es mi amor correspondido.
Y luego de eso, solo se marchó.