¿Y si me tuviera que marchar...

By Rainights

448K 58.8K 31.5K

▒ - ¿No era eso lo que querías? - Hace mucho que cambié de opinión▒ → Violencia y escenas sexuales. → Namji... More

Capítulo 1: Encargo
Capítulo 2: Atención
Capítulo 3: Bella y Bestia
Capítulo 4: Palabra
Capítulo 5: Habilidades
Capítulo 7: Opciones
Capítulo 8: Incómodo
Capítulo 9: Dulce
Capítulo 10: Mentira
Capítulo 11: Apariencia
Capítulo 12: Llamada
Capítulo 13: Anubis
Capítulo 14: Decisión
Capítulo 15: Café
Capítulo 16: Forzado
Capítulo 17: Cayendo
Capítulo 18: Roto
Capítulo 19: Te encontraré
Nota ~
Extra
Extra limón ~

Capítulo 6: Peluche

20K 2.8K 2.9K
By Rainights


[Jin]

¿Quién me mandaba a mí hacer una apuesta con Namjoon sobre algo que no fuera cocinar? Seguro que si hubiéramos apostado sobre quien sabe hacer un simple cuenco de sopa, ahora estaría yo bajo él recibiendo un espléndido masaje, pero por desgracia mi impulsivo yo, decidió apostar sobre un combate cuerpo a cuerpo.

- Yo creo que ya lo has intentado lo suficiente, Jin...

- No... –intenté inútilmente atizarle un golpe, casi cayéndome de boca al suelo por la falta de fuerzas. – quiero darte... -volví a levantar el puño en dirección a su cara, pero nuevamente me esquivó con una facilidad impresionante. Apreté los puños con frustración y comencé a dar pequeños saltos, incapaz de contener mi rabia. - ¡No quiero darte un masaje!

En menos de un segundo, me agarró del brazo, haciéndome girar sobre mí mismo hasta sujetar mis muñecas por detrás de la espalda con una mano y colocarse atrás mío, apoyando su barbilla en mi hombro mientras con la otra mano rodeaba mi cintura. Estaba completamente inmovilizado.

- No haber aceptado el trato

- No tienes pruebas de que lo hiciera

- ¿Ah, no?

Rió y la mano que tenía en mi cintura comenzó a adentrarla bajo la camiseta, rozando suavemente mi abdomen, provocando que un inmediato escalofrío me recorriera de arriba abajo. No satisfecho con eso, también acercó sus labios a mi cuello, permitiéndome notar hasta su más mínimo aliento, y quien sabe hasta que punto habría llegado de no ser porque reaccioné a tiempo.

- ¡Fuck!

Sí. Le había pegado un pisotón legendario. Probablemente si hubiera llevado tacones le habría atravesado el pie. Soy genial.

- Namjoon

- ¿Qué cojones quieres? –respondió levantando la vista de su pie, el cual estaba alzando y observando con detenimiento.

- Que eso cuenta como golpe.

                                                                             ■  □  ■  □   ■  □   ■  □   ■  □

Y así es como había terminado tumbado bocabajo en la cama de Namjoon esperando mi tan merecido masaje.

- ¿Qué haces sin camiseta?

Me incorporé levemente, girando el rostro para encontrarme con su desconcertada mirada. Al menos ya no estaba igual de enfadado que momentos antes en su coche.

- Para no mancharme con la crema, obvio.

- ¿Qué crema?

- La que vas a usar para darme el masaje – al ver que no obtenía respuesta, me giré por completo y senté en la cama, quedando frente a él. – ¡Un masaje no es un masaje si no hay crema de por medio!

Creo que mis palabras solo atenuaron el silencio, pero a pesar de que no había voces, su mirada decía más que cualquier sonido.

- No sé ni porque me esfuerzo en entenderte... –soltó un suspiro y se dirigió a paso lento hacia su mesilla de noche, indagando en el cajón de esta. – No tengo crema... –siguió buscando varios segundos hasta que terminó por sacar un pequeño bote azul. – pero tengo lubricante.

- ¡No me vas a untar lubricante en la espalda, Namjoon!

- Yo solo daba ideas... –respondió encogiéndose de hombros y cerrando el cajón. Esta vez fui yo quien suspiré, incapaz de acostumbrarme a la dejadez de este hombre.

- En el baño tengo un bote blanco y dorado. Pone "Aceite de Almendras" en letras grandes.

- ¿Aceite de almen-

- ¡Ya, solo cógelo!

- Está bien, está bien...

Al cabo de varios minutos el pelirosa volvió a entrar en la habitación, pero esta vez con el bote encargado en sus manos. De camino iba leyendo la parte trasera del recipiente, allí donde venía la información del producto.

- ¿Namjoon?

- Aquí pone que esto es para reducir las estrías, Jin... –levantó la vista, mirándome con una ceja levantada y más desconcierto si era posible.

- Bueno, se le pueden dar muchos usos – siguió sin responderme, haciendo que comenzara a avergonzarme. ¡Me estaba juzgando por un bote antiestrías! - ¿Estás insinuando que por no tener estrías no puedo usarlo? ¿Es eso lo que quieres decir?

- N-no, no es eso, per-

- ¿Diciéndome lo que puedo y no puedo hacer?

- Ya te he dicho que no es es-

- ¡Porque eso es oprimirme, Namjoon, y a mí no me gusta que me opriman!

- Vale, vale, Jin... cálmate...

- ¡Maldito opresor, dictador e idio-

- ¡OH! ¡MIRA ESTO JIN! –Señaló el bote y lo giró rápidamente para que yo pudiera apreciar unas frases que salían en la parte trasera. Obviamente no pude leer nada porque estaban demasiado lejos, así que no me molestó que volviera a girarlas hacia él tan pronto. – Se me olvidó leer la última parte... –posó su dedo sobre el bote y comenzó a desplazarlo por la superficie al tiempo que leía. – "para estrías y masajes simples en cualquier zona del cuerpo sin necesidad de uso reconstituyente" –levantó la vista e hizo una mínima reverencia, mirándome fijamente con una exagerada sonrisa. – Tenías razón, también se puede usar para esto.

Yo sabía perfectamente que la última frase se la había inventado, pero me hizo tanta gracia y dio tanta ternura la excusa que había puesto para calmarme, que opté por cerrar la boca y sonreír satisfecho, dejando el tema a un lado. En este tipo de momentos no podía ni imaginar que ese pelirosa fuera el mismo que mataba a sangre fría cuando así lo requería él o mi tío.

- ¿Entonces comenzamos?

- Si no hay más remedio...

Y para mi sorpresa lo primero que hizo fue deshacerse de su camiseta, dejando su torso al descubierto. Abrí los ojos como platos y me quedé sin habla, incapaz de apartar mis ojos de su cuerpo durante varios segundos.

- ¿Qu-qué haces?

- Quitarme la camiseta –la lanzó al suelo con despreocupación y se acercó a la cama, subiéndose a ella. – No quiero pringármela de la cosa est... digo de tu fantástica y utilísima crema de almendras.

- Oh, claro.

Y como un idiota, al tenerle tan cerca reaccioné alejándome repentinamente unos centímetros, igual que un niño asustado. Pero es que imponía. No era la primera vez que le había visto, pero por algún motivo ahora me sentía nervioso, diferente a las demás veces. Levanté la vista cohibidamente y me topé con esa egocéntrica sonrisa de medio lado, la cual por desgracia, le hacía ver increíblemente sexy.

- ¿Te gusta lo que ves?

- No, cállate.

Y a pesar de que yo había sido muy claro con mi respuesta, él soltó una carcajada, dejando obvio lo muy poco en serio que me había tomado. Aunque en el fondo no le culpaba, pues ni yo me había creído mis propias palabras.

Me tumbé bocabajo, acomodando las manos bajo mi cabeza y no tardé en sentir como Namjoon se colocaba sobre el comienzo de mis muslos, con una pierna a cada lado de ellos para no dañarme con el peso. Escuché el sonido de mi bote abriéndose, la crema cayendo de él y Namjoon golpeando sus manos, probablemente extendiéndola en ellas.

- Pues yo lo siento igual que el lubricante...

- Namjoon, en serio, cállate.

- Princesa, no te quejes que bastante estoy haciendo.

- No haber apostado.

- "No haber apostado" –repitió con molestia, intentado imitar mi voz.

- Eres un ventrílocuo pésimo.

- Pues a mi parecer ha sonado igual. Será que tú no te escuchas bien.

Podríamos haber seguido discutiendo los siguientes tres años acerca del tono de mi voz y la inexistente capacidad de Namjoon para imitar voces, pero el pelirosa comenzó el masaje y yo decidí callarme para no interrumpirle. Y gracias a Dios que lo hice. Cierto era que en un principio no confiaba completamente en las habilidades de Namjoon, pues después de haberle visto romper la mitad de los objetos de la casa debido a su arte para destruir todo lo que toca, seguridad no era precisamente la palabra que sentía con él, pero debía reconocer que me equivoqué, ¡Y vaya si me equivoqué! Sus manos eran el mismísimo paraíso en persona. Rozaba, acariciaba y presionaba en los lugares justos y perfectos para hacerme sentir fantásticamente bien.

- Jin...

- ¿Mmm...?

No me quedaban fuerzas ni para formular una palabra. El masaje me había anestesiado por completo.

- ¿Me dejas probar una cosa?

- Haz lo que quieras...

Comenzó a descender sus manos, embadurnadas en aceite, por toda mi espalda, presionando en el puente, sacándome un leve gemido. Antes de que pudiera darme cuenta había agarrado el extremo de mis pantalones y bajado hasta los muslos, tardé tanto en reaccionar que hasta le dio tiempo a hacer lo mismo con los bóxers.

- ¿Namjoon?

- Solo espera un momento. Dijiste que me dejarías hacer lo que quisiera...

- ¡Obviamente el sexo no estaba incluido!

Fui a incorporarme pero antes de que pudiera girarme colocó ambas manos en mis hombros, haciendo fuerza para que no me pudiera mover. Se inclinó sobre mi mejilla y dejó un leve beso en ella, con la misma ternura y cariño que lo haría un niño.

- No voy a follarte, lo prometo.

- ¿Ni a hacerme daño?

- Ni hacerte daño.

Suspiré y relajé los hombros, destensándome y volviendo a entrar en algo similar al estado REM. Namjoon me soltó, volviendo a colocarse en su lugar y prosiguiendo con esa cosa que quería intentar. No tenía ni idea de que era, pero hasta ahora no me había dado motivos para desconfiar. Todo se había sentido maravillosamente genial.

- Espero que no me hayas manchado los pantalones y bóxers al bajármelos.

- Tranquilo, lo hice con la boca.

Por algún motivo esa excitante imagen se adentró en mi mente, incitándome a recordar de nuevo el cuerpo de ese dios griego que me estaba dando un masaje. Inspiré hondo e intenté volver a relajarme sin pensamientos sucios de por medio, y Namjoon me facilitó el trabajo volviéndose a centrar en mi espalda.

Subió al cuello, descendió por los omóplatos, el puente, los costados... cada sitio que tocaba sentía como si se descargara. Mi cintura, mis caderas, rozándolas con la suficiente fuerza para notarlas sin sentir dolor, notando como resbalaban fácilmente los dedos debido al aceite.

Y llegó. Bajó lo suficiente para llegar a mi trasero, el cual tenía descubierto desde hacía rato. Primero se sintió incómodo que lo masajeara a su antojo, pero al cabo de unos segundos terminé por no darle importancia. Namjoon sabía lo que hacía.

- ¿Se siente bien?

- Ajamm...

Asintió con voz ronca y prosiguió el masaje, cada vez intimando más, hasta que sorpresivamente rozó mi entrada. Solo ese contacto me hizo estremecer, arquear ligeramente la espalda y tensarme. Pero no dije nada. Namjoon me había prometido que no iba a hacérmelo y él siempre cumplía sus promesas.

Pero dudé. Dudé cuando noté como introdujo cuidadosamente un dedo en mi interior, pillándome por sorpresa. Mordí mi labio inferior y levante mis caderas en una inconsciente respuesta.

- No dolió, ¿verdad?

No había dolido, eso era cierto. Quizás era levemente incómodo al principio, una sensación rara, pero de ninguna forma dolorosa. Hice una especie de sonido negando, dándole puerta abierta a que comenzara a adentrar y sacarlo rítmicamente. De nuevo gemí involuntariamente, dándome por completo a placer que estaba experimentando. Namjoon volvió a verter más aceite y añadió un segundo dedo, el cual entró con la misma facilidad que el anterior.

"Vamos Jinnie, haz caso y compórtate..."

"No tengas miedo, solo quiero demostrarte lo mucho que te quiero..."

"Prometo que no dolerá, ya verás..."

"Tu tío jamás te haría daño..."

" Ya te dije que sería inútil resistirte... además, al fin de cuentas te acabó gustando, ¿verdad?"

Estaba sudando, y no precisamente por excitación, pues toda la que habría podido sentir se había disipado con la llegada de esos malditos recuerdos. Me removí, inquieto, intentando levantarme, pero de nuevo sentí la mano de Namjoon presionando mi hombro, aunque esta vez era solo una, pues la otra seguía arremetiendo cuidadosamente con mi trasero. Solté otro gemido cuando Namjoon aceleró el ritmo y negué inútilmente, comenzando a agobiarme.

- N-no, no...

- Es imposible que te esté doliendo, Jin.

- ¡ah...! –mordí la almohada y encorvé la espalda al sentir un tercer dedo en mi interior, igual o incluso más placentero que los anteriores. Se sentía tan real a mis recuerdos que podía notar el mismo miedo que en ese entonces. Negué varias veces, aterrorizado, agarrando la almohada y sintiendo como se humedecían mis ojos. Exactamente igual a tiempo atrás. - ¡Para! ¡N-no, para! ¡Déjame!

De inmediato Namjoon me soltó, saliendo de mi interior. Yo tan solo cerré los ojos y me encogí sobre mí mismo, abrazando con todas mis fuerzas la almohada, manchándola de lágrimas. Me sentía igual de indefenso que tiempo atrás, de inseguro y frágil. Igual de roto.

- ¿Jin?

Enterré más mi cabeza en la almohada sin responderle. No quería hacerlo, no quería hablar con nadie en este momento.

- ¿Te hice daño? – de nuevo el silencio únicamente roto por mis lamentos. Probablemente al ver que no respondía, se limitó a subir muy cuidadosamente mis bóxers y pantalones, haciéndome estremecer nuevamente al su tacto, encogiéndome aún más, deseando disminuir hasta desaparecer por completo. Parecía un perro asustado. – Lo-lo siento... solo quería comprobar que tu crema rara pudiera usarse como lubricante... pensé... pensé que no te estaba haciendo daño...

Seguí sin responderle, casi ni le escuchaba. Estaba más sumergido en el pasado que en el presente.

- Jin... –noté como la zona del colchón junto a mí, bajaba por el peso de algo, o más bien de alguien. Namjoon estaba colocado a mi lado, con una mano a pocos centímetros de mi cabeza, probablemente plateándose si tocarme o no hacerlo.

Me incorporé, sorbiendo, intentando dejar de ser la máquina de mocos y lágrimas en la que me había convertido hacía unos minutos. Froté mis ojos y sequé mis mejillas con el dorso de mi mano. Finalmente inspiré hondo y mostré una débil sonrisa, la única que podía esbozar en estos momentos.

- Estoy bien. Ha sido una tontería –solté la almohada y salí de la cama, poniéndome en pie. –Me voy a mi cuarto, que es tarde y tengo sueño. Muchas gracias por el masaje.

Y salí. Creo que escuché como intentaba pronunciar me nombre, pero cerré la puerta antes de que pudiera terminar la única sílaba. De camino a mi habitación ni siquiera entré al baño, sabiendo de sobra que aspecto tendría. Cerré la puerta a mi espalda y me metí rápidamente bajo las sábanas, sin siquiera quitarme los pantalones de chándal. No tenía fuerzas para nada, ni siquiera para llorar.

Dormir. Eso era. Lo único que quería era dormir y olvidarme de todo, escapar momentáneamente de la realidad y el pasado.

Toc toc toc

Seguramente era Namjoon al otro lado de la puerta. Era la primera vez desde que me vine a vivir con él que llamaba para entrar. Cerré los ojos con más fuerza y me arropé hasta arriba con las colcha. Volvieron a llamar, esta vez con más fuerza, pero de nuevo sin obtener una respuesta por mi parte, así que tal y como me esperaba, Namjoon terminó por darse permiso a sí mismo para entrar a mi cuarto.

- ¿Princesa? –podía escuchar sus pasos acercándose a mi cama. – Se te olvidó la crema rara de almendras en mi habitación...

Asomé media cabeza afuera de la colcha, topándome con sus ojos. Se había puesto en cuclillas para estar a mi altura y me mostraba el bote del aceite en alto, sujeto con ambas manos como si fuera un tesoro.

- Déjalo sobre mi mesilla.

Y eso hizo. Se puso en pie y rodeó la cama para llegar a la pequeña mecedora de madera, colocando cuidadosamente el recipiente sobre ella. Pensé que después de eso se iba a marchar, pero en su lugar volvió a acercarse a mí, agachándose de nuevo.

- Jin...

- Namjoon, tengo sueño.

- ¿Estás bien?

Su semblante se sintió como una patada directa a mi estómago. Estaba preocupado, mirándome fijamente con esa cubierta de culpabilidad por todo su rostro. Era lo más tierno y adorable que había visto del pelirosa nunca.

- Estoy... e-estoy –no apartaba la mirada, como si pudiera saber lo que sentía en ese momento, leyéndome al igual que si de un libro me tratase. El labio inferior comenzó a temblarme, obligándome a formar un puchero, controlando esas lágrimas que amenazaban nuevamente con desbordarse.

Y volví a llorar.

Solo que esta vez no tenía una almohada a la que abrazarme, en su lugar Namjoon me ofreció sus brazos, sujetándome inmediatamente al ver cómo me desmoronaba. Escondí el rostro en su hombro y seguí soltando lágrimas incansablemente.

- Todo va a estar bien, tranquilo...

Acarició tiernamente mi cabeza, juntándome más a él, y se sintió lo más reconfortante del mundo. Los brazos de Namjoon me cubrían y protegían mejor que cualquier manta. Le abracé con más fuerza, temblando.

- ¿Pu-puedes dormir conmigo?

Se alejó unos centímetros y sonrió tranquilizadoramente al tiempo que asentía. Me eché a un lado y él entró en mi cama, rodeándome con un brazo. Me giré y apoyé en su pecho, también abrazándolo, solo que yo con ambas manos. Como si fuera un peluche. Yo era un niño pequeño y Namjoon el peluche que me protegía de todos los males hasta llegar a ese fantástico mundo de los sueños.

Continue Reading

You'll Also Like

55K 5.6K 30
Todo comienza con una pequeña obsesión. Desde que lo vio, esos pequeños ojitos rasgados, esa cabellera rubia; lo único que hacía todo el día era pens...
449K 45.7K 114
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
16.8K 1.1K 28
Anna, una chica que en realidad es una Shinigami. Aunque ella tiene una amiga que le encanta que le cuente sus historias. Anna siempre le cuenta sus...
8.1K 618 5
Infidelidad. Esa es la razón por la cual muchas parejas terminan y muchas otras siguen juntas. Y aunque siguen juntas es difícil no salir lastimado. ...