Penúltimo capítulo.
Justin's POV.
Frunzo el ceño al ver que Sky no suelta su celular para nada, hace ya varios minutos, creo que casi una hora, que se está mandando mensajes con alguien desconocido, para mí, y cuando intento ver quien es, o que se escriben, ella simplemente se aleja, como si yo ya no le importara.
—¿Me dirás con quien hablas? —me cruzo de brazos, esperando una respuesta.
Ella tiene que decirme con quién está hablando, porque cuando a mí me llega un mensaje ella es la primera en leerlo, incluso hasta tiene mi patrón, pero yo ni eso, ni siquiera le toco su celular y ya estoy harto. Somos una pareja, no debe de haber secretos entre nosotros.
—No es asunto tuyo.
Ah, bueno, ese humor, se lo robo. Le ha pintado el Louis Tomlinson cuando le preguntan sobre su supuesto hijo, un humor de mierda cualquiera de los dos. Deberían de juntarse, estoy seguro de que se llevarían bien.
—Claro que es mi asunto, porque tú, mi novia y madre de mi hijo, no dejas de hablar con no sé quién y todavía me tratas como la mierda —bufo, ya me parezco a una mujer cuando está en sus días.
Ella pone sus ojos en blanco y me mira con una falsa sonrisa antes de arrojar, de una manera un poco en burla hacia mí, su iPhone sobre el sofá.
—¿Satisfecho? —ahora es ella quien cruza sus brazos, colocándolos sobre su vientre de ya nueve meses, provocando que sus pechos sobresalgan aún un poco más de su blusa escotada.
—¿Con quién hablabas? —vuelvo a preguntar, cansado.
Odio que cuando pregunto una cosa me respondan o hagan otra pregunta de algo totalmente opuesto a lo que he preguntado, osea, si yo te pregunto algo vos me respondes lo que yo te pregunto y ya está, no es algo tan difícil de hacer.
—Con Nathan —suspira—, estábamos preparando todo para el parto —muerde su labio inferior.
—¿Qué? —le miro sin poder creerlo—. ¿Preparas el nacimiento de nuestro hijo con el idiota de tu ex?
Lo peor de todo es que me lo dice como si fuera lo más normal del mundo, como si estuviéramos hablando del clima. Se supone que el parto debemos de prepararlo nosotros dos, sólo nosotros, juntos. No que vengan colados a meterse en lo que no les debe de importar, no es asunto de ellos.
—¡Cuida tu vocabulario! —me regaña—. Y le he pedido ayuda a Nathan porque sé como eres que te pones todo nervioso y siempre la cagas,así que prefiero tener a alguien más, sólo por si acaso —hace un gran esfuerzo para ponerse de pie.
Siempre la cago, que bien, perfecto todo, sólo le falta decirme infantil y ya está, me recibo de idiota por todavía estar aquí, aunque jamás me iría a otro lado sin ella o mi hijo.
Me volteo, comenzando a caminar hacia las escaleras. Ya, ahora sólo quiero encerrarme en la cocina a comer pero no, no lo haré, simplemente voy a ir a mi habitación y voy a descansar un poco.
—¿A dónde vas?
—No es asunto tuyo —respondo, bastante tosco. Ya me ha pegado el humor de ella y el de Louis, joder.
Me detengo al oírla gemir de dolor y hasta lanzar un grito agudo, rápidamente me volteo y me acerco a ella, rodeándola con mis brazos además de ayudarla a sentarse nuevamente en el sofá. Estoy a punto de preguntarle qué es lo que le duele y si quiere que llame a un médico pero no lo hago por la simple razón de que une sus labios con los míos, dejándolos quietos uno encima del otro por un par de segundos.
—Lo siento —murmura—. No me gusta que estés enojado conmigo —forma un puchero con sus labios.
La miro mal al notar que ha fingido las contracciones sólo para que yo no suba a la habitación. No puedo creer que juegue con esas cosas.
—¡Ay! —grita, colocando su mano sobre su vientre—. Duele, amor, duele —lloriquea.
—No voy a caer otra vez —murmuro, serio. No me gusta que juegue con cosas como estas.
Ella clava sus uñas en mi brazo, ya con las lágrimas corriendo por sus mejillas y justo en ese momento siento como mi rodilla comienza a mojarse, lo que me provoca mirar hacia abajo y ver que Sky ha roto la bolsa, de verdad.
—¡La bolsa, la bolsa! —me comienzo a desesperar—. ¡Sky has roto bolsa! ¡Justin Junior ya viene!
—¡Llévame al hospital! ¡¡Idiota!! —grita.
{...}
No puedo dejar de caminar de un lado a otro en la sala de espera. No me han dejado entrar al parto porque debido al tamaño de Sky y a que el bebé es algo grande se han complicado un poco, demasiado, las cosas y el oír los gritos de mi reina no me ayuda en nada a tranquilizarme. Nada le puede pasar a ninguno de ellos, si algo le sucede a alguno de los dos me muero, son mi vida y si ellos no están en ella ya nada tiene sentido.
—Hijo —mamá coloca su mano sobre mi hombro, impidiéndome seguir caminando—, debes calmarte. Ten fe y reza, que nada malo les pasará —susurra.
Pero sus palabras no son suficientes para mí, yo necesito uno de sus abrazos, esos que te dan mil razones para levantarte cuando caes, esos que siempre están para mí cuando los necesito, esos abrazos que amo. Los amo tanto como amo los abrazos de Sky... Ella no puede hacerme esto, ella tiene que sobrevivir en ese parto, ella y mi hijo deben de sobrevivir para poder ser felices, los tres juntos, como la gran familia que seremos, bueno, que somos.
Me aparto de mí madre y me pongo en alerta en el momento que ya no oigo los gritos de Sky, lo que significa que ya se ha terminado todo, pero que ella está tan cansada que seguramente está durmiendo y por eso no me ha mandado a buscar, ¿no? Esperemos que sea eso, sí, seguramente es eso.
Un llanto un poco más agudo y algo fuerte, no cualquier llanto, sino que el llanto de mi hijo. Eso es seguro porque el llanto proviene de la habitación en donde metieron a Sky hace un par de horas.
—Buenas tardes —el médico encargado del parto se acerca a nosotros, quitándose los guantes de látex que están cubiertos de sangre—. Tranquilo, todo salió bien, ambos están bien —me sonríe—. Podrás verlos a ambos en un par de horas.
—Quiero verlos ahora —me cruzo de brazos. Algo infantil, sí, pero no me interesa, lleno único que me interesa en este momento es ver a los dos amores de mi vida.
—Lo lamento, Justin, pero ha sido un parto muy difícil y ambos necesitan descansar —me explica.
Bien, voy a esperar un par de horas para verlos sólo porque quiero el bienestar de ellos, porque si por mi fuera ya estaría entrando a esa habitación.
—Vayan todos a descansar —murmuro—. Ya está oscureciendo y deben de estar con todas las energías para mañana, para que puedan malcriar al bebé —bromeo.
{...}
Entro a la habitación que le han asignado a Sky y a Justin Junior con mucho cuidado de no hacer ruido, ya que son casi las tres de la mañana y no quiero despertar a ninguno de los dos.
Ha sido algo difícil hacer que la madre y hermano de Sky se marchen, al igual que ha sido difícil hacer que mis padres se marchen, pero lo he logrado. No es que sea mal agradecido y no los quieta aquí, sino que quiero que descansen bien porque vamos s necesitar mucha ayuda de ellos para cuidar de Justin Junior, pero también para cuidar de Sky.
Dejo los chocolates y las flores que he comprado para Sky sobre la mesa de noche que está a un lado del sofá que se encuentra al lado de su cama y me acerco a la encubadora que está a los pies de la cama, donde se encuentra el pequeño Justin durmiendo. No puedo evitar llorar al verlo, al ver lo pequeño e idéntico que es a mí.
Tomo mi celular para poder entrar a Twitter, la red social está que arde en llamas desde que salieron fotos de nosotros entrando a urgencias en el hospital y los rumores de que Sky ya ha dado a luz no faltan.
Suspiro, antes de comenzar a postear algunas cosas.
"Soy el hombre más feliz del mundo."
"Justin Junior?"
"Todo está bien."
"Vayan a descansar, amores."
Pero postear eso no alcanza, debo compartir con mis chicas todo, debo ser yo quien les dé la noticia de que se ha sumado un miembro más a nuestra gran familia.
"Quiero que se enteren por mí y no por otros, así que aquí les dejo al nuevo miembro de la familia Bieber, de nuestra gran familia, sí, hablo de esa familia de la que ustedes también forman parte 😉💞 Bienvenido al mundo Justin Jr. 👶💕😍"
Al terminar de compartir la foto, tomo en brazos al pequeño Justin, con mucho cuidado, dios, es tan frágil que tengo miedo de hacerle daño sólo tomarlo en brazos, debo tener muchísimo cuidado.
Me siento en el sofá que está al lado de la cama de Sky y comienzo a leer las cosas que ponen mis chicas, mis beliebers, con Justin en brazos. Ellas están felices por mí y eso me hace feliz, confieso que me daba miedo la reacción de ellas en el momento en el que Sky diera a luz, por más que ellas siempre han estado muy atentas durante el embarazo y siempre nos han dado su apoyo, es algo imposible no sentir miedo.
—Ellas te quieren —susurro, dejando el celular a un lado para tomar la pequeña manito de Justin, aunque es él quien termina enroscando su mano en mi dedo índice—. Son unas chicas espectaculares y estoy seguro de que van a cuidarte como me han cuidado a mí durante todos estos años —beso su frente.