En el corazón de un Alemán

By thelmaJimenez

253K 17.9K 3K

Alemania en época de guerra. Los judíos huían de toda persona con uniforme que miraban, en esos tiempos, llev... More

ANUNCIO
BookTriller
Sinopsis
Epígrafe
1.- Capitulo uno
2.- Capítulo dos
3.-Capitulo tres
4.- Capitulo cuatro
5.-Capitulo cinco
6.-Capitulo seis
7.-Capitulo siete
8.-Capitulo ocho
9.-Capitulo nueve
10.- Capitulo diez
11.- Capitulo once
12.- Capitulo Doce
13.- Capitulo trece
15.- Capitulo quince
16.- Capitulo dieciseis
17.- Capitulo diecisiete
18.- Capitulo dieciocho
19.- Capítulo diecinueve
20.- Capítulo veinte
21.- Capítulo veintiuno
22.- Capítulo veintidós
23.- Capítulo veintitrés
24.- Capítulo veinticuatro
25.- Capítulo veinticinco
26.- Capítulo veintiséis
27.- Capítulo veintisiete
28.- Capítulo veintiocho
29.- Capítulo veintinueve (FINAL)
30.- Capítulo treinta (Capítulo extra)
Epílogo
Agradecimientos

14.- Capitulo catorce

5.8K 482 118
By thelmaJimenez

El doctor Schneider había salido desde muy temprano con rumbo al hogar de un oficial, su mujer daría a luz a gemelos y era urgente su presencia. Él como buen anfitrión le había dado todo lo esencial a Alina, le prestó varios libros para entretenerse, pero ese día ni el poder que tenían los libros sobre ella logró ocupar su atención, la preocupación la llenaba completamente.

Se enteró gracias al doctor que Viktor había tenido una cena en casa de Gibbs, le molestaba un poco el saber que había tenido que interesarse a través de alguien más y no de el propio Viktor. También se encontraba preocupada, todas las mañanas recibía una llamada de su novio y ese día ya eran las dos de la tarde y no tenía ni una noticia de él.

Cuando la preocupación pudo más, tomó la decisión de salir de su escondite y caminó hasta el teléfono, el doctor tenía una lista a un lado de su teléfono para emergencias, visualizó el teléfono de casa de Viktor y tras un suspiro lo marcó, esperó, y cuando pensó que nadie le contestaría y estaba lista para colgar, levantaron el teléfono.

—¿Hola? —contestó la señora Ebba.

—Hola, buenas tardes, ¿se encontrará el Standartenführer Schultz?

—No se encuentra, ¿gusta dejar algún recado?

—No muchas gracias.

Hubo un momento de silencio en el que pensó que la señora Schultz había colgado, pero después de un segundo la señora volvió a hablar y ahora con un tono muy diferente en la voz.

|—¿Alina, eres tú? — La pobre joven no supo si soltó un grito o si fue capaz de frenarlo a tiempo, pero el teléfono resbaló de sus manos.

El cerebro de Alina comenzó a trabajar a mil por hora, sabía perfectamente que no podía admitir la verdad, a pesar de estar hablando con la madre de la persona que le estaba salvando la vida, tenía por ciencia cierta que su suegra no compartía los ideales de su hijo y que si ella supiera la verdad no dudaría ni un segundo en llevarla hasta la Gestapo.

—¿Perdón?

—Te contesté muchas veces el teléfono niña, sé que eres tú- susurró.

—Se está equivocando de persona, señora.

—Te advierto que si vuelves a buscar a mi hijo yo misma te llevare hasta la cámara de gas, ¿me entendiste? —colgó sin esperar respuesta.

Se quedó helada con el teléfono pegado a la oreja unos minutos, el impacto de las palabras que esa mujer le había dicho fue descomunal ¿Cuándo, la señora que tantas veces le había ofrecido galletas y que le había dicho que sería la mejor esposa para su hijo, había empezado a odiarla tanto como para llevarla ella misma a la muerte?

Llevó su mano hasta la boca para amortiguar el sonido de sus sollozos. En ese momento otro miedo se instaló en el interior de la joven, si algún día lograba salir de este infierno, y si en el mejor de los casos los padres de él se retractaran ¿tendría el valor suficiente para perdonarlos?

El sonido de un coche en la entrada llamó su atención, corrió hasta el escondite, cerró la portezuela cuando la puerta de la entrada se abrió y un gemido de dolor se escuchó. No pudo adivinar quien era, pero se escuchaba muy mal herido y buscaba al doctor, cuando el desconocido se dio cuenta que no se encontraba en casa fue y se echó sobre el sofá, la respiración de Alina se volvió agitada, tener a alguien en la casa le daba mucho miedo, ¿y si era un soldado? No estaba segura y no planeaba averiguarlo.

Las horas pasaron y los gemidos de dolor de la persona que estuviera ahí cesaron, pero la joven sabía que aún se encontraba dentro de la casa. El doctor llegó, pudo escuchar sus pisadas desde que entró a la casa, escuchó su voz al revisar al paciente, y había tenido razón al no asomarse, resulóo que si era un oficial.

—¿Alina? — susurró el doctor, pasados unos minutos.

—Aquí estoy— conteste también en un susurro.

—Lamento mucho haberte dejado sola, no sabes el susto cuando llegué y vi lleno de sangre todo el lugar, y aún más cuando vi a un soldado dentro de la casa. Temí lo peor.

—No se preocupe, yo entiendo el peligro que usted está viviendo al tenerme aquí.

—No tenía miedo por mi Alina, si no por ti.

—Muchas gracias— le dijo con un nudo en la garganta y sin poder agregar nada más.

—No agradezca, ahora tenemos un problema, el oficial que entró en la casa está muy mal herido y me es imposible trasladarlo al hospital por el momento, creo que tendremos un huésped unos días, y lamento tener que decirte que no podrás salir de ahí en tanto él este aquí.

—¿eso quiere decir que vendrán más? ¿tendrán que venir a verlo?

—Si Alina, tendremos a algunos nazis rondando la casa— se pudo percibir el temor en su voz.

Viktor llegó a su casa exhausto, no tenía cabeza para nada, su día había empezado mal desde que no pudo hablar con Alina por la mañana. Sus padres habían decidido levantarse temprano y no salir del salón para nada.

Desde el momento en el que entró en la casa, notó extraña a su madre, lo miraba de una manera preocupante, Viktor recordó cuando de niño se metía en problemas, su madre tenía la misma mirada de entonces.

Su padre se excusó pronto y se retiró a su habitación. El ansioso oficial quería que su madre también se retirara para poder hablar con Alina, pero al parecer su intención era quedarse un rato más. Enojado se retiró también a dormir.

Al día siguiente su día no mejoró, desde muy temprano su madre ya se encontraba en el salón, impidiendo que llamara de nuevo a Alina. se fue al campo furioso. Las cosas empeoraron cuando a medio día le llegó una carta firmada por el Dr. Otto Schneider, la abrió rápidamente, antes de que Gibbs interceptara esa carta y la abriera antes que él.

Standartenführer Schultz:

Temo informarte que tengo un huésped más en mi casa, ¿el nombre Alfred Lenz, te suena? Pues se encuentra gravemente herido.

Llegó el día de ayer mientras yo me encontraba en una diligencia, quedó inconsciente casi al llegar, así que no te preocupes, no llegó a ver a nadie, pero está muy grave y necesita mis cuidados, lamentablemente no está en condiciones para ser trasladado.

Creo que por el momento tus llamadas, y visitas quedan suspendidas.

Te mantendré informado.

Dr. Otto Schneider

Arrugó el papel entre sus manos.

Alfred Lenz, conocido por ser de los mejores cazadores de judíos, era un hombre sin sentimientos que, sin importarle la edad, o género de la persona que atrapaba, él mismo lo escoltaba hasta el campo más cercano, se dice que él mismo había matado más judíos de los que hubiera atrapado. Y ahora estaba en casa de Otto, donde se encontraba la judía que amaba.

Cinco días trascurrieron y lo único que lo hizo poder respirar un poco más tranquilo fue que por fin Alfred Lenz había podio ser trasladado a un hospital y eso implicaba que al día siguiente podría hablarle a Alina.

Frederick había regresado dos días atrás, lo puso al tanto de que todas las dudas existentes en su contra habían sido disipadas con testimonios de varios compañeros que atestiguaron que jamás lo habían visto en circunstancias amistosas o nobles con ningún judío. También estuvieron en los campos donde había trabajando y averiguaron el temor que sentían los reclusos al escuchar su nombre. Su mundo se iluminó cuando supo que ahora era Gibbs el que se encontraba en investigación por falsos testimonios.

Otto cumplió y mantuvo informado a Viktor sobre el estado de Alina, al parecer llevaba días débil por culpa del poco espacio que tenía para moverse y la poca comida que Otto le podía proporcionar sin parecer sospechoso. Fue un alivio para todos saber que eso acabaría con Lenz fuera de ahí.

Una carta de Otto llegó justo cuando se levantaba para irse a su casa.

Alina está embarazada, aún estoy pensando si felicitarte o matarte por eso, pero era mi derecho infórmate.

Date una vuelta en cuanto te sea posible.

Dr. Otto Schneider

Continue Reading

You'll Also Like

446K 52K 38
¿Qué pasa cuando estás leyendo un libro sobre la mitología griega y de repente te encuentras en ese libro? ♡♡♡ Nota: este libro NO es mío, la creador...
3.3K 251 39
Esta historia es una basura Contenido de mucho amor Año 2024 Reich viene de una familia de vampiros pero solo los más cercanos lo sabían Reich avía...
relatos+18 By woonyoung

Historical Fiction

13.3K 39 22
solo entra y disfruta.
1.1M 211K 200
Después de una explosión, You XiaoMo descubre que ahora es un discípulo en prueba de la secta TianXin. Sin embargo, es uno de ellos con dudoso potenc...