(_______)
Mi primer día en el hospital “Homerton”, hasta ahora no ha habido mucho movimiento, excepto por la cirugía que tuve que asistir a las seis de la mañana, me encontraba sirviéndome café, esperando que en algún momento sonara mi localizador, extrañé la cama por unos minutos, no me resultó nada fácil levantarme, en primera porque el cambio de horario me estaba matando, en segunda apenas llegué ayer y estoy cansada y tercero es domingo.
-¿es café expreso?- giré en cuanto escuché aquella voz, sonreí de inmediato al reconocer aquella cara tan familiar para mí.
-¿jessi?, soy yo ________- ella me sonrió de vuelta, ahora traía su cabello castaño corto hasta los hombros, con un corte muy sofisticado, aunque su alaciado natural lo seguía conservando, llevaba una bata blanca y su placa decía Dr. MacGowan.
-¿_______?, dios, por un momento no te reconocí, tu cabello, es ¿rubio?- ella me abrazó.
-sí, y tu cabello es…corto, ¿eres médico?-
-no, soy dentista en realidad, trabajo medio tiempo aquí pero aparte niall y yo tenemos nuestro propio consultorio dental, ¿tu trabajas aquí?- dijo viéndome con mi uniforme.
-sí, hoy es mi primer día- mi localizador comenzó a sonar, lo miré, “te necesitan en urgencias”.
-supongo que debes irte, bueno, me dio mucho gusto verte- jessi volvió a darme un abrazo que yo correspondí.
-a mi también, te busco al rato, para que me pases tu teléfono y así quedar, no sé, otro día- jessi asintió, yo corrí hasta el elevador al piso de urgencias, una vez que llegué, Fernanda Fabray, una de las enfermeras me llamó.
-doctora Stratford, llegó un muchacho que presenta fractura en codo, ya lo llevaron a hacerse unas radiografías, aquí está su historial médico- la enfermera amablemente me pasó la pequeña carpeta, veamos, su nombre es…liam payne. Mier’da, de todos los accidentados en Londres ¿Por qué él?, ¿es algún tipo de broma cósmica?, ¿o será otro liam payne?, ¿Cuántos chicos con el mismo nombre puede haber?, no, no creo, aquí está su nombre completo “liam james payne”, me lleva la…
-¿te encuentras bien?- miré a Fernanda, entonces volví a la realidad, tenía que ir a ver a liam, pero el cuerpo no me respondía con normalidad, estaba temblando.
-sí, iré a mi consultorio, en cuanto el muchacho salga de rayos x lo mandas para allá- la enfermera de cabello castaño y mechas azules asintió.
Me senté en el escritorio a leer el historial médico de liam, pero antes de que pudiera si quiera hojearlo la puerta se abrió, mi corazón comenzó a latir tan fuerte que sentí que se me saldría por la boca, Fernanda entró primero, y después… ahí estaba él, a un metro frente a mí, por primera vez en cuatro años, su cabello era completamente diferente a como lo tenía antes, era algo así como zayn solía peinarse, con su cabello todo despeinado y ahora se le veía más maduro, tenía más músculo, además se le notaba el crecimiento de la barba, no del todo, pero si un poco, me miraba sorprendido también.
-¿ ___________?- él se acercó a mí, dios, ¿Qué hago?, mis piernas me tiemblan como gelatina, Fernanda se quedó mirando la escena con confusión.
-ho-hola, liam- ya no supe que más decir, supongo que no debo decir nada más, mejor me pongo a hacer mi trabajo.
-aquí están las vendas, y todo lo que necesitas, ¿quieres ayuda?- negué, entonces Fernanda salió del consultorio, demo’nios ahora estoy más nerviosa que antes, sus ojos seguían mirándome de arriba abajo como si fuera alguna especie de ovni.
-siéntate ahí, por favor- él miró la camilla que yo señale antes, fue hasta ella y con cuidado tomó asiento, fui por la malla y las vendas para comenzar a enyesar, con sumo cuidado de no mover su brazo doblado puse la malla de algodón protector, sentí una especie de… corriente eléctrica, okey debo calmarme, seguramente es el cambio de horario, para mí es como si estuviera trabajando de noche aún.
-creí que vivías en california- por primera vez hice contacto visual con él, sus ojos seguían siendo del mismo color que la miel y su nariz conservaba el mismo toque tierno. “concéntrate, ton’ta”, si es cierto, seguramente toda esta sensación es la tensión del momento.
-recién me acabo de mudar a Londres otra vez… mantén tu brazo así- fui por un forro para tomar la medida de su brazo.
-¿Cuánto tiempo tendré que llevar el yeso?-
-no lo sé, déjame ver…- tomé las radiografías del escritorio, se suponía que debía verlas antes que nada, pero hoy no sé que me estaba pasando, “oh, si lo sabes, no te hagas la ton’ta”, ¿Qué?, “liam, cuando lo viste te olvidaste hasta de tu nombre”, eso no es cierto, aggh.
(liam)
Esto debe ser tan, irreal, cuando iba a imaginarme yo que me fracturaría el brazo, luego que mi doctora era nada más y nada menos que mi duen… ________, en fin, tenía tantas cosas que decirle y que sin embargo no diría aún así, ella veía mis radiografías en su pizarra de luces, incluso al verla el dolor se me había quitado.
-no es la gran cosa, pero tendrás que llevar el yeso por un mes, te golpeaste la cabeza también, ¿no te hicieron tomografías de cráneo?- ella acarició mi frente viendo la gaza que llevaba puesta, de pronto el mundo me dio vueltas, no sé si por el contacto o porque de verdad me siento mal.
-no…no sé de lo que estás hablando- ella soltó una pequeña risa, lo cual me hizo sonreír a mi también, “ay payne, ¿lo ves?, te dije que morías por verla”, ¿otra vez tú voz odiosa?, “soy tu conciencia, niño, no puedes deshacerte de mí”.
-en cuanto termine de enyesar tu brazo, te enviaré de nuevo a rayos x, debo asegurarme de que no tengas alguna contusión-
-creo que estoy bien, el golpe no puede dejarme más idi’ota- vi una sonrisa aparecer en su rostro de nuevo, “hey, cuidado, liam, ¿no era que ella ya estaba en el pasado?”, que ya no la ame no significa que la tenga que tratar como una desconocida, ella dijo que podríamos ser amigos, “sí, bueno, luego no digas que no te lo advertí”.
-liam… ¡liam!, ya terminé, ¿te quedaste sordo acaso?- ¿Cuánto tiempo me habré quedado peleando conmigo mismo?, ahora ella seguro piensa que si tengo una contusión en la cabeza.
-no, lo siento… wow, ni si quiera sentí nada, eres una buena doctora-
-no toques tu yeso aún, está fresco, mete el brazo aquí- pasaron unos veinte minutos, después saqué mi brazo enyesado de la maquina secadora y listo.
-toma, fuiste un buen paciente- ella me regaló una paleta, aush, algo en mi se contrajo, dejaré creer a mi subconsciente que fue el hambre, “¿así o más ton’to?, es tu corazón imb’ecil, está latiendo como si hubieras corrido una maratón, si sigues así te va a dar un infarto, ya deja de mirarla, no, no le mires el tra’sero, ya, deja de mirarla ¡ahora!”
-bueno, supongo que estamos a mano- ella se giró a verme confundida.
-¿disculpa?-
-sí, bueno, ¿recuerdas aquella vez?, yo te llevé al hospital a que te enyesaran el brazo- ella se quedó pensando unos segundos, después sonrió de nuevo, “alerta, no mires su sonrisa”, ¿Por qué no, que tiene de malo?, “es un duende engañoso, no la mires”, ¿no eras tú el que me decía que la llamara?, “como tu conciencia mi deber es decirte la verdad de ti mismo, pero también de advertirte.
-sí, supongo que estamos a mano entonces, veré si te encuentras bien del todo, sigue la luz con la mirada- ella puso una lamparita frente a mis ojos, primero la seguí a la izquierda y luego a la derecha.
-¿listo?- dije una vez que ella apuntaba algo en una receta médica.
-sí, no tienes nada además de la fractura… pero sea lo que sea que estuvieras haciendo antes de golpearte, no lo vuelvas a hacer- ella me tendió una hoja, la tomé con mi mano izquierda.
-¿Qué es esto?- leí la hoja, era un nombre tan extraño.
-son unas pastillas por si llega a dolerte el brazo, te veré en un mes para quitarte el yeso, aunque si sientes alguna molestia no dudes en venir- ¿eso que significó?, ¿quiere verme otra vez?, “no, no te emociones, ella es tu doctora ahora, es normal que te diga esas cosas”.
-claro, bueno… supongo que ya me voy- me levanté de la camilla, “ya sé que no quieres irte, pero tienes que hacerlo”, ella seguía viéndome con una sonrisa.
-liam...- me regresé de inmediato al escuchar que ella me llamaba.
-¿sí?- “payne, deja de parecer tan desesperado”
-me dio gusto verte, aunque no fueran las mejores circunstancias- sonreí de medio lado, le dio gusto verme, la miré detenidamente de nuevo, su cabello ahora color miel se le veía tan bien, y seguía igual de bajita, su coleta alta dejaba ver sus orejitas de duende, y traía un uniforme azul debajo de la bata blanca de doctor, “ejem, SHANNON, ¿LA RECUERDAS, LIAM?”, ¬¬ ya, ya sé. Como dice zayn, que estés a dieta no te impide ver el menú.
-a mí también me dio gusto verte, duendecito feliz- vi como se sonrojó, no pude evitar sonreír de nuevo, salí por la puerta, el hospital estaba algo transitado ahora, las enfermeras y doctores iban y venían a lo largo de los pasillos, y yo no dejaba de sonreír como un bobo, seguro es todo esto de ver a una persona que desde hace mucho tiempo no veías, como cuando vi a danielle y peter, oh cuando me encontré con louis el año pasado, “claro, claro, seguro a ellos también les coqueteaste”, yo no le coquetee a __________, “¿a no?, ¿y que fue eso de “a mí también me dio gusto verte, duendecito feliz?” , pues me dio gusto verla, así como me da gusto ver a mis demás amigos de la preparatoria, “aja sí, síguete haciendo el que no sabe”.