-A veces un poco de compañía puede ayudar a comprender los pensamientos que pasan por nuestra mente –digo colocándome a su lado.
-Quien te dijo eso te engañó –contesta sin mirarme.
-Mi padre siempre tiene razón –me defiendo.
-Lo que digas –se agacha para tocar el agua, haciendo que resbale por sus dedos.
-¿No tienes frio? –con tan solo mirar eso, mi pelo se eriza.
-Para nada, estoy bien –saca la mano y pequeñas gotas corren por sus manos cayendo otra vez en la piscina.
-¿Estudias o trabajas? – pregunto intentando entablar una conversación.
-¿Por qué te interesa saber eso?
-Nuestros padres trabajaran juntos sería bueno que nos llevemos bien.
-Estás equivocado, ellos no necesitan eso –se levanta y seca sus manos en su pollera- Los negocios nunca involucran a la familia.
Es la primera vez que cruzamos la mirada, sus ojos celestes cristalinos son muy fríos, hasta podría decir que no hay sentimiento alguno.
-Mi padre siempre lo hace –admito, recordando como él nos ha puesto a trabajar a mí y Rydel.
-Si fuera él cambiaría eso –se aparta y vuelve a entrar.
Sus palabras me dejan absorto, no es muy claro lo que quiso decir, me gustaría que me explique pero al ingresar ella se está colocando el abrigo y despidiéndose.
-Fue una cena maravillosa -sonríe el señor Paul al decir eso- Su familia es increíble.
-Gracias por venir –mi padre le da un palmada en su brazo– Pronto nos veremos –dicho eso, ellos se van y yo quedo con las dudas por las palabras de Colin.
Saco la corbata de mi cuello como si eso pudiera aliviarme, me masajeo la cien analizando lo que dijo ella, pero nada se me ocurre. Solo fueron cosas sin sentido. Esa chica es muy rara.
-Hijo –mi madre se acerca- ¿Te irás a tu casa?
-Creo que es lo mejor.
-Como quieras, sabes que puedes quedarte – se despide con un beso en mi frente y sigue a mi padre al cuarto.
Prefiero estar en mi departamento, solo y tranquilo.
Veo el reloj y son las once de la noche, realmente la cena terminó antes de lo que pensé.
-¿Qué harás esta noche? – le pregunto a Rydel quien está tomando agua en la cocina.
-Dormir, algo que deberías hacer, recuerda que mañana será un día largo.
Abro la boca para poder decir algo pero el timbre me lo impide, Rydel se dirige abrir la puerta, yo la acompaño por seguridad, es muy tarde para que alguien venga.
Pero claramente la única persona que puede venir a ésta hora es Jake.
-¿Qué hace él acá? – me mira mi hermana con reprocho, ellos no se llevaban nada bien, en realidad ella no lo soporta porque él siempre se le insinúa.
-Estoy tan confundido como tú –levanto las manos demostrando mi inocencia.
-¿Les enseñaron saludar a las visitas? -interrumpe nuestra pelea, y da unos pasos adentro- Sí que estás hermosa -da un rápido recorrido a Rydel lo cual provoca que se gane una pisada de parte mía.
-Mejor ve a dormir –le propongo a Rydel.
-Sera lo mejor, no deseo perder mi tiempo con él –lo mira con aborrecimiento.
-Algún día tu hermana y yo estaremos juntos -me dice sin apartar la mirada de Rydel.
-En tus sueños –cierro la puerta– Ahora quiero que me expliques que haces aquí.
-Vengo a llevarte a una fiesta.
-Sabías que tenía una cena de negocios.
-Tu padre tenía, tu solo eras el relleno. Además pensaba en sacarte de acá.
-Lamento informarte que llegaste tarde, ya se han ido todos.
-¿Qué tal estuvo?
-Bien. Intenté sociabilizar con la hija del socio de mi padre, pero ella es muy rara
-Mmm rara, interesante, pero la pregunta aquí es ¿estaba buena?
Pienso en un segundo eso, recordando su rostro y la verdad era linda, pero su actitud no complementaba nada bien.
-No quiero hablar de eso –digo– Y por último será mejor que te vayas, mañana será un día largo para mí.
-Veo que alguien ha intentado conseguir su número, pero como no lo has hecho para levantarte el ánimo nos iremos a una buena fiesta –me arrastra con él a la salida de mi casa.
Detesto no poder negarme a nada, mañana sí que estaré muerto.
-Narra Colin-
La alarma sonó despertándome de un profundo sueño, miro el reloj soñolienta, son las siete de la mañana, me revolví en la cama quejumbrosa, cubriéndome con las mantas por encima de mi cabeza, pero recuerdo el entrenamiento y me levanto con firmeza yendo directo al baño.
Desde los dieciséis años hago defensa personal, boxeo y taekwondo para ser más exactos, no era algo que me fascinara pero debía hacerlo, mi padre decía que esto me serviría de mucho si algo malo pasara, y yo sabía a qué se refería con eso.
El Sr. Robert fue mi profesor desde entonces, me enseñó todo lo que sé y no es por presumir pero soy muy buena en esto, y todo se lo debo a él, hoy con sus cincuenta años es un gran profesional como entrenador, y como persona, tenía un gran aprecio hacia él.
Bajé las escaleras yendo hacia la cocina para desayunar encontrándome con mi padre en una de las cabeceras de la mesa, con varias carpetas sobre ella, se encontraba muy concentrado leyendo así que solo me dispuse a saludarlo y a hacerme el desayuno.
Ya tenía el ''dobok'' puesto, que es el famoso traje de taekwondo, completamente blanco con los cuellos, bordes y bandas del pantalón color negro, en mi caso ya era cinturón rojo punto negro, solo me faltaba un nivel para llegar al negro y terminar con estos entrenamientos que tan cansada me tenían.
Entre al ''dojang'' lugar en donde practico esta defensa, tiene una superficie ligeramente acolchonada con pisos de goma eva, también costa de un espacio para practicar boxeo, esa mitad tiene dos bolsas de box llenas de arena, guantes de protección en una estantería, mancuernas y ruedas para abdominales, mientras que en la parte de taekwondo había espejos por toda la pared, un armario con instrumentaría con algunas maderas, focos para pies, gomas elásticas, protector corporal, entre otras cosas.
Ya era la hora y Robert no llegaba, me empezaba a preocupar cuando el ruido de la puerta se hizo escuchar, voltee esperando ver al profesor pero no era él, en su lugar había un chico de unos ventipico, rubio, ojos verdes que solo mostraban misterio, su pelo lo llevaba hacia arriba y no podía no nombrar sus músculos que se notaban por debajo de su dobok negro profesional.
-¿Buscas algo?- le hablé con confusión.
-Ponte en posición.-entró sin responder.
-¿Disculpa?
-Que te pongas en posición -repitió- ¿O no piensas entrenar hoy?
-¿Y tú quién eres? -dije con exaltación- ¿Y Robert?
-Colton Reed, es un gusto conocerte, bonita -se presentó arrogante- ¿Robert? -río ingenuo- se retiró, ¿En serio creías que con cincuenta años todavía iba a poder dar buenos ap chagüi? -frunció el ceño.
Ap chagüi es uno de los golpes más básicos del twk, y sonaba bastante lógico, además de que Robert no venía muy bien de salud.
Sin más quejas me coloqué en posición, él se colocó frente a mí, no sin antes pedirme que me coloque protecciones, me coloque unos de los cascos, protector para el pecho y rodilleras todo de color rojo, el hizo lo mismo con otros de color azul. Empezamos con golpes bastante básicos, cuando le estaba por dar un golpe en el pecho, él se adelanta dándome un golpe en la cabeza.
Caigo al piso.
-¿En serio estás por conseguir cinturón negro? yo te daría uno blanco. -se acercó a mí y me observó- levántate debilucha.
Me levanté rápidamente, demostrando la rabia que tenía con solo una mirada, había mucha comparación entre él y mi viejo entrenador, realmente extrañaría a Robert.
Con toda mi fuerza corrí hacia el dando un salto, cuando estaba a punto de golpearlo, hizo un bloqueo con sus manos haciéndome caer al suelo.
Es en este momento cuando siento mis huesos sonar y mi cerebro retumbar.
Tomé aire profundamente y cuando me quise levantar él fue más rápido y se tiró sobre mí sosteniéndome para que no pueda levantarme.
-¿Alguna cosa de que te arrepientas en tu vida? - tiene su rodilla en mi cuello impidiendo que hable- además de no ser capaz de vencerme - me mira sin sacar la vista.
Sabía claramente cual cosa me perseguiría por el resto de mi vida, pero no tengo escapatoria, ese error cada día me arrastrará más y más, hasta que un día me vencerá
-No creo que eso te incumba -dije furiosa
-Narra Riker-
Despierto con el sonido de la alarma y siento a alguien recostado al lado mío.
-¿Qué haces aquí todavía?
-¿No pretendías que me fuera a mi casa a las 3:30AM o sí? -contesta Jake somnoliento
-Debo ir a trabajar y no tienes llave así que levántate
-Esperaré que vuelvas para irme -me dice tapándose la cara con las frazadas.
Me levanté de la cama sin reprochar porque sabía que sería en vano, Jake se quedaría todo el día en mi casa.
Haciendo todo lo más rápido que pude, lavé mis dientes, desayuné, me vestí y me dirigí a la compañía.
Al llegar me dirigí directo a mi oficina, suplicando no encontrarme con mi padre para que no notara que había llegado tarde, pero creo que este no era mi día de suerte.
-Riker Lynch -gritó desde el otro lado del corredor
-Mark Lynch -contesté intentando reducir su enojo
-No te hagas el gracioso ¿cuánto hemos hablado de tus llegadas tarde?
-Lo sé, lo siento
-Mira tus ojos, estas en pésimo estado -me dijo señalando mis ojeras
-Estoy bien -continué- tu tranquilo
-Como digas -contesta y se retira a su oficina.
Creo que estoy en problemas.
Ese día intenté hacer lo mejor que pude mi trabajo, para que mi padre no se ponga más furioso de lo que estaba. Solo eran pilas y pilas de papeles, carpetas y libros.
El día se hacía interminable, aún faltaba media hora para poder irme, pero ya había terminado todo mi trabajo, así que me dirigí a la oficina de mi padre para decirle que ya había terminado.
Mientras caminaba hacia la oficina de mi padre no pude evitar escuchar un pedazo de una conversación que salía por una de las tantas puertas.
-Cayeron muy fácil -dice la voz esperando una respuesta.
-Si lo sé, estoy siendo cuidadoso, tú no te preocupes.
Escuchando eso último colgó.
La voz salía de la oficina del nuevo socio de mi padre.
NOTA DE AUTORAS:
Les traemos un nuevo capitulo, esperamos que lo hayan disfrutado.
El próximo lo subiremos pronto.
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