Fue así como pasó...

بواسطة VaCipriano

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"Yo nunca tendré novio" Sí, claro. Si yo hubiera cumplido esa promesa/juramento, Spencer no hubiera... المزيد

Dedicatoria
Prólogo
¡Llegamos!
Friendzone
Lo besé...
¡Ay mamá!
¿Te quiero?
Amigos.
Desayuno con celos.
Desayuno con celos- Parte 2
¿Qué pasó ayer?
Algunas fotos de amor.
Celular-Ilusión-Mamá.
Nota: La mujer de mi vida.
¿Papá?
No estoy lista... Yo tampoco.
¿Eduardo?
¿Trío?
¡Sorpresas!
Miley, ¿estás bien?
¿Perdida?
¿Eres tú?
Un golpe de vida.
Una nuevo reto.
Nota: Muérete Miley.
Un año después...
¿La fiesta sin un bebé?
Nota: Mi traficante.
¿Llegó la hora de decir adiós?
Terminamos
No es justo para mí.
Hecho.
Te amo más, amor.
Se fue al otro lado.
Mi vida es una película.
Fin <3
Epílogo
Actualización.

¿Quién eres?

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بواسطة VaCipriano

-Señorita Miley White, queremos darle la bienvenida a nuestra institución educativa. Esperamos que su estancia sea próspera y que, a su vez, el desempeño académico sea de acuerdo a lo esperado.

Oh genial, bienvenida agradable de la pequeña directora ¡Mujer, no te veo! Creo que metro cincuenta de estatura queda pequeño. Era una mujer canosa, con una verruga en la comisura de la boca, ropa demasiado formal y pequeños zapatos marrones que encajaban a la perfección. Según el reglamento, su nombre era Laura Martínez, directora desde hace 15 años. Increíble.

-Muchas gracias por la bienvenida, tengo una duda... –Una pregunta que probablemente no se le hace a la directora el primer día- ¿Dónde está mi casillero? Este es el número -Le di el papel que me habían dado cuando me inscribí.

-Hum -Dio pequeños golpecitos con lápiz a un tablero que traía -Anda al pasillo 15 y gira a la derecha, ahí empieza la enumeración que te toca -Me devolvió el papel.

-Gracias -Me despedí y fui en busca de mi casillero.

Este colegio era realmente grande, tenía alrededor de 40 pasillos, 30 salones y un sin número de alumnos... Población escolar: 2500. Lo más importante: población masculina: 1500, había de donde elegir. Al pasar por los distintos salones, vi algunos alumnos que salían de clases, otros entraban, profesores, clases electivas como coro, pintura, robótica y baile, por supuesto. Después de muchos pasillos y rostros sin nombres, por fin llegué a una conclusión ligeramente sensata. Yo era el punto negro en un fondo blanco o simplemente la mancha de chocolatada en el polo verde. Sip, eso era yo, una mancha, desde la bici rosa hasta mis ojos desorbitados y las innumerables tropezadas con gente en esa jungla de pasillos.

Al final del camino, encontré mi casillero al lado del baño de damas número 6. Una de los mejores lugares, ya que algunos meses me recuerdan que soy mujer un poco antes de lo esperado. Justo cuando estaba guardando mis cosas, sonó el timbre y escuché unos pasos que se acercaban a donde yo estaba. El casillero que estaba al lado sonó, y de pronto, una figura masculina apareció en mi campo visual. Era alto, vestido con una playera azul y unos pantalones de mezclilla negros; no podía ver su cara, ya que el casillero lo tapaba. En el momento exacto, en el cual prácticamente quedé embobada viendo su trasero, cayó un pedazo de papel directo a mis zapatos, tomé el valor para agacharme y recogerlo.

-Amm, disculpa... -Toqué su hombro algo dubitativa.

El casillero se movió lentamente y pude observar esos bellos ojos marrones, cabello perfectamente liso, una sonrisa realmente hermosa, y a un él mirándome de forma divertida.

-¿Hola? -Dije moviendo mi mano en su cara, pues se quedó viéndome unos segundos.

-Oh, sí claro... ¿Eso es mío?- Asentí y tomó el papel de mi mano- Gracias. ¿Eres nueva verdad?

-Sí llegué hace... hum... Hoy- Mi cerebro trabajó mucho para llegar a esa conclusión.

-Lo noté- Se rio de una forma simpática. Me gusto ver sus perfectos y relucientes dientes -¿Te gustaría que te muestre la escuela? Podemos conversar un poco más.

-Seguro... –Creo que alguien está intentando ligar conmigo. Aunque mi corazón le pertenecía a otro, supongo que no estaba mal que alguien más me vea como un pastel. Soné como una zorra, que horror.

Tomé los libros que necesitaba y deje que me guiara al comedor central de la escuela. En el camino, me fue contando dónde quedaban los baños, campo deportivo, sala de ciencias, librería, sala de profesores, etc. No podía creerlo, esta escuela era demasiado grande, mi anterior escuela con las justas tenía una losa donde solo se podía correr.

Me miró y elevó una ceja divertido -Olvidaste decirme algo.

-¿Qué fue?- Sonreí tratando de sonar amigable. ¿Acaso quieres mi número hermosura? Esa fui yo tratando de sonar interesada/zorra, pero creo que hubiese parecido una de esas señoras que tratan de ligar jóvenes de veinte en los bares.

-Tu nombre.

-Oh, amm... Miley -Sonreí- ¿Y el tuyo es?- Sonreí al darme que un completo desconocido me estaba llevando por toda la escuela.

Hizo una mueca algo fastidiado- No te vayas a reír.

-¿Por qué me reiría?

-No es el porqué, sino... Está bien lo diré, soy..., emm, Leslie.

No pude evitar soltar una risita, tosí un poco para cubrirlo- ¿Enserio?

-Sabía que te reirías.

-No, no, olvida lo que te dije, solo fue una reacción tonta antes una respuesta completamente normal y cálida-Tomé su brazo para evitar que se fuera y él me miró divertido por la serie de palabras sin sentido que salieron de mi boca.

-Está bien, pero por favor en estos pasillos soy conocido como Spencer, así que te agradecería bastante que solo uses ese nombre-Me guiñó un ojo.

-¡Trato hecho!- Ambos estrechamos nuestras manos. Su piel era tan suave y tersa, como el algodón o la porcelana.

Mff, porcelana.

El día continuó de la forma más normal posible. Tuve exactamente cuatro clases, profesores van y vienen, me aburriría pensar en ellos, además ser la nueva solo te obliga a decir la típica frase: "Hola me llamo Miley, soy de Portugal, tengo 16 años...bla, bla, bla". A-bu-rri-do. La hora de salida depende de las clases, y gracias a mi madre, logré tener un horario accesible. Al parecer a la directora le encantaban los pasteles de frambuesa y mi mamá sabía hacer unos muy ricos. Sip, la logramos convencer. Salí a eso de las cuatro, tomé mi bicicleta y llegué a mi casa. Otra vez sola. Verán, en Portugal, mis padres trabajaban todo el día. Y ahora en Madrid, aunque no quería que pasará, la historia se repitió. Ellos llegarían a eso de las ocho de la noche, quedaban cuatro, muy largas, horas. Antes de que pudiera decidir qué hacer con mi existencia durante todo ese tiempo, mi celular sonó con mi canción favorita, "Love never felt so good" de Justin Timberlake y Michael Jackson. Número desconocido, qué raro.

-¿Hola?

-¿Miley? -No podía reconocer su voz, pero era un chico -¿No te acuerdas de mí? ¿Ya olvidaste a tu mejor amigo?

-¿Eduardo?- Mi corazón se detuvo unos segundos.

-Claro cariño, hace rato era... -Su comentario hizo que ambos riéramos fuerte.

-¿Cómo estás?- Dije, para intentar continuar con la conversación.

-Algo aburrido. ¿Podemos salir?

-Estoy en otro país o no lo recuerdas. A muchos, muchos, muchos kilómetros lejos, a menos que tomes un avión ahorita, no nos veríamos hasta la noche- Sonó el timbre y empezó a reírse muy alto.

-¿Me abres?

-Eres un demente. Si claro, iré a la puerta y te veré ahí como si te hubieras teletransportado o algo así, ajam- Dije riéndome.

-¿Quieres apostar?- Me colgó y fui directo a la puerta principal. Un chico muy guapo con unos tulipanes apareció en la puerta de mi casa.

-¡Buenos Días princesa!- Cumpliendo su palabra, Eduardo apareció en la puerta de mi casa, en otro país, como si mis pensamientos suplicantes lo hubiesen traído.

-Tú no eres Raúl y yo tampoco me parezco a Valeria -Dije tomando las flores y tratando de disminuir la emoción -Además son las cuatro de la tarde.

-Como arruinas el momento -Dijo empujando dentro de la casa, en un arrebato, me tomó de la cintura y me cargó, yo me colgué de su cuello y sentí cada uno de los dedos de mis pies retorcerse de felicidad.

-¿Qué rayos haces aquí? -Golpeé su brazo, una vez que me dejó en el piso.

-Auuch, agresiva...- Sobó su brazo fingiendo dolor- Antes de que me mates, esto es lo que pasó: Hubo una fuga de gas en la cocina de la escuela, le pedí a mis padres venir a verte y me dieron permiso.

-¿Enserio? –Aún estaba confundida y feliz. Confundeliz.

-No. en realidad, toda mi familia decidió tomarse un respiro y vinimos a visitar a una tía en Aranjuez, dije que quería visitar "la ciudad" - Dio énfasis en ciudad y torció sus dedos como conejo- Le pregunté a tu mamá si podía venir, y aceptó.

-¡Gracias por venir! Te he extrañado tanto, la escuela no era lo mismo sin ti molestando cada minuto del día y... necesitaba salir -Tomé mi chaqueta -¿Andado?

Se rio por mi cambió de tono y asintió-Sí claro; el carro, mi carro, está fuera.

-¿Tu carro? Te recuerdo que aún somos menores de edad –

Tocó mi nariz brevemente-¿Lo somos? Discúlpame, pero tú tienes dieciséis, yo dieciocho. Así que mi tía, después de rogarle que quería transportarme solo, ayer me dio una licencia de turista para poder hacerlo, por ello rentamos un auto a un precio económico.

-Ay perdón, señor adulto- Dije bromeando.

-¿A dónde vamos?- Cerró la puerta de mi casa y salimos hacia el hermoso vehículo rojo.

-A dónde quieras llevarme- Pestañé varias veces y él elevó una ceja muy divertido.

-¿El motel llamado "Amorcito" que está a la vuelta? -Lo fulminé con la mirada -Okey, vamos al mall -Dijo riendo.

Me abrió la puerta y se dio la vuelta para subir, introdujo la llave y empezamos a ir hacía el mall -Andando bonita -Susurró en mi oído, provocó cosquillas en todo mi sistema.

¡¿A qué estás jugando Eduardo?!

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