Eran casi las dos de la mañana cuando Drew despertó de una pequeña siesta que había decidido tomar para descansar su cuerpo después de tantos sucesos ocurridos en tan poco tiempo.
Sus ojos se abrieron mirando alrededor de su habitación, esta estaba oscura únicamente alumbrada por la pequeña televisión que había. Estaban pasando la repetición de un programa de esta tarde ya que a esta hora no había mucho que ver. Junto a él se encontraba sentado Matt el cual tenía los ojos cerrados, estaba completamente dormido. Al menor le sorprendió no ver a Thaiel allí. ¿Dónde se había metido?
Se acomodó para así quedar sentado sobre el colchón, volvió a mirar alrededor para comprobar si estaba, pero no.
Posó su mano en el hombro de su hermano sacudiéndolo suavemente.—Matt—Llamó, pero este seguía dormido. Volvió a agitarlo esta vez hablando más fuerte.—¡Hey Matt, despierta!—El otro joven despertó sobresaltado sin entender bien que ocurría. Drew soltó un suspiro antes de hablar.—¿Dónde está Thaiel?
Matt quien aún estaba un poco adormilado bostezó antes de contestar.—Tuvo que salir por un rato, pero no te preocupes estará aquí en poco tiempo.
—¿Tuvo que ir a casa o algo?
—No, está en el buffet del hospital.
Drew seguía sin entender bien que estaba haciendo allí, entendía que podría haber ido a comprar algo por si tenía hambre, pero no lo parecía, ya que no era normal que su hermano se haya quedado a su cuidado si tan solo se iba a ir por unos minutos. Algo no encajaba.—¿Está solo?
El otro no estaba muy seguro de contarle esto, pero aún así lo hizo.—Se encontró con una vieja amiga.—Se inclinó contra el respaldo de la silla.
—Querían hablar un poco y la chica terminaba su turno en el hospital a media noche, así que.—Se encogió de hombros.
—Oh.—Fue lo único que salió de los labios de Drew. Era extraño que Thaiel lo hubiera abandonado sabiendo que había tenido una ataque hace apenas una horas, pero aún así no entendía porqué le molestaba que no se haya quedado a su lado sabiendo que hacía casi nada estaba pidiéndole que se olvidara de él, que se olvidara de lo que habían vivido juntos y buscara a alguien más con quién seguir su vida.
Decidió no darse vueltas con ese tema y simplemente esperar a la llegada del mayor sin decir absolutamente nada respecto a eso.
Se giró hacia su hermano.—Matt si quieres ve a casa, sé que tienes que ir a trabajar.
—¿Estás loco? ¿Qué tal si pasa algo?
Drew sonrió.—Estaré bien, no te preocupes. Ve a casa, descansa.
Su hermano no estaba seguro si dejarlo solo, aunque solo había sido un episodio y había enfermeras entrando en la habitación a cada rato para comprobar que todo estuviera bien. Tal vez podía hacer una excepción por esa ocasión.
Se colocó de pie tomando las llaves del auto de encima de la mesita de noche junto a la cama.
—¿Estás seguro de que estarás bien?
—Sí, tranquilo. Además mañana ya me dan el alta, no fue para tanto.
Matt suspiró rindiéndose.—Bien, cuídate. Mañana vendré a buscarte con las chicas.—Le guiñó un ojo.—Que duermas bien.
Su hermano menor lo saludó antes de que la puerta se cerrará dejando nuevamente la habitación en silencio y oscura. Dejó su atención puesta en la televisión a pesar de no gustarle lo que estaban transmitiendo.
No pasó mucho tiempo antes de oír los pasos de Thaiel entrando en la habitación, el sonido de la puerta al cerrarse detrás de él y como se depositó nuevamente en el sillón a su lado. Seguramente creía que Drew estaba dormido, aunque el menor lo miraba con los ojos bien abiertos, pero no se distinguían gracias a la poca iluminación que irradiaba el aparato sobre ellos.
El pelirrubio tomó su teléfono celular revisando algunos mensajes, hasta que decidió que lo mejor que podía hacer era descansar un poco.
Apagó el televisor dándole una oscuridad completa al cuarto. Drew quería preguntarle muchas cosas, entre ellas quién era la chica por la que había salido. Pero no lo hizo. Eso no tenía nada que ver con él.
Se dio cuenta de que no le quedaba otra opción ahora mismo además de dormir, así que cerró sus ojos, relajó su cuerpo y cayó en los brazos de Morfeo.
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Ya habían pasado dos días desde que a Drew le habían dado de alta en el hospital.
Thaiel estaba camino a casa de sus padres con una actitud relajada y feliz. A pesar de todo el estrés de los últimos días, el saber que Drew estaba en casa de su familia tranquilo y recuperándose lo hacía sentirse bien.
Dobló en la esquina y cuando estuvo frente a la mansión estacionó el auto bajándose de este con rapidez.
Su madre lo había llamado hace casi una hora diciéndole que necesitaba su presencia allí. Tenía que hablar de algo importante con él y no podía hacerse esperar. La duda lo estaba comiendo internamente. Solo esperaba que no haya ocurrido algo muy grave.
Tuvo que tocar el timbre ya que había olvidado las llaves en el departamento. Había salido tan apurado que no había tenido ni tiempo de recordarlas.
Mónica corrió hacia la puerta abriéndola y saludando al joven permitiéndole el ingreso. Este la saludó de regreso preguntando donde se encontraba su madre. Cuando tuvo la información caminó directamente hacia el jardín trasero donde se encontraba sentada en uno de los sillones blancos que adornaba el espacio junto a la piscina. Su padre estaba a su lado tomando la mano de Jessica con fuerza con la vista puesta en las otras dos personas que estaban frente a ellos.
Thaiel caminó algo nervioso al no saber con qué se iba a encontrar, cuando pudo reconocer mejor a los otros se quedó pasmado.—No puede ser.—Susurró. La mujer frente a su madre sonrió al verlo y se colocó de pie para abrazarlo.
—¡Thaiel!—Se separó para mirarlo mejor.—Dios santo como has crecido. Recuerdo que la última vez que te vi eras apenas un niño.
El joven negó aún incrédulo.—Amanda, Rafael. ¿Qué hacen aquí?
La mujer seguía inspeccionándolo como si su vida dependiera de ello, su esposo la tomó del brazo pidiéndole que se detuviera porque estaba asustando al chico y volvió a sentarse en el sillón en silencio.
Esta vez habló el otro invitado.—Mi hija nos contó que te había encontrado, así que hemos venido aquí para verte.
—Sí, me encontré con Vanessa hace unos días.
—Se explicó depositándose en uno de los asientos.—Iba a decírselo a mis padres, pero lo olvidé.
Paul miró a su hijo.—¿Cómo olvidaste algo así?—Se veía algo incómodo con todo el asunto.
—Debías decirnos inmediatamente.
Thaiel se estaba dando cuenta que algo no iba bien. Jessica estaba intentando no mirar a su hijo, Paul se veía muy nervioso. En cambio Rafael y Amanda parecían felices y hasta complacidos con lo que sucedía.
—Esperen un momento.—Dijo Thaiel.—¿Qué es lo que está ocurriendo aquí?
Amanda suspiró.—Thai ¿recuerdas cuando tú y Vanessa eran niños?—Este asintió.—Bien, también debes recordar que en esa época nosotros le hicimos un favor a tu padre, mejor dicho a tu familia y ellos acordaron darnos algo a cambio.
No puede estar pasando esto. Pensó Thaiel.
—A ti.—Susurró Rafael.—Habíamos acordado que si tanto Vanessa como tú estaban solteros después de los dieciocho años, debían casarse. Los dos ya han sobrepasado los veinte y siguen en soltería, creo que...
Thaiel los interrumpió.—Pero se fueron a España, no volvimos a saber nada de ustedes durante años. No pueden llegar así como así pidiendo algo de esta manera.
Jessica se removió nerviosa.—Hijo, Amanda nunca perdió el contacto conmigo y con tu padre. Pero no quisimos decírtelo para no herirte.—Se sentía terrible por haberle escondido algo así a su hijo.—Sabíamos que esto pasaría algún día, pero esperábamos que ya estuvieras casado para que cuando esto ocurriera, que no te afectara.
Amanda revisó su bolso sacando una hoja de papel de una pequeña agenda que tenía, puso un contrato sobre la mesa dejándolo a la vista de todos los presentes.—Eres empresario, revísalo.
Los ojos azules del chico emanaban fuego.—No, está bien, he leído eso con anterioridad.—Sabía bien los términos del trato, también recordaba que si se llegaba a negar se comenzaría una demanda judicial que podría llevar a su familia a la ruina de un momento al otro. Estaba jugándose mucho.
—Yo estoy en pareja desde hace un tiempo.—Soltó el chico.—¿No puedo anular el contrato con eso?
Los esposos frente a ellos se miraron—¿Pareja?— Se giraron hacia Jessica y Paul, por lo visto no le habían contado nada sobre Drew. Y por lo visto Vanessa tampoco había hablado.—No sabíamos sobre eso pero... ¿tú te has comprometido con esta chica?
Aquello hizo sonreír al joven.—Primero que nada, no es una chica.—Eso hizo que abrieran los ojos de par en par.—Y segundo, no, no me he comprometido. Planeaba hacerlo este año pero luego hubo dificultades.
—Vaya.—Susurró Amanda.—No sabíamos que tú eras...—Negó.—Bueno no importa, solo quiero que sepas que deberás renunciar a tu pareja ya que si no están comprometidos no viene al caso. Tú sigues en un estado de soltería.
—¿Siguen queriendo casar a su hija conmigo aun después de saber que estoy con un hombre?
Bum, aquellas palabras habían salido un una acidez de sus labios que nada podía aplacar. Había sido una bomba que no se esperaban.
—¿Pero no eres gay o sí?—Preguntó Rafael.—Tan solo eres algo curioso debo suponer.
Paul rió por lo bajo.—Uy Thai, debes tener mucha curiosidad para estar casi diez años en pareja con un chico.—Algo parecido a una risa se le escapó a Jessica pero intentó ocultarlo.
—En eso tienes razón Rafa, no soy gay, este chico es el único hombre en el que me he fijado y el único en el que me fijaré.—Era algo así como Drewsexual. O también bisexual era aceptable.
Se colocó de pie decidido a abandonar el lugar pero las palabras de la mujer lo detuvieron.
—¿Recuerdas lo que puede llegar a pasar si esto no se cumple?—Thaiel mordió su labio inferior nervioso y se tenso nuevamente.—Así que yo mejor que tú me lo pensaría. Ve despidiéndote de ese chico, él entenderá. Fija una fecha y cásate con nuestra hija.—Se colocó de pie posando su mano en el hombro de Thaiel.—Es lo mejor para todos.
No, no era lo mejor para todos. Solo para ellos. Quería gritarlo, decir todo aquello y tan solo marcharse lejos, muy lejos. Pero tenía que razonar y darse cuenta de que debía hacerlo por su familia, por proteger a sus padres y a sus hermanos.
Tenía que renunciar a la persona que más amaba tan solo para hacer feliz a personas que no tenían nada que ver con ellos, pero tenían poder en sus manos. Estaba renunciando ahora mismo. No sabía cómo salir de todo esto. Podría insistir con pagarles pero ellos no querrían el dinero, solo querían ver a su hija desposada con él.
A veces la vida te traía alegrías pero al instante una desgracia caía destrozándote. Y eso era lo que sentía Thaiel ahora, se sentía a punto de derrumbarse.
No podía hacer mucho por ahora, solo sentarse a pensar o tan solo pedir un milagro.
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Quería pedir una disculpa por el capitulo anterior, la verdad es que ese día estaba sin inspiración y tampoco quería dejarl@s sin capitulo, así que por eso fue tan corto. Espero que les este gustando como va la historia.
Saludos.
Secrets.