Josha, Steven, Jodida, Owen y yo.
Un equipo.
Sí, cómo no.
Si me hubiesen dicho eso hace unas horas... o ahora mismo incluso, me hubiera reído como nunca. Lo cierto es que acá estamos, todos juntos, como si nuestra mutua supervivencia dependiera de ello. Y la verdad es que ya no entiendo qué sucede.
¿Owen está con Josha y no se lanzan miradas furtivas? Está bien, eso es mejor y, aunque no se digan una palabra, es raro verlos juntos. Lo mismo Steven...
¡Y la jodida de Jodie! ¿O era Yuli? Va... cómo sea.
Hay cosas mejores que pensar. ¿Ejemplo? Como que... ¿me conocía con Owen antes? ¿Mi mente fue borrada? ¿Unos seres que no conozco quieren verme muerta? ¿No soy humana?
Sí, algo que pasa todos los días.
¿Cómo seguir avanzando cuando ves que todo se desmorona? ¿Cómo saber que estás del lado correcto? Estoy pasando por un momento... movido. Ya no sé quién soy, digo... ¡literalmente! Ni Owen lo sabe. No soy humana...
Vaya... ¿Cómo no puedo ser humana?
Me reprendo al instante por esa pregunta... ¿en serio pienso en qué eso es un disparate, cuándo yo estoy rodeada de esos seres? Y resulta que ahora yo soy uno. Pero no soy un ángel, ni un demonio. Inclusive tampoco soy un neflilim. Sino que una extraña combinación de tres especies. ¿Eso en qué me convierte?
Esto puede sonar raro pero, siento que estoy rodeada de extraños. Pero incluso ellos, son menos extraños que yo misma. Es como si casi ya ni me conociera.
Son solo palabras, repite una voz dentro de mi cabeza; palabras que cuentan de dónde verdaderamente vengo, supongo; y sé que no define quién soy. Pero aun así, son pesadas, tienen carga, poder. Uno simplemente no puede tomar a la ligera que alguien le diga que su vida ha sido un engaño, ¿o sí?
Owen vuelve a apretar mi mano. Ya lo ha hecho muchas veces antes. Sus ojos me observan detenidamente y me regala una hermosa media sonrisa, pero no le llega a la mirada. Puedo ver que está nervioso, que tiene un conflicto interior, que le preocupa algo...
¡Y cómo para que nada le estuviese alterando el ánimo!
No debe ser fácil para él estar rodeado de personas que odia... Y de Jodida. Bueno, esa última es su amiga... Olvídenla.
No es sencillo para Owen ver a Josha y Steven cerca de mí, o respirando el mismo aire que él.
Y para ellos, ¿será fácil estar cerca de Owen?
Salimos del departamento todos juntos, sin decir nada. Bajamos hacia el oscuro y espacioso pero ocupado estacionamiento del edificio. ¿Owen tiene auto? Efectivamente, porque él saca de sus bolsillos unas llaves de coche y hace sonar un hermoso auto negro con vidrios polarizados. Josha, por su lado, camina hacia una camioneta blanca y se sube sin vacilar. Noto en él un aire tenso... ¿Qué es lo que estamos haciendo realmente? ¿Adónde vamos?
Dejo a los chicos que estaban subiéndose al auto y me acerco a Josha, que está arriba de su vehículo con la puerta todavía abierta, no sin antes recibir una mirada curiosa de sus hijos. Tiene sus labios fruncidos, está pensativo... Parece más adulto, más acorde a lo que imaginaba que él fuera antes de conocerle.
―¿Qué te preocupa, Josha? ¿Qué haremos?
Se percata de mí.
―Oh, Emma... Tienes que huir a un sitio seguro; eso... haremos; te llevaremos allá.
―¿Y dónde se supone que es eso?
―Er... es en Córdoba... En un sitio secreto.
Ladeo un poco mi cabeza. ―¿No podemos ir... volando? Eso sería más fácil. Owen una vez me llevó de esa manera para allá... Fue rápido y...
―Yo no tengo alas, lo mismo que Julietta; y Steven no vuela porque es nefilim. Podría Owen llevarte a ti, pero es muy riesgoso, sería muy fácil que los descubrieran y así, los atraparan.
Cierto. Ambos nos quedamos en silencio. Pero necesito preguntarle algo, es peligroso hacerlo, pero lo necesito... Necesito verlos, decirles de alguna forma que estoy... bien, o algo parecido a eso.
―Mis padres, Josha. Ellos deben estar buscándome... Necesito verles, hablar con ellos... Al menos como para que se queden tranquilos... ¡Cielos! ¡Ellos deben estar destruidos! ¡Mis amigas!
Hay comprensión en sus ojos, y creo que por un momento se posan en el auto negro; primero pienso en Steven, su fiel y seguidor hijo... Pero, ¿no será Owen a quién mira? En el fondo puedo ver que, de alguna forma, él lo quiere. O al menos, quiero creerlo. No podría ser que Josha estuviera totalmente desprendido emocionalmente de su hijo, que no sintiera amor... ¿No?
―Ellos... Lo siento, Emma, pero les he modificado la mente. Piensan que estás en una excursión del colegio.
Estoy a punto de argumentar algo, de gritarle por cambiarles la mente; pero él hizo algo bien. Mis padres no podrían saber dónde estoy, sería peligroso para ellos... Es peligroso que yo esté cerca. Los convierte en una especie de debilidad. No les ha hecho daño, ni me ha borrado de su memoria. Sí les ha mentido...
―Tienes que entender que era lo mejor que podía hacer ―dice―. Me había barajado la idea de borrarte por completo de sus vidas, pero eso sería muy... complicado. E injusto... Ya estás pasando por mucho.
¿Ese.... ese es Josha? ¡¿Dónde está el verdadero Josha y qué hicieron con él?!
―Gracias ―digo. ―¿Crees que pueda verlos?
Josha vuelve a fruncir el ceño y niega con la cabeza.
―No ahora, pero si todo resulta bien, podrás estar con ellos otra vez. Supongo que siempre algo se puede intentar...
Capto el doble sentido de sus palabras y muerdo mis labios. Lo dice por Owen, estoy segura. Como instinto pongo mi mano encima de su hombro y lo miro a los ojos. Su mirada verde pastizal demuestra todo lo que él oculta, y entre esas cosas, la esperanza.
Josha quiere tener la esperanza de arreglar las cosas.
Y sabe lo complejo que sería ganarse el... bueno, el aprecio de Owen. Sí que lo sabe. Pero quiere intentarlo, porque realmente lo aprecia. ¿Será qué admitió su error?
―Claro que se puede ―susurro.
Él me da una media sonrisa al mismo tiempo que Steven me llama para que vaya con ellos.
Para mi sorpresa, el asiento del acompañante está ocupado por una despampanante chica de cabello castaño oscuro, casi negro. Julie se gira hacia mí y sus ojos claros brillan con malicia mientras pone una mano en Owen, que está demasiado ocupado escribiendo algo con mucho afán.
―Er, esto... ¿Por qué ella está ahí? ―Hago mi pregunta para Owen, pero en cambio es Steven quién me contesta.
―Ella dice que es mejor que vayas en la parte de atrás porque así estarás oculta.
Yo creo que es por otra cosa. Uff.
Giro mis ojos y me siento al lado de Steven, que me da un toquecito en el brazo mientras ríe. Él parece muy alegre, poco preocupado. No entona para nada en la situación dónde nos encontramos; de hecho, desentona completamente.
Sin embargo, estar cerca de él me da calma. Tal vez se deba a ese algo que no recuerdo, digo, si yo le conocía, debería haber hablado con él más de una vez, ¿cierto? Steven pasa un brazo por mis hombros y me guiña un ojo señalando con su dedo índice a Owen y haciendo un gesto divertido. «Sígueme el juego» articula con la boca sin hablar; yo, riéndome por su ocurrencia y sin pensar demasiado, me reclino apenas un poco sobre su hombro. Steven me mira sorprendido, ¿acaso no creía que yo siguiera la actuación? Por un instante me quedo mirándole; sus ojos son tan intensos...
―Creo que es mejor que Emma venga aquí, adelante, conmigo ―dice Owen, mirando receloso por el espejo retrovisor.
Steven levanta las comisuras de sus labios satisfecho mientras que Owen rechina los dientes. ¡Sí! Eso es música para mis oídos. Me deshago del abrazo de Steven entre risas. Él podría ser un buen amigo.
―Julie tomó el asiento ―le explica Steven―. Además, aunque no le gusta a Emms ni a ti, es cierto lo que ella dijo: es mejor que ella esté algo... oculta aquí.
―¡Eso, Owen! Ni que yo tuviese rabia o algo... ―exclama Jolie ofendida.
¿Dijo rabia? ¿Eso no es común en los perros? Síp. Definitivamente, ella tiene un problema con los perros.
―No, Julie. Pero me ayudaría a concentrarme un poco mejor que Emma esté a mi lado, y no atrás de mí con todos sus pensamientos...
―¿Ella piensa? ―la voz de Jodida está llena de veneno.
―¡Cállate, Jodida! ―le digo con toda la dulzura del universo y más allá... Mentira, mis palabras suenan igual de tajantes que las suyas. Por idiota. ¡Qué divertido! Peleando con una perra —literalmente, una perra jodida o loca jodida por los perros—, cuando en realidad mi vida depende de este maldito viaje.
Ella gira su rostro hacia mí, inclinándose en el asiento delantero y me pone cara de asco. No la quiero en este viaje. ¿Por qué ella, joder?
―Prometo cuidarla, hermanito ―comenta irónicamente Steven.
―Nunca. Más. Me. Digas. Hermano ―espeta Owen.
―Somos hermanos... Bueno, de parte de padre. Acéptalo.
―Jamás. Josha no es mi padre, tú no eres mi hermano.
Un silencio incómodo se tiende como un manto oscuro y siniestro arriba de nosotros. Mi pie no deja de golpear el piso del coche con nerviosismo, Steven y Owen intercambian miradas tensas y Jodida solo se mira en el espejo acomodando su pelo; cuando ve que la observo, otra vez pone cara de asco.
Genial, un viaje con problemas familiares, de comunicación y con una Jodida loca por los caninos.
Creo que dormiré una buena siesta mientras ellos se matan...
Siento el auto ponerse en marcha. Salimos del estacionamiento y la luz invade al vehículo. Josha va adelante de nosotros, guiándonos. La mirada de Owen recae en mí, parece estar algo... ¿acongojado? Supongo que a él tampoco le gusta el clima que hay en el auto...
Una conversación monótona comienza nuevamente entre Owen y Steven, pero es dada por terminada demasiado pronto.
Veo los edificios pasar, las casas. Entramos en la ruta y la urbanización se aleja de nosotros. No sé cuántos kilómetros hemos hecho, pero estamos en camino hacia... Bueno, hacia dónde Josha sabe.
Cierro mis ojos y me dejo llevar por el ronroneo del motor, sintiendo como el sueño se apodera de mí.
«Emma, tienes que ser fuerte, ¿entiendes eso? Yo no podré estar siempre contigo. Alguien viene a por nosotros, no tendremos mucho tiempo más», dice una voz entre sueños.
¡Holaaaaaa! Si piensan en Corazón de cristal, ¿qué canción se les viene a la mente?
¡Los leo!
-Bri. :)